Por fin he llegado [Libre]

Desde que había dado un paso adentro de la academia percibía muchos poderes que podía copiar. Suspiró cansinamente para tratar de aliviar su dolor de cabeza. Avanzó entre la gente, todos seres ‘especiales’, para buscar cómo y en dónde instalarse. Llevaba consigo sólo dos maletas de mano, no ocupaba más. Sentía cierto alivio por haber podido ser aceptado aunque estaba decidido a no cometer la misma clase de errores como en su etapa en el ejército. –Extrañaré eso-murmuró más para sí mismo. Entró a lo que supuso era la recepción, no había nadie detrás del mostrador. Frunció el ceño, ¿cómo sabría qué hacer ahora? Se encogió de hombros y dejo caer sus maletas. Se recargó en la pared y esperó a que regresara la persona u ocurriera algo.

Recordó de inmediato que traía un par de snaks en su bolsillo, lo cual agradeció eternamente. Así, al menos no tendría que pasar hambre. Sacó una barrita y le quitó la envoltura para comenzar a darle pequeñas mordidas. Le daba curiosidad saber qué clase de poderes existían, ya que propiamente su poder no era un poder. Él podía copiar, y en algunos casos -recordó amargamente- regresar las habilidades. Supuso que habría elementales, psíquicos, físicos, e incluso unos más raros y extravagantes que no lograba concebir.

Escuchó que alguien le hablaba. Pasó su peso a sus pies de forma que quedara completamente parado. Observó a la persona que se le acercaba, era un muchacho. Quizá, después de todo no sería una espera tan larga. –Sería bueno saber a dónde tengo que ir-mencionó Cian esbozando media sonrisa-Pero justamente ahora estoy perdido, recién he llegado y aún no me he instalado-le explicó al muchacho que se había ofrecido amablemente a llevarlo a algún lado de la academia.

-Soy Cian Waeselynck-se presentó-Basta con llamarme Cian-agregó recordando la dificultad que la gente solía tener para pronunciar o siquiera leer su apellido. Se terminó de comer su barrita y depositó la envoltura en un bote de basura. ¿Sentía estática? Eso era raro. Eso era lo incómodo de su poder, tener que copiarlo, la mayor parte del tiempo involuntariamente. Así que ahora, hasta nuevo aviso, tendría poderes eléctricos. Se encogió levemente de hombros.

-Vale-murmuró mientras seguía al muchacho a través de los pasillos para dejar su equipaje. Le daba una curiosidad extrema descubrir los poderes de los demás en aquella basta academia. Y por primera vez, le daban ganas de probar con una gama diferente de habilidades. Debía de admitir que la idea de tener que ir a un salón a tomar apuntes le desanimaba, se había desacostumbrado en el ejército. - ¿Qué tal están las clases?-preguntó repentinamente con aire pensativo.

Llegaron a su habitación que relucía un #107 en la puerta de madera. La abrió y encontró una habitación acogedora, no era demasiado grande pero tenía todo lo que necesitaba. Aparentemente compartiría su habitación con otra persona, no tenía problemas siempre y cuando no fuera una persona demasiado problemática. Dejó sus maletas sobre su cama sin ánimos de acomodarlas en ese instante.