Un invitado inesperado [Nathan]

Llegando frente a la puerta que contenía el número de departamento 2-B se detuvo para buscar las llaves en sus bolsillos, dedicándole una suave sonrisa al niño que estaba a su lado mientras abría la puerta suavemente, encendiendo las luces del pasillo y dejando el paraguas en su lugar, secando sus zapatos para después pasar a quitárselos para ponerse unas pantuflas al estilo japonés, era claro y clásico, le gustaba la cultura de aquel país y había adoptado algunas costumbres de las cuales las consideraba las mejores, o menos llamativas.
-Ten, ponte esto…-sacando unas pantuflas de un armario para pasárselas al chico-… es una costumbre que tengo…-rascándose una patilla-… espero no te incomode.
Tomando el vaso que el chico tenía en sus manos se dirigió hasta la cocina para dejarlo sobre la mesa, así el podría cambiarse los zapatos con más comodidad, encendiendo las luces del resto del departamento volvió a acercarse a su alumno para invitarlo a pasar con un gesto de mano.
-Hace bastante tiempo que o estoy aquí, abriré un poco las ventanas, tu pasa Nathan… siéntete como en casa…
Quitándose el abrigo y dejándolo sobre el sillón se acercó al ventanal que estaba en el living comedor para abrirlo y dejar entrar un poco el aire aunque este oliera a lluvia, una suave brisa sacudió levemente sus cabellos para que después se girase hacia el chico con una suave sonrisa en el rostro.
-¿Estás bien?
Solo dijo aquello mientras lo miraba fijamente como si intentase de esa forma adivinar que era lo que tenia al chico tan afligido, no es que buscase ser entrometió ni nada por el estilo, pero Kael era una persona que siempre se preocupaba por los demás, lo llevaba en la razón de sus títulos de medicina y en el mismísimo poder que poseía.

Spoiler:

El paisaje había cambiado paulatinamente. Ambos habían dejado atrás los laberintos de gris, cristal y hierro y habían llegado a una zona tranquila, ordenada, con edificios de aspecto limpio y pequeñas porciones verdes.
Nathan no pudo sentir otra cosa que curiosidad.
Si bien era cierto que llevaba un poco más de tiempo en Pieceville, también era la primera vez que pasaba por ese lugar.
"Esto... ¿es la zona residencial?" Pensó agachando un poco la cabeza para ver las cúspides de los edificios "Debe vivirse bien por aquí..."

Parpadeó cuando llegaron ante el edificio. Ciertamente, Heilbronn debía tener mucha confianza para traer a un alumno a su casa. Al fin y al cabo, siempre están los típicos bromistas que molestan a sus profesores. Aunque esta vez no era el caso.
Observó al portero, Johnson como dijo Kael. Parpadeó e hizo un pequeño gesto con la cabeza.
-Buenas tardes... -Tomó el trapo y se agachó a limpiar sus zapatos, que tenían algo de barro. Dobló le pañuelo para dejarlo hecho un cuadrado, sin dejar nada que pudiera ensuciar las manos al amable señor fuera- Muchas gracias, señor Johnson.
Dio unas zancadas rápidas para alcanzar al mayor y entrar en el ascensor, escuchándole mientras se cerraban las puertas.
-En efecto, de Grecia -Contestó- Nací en Míkonos, o eso dice mi tío... Yo sólo recuerdo vivir en Atenas.
Hizo una leve pausa en cuanto nombró el hecho de recordar, un tanto frustrado por sentirse con media vida hecha como una página en blanco.
-He aprendido algunas cosas de Pieceville, lo mínimo para desplazarme... Aunque es la primera vez que paso por aquí.

En cuanto entró en la casa, no pudo evitar fijarse en cada detalle, sin moverse de la entrada. Sería extraño decirlo, pero imaginaba que la casa de Kael sería algo así. Al menos... Le pegaba según cómo era.
Observó las pantuflas, haciendo un leve gesto con la cabeza.
-Gracias... Es lo mejor, no quiero ensuciar el piso...
A pesar de la amable invitación, Nathan no fue capaz de dar más de dos pasos hasta adentrarse en el salón, y quedarse de pie mientras abrían las ventanas.
Y finalmente, volvía la misma pregunta. Entornó un poco sus ojos, mirando al suelo en un gesto apenado.
No era que Kael no le diera confianza. Pero... Se le hacía complicado.
-...No lo sé... -Acabó de responder dando un pequeño soplido, rindiéndose.

Escuchó atentamente como su alumno le contaba que según sus familiares él había nacido en un lugar llamado Mikonos pero que el recordaba haber vivido toda su vida en Atenas; lugar ciertamente interesante al cual Kael no había tenido la oportunidad de visitar, pero conocía sus atracciones a través de los libros que había leído. Asintió con leves movimientos de cabeza cuando el peliverde contaba que había circulado por algunos lugares de Peaceville pero que nunca había tenido la oportunidad de pasarse por la zona residencial, mientras acomodaba el paraguas en la otra mano para tocar el botón del ascensor lo miro sonriente para contestar su comentario.
-Es que esta zona no tiene atractivo alguno en realidad… solo hay casas por donde veas, supongo que solo los que aquí viven pasan por este lado…
Al llegar al departamento, el chico acepto amablemente las pantuflas por lo que el joven docente solo sonrió amablemente para después llevar el vaso de café a la cocina. Abriendo la ventana del living dejó que una suave y fresca brisa invadiera el ambiente para después girarse y caminar unos pasos hacia Nathan escuchando como él decía que en verdad no sabía si se encontraba bien o no. El chico en realidad parecía tener cierta pesadumbre sobre su ser, algo parecía molestarlo, entristecerlo y apagarlo de cierto modo; eso era fácil de notar en su mirada pero lo más probable era que no quisiese hablar del asunto y menos con él, no es que eso le afectase demasiado, lo que más quería era realmente le bienestar para todos y cada uno de sus alumnos.
Se acercó a él con una pequeña sonrisa cuando escucho el leve soplido que escapo de sus labios como si alzase una bandera blanca en señal de rendimiento, pegándole unas cuantas y fuertes palmadas en su espalda camino unos pasos para luego girarse a él nuevamente.
-Mira, haremos una cosa…-empujándose los lentes con la punta de un dedo-… te prestare una toalla para que te seques el cabello y algo de ropa para que te cambies, después si quieres hablar te escuchare con gusto, sino… solo puedo ofrecerte mi compañía… que espero te sea agradable.
Girando en una vuelta suave emprendió camino hacia un pequeño pasillo en el cual había tres puertas, una de ellas era la del baño, la otra de su habitación y la siguiente que estaba un poco más alejada era la de una habitación de huéspedes que en verdad nunca había utilizado hasta el momento.
-Veamos que encuentro que te quede mas o menos bien…
Acercándose al gran armario que tenía en su habitación abrió algunos cajones en busca de una toalla lo suficientemente grande para cubrir aquella larga extensión de cabello que el chico parecía tener, se veía abundante y por lo tanto uno de los más grandes que pudiese encontrar era la mejor opción.
-Este está bien…
Luego de obtener la toalla la colocó sobre el borde de la cama para abrir otra puerta y buscar alguna prenda de vestir que el chico pudiese usar, estaba más que claro que todo le quedaría grande así que en vez de molestarse demasiado solo tomó lo que estaba más a la vista y con todo en mano volvió hacia donde el chico estaba para entregárselo en brazos.
-Ten… sécate y ponte esta ropa…-apoyando una mano en su espalda lo guió hasta la perta del baño abriéndola delante de él para sonreírle de nuevo de forma amable-… en lo que te cambias te prepararé algo caliente para tu estómago, es mejor así.
Dicho esto dejó al chico cambiarse tranquilo para caminar hasta la cocina en donde se detuvo observando el café que el chico llevaba en las manos como si intentase apoderarse de su calor “Muy posiblemente sean problemas de carácter sentimental…” pensó tomándose el mentón por unos segundos para después acercarse a la cocina y encender el fuego que necesitaba para preparar una bebida caliente que el también deseaba saborear, después de haber caminado en el ambiente frío que rodeaba las calles en aquel momento.

Elevó con suavidad la mirada al mayor, que en un gesto cariñoso le palmeó la espalda.
Estaba dejando ligeramente mojado el suelo, debido a que estaba casi empapado. Se encogió un poco torciendo su labio ligeramente. Giró su cabeza al mayor, que caminaba por el pasillo.
-...Estoy mojando el parquet, lo siento... -Murmuró siguiéndole por el camino- A mi no me parece un sitio feo...
Claro que él era él: Le gustaban mucho las formas que podían mostrar los edificios, y en cierto punto, a pesar de la regulidad de estos, le encontraba un interés arquitectónico.
Asomó primero su cabeza en el pasillo, mirando al mayor adentrarse en la habitación. Parpadeó en silencio, en la curiosidad de observar al profesor en su dormitorio.
Antes de adentrarse, volvió a echar un ojo a la casa en general. Le resultaba extraño ver lo grande que era y, sin embargo, pensar que solamente allí vivía el mayor. Dio un pequeño suspiro.
Debería sentirse solo...
Abrió su boca para preguntar, pero decidió mejor callarse, observandolo salir con una toalla y muda. Tendió sus brazos para sostener las telas y lo escuchó mirando adentro del baño.
-...Gracias -Agradeció un tanto apenado.
Cerró la puerta tras de sí, desatándose el cabello y removiéndolo un poco de sus lazos para pasar la toalla, desenredándolo con el cabello mientras se sacaba la ropa.
Era extraño, pero aún le era más difícil hablar. Nunca había hablado con un adulto de sexualidad.
"¿Cómo empiezo?"
La ropa le quedaba un tanto grande, recogiendo la suya y doblándola, así como la toalla, saliendo del baño y caminando hacia la cocina, donde supuso que estaría allí Kael por el ruido.
-Hm... Dónde pongo esto?

Negó con un suave movimiento de cabeza al oír las palabras del chico, mojar el parquet no era para nada mas importante que la salud de sus alumnos, lo material no se comparaba a una vida humana para nada.
-No te preocupes, enseguida lo secaré y quedara como si nada hubiese sucedido…-encogiéndose de hombros levemente-… me alegro que te gustase el sitio, también es de mi agrado, por eso es que vivo aquí, además algunos de tus otros maestros viven por aquí cerca también.
Asintió con un suave movimiento de cabeza, cerrando levemente los ojos, acomodándose los lentes para después volver a abrirlos observando como el chico entraba al baño, algo apenado si, podía notarlo en su actitud, pero era un buen chico, de eso estaba más que seguro y por eso más aun quería ayudarle, o serle útil en lo que pudiese.
Llegando a la cocina se sumió por unos segundos en sus propios pensamientos para después encender la hornalla y colocar a calentar el agua que necesitaría para preparar la bebida que ambos tomarían. Mientras el agua comenzaba a calentarse se dedicó a sacar dos tazas de las que siempre usaba para colocarlas sobre la mesada y en ese momento el chico apareció con el cabello suelto y trayendo sus ropas mojadas en las manos.
-Debemos hacer algo con tu ropa…-rascándose el mentón-… por lo pronto dámela que la pondre a lavar, espero pueda secarse para cuando regreses a la academia… con este día así…
Tomo la ropa del chico y dirigiéndose a una pequeña puerta que había en la cocina paso hasta un mini-lavadero en donde solo había un lavarropas y un pequeño tender, siendo una persona que vivía sola realmente no necesitaba mucho espacio para ese tipo de cosas, después de encender el aparato y poner la ropa allí volvió a la cocina para terminar de preparar la infusión.
-Siéntate Nathan… mientras esto se termina de calentar secaré el piso, tu puedes acomodarte aquí mientras tanto…
Dijo aquello con un tono amable para luego sacar del mismo pequeño lugar de antes un secador y un trapo, caminando hasta el pasillo en donde un pequeño charco habitaba el piso sin permiso alguno, pasando el trapo por encima, secándolo con paciencia, una paciencia claramente notable en sus expresiones serenas. Volviendo luego a la mesada para terminar de preparar el café, colocando ambas tasas en la mesa, arrastrando una silla suavemente para sentarse sobre ella y colocar lentamente sus dedos a través de la fría cerámica que poco a poco iba tomando calor por el liquido tibio que contenía dentro.
-Espero que esto pueda calmarte el frio que debes estar sintiendo… el agua se sentía helada ¿verdad?-soplando suavemente el vapor que emanaba de la tasa-… como si el invierno estuviese pronto a llegar… -alzando las cejas de repente-… ah lo siento, casi lo olvido ¿quieres agregarle leche al café? Estoy bastante acostumbrado a tomarlo así y por eso se me olvidó…-rascándose la cabeza-… dime como lo prefieras, tengo azúcar también… si quieres…
Enderezándose en su silla bajo las cejas con una expresión de torpeza que solía poner cuando algo se le pasaba por algo, riéndose de sí mismo para después esperar la respuesta del chico, quedándosele viendo de forma fija a sus ojos color miel, intentado tal vez descifrar que era lo que apagaba el brillo que siempre parecía haber en estos.

Kael siempre se veía ocupado en la academia, yendo de arriba abajo sin parar. En un principio, Nathan pensó que el profesor apenas daba abasto en el trabajo, teniendo que por un lado dar clases y por otro atender a los alumnos y profesores que tuvieran heridas... Cosa que era fácil en aquél ambiente tan peculiar.
Pero estaba comprobando de buenas a primeras que era su forma de ser: Siempre haciendo algo. Sin pausa, pero sin prisa. Y bien hecho.
Tomó su asiento, alzando la barbilla en un intento de frenarle con la voz, acabando por dejar escapar aire al verlo desaparecer en el pasillo.
Podría perfectamente haber ido él a lavarlo.
El griego se colocó bien el cuello de la camisa, comprobando que le iba larga de los brazos, dejando asomar ligeramente sus dedos.
Carraspeó un tanto nervioso cuando le llegó perfectamente el característico aroma del profesor que emanaban las fíbras téxtiles de la camisa, y por un momento, recordó que Ian hacía un olor parecido.
"Ian..."
Para cuando su mente volvió a la tierra, ante sí tenía una taza que se la dejaba ante sus narices el mayor, con un gesto amable.
-¡Ah! -Logró exclamar torpemente- M-Muchas gracias
Tomó con cuidado la taza entre sus manos, notando el ténue calor y afirmando a lo que le decía el mayor.
"Ya casi estamos en invierno..." Se dijo a sí mismo "...Pasa demasiado rápido el tiempo..."
Alzó ambas cejas volviendo la atención al adulto, que le miraba fijamente y de forma penetrante, un gesto que por normal estaría acostumbrado por cierta persona. Pero eso no evitó que se cohibiera ligeramente, dejando escapar una ligera tos tomando un leve rubor.
-S-Sí, leche... y azúcar- Antes de que el amyor hiciera algo alzó su mano- Usted no se mueva. Iré yo a cogerla.

El chico parecía estar, por así decirlo, en la luna; había sido perfectamente notorio que lograba perderse en sus pensamientos tanto como para que el dejase la taza frente a su persona y el peliverde apenas se diese cuenta unos segundos después para reaccionar agradeciendo de forma rápida, casi como si se hubiese visto realmente sorprendido.
El chico tomo suavemente la tasa para después asentir con leves movimientos de cabeza a sus comentarios acerca del frio del ambiente, porque si, realmente con la cercanía del invierno las cosas solo podían sentirse mas y mas frescas.
Después de hacer aquella pregunta solo se quedó en silencio observando al chico fijamente, hecho que si pareció tener cierto efecto sobre él porque dejo escapar una pequeña tos de un tinte algo nervioso y en sus mejillas apareció un leve rubor adornando su pálida piel. Lo observo levantar la mano enérgicamente mientras le sonreía suavemente, el chico quería buscar por sí mismo la leche y el azúcar y entonces Kael asintió con un movimiento de cabeza apoyándose en el respaldo de la silla.
-Bien bien, a ver cómo te va en encontrarlas…-dijo riendo un poco para después dibujar una amplia sonrisa en su rostro y lanzarle una cierta mirada desafiante pero juguetona-… la leche claramente será la más fácil…
Se divertía con aquella situación, era bien sabido que si entras a un lugar y te propones buscar algo en una casa en donde jamás ha estado, las cosas llevan un poco de tiempo a causa de desconocer a ubicación de los objetos, Kael quería entonces averiguar cuánto tiempo le llevaría a Nathan encontrar aquellas cosas, aunque si sabía que posiblemente fuese cuestión de segundos porque su cocina era más bien pequeña y no había tanto lugar donde esconder algo.
-Mmmm extraño desafío, tal vez deberíamos jugar partida de alguna cosa ¿eh Nathan?-bebiendo un sorbo de su café-… hace mucho que no hago nada como eso… y en un día como hoy...-bebiendo un sorbo más-… salvo que quieras hablarme de algo, soy todo oídos.
De a poco indagaba, de a poco se acercaría al tema, si el chico no quería decir nada, si él no quería hablar no lo forzaría, claro que no, su objetivo era que se sintiese al menos un poco mejor, ya sea desahogándose de sus problemas, como distrayéndose con algo más; sabía bien que el chico podría sentirse incómodo de hablar de sus cosas con un docente a cuyas clases asistía, así que solo le dejaría al chico decidir.

Avanzó unos pasos, no sin antes pararse a mirar al mayor que reía ligeramente, divertido por la situación como se se tratase todo de un simple juego.
Volvió su vista a la cocina y se adentró, caminando hasta la nevera.
"La leche en la nevera, no tiene otra lógica" Pensó abriendo la puerta blanca y sacando el bric.
Lo dejó en la mesa para buscar entonces el azúcar, abriendo primero uno de los armarios superiores, pero encontrando solo vasos y platos.
Cerró la puerta frunciendo levemente el ceño.
"En un armario superior... Siempre se guarda allí el azúcar... Al menos en mi casa"
Hizo una pequeña pausa, llevandose la mano a la nuca
"Claro que... Eso no significa que también pase en otras casas..."
Miró hacia un lado, encontrándose con su reflejo en la puertecita del horno, nítidamente gris, y en aquél momento pudo verse algunas marcas amoratadas de su cuello.
Apretó un poco los labios colocándose mejor la tela en un intento de esconderlas, para abrir otro armario y sacar la azucarera.
Llevó ambos objetos ante el profesor.
-...¿Usted querrá leche, o azúcar? -Preguntó antes de servirse, volviéndose a colocar bien el cuello de la camisa.
Parpadeó mientras se servía la leche, cambiando el color espeso del café sin apartar la vista del adulto.
Desde luego, no quería importunarle, y más con sus problemas... Y aún más, si no sabía ni siquiera cómo hablar de esos problemas.
-...Podríamos jugar a algo -Sonrió timidamente en un leve suspiro.
Seguramente, a Kael también le agradaría distraerse un poco.
"Sí, eso mismo, he de distraerme..."

Después de aquel extraño “desafío” que el joven docente le había impuesto a su alumno y ahora invitado, se quedó en su asiento observando lo que el chico de cabellos verdes hacía. El niño primero se dirigió hacia la nevera, era obvio pues que allí encontraría la leche que necesitaba, el azúcar en cambio no estaba donde el chico pudiese esperar que estaría y sin embargo como Kael lo supuso hacia aquel armario superior el chico se dirigió para encontrarse con varias cosas menos lo que buscaba. Sonrió levemente mientras empujaba sus lentes con un dedo cuando vio al chico rascarse la nuca con cierto desconcierto para después notar cómo se veía en el reflejo de la cocina, acomodando un poco sus ropas como acto seguido, para después emprender camino hacia el lugar en donde verdaderamente se encontraba el azucarero. Una vez obtenidos ambos objetos el chico volvió a la mesa y los colocó frente al rubio quien asintió con un leve movimiento de cabeza al escuchar la pregunta del peliverde, para después tomar la leche y poner un poco dentro de su tasa, volviendo a tomarla con ambas manos y soplar suavemente el vapor mientras observaba como el chico acomodaba casi de forma nerviosa el cuello de la camisa.
-¿Pasa algo? –bebiendo un nuevo sorbo de café-… si te duele el cuello tal vez pueda ayudarte en algo…
Después de beber un sorbo más del delicioso café que portaba la cerámica entre sus manos escuchó la respuesta del chico, sonriendo levemente al notar que si estaba dispuesto a intentar entretenerse con él, bebiendo un poco mas mientras pensaba en que podría jugar con un niño de 16 años al que apenas conocía. Kael era alguien sociable sí, pero ¿y el chico? de todas formas jugar a lo que fuese no parecía tener mayor complicación que intentar entender las reglas y el método de juego.
-Juguemos entonces, solo queda decidir el que jugar… ¿te parece el truco? ¿o prefieres algún otro?
Girando un poco la taza con un suave impulso de sus manos volvió a beber ahora un sorbo más largo degustando en su paladar el sabor de aquel líquido tibio mientras entrecerraba suavemente los ojos sintiendo como el vapor acariciaba suavemente su frente, para después volver a mirara al chico en espera de algún tipo de respuesta de su parte.

Se echó dos cucharadas de azúcar, alzando el rostro al adulto para negar con la cabeza con energía.
-No es nada, descuide... -Respondió un tanto apurado.
Tomó la taza entre sus manos, entrecerrando los ojos al sentir el calor emanado de esta rozar la punta de su nariz, penetrando con el olor a café en en interior de su cuerpo poco antes de disponerse a dar un sorbo y que el líquido caliente se deslizara por su garganta.
Se relamió levemente volviendo a mirar a Kael con un ligero parpadeo, mientras este le sonreía con aquél gesto amable que siempre lucía en sus labios.
Se encogió levemente, preguntándose en qué debería estar pensando. Al menos para Nathan, Heilbronn era una persona amable y agradable, de las que te gusta que esté cerca, pero aún así no podía saber bien qué pensaba de las cosas.
"Siempre es tan formal..." Concluyó para cuando el profesor propuso algunas cosas, dando un sorbo más largo a su taza.
Nathan acarició suavemente la taza entre sus dedos, recogiendo el calor de esta.
-¿Truco? -Repitió inclinándose ligeramente- Por mi ya está bien
El griego le regaló una ligera sonrisa cordial, poco antes de dar un nuevo sorbo a su taza.

Después de beber un nuevo sorbo largo y prolongado, dejó la taza en la mesa separando sus manos de ella para alejarse levemente mientras se quitaba los lentes con dos de sus dedos, buscando un fino pañuelo que siempre llevaba en su bolsillo. Tomando los lentes de forma delicada con dos de sus dedos posicionadas en pinza, comenzó a frotar el vidrio suavemente retirando de a poco el vapor que en él se había acumulado nublando la correcta visión frente a sus ojos.
-Ya sabes… que si te duele algo o si algo en tu cuerpo te molesta, yo estoy para eso… -subiendo la vista hacia el chico para sonreír suavemente-… no dudes en consultarme.
Después observó como el chico se relamía suavemente el café que pudiese haber quedado en sus labios, encogiéndose de hombros luego, notando como parecía estar pensando en algo. Sin decir nada desvió su mirada nuevamente hasta sus lentes observando con detenimiento la luz reflejada en el marco de estos para después continuar limpiando el vidrio hasta en la junta con el marco detenidamente y con tanta paciencia como si realmente tuviese mucho tiempo para hacerlo.
-Me parece bien, entonces a eso jugaremos una vez acabemos nuestro café…
Dicho esto termino de limpiar sus lentes, guardando el pañuelo nuevamente en su bolsillo mientras levantaba sus lentes observando si quedaba alguna mancha, colocándolos ahora sobre la mesa para que no volviesen a empaparse, volviendo a tomar la taza entre sus manos y volver a tomar un sorbo largo y prolongado mientras entrecerraba los ojos suavemente.
De pronto un trueno muy fuerte resonó haciendo que la luz parpadeara levemente mientras hacía eco en sus oídos y seguramente en los oídos de el chico que tenía cerca, levantando la vista al techo mientras escuchaba como la lluvia comenzaba a arreciar fuertemente.
-Esto parece ir de mal en peor ¿verdad?...-bajando la taza a la mesa-… tal vez debas permanecer aquí un largo rato, espero no aburrirte con mi compañía…
Dejó escapar una pequeña risita para después beber un nuevo sorbo con un gesto divertido, notando que era el último, tomando la última gota para después ponerse de pie y con una esponja lavar la taza de forma veloz dejándola en el secador.
-Iré a buscar las cartas y arreglar un sitio, tú puedes terminar tranquilo tu café…
Dicho esto palmeó suavemente un hombro del chico para después comenzar a caminar en dirección a la sala, y hacia el lugar en donde guardaba las cosas, intentando recordar donde había dejado aquel viejo mazo de cartas que había utilizado algunas veces.

Nathan observó callado al mayor, absorbiéndose en las manos del adulto limpiando con esmero las lentes.
Cerró unos segundos los ojos, notando la cabeza algo entumecida. Era normal: Estaba entrando en calor después del frío que hacía afuera, y eso le producía una leve jaqueca que, siendo en otro tipo de situaciones, le hubiera preocupado.
Aún así, cabía la posibilidad que su Psique se descontrolara en un pequeño golpe sin querer, mirando su taza humeante mientras recorría despacio con sus dedos la suavidad de la porcelana
El trueno le hizo alzar deprisa la cabeza, girando su rostro hacia la ventana y observando como la lluvia se volvía más fuerte.
-...Una suerte que ya ha comprado en la librería, no? -Comentó volviendo a mirar al profesor, ladeando un poco el rostro- En todo caso, debería ser yo quien se debería disculpar por ocupar su casa
Le regaló una pequeña sonrisa cuando este se levantó, dejándose palmear con suavidad.
-De aquí no me muevo -Respondió antes de perder a Kael de vista en el piso.
Duró unos segundos en silencio en su sitio, y tras esa pausa donde mantenía su pensamiento en la nada, se puso de pie dando un suave sorbo al café.
Inspeccionó con la mirada el salón. Habían algunas cuantas fotografías enmarcadas, pero en ninguna parecía haber una mujer, o un matrimonio.
Parpadeó un poco, oyendo tras de sí unos pasos que daban indicios que el mayor ya había vuelto.
-...Kael... No quisiera ser maleducado... -Comentó con la voz un poco baja, para luego girarse- ...¿Está usted casado?

Asintió con un suave movimiento de cabeza a las palabras del chico, en verdad era bueno que hubiese llegado a comprar lo necesitado porque con aquella lluvia no era para nada recomendable comprar dicho material siendo que podría arruinarse en la vuelta a casa, y aunque fuesen cosas sencillas en verdad las necesitaba.
Terminando de lavar su tasa se retiró de la cocina palmeando antes de forma suave un hombro del chico quién dijo claramente que de allí no se movería, casi con un tono un poco más animado del que tenía antes, si pudiese lograr que el peliverde pasase un buen momento con él sabía que al menos había hecho una cosa mínima a favor de su estado de ánimo y esto lograba alegrarle de pequeña forma.
Deteniéndose en la sala se sumió en sus pensamientos por unos segundos, en verdad hacía mucho que no utilizaba aquellas cartas, la última vez recordaba que había sido en un juego con su amigo Patrick, pero de eso hacía bastante ya y le costaba trabajo recordar en donde había guardado aquella pequeña cajita.
-Ciertamente…
Llevándose una mano al mentón se lo rascó lentamente en un claro gesto pensativo para después caminar hacia la habitación de huéspedes y acercarse a uno de los muebles más grandes que allí había, abriendo algunas puertas y observando detenidamente lo que por allí estaba, terminando por agacharse y buscar en uno de los cajones más bajos, logrando que con el movimiento algunas cosas cayesen sobre su cabeza, sobándose un poco para después quitar un poco el flequillo de su rostro y acomodar las cosas nuevamente con suma paciencia.
-Sabía que estarían por aquí…
Dijo en voz alta para sí mismo cuando logró obtener la baraja de dentro de aquel pequeño cajón, para después ponerse de pie y cerrar todas las puertas, acomodándolo todo prolijamente, girándose ahora para ir a hasta la sala nuevamente, allí donde acomodaría un lugar para que ambos pudiesen estar cómodos, pero al llegar al lugar notó que el chico peliverde ya se encontraba allí; al parecer curioseando las cosas que había en aquel lugar.
Sorprendiéndose levemente al oír como por primera vez el chico lo llamaba por su nombre, notó su tono suave de voz para después verlo girarse con una pregunta un poco más sorpresiva que provocó que alzara las cejas levemente mientras entreabría los labios.
-Para nada eres grosero, supongo que es normal que te intrigue saber algo como eso… si eres una persona curiosa… o simplemente observando esas fotografías… -sonriendo suavemente-… en verdad no lo estoy…-desviando la mirada hacia una fotografía en la cual aparecían sus padres junto a él-… aún no he encontrado esa persona especial, con la cual quisiese pasar el resto de mi vida…
Eso era muy cierto, siendo un adulto de 27 años había tenido ya algunas relaciones bastantes duraderas con señoritas d las cuales no podía quejarse, el elegía muy bien con quienes relacionarse, eso sí, y siempre había tenido buen ojo para escoger personas; pero aún así de todas ellas había algo que faltaba, quizás el buscase a alguien que le hiciese sentir completo, a alguien con quien compartir enteramente sus gustos, opiniones y hasta quehaceres cotidianos, y aunque no negase que con aquellas señoritas pudiese hacerlo, aún así algo seguía faltando; ese algo especial que ni el mismo sabía identificar bien, tal vez su alma gemela lo esperase en algún lugar del mundo.
Negó con la cabeza suavemente para luego sonreír a causa de sus propios pensamientos, no tenía nada de qué quejarse, se sentía completo en su ámbito laboral y también con la vida que tenía, ayudar a los demás era la base de su existencia y poder hacerlo era sin lugar a dudas muy reconfortante.
-Me imagino que tú tienes a alguien especial ¿verdad? a tu edad es normal enamorarse por primera vez…-dejando el mazo de cartas sobre la mesita ratona-… ah espera… iré por mis lentes, puedes acomodarte ahí mientras tanto…
Dicho esto emprendió camino nuevamente hacia la cocina, tomando los lentes que había dejado sobre la mesa, mirando luego los armarios en donde guardaba algunos aperitivos, finalmente regresó a la sala con una fuente de tamaño medio y unos cuantos aperitivos dentro de ella, colocándola sobre la mesita ratona, a una distancia perfecta para que fuese alcanzable sin estorbar el movimiento del juego.
-Sírvete, quizás se te apetezca comer algo…
Después de decir aquello solo se le quedó viendo en silencio unos segundos para después tomar el mazo y comenzar a sacar las cartas lentamente, acomodándolas de forma ligera entre sus dedos.