Primer día de mala suerte. (priv) (Finalizado)

El día había llegado, ni bien se había bajado del avión un chófer le había ido a recoger para traerle a su nuevo hogar, un espacio repleto de fenómenos como él, era simplemente maravilloso y en cualquier momento iba a vomitar por eso mismo. Su padre algún día se las pagaría, mira que tirarlo lejos, y tan lejos como otro continente, que aunque se gastara una fortuna en él no valía la pena. Malditas campañas electorales, las odiaba, cada vez que empezaban su padre amablemente lo llevaba lejos, pero esta vez se había pasado.

Se bajó del auto y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos hacia lo que parecía la entrada del lugar, encima era gigantesco, iba a pasar horas perdido y deambulando. Todo por culpa de ese viejo político asqueroso de su padre, cuanta rabia tenía en ese momento. La verdad es que lo amaba y lo extrañaba desde ya, pero no se la perdonaría así como así, esta vez no.

Miró hacía el auto y se dio cuenta de que un par de empleados del lugar sacaba sus cosas, al parecer lo esperaban. Ya podía prever que en ese nuevo hogar lo vigilarían hasta cuando iba al baño. Que fastidio.

Entró empujando la puerta con su hombro, no, ni siquiera se molestó en sacar las manos de sus bolsillos. Miró en todas direcciones como buscando algo, precisamente, la recepción o algo por el estilo para que le dijeran donde diablos era su habitación, sus clases, su nueva puta vida. No querrán que se fuera dentro de una maleta con el resto de sus cosas ¿O sí?

Cuando vio el imponente mesón... ¡Sorpresa! no había absolutamente nadie. Caminó desganado y haciéndose mentalmente el ánimo para esperar que alguien llegara a darle algún tipo de instrucción y apoyó su espalda en el mismo mesón al tiempo que se ponía sus audífonos para escuchar algo de música mientras tanto, cuando por fin dio con la canción que quería escuchar, no pasaron ni cinco segundos y se le fue la batería al aparato.

-Definitivamente en este lugar hay alguien con el poder suficiente para concentrar toda la mala suerte del planeta en una sola persona...-

Se quejó por lo bajo mientras se volvía a quitar los audífonos y guardaba el aparato en su bolsillo. Miró a su alrededor como buscando alguna cámara de vigilancia, seguro el lugar tenía varias, cuando al fin dio con una se acercó y comenzó a hacer señas para que alguien se diera cuenta de que en la recepción no había nadie. Al principio sólo hacía señas inofensivas, pero cuando los minutos pasaron y no había respuesta de ningún tipo, las amigables señas se transformaron en gestos obscenos... seguro luego tendría problemas por aquello, pero a estas alturas le importaba bien poco.

El chico parecía agradable, además de bastante útil en su precaria situación, le dio la mano con bastante mas gusto de lo que solía hacerlo cuando le tocaban, a decir verdad algo bueno que le pasara ese puto día debía agradecerse, por que temía que sólo era el comienzo de una serie de hechos desafortunados que estaban por venir.

-Perfecto.- Le dijo sonriendo de medio lado, le gustaba que le llamaran Wolfex o derivados, hasta lo que recuerda sólo los profesores y su padre le llamaban por su primer nombre "Pasha". Y en este momento en su mente ambos eran el enemigo.

Se sentó en el piso y miró al otro chico como diciéndole que se sentara junto a él, seguramente no estaba permitido sentarse en la recepción de esa manera, pero bueno, no sería malo que alguien viniera a regañarle, así al menos podría quejarse formalmente de la poca diligencia de la recepcionista.

-¿Todos los chicos en este lugar tiene algo extraño?.-

No sabía si escogía bien sus palabras, traducir en su mente primero lo que iba a hablar y luego decirlo era complicado, además que no siempre encontraba la palabra exacta para traducir y debía buscar algún sinónimo. La verdad es que esperaba que no se tratara de un circo de fénomenos... y tambien esperaba que hubiese alguna instancia donde pudiera bailar.

No dejó que Kuja le contestara antes de hacerle otra pregunta. -¿Hay algún taller de baile en la academia?- No pudo disimular un poco de nerviosismo por la respuesta, es que realmente ya estaba esperando un "No, esta prohibido bailar en la academia" Ahí mejor agarraba un arma y se pegaba un tiro, aunque con la suerte que tenía quizás la bala le rebotaba en la cabeza.

Ambas respuestas los amargaron y tranquilizaron por igual, supuso que nada iba a ser algo completamente bueno. Ya estaba por pensar que se trataba de algún castigo divino o que su madre desde el cielo estaba tratando de educarlo de alguna extraña manera, y claro, estaba muy lejos de ser el hijo modelo. Suspiró pesadamente, las verdad es que no tenía ánimos para forma él mismo un club de bailes, pero al parecer si quería bailar iba a tener que armarse de ganas y hacerlo.

-Bah... yo que esperaba ver una sirena.- Bromeó pero no sonrió siquiera. -¿Que poder tienes?... ¿O es secreto o algo por el estilo?.- La verdad es que su padre le había dado una carpeta con todas las instrucciones, reglamentos e información necesaria de la academia, pero la utilidad de la carpeta llegó hasta que la arrojó por el balcón del segundo piso frente a su padre. Así que no sabia nada de nada...

-Es extraño que los hombres bailen en este país?- Escupió la pregunta, si bien no tenía nada que ver con lo que el chico había aceptado responder, no pudo evitar decirlo antes que contestara su pregunta anterior, es que la cara de sorpresa en Kuja no había podido pasar desapercibida cuando le preguntó por el baile. Lo único que le falta era ser un fenómeno además por bailar. -Rusia ha tenido durante la historia los mejores bailarines.... las mejores escuelas... y yo acá en una academia para esconderme... que lamentable.- El acento ruso le salía cada vez más marcado, pasando a dificultar su entendimiento justo al final de la frase.

Como extrañaba el aire de su país... realmente de pesado estaba pasando a ponerse un emocional de mierda... como estaba odiando en ese momento que no se había dado cuenta que apretaba sus puños con fuerza como si quisiera golpear algo.

-Perdona mi pobre lenguaje...- Se disculpó por que sabía que estaba hablando un poco mal.

-No tengo idea si mi poder tiene nombre o algo parecido... ni siquiera se de que se trata.-

Contestó como si no tuviera importancia, además era la verdad, sólo estaba consciente de que aveces su cuerpo se amoldaba a distintas situaciones, pero nunca había pensado que eso debía tener un nombre. El nombre de su poder sonaba realmente cabrón, pero que tanto daño podía hacer una sombra era la pregunta, bueno, no quería averiguarlo por ahora tampoco.

Agradeció el hecho de que el otro dejara de esforzarse con su acento, así ahora podría el también relajar el suyo. Incluso le agradaba más con su acento natural, tenía un ritmo signo de una canción, interesante. Notó el extremo tacto de Kuja para no inmiscuirse demasiado en su molestia, pero era él mismo el que se dejaba en clara evidencia de enfado por estar en ese lugar.

-La verdad es que mi padre es un político en mi país, y bueno... yo no soy el mejor modelo de hijo para alguien que representa a las masas... ademas de todos esos movimientos anti poderes o algo así... mmmm supongo que acá estorbo menos y estoy más seguro...-

No le molestaba hablar del tema, en realidad no le parecía algo tan confidencial, por lo demás el chico hasta ahora había sido sólo agradable con él, no tenía por que ponerse pesado. Sacó un paquete de chicles del bolsillo y se metió uno a la boca, luego le ofreció a Kuja uno.

-Ahora una pregunta extremadamente importante...- Se apoyó con una de sus manos en el piso e inclinó su cuerpo hacía donde estaba sentado Kuja para dejar su rostro bastante cerca del otro. -¿Donde conseguimos pasarlo bien en este lugar?.- Seguía con la mirada seria, y esperaba la respuesta casi con más ansias que las anteriores. Cualquier cosa era aguantable si podía conseguir algo de esparcimiento, sino... que le den al mundo por el culo que el se largaba de ahí como fuera.

-Eh... pareciera ser que mi cuerpo se amolda a situaciones... mmmm en realidad no estoy... ¿Cómo decirlo?... al tanto de lo que puedo hacer o no, pero cambia de forma... es bastante grotesco.- Rió un poco al recordar como su cuerpo se había estirado una vez como un chicle. -También aguanta temperaturas extremas, pero duele como el demonio de todas formas...- Agregó al tiempo que volvía a alejarse un poco del chico, de cerca se había dado cuenta de lo profundo que le resultaban sus ojos, azules... que agradable.

Era verdad lo que decía de respecto a los políticos y también compartía su forma de pensar sobre las personas, era un hecho que el temor a lo desconocido les hacía reaccionar de formas, al menos desde su punto de vista, inexplicables, él, como el resto de "fenómenos" no había elegido serlo, no era una opción que se les daba en algún momento de la vida. Pensándolo bien era bastante cruel ser así, aún podía recordar las miradas de asco de sus compañeros cuando su cuerpo se deformó para evitar la caída.

-Siento lo de tus padres...- Le dijo al escuchar que no tenía, no sabía lo que era perderles o no tenerlos a ambos, pero el dolor de perder a uno era insoportable, no quería ni imaginarse en el caso de perderlos a ambos. Tampoco preguntaría más al respecto, pero si el otro chico quería decir algo, le escucharía.

-Así que si hay como divertirse por acá eh.- Dijo ya más relajado, estaba pasando a segundo plano la espera sólo por el hecho de saber que algo entretenido podía salir de toda aquella, hasta ahora, nefasta experiencia. -Debemos conseguir algo de alcohol para celebrar mu súper llegada al infierno.- le fijo cada vez más relajado y divertido con la situación, la verdad no se había dado ni cuenta y ya incluía al chico en sus planes.

-Ah... otra cosa... ¿Hay chicas en el lugar verdad?.- Y bueno, estaba en plena adolescencia, obviamente necesitaba distraer la vista de vez en cuando. Nunca había tenido una novia ni nada por el estilo, quizás en ese lugar donde era alguien más del montón no tendría problema para conseguir una.

Se largó a reír junto a Kuja por su descuido con la pronunciación, a decir verdad por eso y por que la risa del otro chico era bastante pegajosa. -Es tu culpa.- Lo acusó entre risas. -Tu me dijiste que podía relajarme con mi acento y se me pasó la mano. -Claro que invitaré cuando consiga algo... espero que en alguna parte me vendan unas buenas botellas de vodka... veremos la vida de otro color, ya veras.- Le dijo al tiempo que se ponía las manos en los bolsillos como solía hacerlo. -Yo creo que mis maletas se las llevaron a mi habitación ya... pasemos por la tuya antes a buscar la "mercancía" y nos vamos a la mía. -"Mi fiesta de bienvenida"... eso suena bien.-

Agradecía haberse topado con Kuja y no con algún otro chico o chica que no le siguiera el ritmo, estaba seguro de que sería una amena tarde, y quien sabe, con suerte seguían hasta la noche emborrachándose, esperaba que sus cosas ya estuvieran en su habitación ya que se había traído su mac con varias películas por lo bajo interesantes, también con música para amenizar el ambiente... además del puto cargados de su Ipod.

Se preguntaba si su padre ya lo estaba llamando para saber como había llegado... porque en venganza había apagado el celular desde que subió al avión y no lo había vuelto a prender. Ahora que el viejo se preocupara un buen rato por él, ya le llamaría en la noche, bueno, eso si no perdía la conciencia tomando con Kuja... sino le mandaría un mensaje de texto con algún garabato y ya, bastaría para que sepa que está vivo... o quizás no, ya vería.