Sleep on the floor, dream about me (priv)

Era un día cualquiera, se había despertado temprano como era su costumbre, para comenzar a hacer los quehaceres de su hogar, pues parecía que aun seguía la época en el que él no podía entrar aun a la escuela, pues tenía que hacerse de muchas cosas a cargo, apenas comenzaba a ponerse a cocinar, y Daphne ya estaba despierta haciéndole la vida imposible, presionándolo para el desayuno, para que lavara su ropa, para que la llevara a la escuela, y muchas cosas que realmente tuvo que soportar por el hecho de que ella era menor, y en el momento en el que se enojara con ella, la pequeña hacia un desorden de magnitudes malignas, limitándose a consumir su propio enojo.
Pronto la pequeña también se iba a su escuela, quedándose el completamente solo en su hogar, a veces sentía que esas cosas pasaban porque su padre lo odiaba y era injusto con él, pero de nuevo volvían los pensamientos positivos en los que él pensaba que solo se estaba encargando de lo que su madre le había dejado, un trabajo muy difícil que ahora el hacía con mucho gusto, en medio de todos esos pensamiento que más bien parecían recuerdos sentía un enorme frio, y un muy fuerte dolor en la cabeza, que fue aumentando considerablemente haciendo que dejara de pensar en su pasado, dándose cuenta de que no podía despertar fácilmente de aquel estado.

Ese día se había levantado temprano para dedicarse a estudiar por lo que había permanecido casi todo el día en su habitación, leyendo textos con apretadas letras negras, siendo acompañada por la agradable presencia de su pequeño amigo. Luego de unas horas había decidido tomarse un descanso, mientras echada sobre su cama acariciaba con un dedo la cabeza de su espinoso amigo, con la otra daba vueltas las páginas de un libro que justamente sobre erizos hablaba, estando este abierto sobre otro de colores muy llamativo que dejaba ver en sus dibujos ciertos postres deliciosos pero que ostentaban tener una preparación un tanto complicada.
-Así que comen esto también… que interesante…
Dejándose caer sobre la cama se recostó en ella observando al animalito que se puso de pie y se acercó al rostro de ella para oler sus labios, sorprendiéndose y pegando un salto cuando ella decidió besar suavemente su nariz.
-Tú no comes caramelos Dill, te harían mal…
Sonriendo ampliamente tomo al pequeño erizo para ponerlo sobre su pecho luego de darse vuelta, quedando boca arriba en la cama. Observando el reloj en su mesita de luz notó que ya casi era la hora que servían la cena en el comedor, o más bien el horario en que la mayoría de alumnos se presentaba allí para cenar; por lo que poniéndose de pie se acercó a la jaula para guardar a su pequeña mascota después de dedicarle una gran sonrisa.
-Iré a cenar… pórtate bien ¿eh?
Luego de acomodar los libros de forma veloz sobre su escritorio estiro un poco el cubre camas para que quedara perfecto y salió de la habitación apagando la luz detrás de ella, no veía mucho a su compañera de habitación; mas bien no la veía casi nunca, por lo que cuidar del cuarto era una tarea que ella misma se había encargado, después de todo era el lugar en el que habitaba y en el que habitaría un tiempo más.
Minutos más tarde volvía de haber tomado una cena liviana pero exquisita, caminando tranquilamente por los pasillos, pero cuando estaba por ingresar al pasillo de cuartos femeninos, desde unos metros atrás vio una figura en el suelo, deteniendo su paso para observarlo algo extrañada.
“¿Quién podrá ser?... ¿una… chica?” pensó durante unos segundos mientras daba unos pasos más y se sorprendía al notar que se trataba de la figura de un chico, para después sorprenderse un poco más cuando luego de dar algunos pasos logró descubrir que se trataba de Dylan, y que parecía estar inconsciente por alguna razón.
-¡Dylan!
Corriendo se aceró a él para agacharse a su lado y observar su rostro con preocupación, tenía una expresión extraña, pero sus ojos estaban cerrados. Acercando una mano a su frente en un intento tal vez de descubrir si tenía fiebre notó que parecía haber algo extraño, su cabello estaba algo erizado, tan bonito se le hacía, pero no era momento de pensar en eso.
-Dylan... ¿me oyes? ¿Qué sucede?
Con ambas manos tomó el rostro del chico para mirarlo de cerca, no podía evitar imaginarse que algo le había sucedido, pero no tenía idea que ni porque se encontraba en aquel lugar.

Ahora se encontraba tan adormecido, más que ahora sabia que solo estaba soñando, tenía una sensación de estar dormido y no poder despertar, como si su cuerpo pesara demasiado, y su cerebro ya no controlaba sus mecanismos, era una horrible sensación un tanto desesperante, pero en medio de esos pensamientos pudo escuchar una voz que recordaba, llamándolo, gritando su nombre, “Es Alina…” pensó en medio de lo que parecía su sueño, pero no podía verla, sintiendo repentinamente la calidez de sus manos para luego escuchar de nuevo que seguía llamándolo, pero al intentar guiarse por la claridad de esa voz comenzó a tener más ese terrible dolor de cabeza, hasta que por fin pudo ver un poco de luz dentro de su inconsciencia.
Abrió los ojos lentamente, e inmediatamente se llevo una mano a la cabeza, para luego visualizar que tenia a Alina de frente, sonrojándose, y levantándose de golpe quedando sentado sobre el suelo frente a ella,
-Q-que sucede?- pregunto teniendo cuidado de no chocar con ella al momento de levantarse –Me dormí aquí?...- pregunto mirando su alrededor, estaba en el suelo del pasillo de las habitaciones “No llegue a mi cuarto?...” pensó primeramente para luego mirar a la pelirosa, aun con la mano sobre su cabeza, haciendo presión donde le dolía,
-Alina… Que haces aquí?...- le pregunto con una mirada de sorpresa, como si ese pasillo fuera el mismo que el de los chicos pues si eran algo parecidos, pero con diferentes puertas, además de que había un gran letrero a la entrada del gran pasillo. Luego bajo la mano sintiendo algo de humedad sobre ella y su cabeza, y al bajarla se dio cuenta que eran una ligera mancha de sangre, se había golpeado muy fuerte, en efecto, frunció el ceño mas como molestia por aquel dolor, no podía recordar que había sucedido.

Se quedo viendo su rostro con preocupación mientras mantenía un agonizante silencio durante unos segundos, hasta que finalmente vio como el comenzaba a abrir los ojos, lentamente pudo encontrar nuevamente aquel profundo mar frente a ella, pero el chico se veía al parecer algo aturdido y tal vez mareado. Vio como se levantaba de golpe luego de haberse llevado una mano a la cabeza demostrando en sus facciones lo aturdido que parecía estar, como si se hubiese golpeado fuertemente, pero no saber que le había sucedido solo la preocupaba más.
-¿Dormir?... ¿estabas durmiendo?... eso… no puede ser…
El ojiazul miro los alrededores aun con aquella expresión de confusión mientras mantenía la mano en su cabeza, tal vez estuviese mareado, o tal vez le doliese, Alina no sabía qué hacer, a esas horas no esperaba hallarse nadie en la enfermería; pero sus pensamientos se esfumaron cuando notó como la miraba para hacerle una pregunta que le resulto algo extraña.
-Yo… iba hacia mi habitación… y tú estabas ahí, me preocupe y aun me preocupo…
Observó la mirada desconcertada del chico para después ver como bajaba su mano observándola mientras fruncía el seño con aparente molestia, pero cuando ella bajo su mirada hacia aquella mano se horrorizó con lo que vio; estaba manchada de un líquido espeso y rojo, el estaba sangrando.
-¡D-Dylan!
Abrió los ojos como dos platos ante aquella visión mientras su rostro empalidecía un poco, no pudo evitar que su cuerpo temblara levemente, ciertos recuerdos algo traumatizantes volvieron a imponerse sobre su mente, provocando que se quedara casi en shock por unos segundos, para después fruncir el ceño notoriamente apretando con fuerza sus ojos; había decidido comenzar a salir de su habitación después de aquello, no podía dejar que volviese a afectarla.
-D-Debemos c-curarte… e-eso… p-primero que n-nada…
Intentó hablar lo más calmadamente posible luego de abrir los ojos lentamente, pero el leve temblor en su cuerpo se lo impedía, se había propuesto, si, olvidar aquellos acontecimientos agradeciendo que la habían ayudado, e intentar hacerse algo mas fuerte tras ello y tras lo de África que a veces la asustaba aun, pero debía lograrlo, por ella y por las personas que quería cuidar; eso lo tenía bien en mente, solo deseaba con todo su corazón poder llegar a hacerlo posible.

Todo parecía tan extraño y confuso, escucho como su novia decía que iba hacia su habitación cuando lo encontró a él ahí y que estaba realmente preocupada, hasta que miro la herida que se había hecho en la cabeza y su preocupación aumento considerablemente hasta quedar bastante alterada,
-E-estas bien?- pregunto Dylan mirando a Alina con preocupación al notar que había empalidecido y que su cuerpo comenzaba a temblar ignorando por completo su herida, realmente parecía un chico bastante resistente al no estar llorando por cualquier herida, no después de haberse roto un hueso.
-De acuerdo…- asintió al escuchar que dijo que debía curarse la miro un momento más, parecía ahora más preocupado por ella que en querer razonar qué demonios hacia ahí con una herida en el cráneo – Tranquila… estoy bien… no me duele… estoy sangrando pero no me está doliendo nada, más que si me toco…- pronuncio con una dulce sonrisa positivo mientras se ponía de pie y le ayudaba a ella también a hacer los mismo tomándola de ambas manos sujetando sus pequeños dedos entre los suyos.

Escuchó como él estaba de acuerdo en que debía ser curado rápidamente, pero aún así no podía quitarse aquel temblor en el cuerpo, creía haberlo superado, pero al parecer aquel incidente estaba muy presente aún, y es que en realidad solo había sucedido hacía unos pocos días atrás. Notó como él la miraba algo extrañado, tal vez su especie de shock si había sido notorio a sus ojos y aunque no quería preocuparlo eso no era algo que pudiese controlar, el ojiazul pareció querer tranquilizarla diciendo que estaba bien y que ni siquiera le dolía pero ella aún no podía calmarse, aunque lo intentaba con todas sus fuerzas, quería ocultar la forma acelerada en que latía su corazón.
-¿En verdad?... e-entonces no te toques… no te lastimes m-más…
Se puso de pie después de él y de que éste le ayudara toando sus manos, sentir su calor pudo darle algo de alivio a su nerviosismo y entonces observó los ojos del chico durante unos segundos mientras sus ojos magenta se volvían algo vidriosos, para después con un movimiento rápido pero suave a la vez, rodearlo con sus brazos; abrazándose a él, escondiendo el rostro en su pecho. La simple idea de perderlo era insoportable, la simple idea de que algo malo le pasase solo le hacía pensar en querer irse con él, pero sabía que no debía ser así, debía ser fuerte para que él no se preocupase, debía cuidarlo como se merecía, y más que nada deseaba darle todo el amor del que fuese capaz.
-Hay que curar eso… rápido…
Separándose de él lo miró nuevamente a los ojos para dedicarle una suave sonrisa, intentando ignorar el temblor en su cuerpo, y alejándose un poco tomo una de sus manos para comenzar a caminar lentamente hacia su habitación.
-N-No quiero molestar al profesor Heilbronn y… los demás compañeros…-deteniendo su paso, se giró hacia él mientras se sonrojaba levemente-… tengo un botiquín… en mi habitación…
Los nervios que decir aquellas palabras le provocó de repente, hizo que se olvidara un poco de su shock, nunca le había mostrado su habitación a él y era algo nuevo para ella, ya que en aquel lugar solo entraban su compañera a la cual casi nunca veía y ella.
Se sintió algo extraña con aquella mezcla de sentimientos, los malos recuerdos que invadían su mente al pensar en la sangre, la preocupación por su novio y la leve pena que le daba enseñarle su cuarto, pero dejando todo eso a un lado sabía que lo más importante en ese momento era tratar la herida que él tenía en su cabeza.
-Aquí es…
Apretando un poco más la mano del ojiverde, colocó su otra mano en la perilla de la puerta de la habitación 106 para girarla lentamente, abriéndola de la misma forma para comenzar a caminar hacia el interior, encendiendo las luces luego de dar los primeros pasos; intentaría hacer lo mejor posible por ella misma y solo si no se sintiese capaz, así si tomaría el valor de llamar a alguien más, después de todo, ella sentía que era algo que ella debía y quería hacer por el chico que amaba.

-Si.. tranquila por favor…- le pidió al escuchar que su tartamudeo y su temblor era algo bastante extraño en ella, y para él un golpe en la cabeza no era nada, pues solo era una herida, y Alina se estaba preocupando en sobremanera si aquello lo fuera a matar, solo podía dedicarse a mirarla con preocupación con la gran necesidad y ganas de abrazarla, aunque ella fue la primera en adelantarse y abrazarlo rodeándolo con sus brazos escondiendo su rostro en su pecho.
-Alina… vamos… se fuerte, no te asustes, ok? No me pasara nada malo…- pronuncio con una sonrisa intentando animarla, no quería verla así, no quería que tuviera miedo, se quedo observándola hasta que ella se separo, para mirarlo a los ojos nuevamente y tomar su mano delicadamente para salir de ahí, diciendo que había que curar eso rápido,
-Creo que es tarde… cierto?- pregunto mirando los alrededores mientras era guiado por Alina, hasta que escucho eso ultimo abrió los ojos grandes – Si es cierto! Que hago aquí?!- se altero un poco para luego intentar guardar silencio de nuevo dándose cuenta que había bastante silencio en los pasillos como para que todavía hubiera gente gritando –T-tu habitación?...- pregunto casi en un susurro sonrojándose fuertemente,
Pronto llego a la puerta de la entrada a su habitación sorprendiéndose al ver el número,
-Alina… es el mismo número que el de mi habitación… 106- pronuncio con una leve sonrisa, mientras miraba como ella abría la puerta para ingresar a la habitación sintiendo de nuevo ese ligero rubor sobre sus mejillas al notar que ella prendía las luces, notando que su habitación era bastante distinta de las cuales había entrado, parecía limpia y al entrar noto el aroma que tanto identificaba a Alina, no entendía porque eso sucedía, pero sin duda alguna su habitación olía a ella, y a la otra criatura que ahí habitaba, Dill.