Fade away (Libre)

Se vio obligada a usar el hombro para empujar la puerta de metal. Apretando un poco los ojos antes de volverlos a abrir ante el cielo opaco.

La última vez que Loris estaba dando un paseo por el perímetro de la escuela, había encontrado entre la hojarasca una pequeña bola que tiritaba en el suelo, intentando esconderse de los fríos que se avecinaban.
Al agacharse descubrió que era un pequeño pájaro. Se había herido el ala y no parecía poderse mover de allí. Loris lo miró apenada, y fue a cojerlo en sus manos parándose antes al ver que sus manos estaban desnudas.
Lo llevó escondido a la academia, colocándolo en una cajita con un improvisado nido hecho con algodón y dándole de comer una solución hecha de leche y pan mojado que se había ido llevando disimuladamente del comedor, administrándolo con jeringuilla.

No parecía que fuera a llover. No hacía un sol radiante, pero el gris del cielo no auguraba otra cosa que un dia nublado. Se encogió un poco con las ráfagas de viento que recorrían los espacios grises de la azotea escolar.
Llevó sus manos al interior de su americana, sacando de uno de los bolsillos interior el pequeño pájaro.
La morena sonrió con suavidad acercándoselo, depositando un beso en la pequeña cabeza del animal.
-No me pongas esa cara... Ahora ya no te duele el ala, verdad? -Habló con suavidad.

Tomó aire en sus pulmones, sintiendo el viento rodearle, agitándole el cabello de tal forma que parecía que fuera a volar en cuestión de tiempo. Sólo hizo falta un pequeño impulso para observar el ovíparo elevarse moviendo sus alas.
Loris sonrió observando su trayecto.

Caminaba por los pasillos con las manos en los bolsillos mientras bostezaba ampliamente sin sacar las manos de donde estaban, toda la vida le habían enseñado buenos modales sin embargo no había nadie allí, ni para verle ni mucho menos para recriminarle nada.
Recorría los pasillos sin rumbo alguno, solo quería caminar, quería activar s cuerpo en algo, aunque claro con el mal clima que parecía avecinarse ni era para nada conveniente hacerse el viajecito hacia el campo de entrenamiento, si terminaba empapándose en el solo se fastidiaría y su humor cambiaria por el resto del día.
Después de caminar por los pasillos y sin rumbo aparente recordó que había un lugar que aún no conocía, la azotea de la academia a la cual nunca había subido ya que cuando había llegado no estaba permitido el acceso allí aún.
Subió las largas escaleras de forma relajada y lenta hasta que luego de unos minutos llego a la puerta que no dejaba colar demasiada luz, era normal, después de todo el cielo estaba completamente cubierto y el sol no se había presentado desde el inicio del día.
Abrió la puerta lentamente frunciendo el ceño ante el rechinido de las bisagras de esta y camino unos pasos para subir su vista al cielo gris mientras la brisa jugaba con su cabello “En cualquier momento…” pensó al notar como espesas nubes grises paseaban lentamente cubriendo todo el cielo.
-Al menos un rato...
Al bajar la vista busco con sus ojos el barandal, pero en ese momento encontró más que eso a una niñita morena que parecía observar el vuelo de un pajarillo, del cual tuvo la extraña sensación que ella había liberado en ese lugar, tal vez por la posición en la que estaba, tal vez por como lo observaba al parecer con mucha atención.
Sin decir absolutamente nada, la miro por escasos segundos para luego ignorar su presencia y acercarse al barandal, sobre el cual apoyó los codos inclinándose un poco para observar la visión que el lugar ofrecía; los alrededores de la academia y mucho más.

Spoiler:

(para qué no querría mujer? Bienvenida seas! xD)

El animal despareció de su vista, suspirando levemente. Le hubiera gustado poder notar el suave plumaje en sus dedos, pero no se podían pedir peras al olmo:
Si lo hubiera hecho, la vida de aquella pobre criatura se hubiera apagado en menos tiempo de lo que uno puede suspirar. Guardó sus manos en los bolsillos y miró al frente despistada hasta que le pareció escuchar la puerta de metal cerrarse a su espalda.
Volteó su vista rápidamente a la descorchada, que mostraba las marcas de haber sufrido la interperie. Una puerta totalmente opaca que separaba aquél pequeño mundo de fenómenos de un mundo increiblemente frágil y esplendoroso como el natural.
Observó entonces una figura blanca que se apoyaba en la barandilla, a unos metros lejos. Loris lo observó largamente, como si se tratase de un espectro.
Tardó un poco en reaccionar hasta caer en la cuenta que, obviamente, no era ninguna figura espectral, a pesar de sus cabellos albinos y su aspecto etéreo.
-...El cielo está bastante enladrillado -Comentó en lo alto.

Apoyando sus codos en el barandal clavo su mirada en el horizonte, pero pronto la fija y larga mirada de alguien observándole hizo que inevitablemente girara su cabeza en aquella dirección para encontrarse con los ojos turquesas de la chiquilla que ahí estaba. Después de unos largos segundos la chica pareció reaccionar de un extraño trance y comentar que el cielo estaba bastante enladrillado a lo que él solo correspondió con un silencio igual de inerte que el anterior, para después subir su mirada al cielo y observar las espesas nubes viajar pesadamente.
-Una tormenta se aproxima… tal vez no deberías estar aquí niñita…
Apenas término de decir esto escuchó como la puerta rechinaba nuevamente, volteando levemente la cabeza pudo ver de reojo como un chico de cabello marro miraba de una forma algo extraña a la chica y luego se colocaba a su lado, para después sin decir nada alzar su mirada al cielo.
“Genial una parejita… ahora se sentirán dueños del lugar…” pensó frunciendo el ceño con molestia, aunque supiese que aquellos dos tal vez comenzarían con sus cosas no sentía deseos de mover ni una de sus piernas para ponerse en marcha. Simplemente se quedo en silencio y alzo su vista al cielo reflejando la escasa luz que aquella inmensidad desprendía en sus pupilas casi rojizas, perdiendo su mirada escarlata en aquella inmensidad gris.

Escuchó tras de sí la puerta abrirse, girando un poco su cabeza para observar a su espalda. Otro alumno había llegado a la azotea, y no tardó en reconocer a Jonathan.
Dibujó una sonrisa en sus labios y agitó su mano como un saludo para luego mirar al albino, con cierta curiosidad.
-¿Tormenta? -También se apoyó en la barandilla- No sé... el cielo no está tan negro como para una tormenta...
Echó un poco su cabeza al aire para apartarse los mechones de la cara, para luego observar edificio abajo. La azotea estaba situada a una considerable altura, recorriendo verticalmente sus paredes una fuerte corriente de aire.
-...¿Creéis que alguna vez alguien haya saltado desde aquí? -Preguntó en voz baja, con una sonrisa que se mantenía en el rostro.

Escucho el comentario que hizo la chica luego de saludar al recién llegado, sin voltear a verla observo con mayor detenimiento el cielo, en verdad no estaba tan encapotado como pudiese estar, pero aun así, aquellas nubes no parecían dejar buena señal.
-Las apariencias engañan… he visto tormentas poderosas que se desatan con este tipo de nubes y luego… empeoran con cada segundo…
Si había visto varias tormentas a través de los cristales de su hogar cuando era niño y las había padecido en la calle siendo adolescente, sabía bien que el clima puede ser impredecible y tan cambiante como las actitudes de algunas personas que terminan volviéndose desconcertantes, e irónicamente al parecer la chiquilla era una de esas.
Levanto una ceja al escucharla hablar de tirarse desde la azotea, no lo había pensado pero si en realidad se encontraban a bastante altura sobre la tierra y eso seguramente ocasionase lesiones muy graves y hasta la muerte.
Giro levemente su cabeza cuando escucho al otro hablar de lanzarse para comprobar, no es que Rai adorase la vida, pero nunca se le había ocurrido hablar de esas cosas con tanta naturalidad; aquellos dos tenían la apariencia de ser chiquillos consentidos por sus padres y que no tenían más nada que hacer en la vida que hablar de idioteces.
-Tsss… hazlo, realmente me gustaría ver como tus huesos se rompen, seria hasta bueno oírlos crujir y luego ver el resultado… serias muy amable si te ofreces de voluntario y tu niñita también hazlo… para ver cuál de los dos llega al piso primero.
Dijo todo aquello en un tono irónico y hasta algo desafiante para luego volver a subir su mirada al cielo, de alguna forma la presencia de esos dos ya comenzaba a fastidiarle “Niñitos de mama…” pensaba gruñendo por lo bajo, lo mejor era salir de allí y dejar de fastidiarse por estupideces sin sentido como esas.
-Si lo intentan… ya luego me enterare…
Levanto una mano como si indicase que se retiraría y luego de colocar ambas manos en sus bolsillos puso en movimiento sus piernas para dirigirse lentamente hacia la puerta, algunas frías gotas comenzaban a caer sobre su cabeza, la tormenta llegaría; él estaba seguro de eso.

Loris se inclino en su sitio, observando los jardines de la academia, extendiéndose hasta el lago y, tras las verjas, Pieceville y el Bosque, como si se dividiera en dos.
El viento escalaba las paredes del instituto, golpeándole el rostro y agitándole cada mechón, moviendo un poco sus piernas.
-No sé... Digo, tenemos super poderes... Seguro que alguno que pueda ejercer sobre el viento habrá volado, no?
Rió por el comentario de Jace, girándose luego al chico que parecía irse.
-Oh, vamos, no te enfades, Jace es un bromista -Colocó bien su chaqueta dando unos pasos- Habría de estar loco para saltar.
El peliblanco parecía haberse molestado por el comentario, y es que Loris no hubiera imaginado que la hubieran tomado en serio.
"¿De verdad?" Pensó parpadeando un poco.
-Yo me llamo Loris, y tu? -Saludó con una sonrisa en sus labios, acercándose un poco para cuando notó una gota en la punta de su nariz, elevando la cabeza.
Sonrió. La gente solía fastidiarle los días lluviosos, pero tan sólo elevó las manos al aire.
-Mira, tenías razón, tal vez llueva un poco -Rió suavemente- Es cierto que las apariencias engañan, y esto les irá muy bien a los girasoles... No?
Volteó su cabeza al castaño, como si esperara una afirmación de su parte.

El miembro 'Jace Herondale' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'1d20' :

Resultados : 19

Se detuvo frente a la puerta cuando escuchó a la chica dirigirse hacia él, la pelinegra decía que el tipo de cabello castaño era un bromista, pero a Rai eso poco le importaba; aunque la chica parecía estar algo más cuerda de la impresión que él había tenido de ambos. Después escuchó la presentación de la ojiturqueza y se giro con un movimiento perezoso para dar unos pasos hacia ellos pero sin acercarse demasiado.
-Puedes llamarme Rai…-comentó con actitud de poca importancia-... y si, es natural que tuviese razón…. rara vez me equivoco…-dijo observando la sonrisa de la chica con un rostro bastante inexpresivo-
Después el castaño haciéndose eco de las idioteces que habían estado hablando, se subió sobre el barandal mientras las gotas de lluvia se volvían cada vez más gruesas y comenzó pasear sobre él como si escogiese el lugar desde el cual saltar.
Con un grito casi fúrico que Rai claramente captó dirigido hacia él, el castaño se dejó caer al vacío y en ese momento el albino sintió intriga ¿se rompería los huesos por idiota? Eso era algo que no podía perderse. Caminando hasta el barandal con paso tranquilo se colocó al lado de la chica para mirar hacia abajo y notar como el tipo de ojos verdes decía algunas cuantas babosadas que solo demostraban el tamaño de su ego, murmurando tal vez algo por lo bajo que el peliblanco no llegó a distinguir, pero sobre lo que tampoco se esforzó.
-¿Ese idiota es tu amigo?-dijo mirando a la chica con una ceja levantada-… vaya amistades tienes tú… escoge mejor… Loris.
Dicho esto se apoyó en el barandal mientras la leve brisa movía su blanca cabellera, en el cielo se dibujaban cada vez mas fuertes unas oscuras nubes que parecía anunciar una terrible tormenta, pero esto no le inmutaba en absoluto, no le molestaba tanto mojarse, no mientras no tuviese nada que pudiese estropearse, como aquella desafortunada vez en el lago.

Rai era un chico curioso. Las veces que Loris lo había visto, caminando por un pasillo o en clase, parecía absorto en otro mundo, en sus pensamientos que le hacían verse un tanto lento de movimientos invadido por una extraña despreocupación. Sin embargo, se preguntaba si no sería que le estaba irritando.
-¿Rai? Bonito nombre, ¡es un placer! -Exclamó sonriente.
Hubiera preguntado más cosas, pero la mirada del peliblanco se había posado en la lejanía, donde vio a Jonathan subir al borde del edificio.
Parpadeó quedándose callada unos instantes, vacilando un poco en dar un paso al frente. No sería capaz.
Y sin embargo, sí lo hizo: Tras decir unas palabras, Jace se dejó caer al vacío, sacando de los labios de la chica un grito de horror, corriendo al borde para asomarse con los ojos que querían salir de sus órbitas.
A pesar que el castaño hubiera salido milagrosamente ileso, Loris apenas podía respirar.
-Ah... eso... fue pasarse de la raya... -Jadeó asfixiada, mirando luego a Rai- Lo siento

Giro perezosamente su cabeza para dirigir su mirada hacia la chica cuando escuchó que ella parecía respirar de forma agitada, anteriormente había gritado bastante horrorizada y al parecer lo que aquel idiota había hecho le había impactado demasiado.
-Ciertamente es un idiota…-mirando hacia abajo-… pero no creo que se haya lanzado sin planearlo antes, el sabía muy bien como sujetarse de las ramas para salir ileso… o eso quiero creer…-hizo una pausa durante unos segundos mientras volvía a alzar su vista al cielo-… no te disculpes, tú no eres culpable de lo que el tipo haga o deje de hacer.
Levantó una mano para recibir unas cuantas gotas sobre su palma y observar el agua cristalina que suavemente se depositaba sobre su piel para rodear su mano y buscar el suelo al igual que el resto de la lluvia. Volvió a mirar a la chica, parecía asustada y era de esperarse, el tampoco se imaginaba que el otro saltase, pero claro lo que pudiera sucederle el importaba muy poco; sin embargo a la chica parecía haberle afectado de sobremanera, tal vez ella era tan frágil como aquella ojiverde, después de todo las chicas solían ser así, solo contaban algunas pocas excepciones.
-Oye… si te sientes muy mal, ve a la enfermería… no vaya a ser que te caigas inconsciente por ahí…-inclinándose un poco para ver el rostro de ella-… estás pálida… si quieres te acompaño…
En realidad no tenía porque preocuparse por ella, no es que lo hiciera realmente, pero tal vez convivir con alguien como Aydan hubiese cambiado mínimamente algunas actitudes suyas, pero solo de forma muy básica, tal vez aquello fuese lo que cualquier ser humano haría, tal vez era normal, después de todo el mismo había llevado a la enfermería a quela molesta peliazul, sin saber porque, tal vez solo por verla frágil; y al parecer, la situación se repetía, una vez más.

Dio una respiración profunda, notando su nuca humedecerse con el agua. Loris elevó el rostro del vacío, mirando unos instantes el cielo que rompían en, por el momento, un suave llorar.
Cerró los ojos notandose tranquilizar, volviéndolos a abrir para mirar al chico que se encontraba a su lado. Tal vez tenía razón, y Jace ya había hecho eso alguna vez y, simplemente, quería haberlos impresionado.
Aunque a Loris no le había atraído mucho. La imagen de alguien cayendo desde un edificio alto se le repetía en la mente, en determinado año en el que amaneció con la imagen de torres en llamas reflejada en la televisión.
Y a su padre, resbalándole la taza de las manos.
Movió sus pupilas rápidamente, quitándose el reflejo del pasado de la retina y viendo al albino jugar con delicadeza con unas gotas de agua.
La morena sonrió un poco, borrando aquél gesto de apatía de su rostro cuando el otro le sugirió de llevarle a la enfermería.
-¿Yo? -Preguntó alzando ambas cejas con un gesto de extrañez en el rostro- Si estoy bien.
Echó la cabeza un poco atrás cuando el otro se acercó, y en cuanto dijo "pálida", se llevó los dedos al rostro, palpándose, como si de esa forma comprobara la información.
El peso del agua alisaba el cabello de la chica, calando en los huesos sin llegar a molestarla.
-Oh, eso... -Sonrió un poco, dejando escapar un poco de aire sin llegar a preocuparse- No es nada, cada cierto tiempo estoy así... Cosas de la alimentación.

Se le quedó viendo en silencio a la chica mientras la escuchaba decir que estaba bien, a pesar de su palidez la ojiturquesa se veía muy segura de lo que decía, mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa animada. Notó como la chica se echaba un poco para atrás para después levantar una mano y con ella tocarse el rostro, no era que iba a saber que estaba pálida con tocarse la piel, pero a fin de cuentas eso no le incumbía en nada a él. Desvió la mirada mientras la escuchaba decir que era común de vez en cuando debido a su alimentación y frunció el ceño levemente, aquella chica tal vez era de esas que no comen nada con tal de ser delgadas, o tal vez de las otras que se atoran para luego expulsarlo todo.
-Ya veo...
El peliblanco chasqueó la lengua, eso poco le importaba y a fin de cuentas era su drama, tal vez la chica en realidad tuviese algún otro problema, así que solo se olvidó de aquel comentario para alzar su mirada al cuelo mientras las gruesas gotas de agua caían sobre su cabello apegándolo a su rostro.
-¿Y qué?... ¿Qué piensas hacer aquí?-lamiendo las gotas de lluvia sobre sus labios-… la tormenta parece empeorar con cada segundo, tal vez te enfermes niñita…
Apoyando ambas manos sobre el barandal se inclino levemente para volver a mirar hacia abajo, notando como las gotas de agua caían a su alrededor, perdiéndose de su visión para morir en el suelo que se encontraba unos metros abajo, mientras aquel característico sonido empezaba a aumentar a sus alrededores. Giró levemente la cabeza hacia la chica mientras solo uno de sus ojos era visible en medio de los desparramados mechones de su cabello, para quedársele viendo en silencio a la espera de la respuesta que ella pudiese darle.

Loris perdió sus ojos en el aire, resonando en su cabeza el susurro de su subconsciente.
"Alimentarme..."
Fue casi una voz seca, gutural, recorriendo el espinazo de la morena con una fuerte descarga, dejándola estática por unos segundos. Notó en su boca el sabor del hierro, haciendole arrugar un poco la nariz y negando con la cabeza, volviendo a la realidad.
Solamente... su cuerpo le volvía a fallar. Nada más.
"Debo pensar en otras cosas... Distraerme..." Se autoconvenció a sí misma, volviendo a prestar atención a Rai.
Sin haberse dado cuenta, ambos estaban completamente empapados, pudiendo sentir como si en el interior de sus zapatos hubiera también agua, mientras la ropa pesaba y se pegaba a su cuerpo.
Una sensación que normalmente a la gente le molestaba. Unas gotas resbalaron por las mejillas de la pelinegra, que alzó sus ojos al cielo.
"Sin embargo, es hermoso..."
Bajó de nuevo su vista al peliblanco, que se relamía las gotas delicadamente de sus labios, bebiendo de la misma lluvia.
La morena tardó unos segundos en respoder o reaccionar, girando su rostro a los terrenos.
-¿Y tú? Yo me podré resfriar, pero tu también. -Respondió- Además...
Loris se apoyó en el barandal, sacudiendo un poco su cabeza haciendo saltar un poco de agua, sintiendo las gotas colarse por el cuello de su camisa.
-No tengo prisa. Es sólo agua -Sonrió.

Antes de escuchar cualquier respuesta por parte de la chica frunció levemente el ceño mientras se llevaba una mano a la cabeza, pasándola suavemente por su cabello para correrlo hacia atrás y de esta forma liberar su vista, dejándole así observar nuevamente las regordetas gotas cristalinas que paseaban ligeramente frente a sus ojos.
La chica de ojos turquesas lo observó durante unos segundos para después pasar a mirar nuevamente los terrenos mientras decía que ella si podría llegara a enfermarse, pero que viniendo al caso el también podría enfermarse de la misma forma que ella.
-Ya veo…-acariciando suavemente el barandal-… ¿acaso es un reto a ver quien se enferma primero?... sería interesante, pero…
Recorriendo el barandal con una mano, caminó hacia ella mientras sus dedos levantaban las frías gotas que sobre él la blanca construcción se posaban tenuemente para obligarlas a caer por su empuje, mientras se colocaba en frente de la chica, estirando ambos brazos para encerrarla contra el barandal pero sin tocarla realmente.
-Hay muchas cosas más interesantes para hacer…
Susurró aquellas palabras en el oído de la chica para después alejarse y volver a apoyar ambas manos sobre el barandal del otro lado de ella, para después apoyar sus codos y su cabeza sobre sus manos, levantando levemente sus ojos mientras soplaba un mechón de cabello que le cosquilleaba en el rostro.
-He pasado por varias cosas en mi vida, no creo que una simple lluviecita sea capaz de hacerme daño alguno… pero tú te ves toda pequeña y frágil… aunque bien dicho lo de antes… las apariencias engañan…
Dicho esto observo a la pelinegra de arriba abajo, si bien era cierto que se veía pequeña y frágil, en verdad ella asistía aquella academia, por lo que algún tipo de poder debería tener, tal vez en verdad fuese más fuerte de lo que aparentaba, eso el no lo podía saber; pero no le extrañaría demasiado si llegase a suceder.
-Es verdad… solo es agua…
Dejó escapar aquellas palabras casi en un susurro para sí mismo mientas su mirada se perdía en el horizonte en donde los relámpagos se dibujaban tenuemente sobre el cielo de gris oscuro, sin duda alguna era un vista maravillosa, y además pocas personas se animaban a hacerlo “Todos ellos… simples cobardes…” pensó dibujando en su rostro una pequeña sonrisa torcida que solo duro un efímero segundo para desvanecerse con una brisa repentina que sopló despeinando un poco mas su blanca cabellera.

Dio un pequeño suspiro, volviendo su vista al joven Rai.
Definitivamente, el chico parecía un ser de otro mundo, taciturno, algo misterioso, con la mirada perdida en la nada y sus pensamientos, y un aspecto fantasmal digno de un paisaje de niebla.
-¿Un reto? No creo que este tipo de concursos se deban hacer siendo estudiantes, ¿no crees? -Comentó con una pequeña risa.
Lo observó jugar con el agua, caminando. Tal vez fuera divertido, visualizó por un momento al peliblanco revisando un termómetro mientras una pastilla efervescente se deshacía en un vaso sobre la mesita de noche.
Loris dio un suave parpadeo, encontrándose a Rai encarándola, con aquél rostro ligeramente goteante.
Se mantuvo en silencio en el susurro, acabando por seguir el movimiento de este a un lado.
Miró los truenos que iluminaban la lejanía, sonriendo un poco.
-Ya se sabe, no hay que juzgar un libro por la tapa... -Afirmó, preguntándose qué debían verle para pensar en ella como alguien frágil- Hablas como si fuera bajita.
Hizo un silencio, en el que dejó que las gotas de agua contornearan su nariz, goteando a sus labios.
-¿Y bien? -Acabó preguntando- ¿Qué propones de hacer? Si fuera por mi iría a ver la lluvia en el bosque, pero viendo la que se avecina sería un riesgo innecesario.

Escuchó los comentarios de la chica con respecto al reto y lo que no debía hacerse siendo estudiantes, pero eso hasta irónico se oía cuando en las clases de la academia los obligaban a matarse entre sí, aun así decidió no responder al comentario y darle la razón a ella con un silencio algo prolongado, mientras su mirada seguía perdida en las lejanías, observando las electrizantes figuras que los relámpagos dibujaban sobre el cielo gris.
-Es porque eres bajita…-dijo respondiendo al comentario de ella-… o al menos…-mirándola a ella mientras sacaba una mano desde arriba de su cabeza como demostrando su mayor altura-… para mí lo eres. Ahora que, las habilidades que puedas llegar a tener ya son una cosa diferente… ¿Qué habilidades tienes?
Girándose lentamente apoyó su espalda contra el barandal para inclinar su cabeza hacia atrás viendo la lluvia al revés y dejando que unas cuantas gotas más resbalaran por sus labios, para después erguirse completamente y sacudir la cabeza fuertemente, estirando largamente su columna mientras levantaba su vista hacia la casilla que cubría la entrada, oyendo la pregunta de la chica.
-Con qué riesgo innecesario… la verdad si lo es, aunque por eso no deja de ser interesante… -pasándose una mano por el cabello-… ¿Qué propongo? … podría ser ir a nadar en la piscina bajo la lluvia ¿verdad?... apuesto que se sentirá agradable meterse al agua cuando más agua te cae encima…
Ciertamente era una idea bastante extraña pero inevitablemente se le había pasado por la mente, aunque no se había puesto a pensar en el frío que el agua de la piscina tendría, tampoco es que le importase demasiado; el solo quería hacer algo fuera de lo usual. De todos modos estaba seguro que la chica se negaría, principalmente por el frio, y luego tal vez por no saber nadar o por sentir algún tipo de vergüenza.

Las luces de los rayos se reflejaron sobre sus ojos, perdiéndose en el paisaje. Ciertamente, se asemejaban a las venas de forma. Era curioso como la naturaleza se regía con ciertos patrones, y sin embargo, cuando los demás parecía que fueran a entenderla salía de la nada con alguna sorpresa que, entonces, los dejaba desconcertados.
Giró su rostro al peliblanco, que medía su altura con la de ella con la mano, a lo que rió un poco marcando ella su propia altura con la mano.
-Ya veo... Aunque hubieron reyes más pequeños que duraron más décadas que otros grandes... O eso nos quiere hacer creer la historia. -Le guiñó el ojo con una pequeña risa.
Hizo una leve pausa, entrecerrando los ojos mientras la lluvia parecía volverse un poco más fuerte, pegándosele la blusa al cuerpo.
Llevó uno de sus dedos a los labios, tomando el tejido del guante entre sus dientes y tirando de él y mostrando la mano desnuda.
-Mi habilidad... Es más bien a mi parecer una especie de enfermedad: Padezco de Hemaikinesia, o dicho en otras palabras, síndrome de la sanguijuela. -Loris dio un pequeño suspiro- Por mucho que coma en el día, seguiré notándome vacía, pues mi cuerpo necesita alimentarse de sangre... Drenar sangre.
Hizo una ligera pausa en la que se encogió de hombros.
-Sería más fácil si comiera carne cruda, o drenase sangre de los animales... Pero el sabor del hierro no me gusta... Y aún me gusta menos dañar un pobre animal...
Se le escapó un poco la risa. Hacía tiempo que no sentía el tacto en sus manos de aquella forma, y las gotas de agua le producían cosquillas.
Jugó con ellas, dejando que resbalaran por su muñeca.
-Nadar mientras llueve... Suena muy divertido Rai -Le miró a los ojos con simpatía- ¿Cuál es tu habilidad?

Escuchó como la chica reía de forma animada con su propio comentario y solo permaneció en silencio observando las gotas de lluvia caer formando una tupida y fría cortina, mientras se acercaba al barandal para ahora apoyarse sobre él, apoyando también sus manos para acomodarse de la forma en que mejor lo sintiese.
Giro levemente su cabeza hacia ella al ver de reojo como hacia un movimiento con su mano y luego a miró con atención cuando ella le explicaba en qué consistía la habilidad con la cual había sido “dotada”; realmente era algo de lo que antes no había escuchado pero le resultaba llamativa aquella habilidad, realmente poco común y eso era seguro.
-Interesante, es realmente… interesante…-murmuró frunciendo el ceño mientras observaba la palma desnuda de la chica-… nunca había oído de un poder semejante.
La vio encogerse de hombros para luego escuchar como ella comentaba que no sería capaz de dañar a un pequeño animal, y aquella afirmación de alguna forma era extrañamente predecible, después de todo, tiempo atrás cuando él había ingresado a la azotea ella estaba justamente dándole buen trato a un pequeño pajarillo para después dejarlo en libertad.
Observó en silencio como la niña de ojos turquesas reía al juguetear un poco con las gotas de lluvia, dejándolas correr por su mano y muñeca para después hacer un comentario acerca de bañarse bajo la lluvia, al parecer no le había resultado descabellado ni nada; sino que más bien divertido, cosa que Rai le resulto agradable, pero no dejó notar esto en ninguno de los músculos de su rostro.
-Sí, divertido… Loris…
Después volvió a mirar a la chica, pero esta vez directamente a sus ojos de un vivo color turquesa mientras ella lo miraba fijamente de la misma forma, pero a la vez con una notable simpatía que encajaba muy bien con sus siempre expresiones alegres.
-Bueno, mi habilidad es…
(D20=16+1=17)El peliblanco se quedó viendo a la chica en silencio mientras sus ojos comenzaban a encenderse, terminando por pasar a un rojo brillante que se distinguía de lejos en medio de los colores claros del agua que caía del cielo. Pronto una burbuja transparente casi invisible comenzó a rodear a la ojiturquesa mientras el la seguía mirando fijamente, como pocas veces había rodeado a alguien más no quería perder el contacto visual en caso de que no pudiese controlarlo.
-... puedo hacer campos de fuerza...
Comentó, mientras observaba como ahora las gotas de lluvia resbalaban por su campo sin lograr llegar a la chica que parecía protegida allí dentro; resultando casi mas perfecto e impermeable que un paraguas o un piloto; para después de unos segundos desvanecerse suavemente, dándole paso nuevamente a las frescas gotas que aun continuaban cayendo del cielo; mientras sus ojos volvían a su color escarlata natural.

El miembro 'Kirill R. von Veltheim' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'1d20' :

Resultados : 16

Planteó recolocarse el guante, pero por otro lado, no pasaría nada si no entraba en contacto físico con algún ser vivo.
"Solamente un rato más..." Se dijo a sí misma.
La sensación del aire pasear por las yemas de sus dedos y el agua recorrer cada línea de sus manos la hacía sentir bien. Devolvió la vista a Rai, alicayéndose un poco, mostrándolo solo en una pequeña torcedura en sus labios.
-¿Interesante? -Repitió- Supongo, no lo sé... No me resulta tan interesante...
Apretó un poco sus labios.
"Si no lo tuviera, tal vez fuera mejor..."

Alzó de nuevo su vista al contrario, observando sus ojos brillar con intensidad, mientras las gotas de agua empezaban a desviarse por su alrededor, sin mojarla.
Loris alzó su rostro al aire, abriendo un poco más sus ojos en el espacio de la nada, volviendo a mirar a Rai con un gesto amable.
-...No es maravilloso? -Preguntó alzando sus dedos en donde las gotas de agua resbalaban- Es todo tan delicado...

Escuchó en silencio las palabras de la chica, ella en verdad no parecía verse demasiado a gusto con sus habilidades, tal vez había sufrido a causa de ellas, o tal vez simplemente no le gustaban; después de todo nunca faltaban los mutantes que odiasen su condición, eso lo sabía bien. Siguió observándola en silencio mientras notaba como ella apretaba un poco sus labios para después observarlo sin pronunciar palabra alguna mientras él le demostraba lo que podía hacer con las habilidades que le habían sido otorgadas. La ojiturquesa luego volvió a desviar la mirada, observando el vacío, abriendo un poco más los ojos de forma desganada para después de unos segundos, nuevamente volver a mirar a Rai, quién no le había quitado la mirada de encima en todo el momento y que realmente no se había preocupado de si esto pudiese incomodar a la chica o no.
-Tal vez no sepas que hacer con ella, tal vez no seas alguien que necesite defenderse, porque… si así fuese, estarías agradecida de poder hacer eso con las personas… ahí esta y no ganas nada con renegar de ella.
Pensó por unos segundos el comentario de la ojiturquesa, realmente todo lo era así, la naturaleza era delicada por así decirlo, tan fuerte, tan poderosa y tan frágil a la vez; y siguiendo la teoría de las cosas engañosas era perfectamente sabido que aquello que mas fragilidad aparentaba podría terminar siendo la cosa más fuerte existente, aunque claro, no siempre; simplemente era una posibilidad.
-Tal vez sea maravilloso, hay muchas cosas maravillosas en este mundo…-desviando su mirada hacia las lejanías-… hay muchas cosas delicadas, como la vida misma ¿no crees?-posando un dedo sobre el barandal comenzó a moverlo lentamente formando figuras indefinidas en las gotas de lluvia que sobre el material se formaban-… hoy estamos aquí… mañana quien sabe, y aun más, ahora estoy aquí… pero tu fácilmente podrías asesinarme si quisieras y yo me dejara… ¿te animarías a drenar mi sangre niña?... –clavando nuevamente su mirada en los ojos de la chica- ¿siquiera a beberla?… tu también tienes ese aspecto de delicadeza… como una flor incapaz de hacer daño a nadie…
Una sonrisa torcida se dibujó en sus labios ¿aquello era un reto? Realmente lo parecía aunque no fuese así, claro que el no medía sus palabras, si ella decidía atacarlo debía afrontar las consecuencias, pero esto no le inmutaba, había pasado por demasiadas cosas ya, algo mas, algo menos ¿Qué podía importar?
-Me agrada lo tranquilo que es este sitio…
Solo dijo aquello para después quedarse observando las lejanías en silencio, mientras el agua seguía pegándole sus cabellos al rostro y la ropa al cuerpo, aunque las gotas se hacían más lentas, tal vez con intensión de detenerse levemente, tal vez ara arreciar mas luego, no podía saberlo, solo presenciarlo.