Día de descanso. (Libre)

Mil veces el prefería tomar algo hecho por el mismo. No por nada era francés y como tal estaba orgulloso de su cocina, pero uno de los postres de ese sitio era tan bueno que por lo menos una vez a la semana se mimaba a si mismo. Por lo cual, ese justo día se consintió a si mismo y se dijo que no tomaría los utensilios de cocina, para irse a comer. Era domingo, día de descanso para el, dejando a algunos encargados de que manejaran el establecimiento. Por si las dudas tenia el celular sobre la mesa como esperando que le marcaran por alguna emergencia.

En fin, se pidió algo normal de comer, unas piezas de ternera con salsa de hongos y puré de papa. En la mesa se encontraba un te muy helado del cual bebía a veces y en sus manos una revista que acababa de comprar hace poco en la calle de camino.

La leía con poca atención, tan solo observando las imágenes que mostraba cada una de sus paginas. Parecía ser un día normal, como cualquier otro.

[Permisoo~]

El despertador sonó, como era habitual, pero no era demasiado temprano, había decidido dormir hasta ‘tarde’ y levantarse a hacer nada productivo. Estudiaría al día siguiente y se pondría al día con lo que le faltara. Se sentó en la cama y bostezó audiblemente, estirando cada músculo de su cuerpo para despertar a su adormecido organismo. –Lindo día…a pesar de que es otoño- dijo apoyando sus pies en el suelo mientras miraba por la ventana. Se puso de pie y salió de su dormitorio para dirigirse a la cocina a registrar el refrigerador.

El departamento estaba hecho un lío, libros, hojas, uno que otro hueso prestado del pabellón de anatomía de la universidad, uno que otro calcetín abandonado, en fin…como vivía solo no le importaba demasiado el orden, es más, adoraba todo ese caos. Teddy, su hurón, descansaba sobre el sillón en un cojín que definitivamente era de su propiedad, no había cómo quitárselo y Phoenix ya no batallaba para tenerlo de vuelta.

La verdad es que no había nada interesante en el refrigerador, lo mejor era salir y comer algo en el restaurant, como era domingo no trabajaba, pero de todos modos iría a su lugar de labor, a ver si podía quizá ayudar si era necesario y al mismo tiempo a tomar un café, té…o algo por el estilo. Se duchó y se vistió luego, se abrigó y finalmente salió del departamento con su hurón en el bolsillo de la chaqueta, el cual era bastante amplio y cómodo para su querida mascota.

Necesitaba conversar con alguien…en la calle todos parecían muy serios. Se encogió de hombros y cruzó la avenida, caminó otras cuadras más y llegó al restaurant, dibujó en su rostro una sonrisa y entró, topándose con uno de sus compañeros a la entrada, lo saludó y luego avanzó en busca de una mesa, vacía o con alguien que estuviera solo, pues, como dije antes, necesitaba hablarle a alguien y para su suerte divisó una mesa con un solo comensal. Se dirigió hasta allí y le tocó el hombro al desconocido. –Hola…¿te molesta si te hago compañía?- preguntó con una sonrisa amable y carismática en el rostro.