Trying to feel alive [Priv. Ariel]

Mi Nyu no había dormido nada. Ya llevaba dos días sin poder dormir… sin poder comer… sin poder hacer nada. Se había bañado fácilmente unas 10 veces, ya no se ponía faldas y vestidos como normalmente lo hacía sino que usaba puros pantalones y se la pasaba llorando de rincón a rincón. No era la misma de siempre… era como si toda la luz de sus rasgados ojos se hubiese esfumado. Terry la había marcado… no, más bien era Max quien la había marcado. Se abrazó a sí misma y como lo había estado haciendo desde ese fatídico día en el cuarto de los chicos, se escondió detrás de la camilla de la enfermería y se hizo ovillo. Mi Nyu se había estado escondiendo en ese lugar porque por lo regular no había nadie ahí y porque… ella se sentía un poco más segura ahí. Realmente no sabía porque, pero quizás ver cosas que servían para curar le hacían recordar el propósito de su vida… el propósito para seguir luchando por salir adelante. Pero en ese momento las cosas cada vez estaban peor, ya no sólo era que descubriera que amaba a Seth y que el hombre que ama no le correspondía… si no que ese mismo hombre al que Seth ama había abusado de ella y la había manchado.


La coreana lloró en silencio, porque la verdad es que su garganta estaba inflamada de tanto llorar, gemir y gritar. Estaba cansada y sin fuerza ni animo de nada. Levantó un poco la vista para mirar su delgaducho brazo y sonreír ligeramente. Abrió su mano y el parche de Seth le curó un poco el dolor del corazón. Ese parche había sido como un bálsamo. Era una situación completamente extraña… todo su dolor se curaba cuando pensaba en Seth… y a la vez volvía empezar cuando recordaba como sucedía todo. Era como un ciclo de masoquismo, Mi Nyu misma lo sabía pero no lo podía evitar… cuando ella amaba… lo daba y lo entregaba todo.

Resopló y cerró el puño llevándose el parche al corazón. Su mirada perdida recordó que tenía el parche de Ariel también en la bolsa del pantalón y se sintió extraña. Se llevó las manos a la cara y se recargó contra la pared.

Mi Nyu suspiró sin aliento cuando escuchó la puerta de la enfermería abrirse. Contuvo el aliento y dejó de sollozar para no ser descubierta ¿sería la enfermera que por fin se dignaba a aparecerse por ese sitio? Mi Nyu trató de escuchar con atención sin levantar la cabeza para no ser descubierta hasta que escuchó que preguntaban por la enfermera e incluso esa misma voz —que por cierto le era familiar— decía que la esperaría al notar que la curandera no se encontraba.

Mi Nyu se mordió el labio. Ella no quería que nadie la viera así como estaba, pero si alguien necesitaba de la enfermera era porque… bueno porque necesitaba ser curado. Mi Nyu respiró con fuerza y se guardó el parche de Seth en el bolso del pantalón —contrario al bolso donde guardaba el de Ariel— y se puso de pie saliendo de su escondite. Su sorpresa fue enorme cuando se percató que el chico que estaba sentado era nada más ni nada menos que… Ariel Rouge. El pecho se le oprimió, pero disimuló para no preocuparle. Mi Nyu rogó porque no notara que ahora usaba pantalones, y que sus ojos estaban más pequeños y ojerosos que de costumbre por tanto llorar y la falta de sueño.

—Hola Ariel —le saludó Mi Nyu— ¿Estás herido?

Mi Nyu abrió sus ojos como platos cuando vio la mueca de dolor que Ariel le había proporcionado cuando había intentado pararse. El chico se había lastimado entrenando y Mi Nyu olvidó un poco sus propios demonios para acercarse a Ariel.

—Sí —contestó ella a la pregunta que el chico acababa de hacerle—, estoy sola.

Mi Nyu por fin llegó hasta pararse delante de Ariel y lo vio al rostro para sentir una punzada de culpa y dolor. El chico no tenía su parche y la cicatriz le adornaba el ojo como si fuese herida de guerra. La coreana se mordió los labios y se preguntó internamente cómo se la habría hecho. Sacudió su cabeza para quitarse las ideas curiosas e intentó sonreírle, pero sólo le salió una escueta mueca. La coreana estiró su brazo y se posicionó sobre el hombro lastimado del pelinegro.

—Intentare curarte ¿te parece bien?

Mi Nyu cerró los ojos y se concentró para poder acumular su poder y así transmitírselo a Ariel. A pesar de todo su dolor y todas las distracciones que corrían por su cabeza, la coreana se concentró lo suficiente como para poder utilizar su poder de forma ejemplar. (13 + 3 = 16) El calor tan familiar fluyó por su torrente sanguíneo hasta emanarse por su dermis y satisfactoriamente fue absorbido por el cuerpo de Ariel. Mi Nyu quiso sonreír por haberlo hecho bien, pero no pudo, volvió a hacer una mueca y se alejó del chico.

—Listo, ya estás curado. Ahora ve a entrenar duro y ten cuidado de no lastimarte —Mi Nyu le dio la espalda y fue y se sentó en otra de las camillas.

Ariel se checó el brazo para comprobar que Mi Nyu lo había curado bien y después se acercó hasta la coreana para sentarse a su lado. Mi Nyu se mordió el labio y cerró los ojos. No quería hablar de eso, no quería que nadie más se enterara de su desgracia. No… simplemente no quería. Abrió los ojos rojos con pesadez e hizo una mueca.

—No me pasa nada Ariel —le respondió y el chico colocó su mano en su hombro y Mi Nyu sintió algo en su corazón. El chico le recordó que podía confiar en él… y ella estuvo de acuerdo, pero no podía, en verdad que no podía decirle lo que le había pasado en el cuarto de Terry. Simplemente no podía—. Lo lamento mucho Ariel, pero no puedo contarte lo que me pasa y perdóname pero tengo que pedirte que me dejes sola.

La chica lagrimeó sin poder evitarlo y suspiró con mucho sentimiento cuando vio el ojo marcado de Ariel. De repente la coreana recordó que tenía algo que a él le pertenecía. Metió su mano al pantalón y sacó el parche del chico y se lo extendió.

—Toma, esto es tuyo.

La coreana se quedó en blanco cuando Ariel la agarró entre sus brazos y le dijo esas palabras tan lindas. El parche del chico se quedó en su mano, y no pudo hacer más que apretarlo con fuerza. Mi Nyu sintió mucha paz y calidez cuando el pelinegro la estrechó contra su pecho y su cuerpo se relajó… al mismo tiempo que sus ojos se liberaban y comenzaba a llorar. No podía evitarlo, llorar era una forma de lavarle el alma del dolor. No quería que Ariel la viera llorando de nuevo pero no lo podía evitar, era una mala suerte que cada vez que la coreana estaba mal, Ariel hacía su acto de presencia. De hecho Mi Nyu meditó un momento y se dio cuenta de que el chico no la conocía en sus mejores momentos, sonriendo y animada como antes solía serlo… la verdad es que ahora Mi Nyu dudaba que alguna vez pudiese ser la misma que antes.

—Ariel… lo siento tanto. Lamento que siempre que nos veamos en estas circunstancias —Mi Nyu se disculpó un poco sonrojada pero seguía fuertemente estrechada en los brazos de Ariel Rouge.

Mi Nyu suspiró con melancolía. Ariel no le estaba forzando a que le contara lo que le había pasado si no por el contrario, parecía que sólo quería quedarse ahí para escucharla y hacerle sentir mucho mejor. La coreana se mordió el labio y sin poder evitarlo deslizó sus dos brazos y abrazó más fuerte a Ariel. Ellos prácticamente no se conocían de nada, más que de llorar y él consolándola. La verdad es que ya miraba a Ariel como si fuera una especie de Ángel de la guarda. ¿En verdad Ariel algún día iba a poder ver a Mi Nyu sonriendo? La coreana negó con la cabeza y soltó el abrazo que le estaba proporcionando a Ariel.

—No Ariel, no es justo que cada vez que yo tenga un problema tú vengas a rescatarme. Tú no me debes nada, no tienes ninguna obligación conmigo. Además… —Mi Nyu se abrazó a sí misma y se estremeció— además soy alguien con quien no vale la pena convivir… estoy marcada…y…sucia.

Las lágrimas de Mi Nyu se hicieron más abundantes. Recordar a Max tocándola era un golpe muy fuerte para su estado de ánimo. Se puso de pie y fue hasta la ventana de la enfermería, dándole la espalda a Ariel.

—No vale la pena hablar con alguien como yo. Gracias por todo Ariel, siempre te tendré en mi corazón pero… será mejor que te vayas.

Mi Nyu se estremeció cuando Ariel la tocó de los hombros y recargó su cabeza en la suya. Por un momento iba a brincar por el susto que le produjo el acto tan súbito, pero no lo hizo porque… bueno simplemente porque era Ariel y su aura transmitía mucha paz y tranquilidad. Mi Nyu escuchó con sumo cuidado todas las hermosas palabras que él le había dicho y se quedó congelada. Las lágrimas se detuvieron y dejó que todo su cuerpo se recargara en el de Ariel. ¿Por qué su corazón estaba bombeándole fuerte? ¿Sería porque ella deseaba que otro chico fuese quien le dijese esas palabras? Mi Nyu se quedó en silencio unos minutos y después se animó a levantar una de sus manos y colocarla arriba de la mano derecha de Ariel.

—Gracias, Ariel —pronunció en casi un susurró—, eres un hombre muy dulce y amable— después de eso se volteó para quedar de frente a él— Y creo que te has equivocado en una cosa… el único ángel aquí eres tú.

Mi Nyu vio el ojo bueno del chico y le dedicó su primera sonrisa. No era fingida o forzada, no, de verdad era una sonrisa sincera que le nacía desde lo más profundo de su ser. Ariel Rouge… era el chico que estaba haciendo que Mi Nyu sonriera después de 2 días de completa agonía, el chico que de verdad se estaba volviendo en su ángel de la guarda. El único ángel en esa habitación de enfermeria... era él.

Mi Nyu sonrió un poco más intenso cuando Ariel la abrazó y le prometió que no permitiría que nadie más la lastimara, pero eso era algo que el pelinegro no iba a poder evitar. A Mi Nyu iban a seguir lastimándola... una y otra vez… después de todo, era una completa mujerzuela que no se merecía el cariño y el amor de ningún hombre. La coreana apretó fuerte a Ariel y después lo soltó.

—No necesitas hacerme esa clase de promesas, no tienes ninguna obligación con alguien como yo. Simplemente con que seamos amigos me sentiré feliz y honrada.

Mi Nyu levantó una mano y la llevó hasta el rostro de Ariel para acariciarlo, no pudo evitar pasar su mano por el ojo cicatrizado. Todo de Ariel le parecía hermoso… incluso su cicatriz. Se mordió el labio.

—¿Cómo… cómo te pasó eso? —inmediatamente se llevó la mano a la boca— Lo siento, no debería de preguntar esas cosas que no son de mi incumbencia. Lo lamento —agachó la cabeza sonrojada y bastante abochornada. No le bastaba con su propio sufrimiento, si no que quizás al hacerle recordar a Ariel ese recuerdo podía ponerlo a él de su mismo modo. “Eres una tonta Hwang Mi Nyu… una soberana idiota”

Mi Nyu negó con mucha fuerza y su sonrojó para inflar sus mejillas en un tierno puchero.

—¡No, no necesitas hacer eso. No quiero que hagas eso! —gritó la surcoreana con una mirada llena de dolor. Que Ariel le revelara la verdadera naturaleza de su herida, le hacía comprobar una cosa… que Ariel Rouge era completamente un ángel. No sólo por el motivo por el cual perdió su ojo, si no porque confiaba en ella y le contaba secretos que debían de ser como inigualables tesoros para él. Mi Nyu no quería que a él le sucediera nada malo… en serio que no. A Ariel no debía… no podía pasarle nunca nada malo— Cuida mucho tu vida, en verdad si me aprecias como tu amiga, por favor cuida mucho tu vida.

La coreana se recargó levemente en la pared y vio a Ariel. El chico era muy atractivo, su voz muy cálida y sus acciones y palabras le reconfortaban. ¿Por qué Mi Nyu no había posado sus ojos en un hombre así? De repente recordó a Aydan diciéndole que a lo mejor a Ariel le podía gustar ella y Nyu se sonrojó un poco y negó con la cabeza. Eso era imposible, además por más dolor que le causara… ella amaba a Seth Raven… lo amaba con todas sus fuerzas.

Mi Nyu le sonrió a Ariel mientras seguía sonrojándose.

—Si quieres cuidar de mi vida, está bien… pero eso no me quitara que yo igual intenté proteger la tuya —dijo decidida y volvió a estirar una mano para acariciar el rostro del chico— Eres un verdadero ángel… mil gracias por todo Ariel Rouge.

La surcoreana estaba muy apenada por todos los problemas que le ocasionaba al pelinegro desde el día en el que lo conoció. La chica era muy sensible, no podía evitar entristecerse o llorar cuando era lastimada, pero el problema es que nunca había sido tan lastimada como en esa ocasión. “Ojala Ariel me hubiese conocido en mi mejor época” pensó con pesadez… hasta que escuchó la petición del chico. Primero iba a negarse a salir con él… no era una grata compañía en ese estado… pero luego se lo pensó mejor y creyó que se lo debía al chico por todo lo que había hecho por ella… se merecía su esfuerzo por una vez en la vida.

—De acuerdo —aceptó con voz no muy alegre— pero te advierto que no creo ser muy divertida en estos días.