Ejercicio matutino. [Umiko]

Ese día se había levantado temprano por la mañana, cuando apenas los primeros rayos del sol asomaban en el horizonte sus ojos escarlata se habían abierto lentamente para observar el techo por unos segundos, y luego girar la cabeza con lentitud, descubriendo que el noruego aún seguía durmiendo plácidamente.
Después de vestirse perezosamente dejo escapar un gran bostezo y se acercó a la ventana observando las lejanías, quedándose allí durante unos segundos mientras una idea se le cruzaba por la cabeza; pequeña idea que no dudó en llevar a cabo, abandonando la habitación luego de terminar de vestirse con ropa deportiva y cómoda.
Ese día saldría a correr y a ejercitar su cuerpo un poco, las tempranas horas de la mañana eran perfectas para dicho ejercicio puesto que el aire era fresco y el sol aún no molestaba demasiado en la vista. Llevándose consigo una pequeña toalla y una botella con el líquido necesario que requeriría luego del ejercicio, camino por los pasillos en dirección hacia las canchas, lugar de la academia en el cual no había estado aún pero del cual conocía su existencia.
Llegando al lugar lo recorrió largamente por la mirada, así como era natural no había nadie en los alrededores y esto le agradaba, porque quería decir que nadie lo molestaría en su ejercicio matutino y podría permanecer allí cuanto tiempo quisiese; aunque que hubiese alguien más tampoco se lo impediría, eso ni pensarlo.
Dejando sus cosas sobre unas bancas cercanas a la cancha de atletismo estiro largamente sus brazos, tensando y destensando sus músculos, estirando sus piernas y su espalda, checando que sus cordones estuviesen bien atados para que después de pasarse la mano por sobre el cabello suavemente comenzara a caminar hacia la pista, iniciando una caminata suave que muy pronto se convirtió en un trote suave con el cual se trasladó por unos cuantos minuto, entrando en calor y poniendo sus músculos a trabajar mientras se preparaba para iniciar una fuerte corrida.
“Es un buen día para ejercitarse…” pensó mientras levantaba la mirada levemente al cielo, frunciendo el ceño levemente por la inmensa claridad que atacaba sus pupilas, dibujando una pequeña sonrisa torcida para luego iniciar un trote mas brusco con el cual aumentó un poco más su velocidad, preparándose para correr.

Al levantarse por la mañana sintió aquel frescor al salir de entre sus cobijas, se estiró junto con un bostezo y prosiguió a vestirse para salir a correr, como ya se le estaba haciendo costumbre. Pero, mas que costumbre, era una responsabilidad que llevaba consigo.
Recogió su larga cabellera en un molote despeinado y abrochó fuerte sus agujetas, para luego tomar su botella de agua y dirigirse afuera.
Mientras acomodaba una banda en su cabeza, recorría los pasillos hasta encontrarse con aquella salida.
La mañana era serena y uno que otro escaso alumno se dejaba ver por el lugar, pero eso era mas que suficiente para tranquilizar a la joven de ojos marinos. Hizo su previo calentamiento y comenzó a trotar hasta las canchas de la institución.
“Es una linda mañana…” pensó mirando al cielo que se explayaba sobre ella.
Pronto llegó a las canchas, donde decidió aumentar un poco la fuerza con la que se desplazaba, pasando junto a una banca donde dejó caer la botella de agua y seguir con su recorrido, concentrada en el sonido de sus pasos y cuidando el frente de su camino.
Pensaba en los amigos que había dejado en San Francisco, desde el día en que había llegado a la Academia, recibía sus mensajes constantemente y eso le hacía feliz.
Pronto giró a su derecha y notó lo distraída que había sido, pudo ver una silueta familiar corriendo frente a ella, varios metros mas adelante. Seguro el ya se había percatado de su presencia. Umiko sonrió, era bueno tener compañía. Decidió acercarse a el, pero sus pasos eran largos y pronto se alejaría mas de ella así que se puso en marcha y corrió lo mas rápido que pudo para alcanzarlo, pero parecía no lograrlo. ¿acaso cada vez corría mas rápido?
“Un poco mas” sonrió e intentó alcanzarlo de nuevo, solo un poco mas…

Apretó un poco mas sus puños cerrados cuando su trote se hizo más fuerte, había dado toda la vuelta a la cancha y al volver al lugar de inicio no había tardado en pasar a una chica de cabellos azules que llevaba un bulto de pelo algo desordenado sobre su cabeza; ella parecía no haber notado su presencia y el tampoco había hecho nada para que la chica se diese cuenta, simplemente siguió su camino hasta adelantarse varios metros de donde ella se encontraba.
Después de unos minutos de reojo notó como ella parecía haberse acercado bastante, logrando distinguir su silueta, si como lo había pensado, se trataba de aquella chica llamada Umiko que había conocido en el lago, en aquella extraña circunstancia y que por alguna extraña razón habían terminado siendo amigos.
Continuo trotando, acelerando su paso cada vez más hasta que pronto empezó a correr, de forma no muy rápida aun y fue en ese entonces que notó como ella parecía tratar de alcanzarlo. Una pequeña sonrisa torcida se dibujó en sus labios ¿quería aquella chica un desafío? Realmente no era una mala idea y el no se negaría a aceptarlo si así fuese.
-¡¡Muy lento Messina!!
Exclamó aquello girándose levemente hacia ella, mirándola fijamente a los ojos y decidiendo mantener su paso, dejaría que lo alcanzase para después iniciar la corrida seria en la cual sabía que le terminaría ganando.
Despejando su rostro de aquellos cabellos que se movían suavemente con el viento, paso sus dedos entre las hebras de su blanca cabellera para empujarla un poco hacia atrás, liberando su vista y tomando un poco mas de aire para continuar su ritmo de forma estable.

Seguía con constante paso, parecía que pronto lo alcanzaría. Decidió entonces saludarlo para que éste se diera cuenta de su presencia y así tener algo de compañía mientras hacía su ejercicio matutino.

-Bu-Buen… -se interrumpió al escuchar la exclamación del joven-

“¿Lento?”se preguntó a si misma algo avergonzada, de hecho estaba corriendo rápido, o eso pensaba ella.
Observó los ojos escarlata de aquel chico, ese que había aceptado su amistad hace un tiempo atrás, y que a pesar de su extraña forma de ser podía llegar a ser amable. Era un joven de peculiar actitud y que de seguro tardaría mucho tiempo en llegar a entender por completo, pero a Umiko le entusiasmaba tenerlo como amigo.
-Bien…-respiró profundamente y extendió el compás de su pasos.
Una sonrisa se posó en sus labios.
Lo mas probable es que el chico la estuviera retando, y ella daría lo mejor de sí para poder mantenerle el ritmo. Sabía que era muy difícil ganarle, pero nada perdía con intentarlo.No tardó mucho en alcanzarlo, y cuando pudo hacerlo le dedicó una sonrisa mientras corría a su lado, luego de eso miró al frente, ahora tenían que girar a la izquierda. Intentó rebasarlo.

Seguía desplazándose por la pista al mismo ritmo, casi podría decirse de forma tranquila si no fuese por la velocidad en la que en realidad corría, no era su máxima velocidad pero aun así era más veloz y algo más brusco que un trote de calentamiento.
Pronto notó como la chica se acercaba más y mas a él hasta que termino corriendo a su lado, girando la cabeza para observarla en silencio, la vio sonreír de forma amigable así como ella siempre solía ser para después volver a mirar al frente. En ese momento el hizo lo mismo, era claro, el desafío comenzaría sin cruzar una palabra siquiera, al parecer ella había entendido bien el significado de aquella mirada y de aquellas escasas palabras que le había dirigido.
-Una vuelta… hasta el inicio…
Notando que habían vuelto a cruzar la línea de inicio había trazado la meta, había trazado el recorrido con aquellas simples y escasas palabras mientras que su respiración aumentaba un poco su ritmo, apretando los puños para después notar como ella comenzaba a girar.
“Ahora empieza lo bueno…” pensó mientras pegaba un empujón sobre sus pies, haciendo rechinar sus zapatillas en el suelo, aumentando su velocidad de golpe para doblar hacia la misma dirección en la que ella había girado, pasando a su lado, tan cerca que sus brazos llegaron a rozarse, logrando sentir el calor de la piel de ella, para después adelantársele unos cuantos pasos, daría lo mejor de sí, haría su mejor esfuerzo, correría lo más rápido posible; porque además de sr un reto y una competencia con su amiga, también era un reto que él mismo se había impuesto para sí mismo y para sus capacidades.

"...hasta el inicio" Asintió en silencio con decisión y se impulsó con energía en cada paso, acrecentando su velocidad e intentando no quedarse atrás en aquella carrera, algunos de sus cabellos que se encontraban sueltos del flequillo comenzaron a ceder, acomodándose hacia atrás con el roce del aire que acariciaba su rostro con gentileza.

Era una silenciosa y fresca mañana donde solo se escuchaba el agitar de las hojas, el cantar de los pajarillos y, claro, el trotar de ambos jóvenes que habían empezado un pequeño desafío.

Inclinando su cuerpo un poco mas hacia adelante siguió con pasos firmes y veloces , sin dejar atrás aquella sonrisa que adornaba sus labios en tantas ocasiones. Sus mejillas comenzaban a tomar color ante el esfuerzo que llevaba a cabo en esos instantes.

dados? o.o.. x3

Prontamente el viento comenzó a chocar con mayor brusquedad en su rostro, la brisa matutina acariciaba su piel y revolvía su blanca cabellera al compas del ritmo en que sus pies se desplazaban. Apretaba sus puños con más fuerza a la par de que sus piernas se movían cada vez más rápido, estaba tomando velocidad en cuestión de segundos y no era una velocidad cualquiera o simple, sino la máxima de la que era capaz, estaba corriendo con todo su potencial y los resultados se estaban haciendo claramente visibles.
Una fina capa de sudor tibio y transparente comenzaba a cubrir débilmente su frente, al parecer aquel entrenamiento que el mismo se impuso había comenzado a lograr resultados, su condición física realmente parecía haber mejorado, parecía estar recuperando sus habilidades al cien por cien, y con esto las facilitaciones y logros que estas permitían. Pronto la meta se veía cada ver más cerca, su cuerpo se sentía casi volar en aquella velocidad y entonces una pequeña sonrisa de satisfacción se iba dibujando en su rostro, poco a poco...

El miembro 'Kirill R. von Veltheim' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'1d20' :

Resultados : 20

Seguía corriendo lo mas rápido que podía, observando de reojo a su amigo peliplateado e intentando no quedarse atrás en la carrera. Sin embargo, como lo había previsto, el chico comenzó a aumentar la velocidad de su desplazamiento, adelantándose de forma veloz.
Claro, sus piernas eran mas largas y lo mas seguro era que su condición fuera mejor que la de la chica de largos cabellos azules.
Pero esto no hizo que ella desistiera, Umiko era una joven perseverante en lo que hacía, lo que mas la caracterizaba era su optimismo al realizar sus acciones y esa no era la excepción.
Respiró profundamente e intentó correr lo más rapido que podía.
13+1= 14

Los pasos de ambos chicos resonaban en el ambiente y la chica de ojos azules pronto se percató de la distancia que los separaba a ambos, pero no dejaría de correr hasta llegar al punto final de esa carrera, aunque llegara después que el.

El miembro 'Umiko Messina' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'1d20' :

Resultados : 13

Después de uno minutos más llegó a la meta, traspasándola sin dificultad alguna, disminuyendo su paso a un trote fuerte que disminuyó la velocidad poco a poco hasta que solo se convirtió en tranquila caminata; realmente era reconfortante haber recuperado su estado físico, el esfuerzo había valido la pena y había visto su recompensa, ahora a pesar de respirar fuertemente una sonrisa torcida se dibujó en sus labios dándole cierta expresión a sus facciones hasta ahora inexpresivas.
Deteniéndose finalmente en el lugar en donde ambos parecían haber empezado se giro hacia la chica mientras pasaba una mano por su flequillo, retirándolo de su rostro ligeramente húmedo por el sudor; esperando a que llegase donde él estaba mientras la miraba fijamente en lo que ella se acercaba corriendo velozmente hacia su persona.
-Lo has hecho bien…
Dijo en un tono seco y no muy amable, el era así, pero podía reconocer que la chica había dado su mayor esfuerzo a pesar de que no hubiese logrado ganar.