Suave brisa, fresca y gentil… (Scarlett y Umiko)

Decidieron entonces ambas conocer la azotea del edificio de la academia que ninguna conocía y que ambas parecían interesadas en conocer. Katia caminaba delante de Scarlett con cierta alegría brillante reflejada en su pequeña sonrisa, sin duda alguna estaba contenta de tener una nueva amiga y además de conocer aquel lugar que sería posiblemente uno de los lugares en donde pensaba que podría refugiarse cuando necesitase algún momento en soledad. Subió por las escaleras animadamente hasta llegar a la cima, la luz del exterior se colaba por la fina abertura que dejaba la puerta blanca sujeta a su marco de igual color. Katia tomó la perilla y girándola suavemente abrió la puerta provocando que la luz sorprendiera sus pupilas y estas se achicaran violentamente, achico un poco los ojos para enfocar y luego observó su primer panorama de la azotea mientras la primera brisa que chocaba con su cabello lo hacía elevarse gentilmente en el aire.
-Se ve muy bien… ven Scarlett…
Dicho esto dio unos pequeños pasos mientras su cabello se elevaba aun mas para recorrer el lugar con la mirada, parecía no haber nadie y ciertamente parecía ser, como ella sospechaba, uno de los lugares más tranquilos de la academia.
Se acercó al barandal y apoyando sus manos en el observo desde su puesto los terrenos de la academia, realmente parecían ser enormes y no tener fin, al menos no un fin visible desde aquella alta posición. Pronto le pareció notar que allí además de su amiga y ella había otra persona más, una joven de cabellos azules a quién nunca había visto antes, pero que le daba la impresión de ser de lo más amable y amigable.

La chica había vuelto a aquel lugar, le había agradado de cierta manera. Ahora le era fácil estar ahí sin compañía alguna, parecía acogedor, como su habitación. A parte de todo, ya había formado lindos recuerdos ahí.
Recorrió el lugar con la mirada, como para guardar cada rincón en su memoria y luego se sentó en el suelo para observar las esponjosas nubes que paseaban despreocupadamente sobre aquel manto azul. Se recostó y sin preocupación alguna divagaba en su mente mientras se divertía con aquel paisaje que le ofrecía el cielo.
Luego de un indefinido tiempo de despreocupación total, se levantó y decidió asomarse por el barandal. Tarareaba una canción y recorría el lugar persiguiendo lentamente a los pajarillos que a su vez huían divertidamente de ella. Llegó a estar tan cerca de uno, se agachó y este cantó mientras la chica lo observaba. No obstante, salió volando rápidamente en cuanto escuchó un ruido proveniente de la entrada.
La chica se levantó, y pudo ver a una chica de largo cabello celeste dirigirse al barandal, detrás de ella iba una chica de abundante cabellera rojiza. Umiko sonrió levemente y esperó a que se dieran cuenta de su presencia, que prontamente fue descubierta por la pequeña chica.
Levantó un poco su mano a modo de saludo.

Se quedó unos segundos viendo a la chica mientras el viento aun agitaba su cabello, su larga cabellera celeste tendía a volar con facilidad tal vez debido a la habilidad que ella poseía, pero en ese momento no se fijaba en eso, si no en el saludo amable que la peliazul les propinó levantando una de sus manos mientras sonreía levemente de forma amable.
-Buenos días… disculpa si te molestamos, queríamos conocer la azotea…-dijo con una pequeña sonrisa-… es un lugar muy tranquilo ciertamente…
Observó a la pelirroja, no sabía si ella se presentaría puesto que a fin de cuentas tenía aquel carácter que le resultaba llamativo, pero extrañamente ya la había comenzado a querer como amiga y a acostumbrarse a ella, bastante más rápido de lo esperado por ella misma. Mientras un cierto silencio se hacía presente, solo era posible escuchar el suave soplar de la brisa fresca y el cantar de algunos pajarillos que rondaban cerca en sus actividades diarias.

Decidida a ir a la azotea, camino detrás de Katia, la cual parecía tan feliz mientras su cabello se movía al ritmo de sus pasos, ella solo la siguió con una mirada seria con pasos algo más lentos, pero a fin de cuentas no se quedo atrás, pronto llegaron a la salida a la azotea, la chica de cabello azul celeste abrió la puerta con cuidado para dejar mostrar el resplandor de la luz de día que llenó la oscuridad que había dentro de la habitación, como acto reflejo Scarlett se cubrió los ojos con el brazo colocándolo sobre su frente, para luego acostumbrarse poco a poco a la luz, pudo sentir la brisa recorrer y mover un poco su cabello que en ese momento tenia suelto, siendo que siempre solía sujetarlo con una cola alta. Dio unos pasos afuera dándose cuenta de que ahí había alguien más, era una chica de cabellos azules más oscuros que el cabello de Katia, y miro como levanto su mano en forma de saludo dirigiéndose a las dos chicas que acababan de entrar, Scarlett solo izo lo mismo imitándola, pero aun tenía una mirada seria, la pelirroja no era de sonreír para las personas sin razón alguna, a menos que sea un chico que le interesase, pronto miro como Katia comenzaba por presentarse cortesmente, algo que ella no sabia hacer en lo absoluto, se quedo callada, para después comenzar a avanzar hacia el barandal,

-Bueno, ya estamos aquí- dijo a Katia, dejando soltar un suspiro pues el aire fresco la hacía sentir mejor y tranquila,
-Hola…- saludo caminando hacia el barandal despreocupadamente para luego recargarse en el, solo para sentir la brisa fresca típica de otoño, provocándole un pequeño escalofrió que intento disimular –Creo que te mire en clases… pero no recuerdo bien- pronuncio para luego mirar a la chica que ya se encontraba ahí, intentando dirigirle la palabra para variar, Scarlett no tenia buena memoria pero esto se debía a que no le prestaba mucha atención a las personas.

Miró como la chica correspondió su saludo, luego dirigió unas palabras a Umiko. Ella negó prontamente con la cabeza, luego asintió divertidamente ante el último comentario de ésta.

También se había percatado de que la chica pelirroja la había saludado, luego avanzó hacia el barandal. Cuando la tuvo mas de cerca logró reconocerla, era la amiga de Derek, se habían conocido en la clase de primeros auxilios.
Ya se encontraba recargada en el barandal cuando dijo:

“Creo que te mire en clases… pero no recuerdo bien”

Umiko sonrió mas ampliamente y luego de unos segundos se acercó un poco a ellas.
-Hola Scarlett, yo soy Mizuko ¿recuerdas? –rió un poco- bueno, realmente mi nombre es Umiko, pero Drake, digo, Derek suele llamarme así –luego se dirigió a la otra joven que aún no tenía el gusto de conocer- Me llamo Umiko Messina, tu eres…?
Expresó amablemente.

Le había respondido a Katia de buena manera, ciertamente si parecía amigable, y juraba que la había visto en algún sitio, después de todo, chicas de cabello azulado no se daban comúnmente. La chica sonrió en respuesta a la pregunta de Scarlett, la miraba como si realmente hubiera conocido de ella, repitiendo su nombre “Mizuko”, refiriéndose a que las había presentado Derek, quizás tampoco recordaría a Derek si este no la hubiera salvado, después de todo era Scarlett olvida nombres y acontecimientos,
-Oh, lo siento Umiko… si es cierto, hablamos en clases- pronuncio con una sonrisa –Tengo pésima memoria, lo siento… - se justifico para luego soltar un pequeña risita – Ya me quiero ver de anciana…- pronuncio un poco más seria entrecerrando los ojos, pero era parte de su broma, se notaba el cambio de actitud solo por el hecho de conocer alguien, era menor hostil con las personas que ya la conocían,
Después miro como se presentaba a Katia y miro por un momento a la chica de cabellos celestes con una sonrisa, intentando expresar así que Umiko resultaba no ser una mala persona.

Finalmente Scarlett pareció verse cómoda en el lugar dejando escapar un leve suspiro de pequeño alivio tal vez, luego advirtió la presencia de la peliazul y le dirigió algunas palabras, al parecer ya se había visto antes, claro, después de todo ellas estaban en la academia desde un tiempo antes de que ella llegara. La peliazul demostró n verse molesta con la presencia de ellas dos ahí sino que más bien se acercó para presentarse diciendo que se llamaba “Mizuko”, nombre que a Katia le llamo la atención, jamás lo había oído, pero a fin de cuentas no era de extrañar ya que en aquella academia parecía haber alumnos de diferentes nacionalidades y de países muy lejanos entre sí. Aunque al final la extrañeza era justificada ya que la chica explicó que su nombre real era Umiko Messina y que ese apodo se lo había puesto un amigo, Scarlett por su parte ya la había recordado y parecían tratarse con más familiaridad, entonces era el turno de Katia para presentarse.
-Mucho gusto Umiko… mi nombre es Katia Angelique Benoit…-se inclino un poco estriando su vestido casi como lo hacían los nobles-… espero nos podamos llevar muy bien…-dijo finalizando con una dulce sonrisa-
Una suave brisa sopló en ese momento elevando nuevamente sus cabellos de forma suave, a lo que Katia se los sujeto con una mano para que no estorbaran en su vivió y recorrió el lugar con la mirada, admirando la tranquilidad que allí perpetuaba y el hermoso color azul del cielo.
-Creo que tomare este lugar como uno de mis favoritos… es tan pacífico…-observando el cielo a lo lejos-… por cierto, tal vez algún día podríamos salir a conocer la academia y el pueblo, llego recién y sería muy agradable que me acompañaran… solo si quieren…
Dicho esto solo le dedicó una sonrisa a Umiko y a su amiga para escuchar la respuesta que tuvieran que darle, estaba contenta de ya conocer a dos chicas allí con las que creía que se llevaría muy bien y con quienes pudiera hacer grupo cuando la clase así o requiriese, aunque más que eso solo estaba contenta de conocer personas como ella que la aceptasen y no la mirasen como algo extraño; así como antes le había sucedido.

Umiko empezó a reír ante el comentario de la pelirroja.
La otra chica se presentó cortésmente, y la peli azul sonrió para luego afirmar lo que ella había dicho.
-Si, yo espero lo mismo- se puso a un lado de ellas, y se asomó por el barandal- cierto, es un lugar muy lindo.
Observó como el paisaje se imponía ante ellas, todo se veía tan encantador desde esa altura.
“… por cierto, tal vez algún día podríamos salir a conocer la academia y el pueblo, llego recién y sería muy agradable que me acompañaran… solo si quieren…”
Umiko volteó a verla y respondió:” Claro, sería un gusto salir a divertirme con ustedes chicas.”

Ahora Katia se presentaba ante la chica de cabellos azules haciendo una reverencia la cual a Scarlett le pareció algo exagerada, comenzaba a pensar que las culturas de algunos alumnos eran algo antiguas.
Observo como Katia caminaba hacia el barandal parecía como si el viento perteneciera a ella, era su habilidad, pero Scarlett no sabía porque ese tipo de cabello tan volátil, en cambio el de ella parecía un poco pesado, pero suave y lo único que se movía eran los pequeños rizos sueltos y ligeros, parecía como si su cabello tuviera vida propia y no quisiera volar con el aire.
Ahora todas se quedaban recargadas sobre el barandal disfrutando de la fresca brisa, a lo cual Katia sugirió salir a pasear a los afueras alguna vez,
-De acuerdo, iré con ustedes si eso es lo que quieren…- pronuncio con esa misma hostilidad que la caracterizaba, acomodándose el cabello pues sus pequeños rizos se agitaban quedando sobre su rostro.

La peliazul de quién ahora conocía su nombre dijo con una linda sonrisa que sería un gusto salir con ellas, Scarlett por su parte con algo más de seriedad pero muy buena voluntad también acepto la salida del trío mientras lidiaba un poco con los pequeños rizos rojos que querían estorbarle la visión.
-Que bueno… seguro nos divertiremos mucho…-dijo dedicándole a ambas una pequeña sonrisa-
Un momento de silencio se hizo presente mientras las tres parecían observar el paisaje desde el lugar en donde se encontraban, apegadas al barandal y con el viento acariciándoles el rostro, entonces Katia recordó que había otras cosas de la academia que también le interesaba conocer.
-Ohh… si me pudieran contar, ya que ambas están aquí desde más tiempo que yo… como son las clases…-acomodándose un poco de cabello detrás de la oreja-… los profesores y esas cosas…
Dicho esto solo espero a que alguna de las dos respondiese sus inquietudes, claro que Katia apenas hacia poco tiempo que se enteraba de la existencia de su poder, mucho menos sabría cómo funcionaba una academia para personas con habilidades especiales y esto ciertamente le llamaba la atención.

“De acuerdo, iré con ustedes si eso es lo que quieren…” Scarlett pronunció con leve tono hostil. Enseguida Katia contestó: “Que bueno… seguro nos divertiremos mucho…”
Umiko se alegró por eso, y junto con las dos chicas, siguió disfrutando del lugar. El tiempo pasaba despacio.
Una petición llegó a sus oídos, la peli celeste tenía una duda sobre las clases. Valla, era la segunda vez que le preguntaban algo parecido en el mismo lugar. ¿Coincidencia? No, seguro eso estaba destinado a pasar. Alzó su mirada y dejó que sus largos cabellos se divirtieran con la corriente de aire.
-bueno… son clases realmente interesantes, no son del todo sencillas –se voltea y se recarga nuevamente en el barandal- en unas tienes que esforzarte bastante, no es fácil controlar tus habilidades… en otras, te concentras a conocer bien a tus compañeros y son mas de convivencias, o sea, como cualquier clase “normal”… por así decirlo…
Alzó nuevamente su mirada al notar a un pajarillo que alzaba su vuelo.
-...seguro llegarán muchos retos a nuestras vidas, demasiadas cosas nos esperan…-cruzó sus brazos, no pudo evitar sonreír y girar la cabeza hasta haber perdido de vista a aquella ave que volaba hacia su destino.

Katia comento que seguramente se divertirían mucho dedicándole una pequeña sonrisa, continuaron observando el paisaje hasta que la chica de cabello celestes de nuevo hablo, preguntando que le gustaría saber de las clases y de los profesores, la pelirroja sabía que no tenia bastante conocimiento, así que dejo hablar primero a Umiko, la cual comenzó a explicar que eran clases interesantes en las que en algunas tenias que esforzarte mucho controlando sus habilidades, y en otras simplemente era la convivencia, la chica escucho atenta, ella apenas había tenido un par de días de clases, y no había entrado a todas, pues se le había hecho tarde y al final no le dio importancia,
-Bueno, solo te puedo decir que la clase más difícil es de un hombre llamado Patrick, las demás como sea sales ganando, mientras hagas lo que los maestros te dejen de actividad o tarea- contesto algo despreocupada, aunque sabia que en verdad aquella clase en la Warning Zone había sido extremista, quizás luego tendrían que volver ahí, después de todo, era un salón especifico para esa clase de peligros. Se quedo un momento seria, pensando en aquellos acontecimientos, mientras miraba el cielo que parecía comenzar a cambiar de color,
-Ya es tarde, iré a cenar a mi habitación antes de dormir- comento para luego voltear a ver a las chicas, levantando su mano con un ademan de despedida.

Luego de unos segundos escuchó como la peliazul contestaba a su inquietud diciendo que las clases eran realmente interesantes, que en algunas había que esforzarse física y mentalmente y que en otras se debía desarrollar más la habilidad de trabajar en grupo, después de unos segundos agregó que seguramente muchos retos llegarán a sus vidas en el futuro y tal vez tuviese razón; después de todo ellos no eran personas normales, tenían una habilidad que os humanos comunes no pueden tener y ya con esto su destino estaba marcado como completamente diferente a los demás.
Después de eso Scarlett agregó que la clase más ruda por así decirlo y en la que más había que esforzarse era la clase de un tal profesor Patrick, solo de escuchar aquellas palabras Katia sintió algo de miedo pero también intriga de cómo sería, naturalmente podrían asemejarse a las clases normales, pero no lo serían; no para alumnos como ellos.
-Gracias chicas… cuando tenga que asistir a clases intentare dar lo mejor de mí… y me esforzare…
Había dicho esto en un tono bastante positivo, Katia era así y le gustaba serlo, siendo optimista siempre podía ver el lado bueno de las cosas. De pronto Scarlett dijo que ya era tarde y que iría a cenar a su habitación, salió del lugar levantando la mano en señal de despedida a lo que Katia le correspondió con una pequeña sonrisa levantando, su mano y moviéndola suavemente.
-Bueno Umiko… si quieres vamos al comedor…-dijo girándose hacia la peliazul-… mi compañera de habitación fue secuestrada por esas personas que llegaron en el baile y aun no la conozco…
Dicho esto observo a la peliazul mientras se acomodaba detrás de las orejas algunos cabellos celestes que parecían estar imperiosos en querer volar con el viento.

Escuchó como la chica agradecía a las dos, luego Scarlett se despidió de ambas y salió del lugar para ir a cenar.
Umiko hizo el mismo gesto con la mano y luego giró hacia Katia quien le invitaba al comedor, tal vez no fuera mala idea cenar con la chica nueva.
“mi compañera de habitación fue secuestrada por esas personas que legaron en el baile y aun no la conozco…”
Prosiguió la joven, podría ser que se sintiera un poco sola al respecto, mira que llegar y enterarte de que tu compañera fue secuestrada. No debía ser fácil, ni para ella lo fue cuando presenció todo eso.
-me parece bien..- expresó de buena gana, no quería dejar a Katia sola y menos que se sintiera insegura en un lugar desconocido.
Se adelantó y luego volteó a verla para sonreír amablemente.

Umiko expresó que le parecía bien su idea por lo que Katia solo le dedicó una pequeña sonrisa mientras la veía adelantarse para luego mirarla y sonreírle también, a aquella chica no la conocía demasiado, pero esperaba que también pudiesen ser amigas, así como con Scarlett. No es que a la pelirroja la conociera demasiado tampoco, pero por alguna extraña razón se habían llevado bien a pesar de las enormes diferencias que parecían tener entre sí en varios sentidos. Katia camino tranquilamente detrás de la peliazul para luego ser la última en salir de aquel pacífico lugar, tomando el picaporte desde el lado de adentro comenzó a cerrar lentamente la puerta, dándole un último vistazo al inmenso cielo naranja que se imponía sobre sus cabezas ofreciéndoles una majestuosa mezcla de colores pasteles.
-Espero consigamos buenos lugares…
Dijo aquello para su compañera pero también para ella misma como un deseo de poder tomar una buena cena y en paz, ya había ido unas veces al comedor y sabía que en ciertas horas estaba bastante concurrido, por lo que mejor era ir temprano para ahorrarse todo el trámite de la espera por la comida y por lugares.