Un nuevo compañero.

Los corredores parecían eternos, Caleb se había retirado sus lustrados zapatos para sentir la suavidad de una alfombra que llenaba los pasillos de los dormitorios, y pestañeaba consecutivamente tras el lente de sus finas gafas de color. Sentía un poco de sueño por el viaje y solo pensaba en dejarse caer sobre su nueva cama para amanecer lleno de energía; miró por un lado al chico que le ayudaba a cargar dos de sus grandes maletas, parecía estar confiado de si mismo, como si el mundo le perteneciera. "Jhum... Necesito humo, espero que a mi compañero de cuarto no le importe que fume en la ventana" caviló intrigado, un nuevo pensamiento le invadió con lentitud, como la tinta que tiñe al mar. "Mejor lo pospongo, no quiero problemas con nadie, mucho menos si todos aquí tienen deformidades o poderes especiales.". Alcanzó a visualizar las plaquillas en cada puerta, debajo del número estaban escritos los nombres de los alumnos a los que les fueron asignados estos dormitorios. "Caleb...." leyó y se detuvo en seco.
—Parece ser que esta es mi habitación— dirigiéndose a Jonathan, quien se detuvo junto a él para confirmar el avistamiento. —Te agradezco mucho, Jonathan, es un alivio y placer conocerte, espero verte mañana, quisiera hacer un recorrido, aunque no nos dieron un boletín o folleto con el programa, si no tienes inconveniente— dijo curioso al verle a los ojos, nunca había visto en persona ojos de tal color, había escuchado también de personas con ojos rojos y purpuras. Se despidieron luego de compartir algunas palabras e información valiosa para ambos. Jonathan se alejaba, leyó el número de habitación mientras introducía lentamente la llave para no despertar a quien fuera su compañero de habitación. Pensó que dicha persona no l daría la bienvenida, ya que una habitación propia es mejor que compartida. Empuja la puerta para presenciar los aposentos de Alpin, su nuevo compañero. —¿Hola?—

El que se había enterado de que tendría nuevo compañero de habitación, se había esmerado haciendo unos pequeños dulces de bienvenida, el si bien tenia su habitación para el solo, no le incomodaba tener a alguien mas en su cuarto, mientras no fuera ingles todo seria genial, tenia puesto aun el delantal de cocina negro, cuando escucho como la puerta se abría seguido de un '¿Hola?'.

Ya había llegado el otro chico, maldijo internamente porque aun tenia restos de chocolate en las mejillas y chispitas de colores en el pelo, tomo aire y se giro con la bandeja de postre que había preparado, esbozo una sonrisa mientras se acercaba al otro, sus ojos zafiro brillaban emocionados, a lo mejor su compañero de cuarto se volvía un buen amigo y podrían montársela en grande planeando fiestas o cosas por el estilo, tenia esperanza de que pudiera llevarse bien con su nuevo compañero.
-Hola!!... pasa que mi cuarto es tu cuarto - comento bromeando mientras se acercaba al otro con la bandeja de postre que había estado preparando con esmero para el nuevo. - Oh por cierto.... Tu eres...Caleb cierto?, lo leí en la plaqueta de la puerta, soy escoces... a pleasure to meet you.... ah cierto prepare esto para ti como bienvenida, espero que te gusten.. es un 'Banana Split Mini Bites'- su acento ingles británico se denotaba bastante cuando pronunciaba las palabras.

Spoiler:

Retiro la llave cuando la puerta seguía el recorrido semi circular hasta topar con la pared lentamente, Alpin se encontraba de pie ante el umbral en donde Caleb se enmarcaba sin su calzado, el cual cayó de sus manos contra la alfombra del dormitorio al presenciar la sorpresa de encontrarse con un chico que sostenía una bandeja con postres miniatura. Sus ojos adormilados se abrieron un poco más y sus cejas sobrevolaban el filo de sus gafas azulejas, pues esperaba un ambiente totalmente distinto, recorrió su vista desde los postres para notar el delantal, el chocolate en su rostro y las chispillas coloridas en su cabello. Por si fuera poco, le recibió con una calida bienvenida y una sonrisa que lo tranquilizó. —Nice... to meet you, Alpin, my-- mi nombre, sí, Caleb...— Y sin afán de impregnar sentimientos, Caleb no pudo evitar mirar los ojos ajenos de color zafiro que le enfocaban (eran los ojos de distintos colores una fascinación para él). —¿...Banana split bites, para mí?— busco en la habitación y detrás suyo en busca de alguien más al cual se le considerara la ocasión tan especial. —Muchas gracias, amigo Alpin, wow...— sin pensarlo, su mano alcanzó uno de los postresillos para mirarlo de cerca, en cuestión de segundos lo analizó y lo llevo a su boca de un tajo, acción que deleito su paladar y milagrosamente le atenuó una sonrisa; hacía meses que no lograba sonreir por aquel trauma ocurrido en Japón. —Delicioso... ¡permiteme ayudarte!— exclamó al darse cuenta que le había hecho esperar de pie con aquella bandeja que cargaba los postres, tomó ambos extremos que Alpin sostenía y se dirigió hasta una mesilla-comedor para dos, colocó la bandeja y regreso al frente de su compañero. —No me preparé para obsequiarte algo, mil disculpas... más bien pensaba en como evadir a un posible abusón sin romper cosas— Se apenó un poco sin mostrar expresión que lo delatara. Volvió su mirada al cabello y alzó su mano hasta su frente para revolver su cabello. —Tienes, chocolate y-- chispas, ahí... gusto en conocerte— tuvo una sensación equivoca al pensar limpiarle el rostro él mismo, por lo que señalo las zonas debidas.

Spoiler:

El que seguía sonriendo de buen humor escucho al nuevo que llevaba curiosamente unas gafas puestas, pero poca relevancia les dio en estos momentos, su sonrisa se ensancho al ver como se llevaba a la boca uno de los postrecitos, podría haber jurado que había sonreído de manera leve, cuando iba a preguntarle por el sabor el otro básicamente le ayudo con la bandeja y la puso en la mesa que había en la habitación, allí el escocés pensaba acercarse para conversar cuando de nuevo tenia al otro frente suyo, parpadeo un par de veces asimilando las acciones ajenas antes de volver a sonreír.

-Umm? No que dices ... no te disculpes, además tu eres el llegado, era obvio que tenía que darte una buena bienvenida no crees?-parpadeo algo confuso con el comentario de chispas y chocolate hasta que se dio cuenta a que se refería soltando una suave risa cubriéndose la boca - Ah gajes del oficio.... que es cocinar si no te ensucias un poco no?.... por cierto... vengo de Escocia, tierra de las gaitas y claro las faldas a cuadros -comento de manera amigable y graciosa.

Sin idea de lo que ocurria consigo mismo, Caleb se inclinó con un saludo como se acostumbraba en Japón; aunque su compañero parecia un poco extrañado, este mantenía su emoción por un nuev compañero, era una caracteristica usual de Caleb actuar sin conciencia cuando se ponía nervioso, quizas por el cansancio o el impacto de haber sido recibido con tales detalles. "No tengo idea de como actuar... mis viejos amigos eran más... 'varoniles', se golpeaban, insultaban con respeto, pero Alpin es... como una 'chica'..." Se alivió de no pronunciar eso último, pues su mente le llovía con otros pensamientos.

—Yo nunca he cocinado...— supuso que de intentarlo ocasionaría algun incendio; se imaginó a si mismo en el lugar de Alpin, entregandole al compañero una merienda pero 'quemada' luego de un largo día que el mismo pudiese tener "Aunque, claro... probablemente el se lo comería si quejarse...". Se llevó la mano a la frente luego de pensar eso.
—Escocia... eres el primer Europeo que conozco, todos son afables como tú? Uh-- un segundo.— preguntó sin medir las palabras y se volvió hacia la puerta para arrastrar dos de sus cuatro maletas al interior del dormitorio.

Miro con gran curiosidad aquel saludo, recordó que ese era un saludo asiático pero no recordaba de donde específicamente, aun con la vista en el otro su mente comenzaba a rebuscar el dato de aquel saludo como si su mente fuese una vasta biblioteca, al parecer el recibimiento que había preparado para el otro lo había dejado algo anonadado o algo así porque parecía que estaba algo desubicado.
Cuando finalmente el otro parecía reaccionar de aquel pequeño lapsus, confesó que no había cocinado jamás, realmente no le sorprendía mucho, la mayoría de la población masculina no sabía hacerlo o nunca lo había hecho, pero él tuvo que aprender, ya que lamentablemente en su hogar falto la figura femenina de su madre, por ende quien tenía que alimentar a su padre y a su propia persona era el mismo, recordaba como cuando su padre al principio contrato a una señora que les cocinaba, que al final termino yéndose porque el escocés cuando era más joven aun era como una pequeña plaga insoportable.

Negó con la cabeza ya que estaba comenzando a divagar en sus pensamientos y recuerdos, ahora presto atención al comentario del otro diciéndole que era el primer europeo que conocía y echándole una interrogante al final, interrogante que se vio interrumpida porque el otro chico iba a por sus maletas de la entrada de la habitación, camino detrás de el para ayudarle con las dos maletas restantes, ingresándolas detrás del otro.
- No sé si todos los Europeos sean así de afables como yo... pero seguro que si... pero no creo que los ingleses sean así- Metiéndose de nuevo con los ingleses bromeando, pero es que era inevitable para el no hacerlo - Donde quieres que te ponga las maletas Caleb?.... por cierto... yo tampoco sabía cocinar en un principio pero como en casa solo éramos papá y yo... uno de los dos tenía que aprender no? - agrego aun con las maletas en las manos esperando las instrucciones del otro para dejarlas.

Sin haber comprendido el comentario hacia los ingleses (de los cuales solo sabía lo que la ciencia cívica le había enseñado) se acercó a la cama vacía y las dejó junto y señaló a Alpin junto a las otras dos. Suspiró dejando caer sus brazos y se acercó a él.
—Si, tienes razón... en casa siempre hay algún empleado/a cocinero que prepara las más exquisitas meriendas... mi madre jamás ha entrado a la cocina. Espero...— Bostezó con fuerza. —que me enseñes algunos... trucos, pues... quisiera devolverte el favor... ya que cocinas muy rico... Alpin...— le miraba con una sonrisa medio perdida, se removió las gafas, su corbata y se libró del saco para lanzarlos a una silla cercana. Sus zapatos habían quedado en la entrada, sitio que solía usar en su residencia Murakami, en Japón. —Caigo de sueño... pero seré muy descortés si me quedo dormido y sin terminar los postresillos... necesito una bofetada de café... una café y una taza de bofetada... una... cafetada...— susurro casi sin voz creyendo que lo estaba pensando. Sacudió su cabeza y caminó hasta aquella mesita con los postres. "Azúcar... sí".

Coloco las maletas donde el otro le había indicado y se recargo contra una pared mirándole mientras hablaba, sonrió mientras veía que el otro bostezaba, quizás estaría agotado del viaje que tuvo hasta llegar a la academia. - Trucos?... umm supongo que podría enseñarte... si te gusta lo que haces lo haces bien ..- le miro, si caía de sueño lo mejor para el otro seria que descansara - No seria descortés.... mira si quieres te guardo los postres en el refrigerador del comedor.... y de paso te traigo una deliciosa taza de café.. Que dices?... mientras puedes descansar, que seguramente has hecho un largo viaje-

Le vio caminar hasta donde estaban los pequeños postres que había preparado y como los miraba, suspiro antes de encaminarse hacia el pasillo, claro que antes de que saliera dijo cortésmente. - Si me disculpas.. .. Iré a la cocina, no tardare, si quieres puedes descansar, no te vendría mal Caleb-