Hojas, frases, palabras y letras... [Cerrado]

De a poco Alina lograba ir conociendo más y más los pasillos de la academia y los lugares hacia los cuales conducían, finalmente después de haber recorrido un pasillo bastante largo llego a una puerta doble cuyo cartel le sacó una pequeña sonrisa; había encontrado la biblioteca. Ingresó en el lugar observando a sus alrededores, no parecía haber nadie y la bibliotecaria tampoco parecía estar allí “¿Habrá algún encargado de la biblioteca?”.
Al no ver a nadie decidió ingresar a recorrer un poco y observar los libros que allí tenían. Las grandes estanterías estaban repletas de una incontable cantidad de libros y esto era solo el primer piso, en los otros dos pisos más que poseía la biblioteca ella pudo observar una infinidad de libros de todos los colores acomodados ordenadamente y esperando a ser leídos. Subió por la escalera y desde el primer piso tuvo un mejor panorama de todo el lugar.
-Es hermoso… y tan pacífico…
De repente se escucharon unos pasos y la puerta cerrándose, al parecer alguien más había ingresado al lugar. “Seguramente sea la bibliotecaria, si encuentro un libro de mi interés hablaré con ella.”
Siguió recorriendo el lugar y todos los títulos diferentes, de autores muy prestigiosos, otros conocidos y otros que jamás había oído nombrar. De pronto se detuvo cuando divisó el título de un libro que había querido leer hacía un tiempo, sin dudarlo lo tomó y comenzó a bajar las escaleras para presentarse ante la bibliotecaria, pero al llegar al escritorio no había nadie.
-Que raro…
Posiblemente la mujer tuviese algo que hacer y regresaría pronto, pensando en eso decidió recorrer un poco los libros que se encontraban en planta baja, allí también parecía haber títulos interesantes. Luego de caminar unos segundos encontró otro que le gustó, pero estaba tan alto que no podía alcanzarlo.
-“Tal vez sea bueno para practicar…”
Se concentró en aquel libro y cuando sus ojos se tornaron rojos el libro comenzó a moverse, pero no salía; parecía estar fuertemente presionado entre los otros. Alina frunció el seño y entonces el libro comenzó a moverse aún más, pero seguía atascado.
-Cielos… un poco más fuerte…
Con aún más concentración pudo pegarle un tirón pero como consecuencia este salió disparado y de repente escuchó un golpe seguido de un “¡ouch!” que inmediatamente le avisaron que aquel libro había aterrizado en la cabeza de alguien. Sin pensarlo dos veces salió en busca de aquella persona para ofrecerle su más sinceras disculpas…

Después de la frustrante clase del profesor Lion, Daigo decidió buscar algo con que entretenerse.
Pensó en volver a su cuarto para descansar un poco, pero su naturaleza activa le impidió darse ese lujo.
Caminando por los pasillos de la academia, logró dar con la entrada de la biblioteca.
"Qué interesante, tal vez podría leer un poco..."
Luego de pensar esto, decidió entrar. Al hacerlo le pareció sentir que ya había alguien ahí, pero despues de prestar atención no oyó nada.
"Tal vez solo sea producto de mi imaginación..."
se dispuso entonces, a buscar un libro para leer.
Miraba los estantes con atención, leyendo los títulos.
-..."La metamorfosis"...Kafka...ya lo he leido..."La isla del misterio"...de Julio Verne, también lo he leido..."Dagon y otros cuentos de terror"...H. P. Lovecraft. Suena interesante, pero no..."El fantasma de Canterville" de Oscar Wilde...si, ése voy a leer.
Cuando estiró el brazo para agarrar el libro, de repente sintió un golpe en su cabeza.
-¡Ouch!...¿qué fue eso?...
Miró al suelo y vió que el objeto que le había impactado era otro libro, antes de levantarlo, escucho el eco de unos pasos que se aproximaban hacia él desde el otro corredor.

Al doblar en una de las esquinas Alina pudo ver a una persona de pie a lado del libro que ella había arrojado sin intención. Al mirar de quién se trataba descubrió que era Daigo, con quién había estado hablando en la clase del profesor Lion. El chico se veía algo confundido seguramente por el golpe en la cabeza, después de todo el libro era bastante grueso. Se acercó rápidamente para verificar que estuviera bien y naturalmente para pedir disculpas.
-¡Daigo! Lo siento… se me escapo… ¿estás bien?
El peliceleste la miro unos segundos mientras frotaba su cabeza con la mano, mientras esperaba una respuesta también esperaba que él no se hubiese enojado por tal golpe, pero también temía que ese golpe despertara su otro yo, después de todo ella no conocía el mecanismo de aparición de aquella entidad y nunca lo había visto en esa forma.
-Tal vez deberíamos ir a la enfermería...

Al tratar de levantar el libro que lo había golpeado, Daigo vió venir a su compañera Alina.
Acercándose a él, le pidio disculpas y le prteguntó si se encontraba bien, ofreciéndole ir a la enfermería.
-...No...estoy bien...no hará falta...
Finalmente levantó el libro del suelo y examinándolo, no reconoció el título, no le era familiar.
-...Qué coincidencia que nos encontremos, supongo que estás aquí por que también te gusta leer Alina...
Comentó con una sonrisa en la cara, olvidando completamente el inconveniente de hace unos minutos.
De alguna manera, desde que él era pequeño siempre se sentía tranquilo y pasivo frente a la presencia femenina, por su personalidad cortéz. Lo que nulificaba toda reacción negativa en él.
la muchacha le miró y le contestó...

El peliazul contestó que estaba bien y que no hacía falta, después se agachó y tomó el libro quedandose viéndole como si examinara de que trataba.
Después hizo una afirmación que era correcta, a Alina le gustaba leer, libros de aventura de romance, pero había leido de varios generos, inclusive algunas tragedias griegas que su tutor le había recomendado y otras que había utilizado para su aprendizaje, sin duda se familiarizaba con los libres.
-Si me gusta leer, de vez en cuando si tengo tiempo me gusta buscar un lugar tranquilo en el jardín... mientras la brisa acaricia mi rostro perderme en esos hermosos mundos de fantasía...
En ese momento se detuvo al darse cuenta de algo, su compañero había dicho "también", entonces pensó que podría ser que ambos compartieran el mismo interés.
-¿A ti te gusta leer?
Una pregunta un tanto tonta porque era obvio si el se encontraba en la biblioteca, pero aún así espero su respuesta con una leve sonrisa...

Daigo se alegró al oir los tipos de genero literarios que a Alina le gustaban.
Era una suerte encontrar a alguien con sus mismos gustos.
sosteniendo el libro en la mano, le dijo:
-¡Claro!...si me gusta leer...libros de todo tipo, especialmente relatos de fantasia, ciencia ficción, terror...mejor paro por que seguiría por horas. Y por supuesto, poemas también.
Mirándola con simpatía le alcanzó el libro que sin querer le había golpeado en la cabeza.
-...¿A tí también te gusta la poesía?...
la muchacha tomó el ejemplar y le dijo...

El chico de cabello celeste le comentó aquellos géneros que eran de su agrado en cuanto a la lectura, con asombro y alegría Alina se dió cuenta de que compartían los gustos. Después Daigo le pregunto sobre la poesía ¿que si le gustaba? ¡le encantaba! porque las historias de amor eran sus preferidas y las poesías de lo que más hablaban eran de amor, ya sean historias tristes, alegres, de pensamientos reflexivos, pero todas ellas eran hermosas y su palabras siempre lograban llegarle al alma.
-La poesia... -tomando el libro-... ¡me encanta! -colocando las manos frente a su pecho-... esas palabras que pueden ser tan bellas...tristes... alegres...-cerrando los ojos-... todas son hermosas.
Al abrir los ojos notó como el chico la observaba con una sonrisa y no pudo evitar sonrojarse levemente, enseguida se dió cuenta que se había dejado llevar, pero aquellas bellas palabras a veces habían sido su mejor compañía en momentos difíciles de llevar al igual que la música sin la cual no podría vivir...

Al contestarle Daigo notó que Alina y él compartían los mismos gustos.
Sin duda era un motivo de alegría, más aún con las palabras con las que ella se expresaba, de una forma apasionada.
La observó sonrojarse al explicarle los motivos del por qué le gustaba la poesía.
Sonriéndole, le dijo:
-...Es increíble la forma en la que te expresas...eso mismo siento yo cada vez que leo...mi mente viaja a otros lugares...visualizando paisajes...situaciones...y personas. Es algo que disfruto mucho, es inexplicable...tan complejo, que no alcanzan las palabras para definirlo.
El muchacho se dió cuenta de que también se dejó llevar. Con una expresión de ligera incomodidad trató de aparentar seriedad.
- Al parecer tenemos mucho en comun...al pricipio cuando llegue aquí pensaba que no encontraría alguien con quien compartir mis gustos, es una suerte que te haya conocido Alina...
Afirmó con amabilidad. Era agradable estar con ella, se sintió feliz por haber tomado la desición de ingresar a la academia. Nunca se arrepentiría.

Alina escuchaba atentamente las palabras del chico que estaba frente a ella, mientras más hablaba más sentía que tenían muchos gustos en común, sobre los libros parecían pensar lo mismo y hasta vivirlo de la misma forma, realmente a veces las palabras simplemente eran escasas para poder explicar aquel sentimiento.
Entonces Daigo dijo algo que ambos habían notado; tenían mucho en común y seguramente podrían hablar de variados temas que le serían de interés.
-Yo también creo que es una suerte… me alegro por eso.
En ese momento una pequeña idea apareció en su mente, realmente consideraba una suerte haber encontrado alguien con quién poder compartir charlas sobre asuntos de interés para ambos, una persona así nunca había conocido, nunca había tenido amigos, pero estaba deseosa de saber que se sentía tenerlos. Apretando con fuerza el libro lo pegó más a su pecho mientras sus mejillas se sonrojaban levemente, bajó su mirada al suelo y abriendo levemente sus labios dejó escapar unas palabras casi en un susurro.
-Si te parece… tal vez… podríamos… ¿ser amigos?
Se quedó en silencio observando el suelo y a la espera de una respuesta, no había tenido buenas experiencias con sus compañeros de clases, pero aún así deseaba tener con quién compartir algunas cosas, aún así se preparó mentalmente para cualquier tipo de respuesta que el chico de cabello celeste pudiera darle…

Daigo miró cómo Alina se sonrojaba al hacerle aquella pregunta.
Sonrió levemente.
-...¡Claro que podemos ser amigos!, Alina...me encantaría. Me gustaría compartir charlas contigo más seguido...
Llevándose las manos en los bolsillos sentía un dejo de felicidad al tener una amiga en la academia, y no solo una simple amiga, sino una con la cual compartir sus gustos, conocimientos y vivencias.
-...Ya que tanto nos gustan los libros...podríamos formar un club...de lectura...
Inmediatamente se detuvo...se dió cuenta de que no sabía si en la academia había clubes...llevándose una mano a la nuca, miró al costado con verguenza y disimulo.
-...O como sea...algo relacionado con la literatura...
Así permaneció esperando una respuesta.

Alina se alegro y subió la mirada con una sonrisa dibujada en sus labios, era feliz de escuchar aquella respuesta, Daigo sería su amigo; el primero que tendría. El peliceleste se llevó las manos a los bolsillos e hizo una propuesta que a ella le sorprendió dejando que el asombro se trasladara a su rostro, era una buena idea, pero ella no sabía si sería posible.
-Es una buena idea, pero supongo que necesitaríamos más de dos miembros… y no sé si esta academia permita clubes… igual y podríamos intentarlo…-observando los libros a su alrededor-
Notó que el chico miraba hacia un lado con la mano detrás de la nuca, tal vez se había sentido algo avergonzado por algo, era una buena idea pero Alina no sabía si podrían tener tiempo para algo como eso con todos las clases que tenían que tomar; todas esas clases eran muy pesadas y requerían mucho de los que recién habían llegado a la academia.
-De todas formas si no se puede… siempre podemos juntarnos para leer o para debatir acerca de algún libro. –sonriendo-

El muchacho escuchó a su nueva amiga decir que, aunque no se podría hacer un club, bien podrían hablar de literatura.
- Claro...jejeje...si es buena idea, a veces me entusiasmo tanto que suelo divagar...
Volviendo a introducir las manos en los bolsillos, una duda asaltó su mente.
Pensó un momento y preguntó:
- ...por cierto Alina...hace unos minutos ése libro me dió en la cabeza...¿lo arrojaste tú?...¿por qué lo harias?...
Realmente era bastante extraño aquél hecho.

Alina escuchó la respuesta de su compañero, el club era buena idea pero requería de ciertas cosas, aún así no tenía porqué quedar como una idea perdida, nada evitaba que en el futuro se pudiera dar.
-Te entiendo, yo también me entusiasmo a veces y luego me siento algo tonta…-rascándose la mejilla-
Después de eso un silencio se hizo presente mientras Daigo bajaba su brazo y volvía a introducir las manos en los bolsillos, parecía estar pensando en algo. Sin saber que hacer ella solo se quedó en silencio frente a él mirándolo con las cejas levantadas. La pregunta que llegó luego de aquel silencio hizo que la cara de ella enrojeciera por completo, sin pensarlo dos veces se inclino exageradamente y volvió a pedir disculpas por aquel descuido.
-¡¡Lo siento, lo siento!!... es que estaba muy alto y… utilicé mi poder pero estaba atascado y yo… creo que luego no medí la cantidad de fuerza de mi telekinesis y se me escapo de control, lo siento de nuevo…
Al levantar la vista notó que aquel chico la miraba con lo que parecía ser una mirada curiosa, tal vez el nunca haya visto a alguien con tal poder, como ella, aunque ella en realidad no había visto a otras personas como ella antes de llegar a la academia; por lo que siempre observaba a sus compañeros detenidamente cuando manifestaban algún tipo de poder.
-Si quieres… te enseño…
Sonrió amablemente al chico que tenía frente a ella esperando una respuesta, tal vez a él también le resultaran interesantes los poderes de los demás…

Daigo se dió cuenta, gracias a la explicación de su amiga que estaba practicando sus poderes.
-...Así que eso era...lamentablemente yo no puedo practicar con los míos...sería muy riesgoso...
Luego escuchó que Alina se ofrecía a hacerle una demostración.
-...Me encantaría...además creo que el poder que tienes es muy práctico. Apuesto a aque pasas las hojas con la mente sin usar las manos...¿no es así?.
En verdad creía que le podría demostrar tal cosa. Expectante, esperó a verlo.

Alina entendía perfectamente de lo que el hablada, el poder de Daigo no era algo que se pudiera practicar o aprender a controlar de forma sencilla. El peliceleste dijo que le gustaría ver una prueba de aquellos poderes ya que le resultaban interesantes, agregando lo de la pasada de hojas que le sacó una sonrisa a la cica de cabello rosado. Ella no pasaba las hojas con la mente para eso usaba sus dedos, pero si usaba sus poderes para atraer hacia su un libro u otro objeto que necesitara.
Alina tomó un par de libros que se encontraban sobre el escritorio de la bibliotecaria y los colocó en el suelo junto con el que ella había elegido. Luego cerró los ojos mientras inspiraba y exhalaba aire lentamente, sus largos cabellos comenzaron a elevarse levemente en el aire y cuando abrió los ojos estos se encontraban de un peculiar color rojo muy brillante. Observó los libros que había colocado en el suelo fijamente y estos comenzaron a elevarse hasta llegar a la altura de su rostro, entonces comenzaron a girar alrededor de ella como si quisieran formar una especie de escudo. Con una leve sonrisa en el rostro hizo girar los libros alrededor de Daigo mientras el chico miraba de forma curiosa.
-Te recomiendo este…
Cando dijo esto un libro descendió en las manos del peliceleste quién lo observó hasta que pudo sujetarlo completamente con sus dedos. El resto de los libros flotaron hacia la mesa de la bibliotecaria y allí se apilaron de igual forma como antes estaban.
-Últimamente mejoré bastante, creo poder controlar más cosas que esa.
Sus ojos volvieron a su color habitual y sus cabellos volvieron al lugar que le pertenecía, el peliceleste la miraba en silencio ¿Qué diría? ¿Qué le habría parecido?, solo debía quedarse esperando su respuesta…

Daigo miraba impresionado cómo los libros levitaban a su alrededor.
De repente Alina le recomendó uno, él lo tomó y leyó el título.
"Veintemil leguas de viaje submarino de Julio Verne...buena elección."
La miró y le contestó:
- Vaya, ¡tu poder es impresionante!...que bueno que hayas mejorado...yo en cambio...no te puedo demostrar nada...
Bajó la mirada y guardó silencio por un momento.
- Al menos...el tuyo tiene una buena utilidad...
Se sentía un tanto incómodo no poder controlarse a sí mismo...el ser un peligro para sus seres queridos.

Daigo pareció verse algo triste al hablar de su poder, ciertamente el no podía demostrarlo sin tener miedo de romper algo en aquel fino lugar, el peliceleste bajó la mirada y guardo silencio unos segundos, a Alina no le gustaba verlo así, deseaba alegrarlo de alguna forma, sabía que era una buena persona y que aquella entidad con la que cargaba seguramente le resultaba molesta en muchas ocasiones.
-No digas eso, seguro que tu otro yo tiene una buena utilidad… solo debes a prender a controlarlo y a ponerte de acuerdo con el… deberías buscar algo que sea importante para los dos, y trabajar en ello… ya verás que todo estará bien.
Alina palmeó el brazo del peliceleste suavemente a la vez que intentaba regalarle una tierna sonrisa, ella quería hacer algo por él, aunque fuera mínimo, para que pudiese sentirse mejor, no le gustaba ver tristes a aquellas personas a las que les tenía aprecio, y aquel chico era su amigo.
-¿Quieres que vayamos a caminar a algún lado?
Luego de decir esto se quedó en silencio aguardando la respuesta de quien estaba frente a ella…

Daigo se sintió feliz al escuchar las palabras de aliento de su amiga.
No todo estaba perdido, había una solución para su situación.
También escuchó su proposición.
- Si, me encanataría ir a caminar...¿a qué lugar quieres ir?. Sea cual sea tu elección, por mí está bien.
Con una sonrisa aguardó la respuesta de la pensativa Alina.

Daigo dio una respuesta afirmativa a la propuesta de Alina de salir a caminar, por lo que la joven sonrió levemente y luego se quedó un rato pensando a donde podrían ir, tanto la academia como los alrededores eran muy grandes y parecía haber muchos lugares lindos e interesantes.
-¿Qué te parece si salimos afuera de la academia?, dicen que hay un centro comercial muy grande y bonito no muy lejos de aquí.
Sin duda ella estaba ansiosa por conocer los alrededores, todos los sitios se le hacían bonitos y salir a pasear para despejarse de las clases era una buena idea, por lo tanto una vez dicho esto se quedó a la espera de la respuesta de su amigo…

Spoiler:

- Sí, me encantaría ir al centro comercial contigo...
Contestó el jóven ante la proposición de Alina.
Le gustaía conocer la ciudad y los alrededores, y si es en buena compañía, aún mejor.
Había escuchado comentarios que daban una buena referencia de los lugares como el centro comercial.
- ¿Quieres ir ahora?...por mí no habría problema.
Agregó, ofreciendole su mano amablemente.

Spoiler:

Daigo respondió afirmativamente a la pregunta de Alina por lo que ella sonrió levemente, sin duda deseaba conocer más los alrededores y lugares los que pudiera ir para despejarse cuando lo necesitara. El peliceleste le pregunto si deseaba ir en ese momento, a ella le pareció una buena idea, después de todo no tenían ninguna clase cercana y había bastante tiempo.
-Bien vayamos ahora.-sonriendo-
Al notar que su amigo le ofrecía su mano para salir de allí ella se sonrojó levemente, pero la tomó con una sonrisa dibujada en sus labios, después de todo ese chico era muy amable y realmente le caía muy bien, pero más que eso, porque eran amigos…

Spoiler: