Bienvenida a los crusados. [Historia]

El rostro de Ian aún tenía alguna que otra salpicadura en el rostro de sangre, ya seca, y el traje de noble que había lucido en Halloween ya casi no mantenía su aspecto.
Nathan se quedó un tiempo paralizado, como si fuera todo producto de su imaginación.
Había pasado angustia, miedo, adrenalina, ganas de sobrevivir y de quemarse en el mismo infierno, pena, calma, había sentido que era débil, y que también era fuerte.
Alzó despacio sus brazos, saliendo de entre las sábanas, con su tono blanco que tomaba su piel en el invierno, rodeándole por la cintura hasta pegar su frente en el pecho del mayor, mordiéndose el labio inferior.

Asintió con suavidad ante la proposición, sonriendo un poco.

— Será un placer... así te muestro yo más tarde el mío, si te interesa — comentó sin despegar la vista de la muchacha.

Hizo un gesto con la mano, como si quisiera restarle importancia a la pregunta.

— Vengo de Europa, más concretamente de Georgia — explicó con una leve sonrisa. — Supongo que ese fue el motivo por el que me vi involucrado en esto, ya que fuimos hasta Bulgaria...

Negó con la cabeza, tampoco le apetecía hablar demasiado de aquello.

— En fin... ¿cómo me vas a mostrar tu poder?— le preguntó retomando su tono medio alegre.

- Estas listo? - Le pregunte.

Saque mi iPhone y me puse a buscar alguna imagen de su país natal. Encontré la imagen de una ciudad desconocida para mi. Me concentre en la imagen intentando recordar cada detalle. Levante la cabeza, mirándolo detenidamente cuando un asomo de asombro me dijo que lo había logrado.

- Ese es mi poder, puedo proyectar cualquier imagen a tu cerebro, de manera tan realista que llegues a creer que te encuentras en ese lugar- conteste orgullosa de mi misma.

¿Que opinas al respecto?

Finalmente aquella odisea había acabado, pero seguramente había dejado sus marcas en todos los que habían participado de ella. Luego de apagar por completo los sistemas del Chanate, Kael fue el último en descender de este, asegurándose de que nadie más quedase dentro, afuera había un grupo de personas que al parecer habían ido a recibirlos y entre ellos era posible encontrar tanto a alumnos como a profesores. Suspiro levemente aliviándose de estar de vuelta mientras una leve sonrisa se dibujaba en su rostro, sujetando sus lentes rotos en una mano observo como los chicos eran recibidos por sus compañeros, parejas y demás y como Pandora hablaba con Rhy, quien también se encontraba en el lugar.
Observando los alrededores vio como los alumnos que tenían la capacidad curaban a sus compañeros, esto le pareció muy bien, después de todo habían tenido que salir tan a prisa de allá que él no había tenido el tiempo de hacer nada y luego debió ocuparse del vuelo del avión que transportaba mucha más gente que al principio.
Luego de caminar unos pasos giro su cabeza para asombrarse al encontrar a Sei sentada en el suelo, parecía estar gravemente herida pero nadie se había acercado a ella, estaba sola en aquel lugar. Se acercó a ella y dibujando una sonrisa amable en el rostro le extendió la mano para ayudarla a levantarse.
-Sei necesitas atención, yo te ayudare… y ¿Qué te parece? ¿Te acompaño a la enfermería o damos aquí un espectáculo para los novatos?
Bromeo un poco para cambiar los ambientes, la chica parecía verse realmente lastimada, si ella no fuese capaz de llegar a la enfermería entonces lo mejor sería atenderla allí mismo.

Dejó escapar aire de sus labios. Definitivamente, lo había perdido de vista. Seth volvió a mirar a la chica, que le había estado abrazando con fuerza, dando la importancia de su regreso de tal forma que hacía que el peliplateado se encogiera un poco avergonzado.
Y entonces, Nyu estaba llorando. Obviamente, Seth no se dio cuenta que la chica había percibido que él había estado viendo a Terry.
Y lo único que veía ahora de la coreana era esa angustia y miedo mientras se le soltaba.
-¿Mi Nyu? -Preguntó con ambas cejas alzadas.
La chica se concentraba en curarle unos rasguños que apenas tenía, por lo que la tomó de los brazos con sus manos.
-Espera, quieta ahí -Le cortó- ¿Qué sucede? ¿Porqué lloras? ¿¿Porqué debería evitarte??
"Y de paso... ¿te ha ocurrido algo?"
Se moría de ganas de preguntar eso. Se había fijado que la coreana estaba más alta desde la última vez que la vio, pero lo que más le sorprendió es ver que su uniforme de chica ahora lucía como el de chico.
Era extraño, inusual... Y muy sospechoso.

Estaba bien. Todos estaban bien. Apretó un poco más a Ian en el abrazo, tomando aire de tal forma que sentía repartirse por cada espacio vacío de sus pulmones, llegándole partículas del aroma del rubio.
Entreabrió sus ojos al sentir sus manos en sus hombros.
-Creía... que te había perdido... -Murmuró.
Era cierto, y ya era inevitable también: Necesitaba más de lo que creía a Ian. Lo normal es que se sintiera débil por necesitar de alguien, pero no era así, básicamente porque no era ese tipo de debilidad.
Fue alzado sin muchas dificultades, observando al mayor, bajando un poco la cabeza.
¿Estaría enfadado con él?

Se encontraba sentada sobre el suelo, descansando de la gran misión a la cual se habían enfrentado, se encontraba orgullosa de saber que todos estaban bien, que eran recibidos por sus compañeros, se quedo un momento pensando en todo lo que ella había pasado cuando apenas era una joven niña, cuando recién había ingresado a Crusaders, cuando miro al maestro Kael acercarse a ella con una sonrisa,

-Supongo que en enfermería estaría bien... necesito descansar también- dijo sin nada de humor como para seguirle la broma a Kael, pues ahora comenzaba a sentirse algo melancólica. Se puso de pie con cuidado, para luego comenzar a caminar a lado del joven maestro hacia enfermería.

-Hay que llevarnos a los demás heridos también- pronuncio mirando a los alrededores para saber si no había alguien en el mismo estado que ella.

Marth recobra poco a poco el sentido, se encontraba en un asiento del Chanate, con el cinturon de seguridad sobre sus bendajes, sangre seca en su pecho descubierto y manos asperas, se llevo las mismas a su rostro pensando que quizas le desfiguraron lo guapo y dejo escapar un suspiro al verse completo, escucho a las afueras a una multitud de personas conversando, parecian felices y comprendio que la mision habia terminado -Tal parece que fue un exito, dejare que los ñoñitos se festejen, hehe, este chango aprovechara su estancia...- susurro para si mismo mientras reclinaba el asiento y se echaba a dormir, sin embargo, un pensamiento invadio sus cholas neuronas "Y dejar que les celebren como heroes sin mi? Fuck no, pipol" se sonrio dedidido a ponerse de pie pero una punzada terrible lo sento de golpe, sus bendas comenzaron a mancharse tenue de sangre por lo que decidio hacerlo lentamente hasta llegar a la puertilla de salida en donde el sol brillaba mas, se asomo y miro a ambos lados como se celebraban, aunque no esperaba elojios decidio unirseles como todos, revolvio cabellos de los chicos rescatados y a cierta distancia diviso a Sei, quien se encontraba en compañia de Kael, alzo la mano para hacerse ver y levanto su pulgar a la mimetista qu le rescato.

Se apagaron
las turbinas del chanate y Patrick solto un suspiro que lo relajo sus hombros,
estaba satisfecho con la mision pues siempre hay bajas, y apesar de ser novatos
lo hicieron bien. Espero unos momentos antes de salir ya que sabia que habria un
alboroto por besar tierra firme norte americana, se sacudio las manos y se
dirigio a la salida en donde bajo las escalerillas hasta donde se encontraban
todos en su celebracion -Escuchen todos, lo hicieron bien, sobrevivieron y es
motivo para celebrar, pero recuerden que en toda mision hay bajas y no pudimos
rescatar a uno de los nuestros-



Patrick
choca su puño con su palma abierta fuertemente y frunce el seño con seriedad.
-Tengan por seguro que localizaremos el paradero de Milo y lo traeremos de
vuelta- camina entre la multitud de alumnos -Necesito una cerveza, patear
bulgaros me da sed, jajajaja-

El griego alzó su vista al rostro del sudafricano, siempre con aquél porte holandés. Dibujó una pequeña sonrisa, apoyando su cabeza en él.
Nathan se quedó unos instantes así, notando la calidez contraria acogiéndole de tal forma que parecía ser intocable, protegido de cualquier cosa.
Volvían a estar en Crusaders. Estaban lejos de su hogar, y sin embargo, fue como si volviera a su casa en Atenas.
Se paró un momento, con un gesto congelado en su rostro, recordando el sentarse en el exterior del hogar.
"Espero a papá y mamá... ¿Volverán algún día, no?"
Se encogió en su interior, pensando en la posibilidad que ahora otro niño estuviera también esperando en volver a ver a su padre, uno que, en teoría, había fallecido en la explosión de Asen.
Pero no era así. El eco del disparo volvió a su cabeza, y Nathan arrugó un poco la camisa contraria, guardando sus dudas.
Al menos, por ahora.
Observó de reojo hacia un individuo que había por el camino, cubriéndose la cabeza con una capucha roja, y el cabello rubio el rostro.
Lo miró más largamente, casi siguiéndolo con la cabeza, con cierta intriga. No había visto nunca a aquél alumno, ¿habría llegado reciente?
Sonrió, y Nathan solo pudo alzar un poco la ceja viendolo desaparecer.

Como siempre se habia levantado temprano para ejercitarse, aquel dia habia decidio usar la pista de atletismo para correr, nada como una buena carrera para despejarse y despertar, cuando regresaba a su recamara, escucho en los pasillos como los estudiantes corrian hacia la entrada murmurando y exclamando con emocion acerca de la llegada de aquellos alumnos y docentes que habian sido enviados a una mision.
Cassandra ignoraba mucho acerca de aquella situacion, tan solo habia escuchado rumores y resumenes, y a decir verdad escuchar de ellos le habia sorprendido en gran medida, nunca se habia imaginado que algo asi sucederia en una academia, pero al final llego a la conclusion de que simplemente no era una academia comun y corriente, serian comunes esos tipos de conflictos y probablemente habrian peores.
Rapidamente entro a su habitacion para asearse y refrescarse y una vez cambiada comenzo a correr hacia el lugar donde los jovenes y adultos que habian sido esperados tan fervientemente -especialmente por aquella coreana tan emotiva-.

Cassie no parecia ser la unica curiosa en aquel lugar, habian personas que se dedicaban a observar a su alrededor, parecia que buscaban algo, probablemente era gente de nuevo ingreso como ella.
Debido a su corta estatura decidio rodear la multitud de alumnos corriendo en direccion a un arbol un tanto alejado pero suficientemente alto para observar la escena sin esfuerzo.
Antes de llegar al arbol dio un salto con los brazos levantados agarrandose de una rama gruesa con ambas manos e impulsandose hacia arriba con gran agilidad para terminar para subirse y sentarse donde mismo, poco a poco paso su mirada sobre los presentes, uno a uno, deteniendose un momento en cada uno. Llevaba muy poco tiempo en la academia y era la primera vez que podia notar en plenitud la variedad de personalidades que se podian observar, era asombroso, habia gente misteriosa, muy alegre, solitaria, de mal caracter, unos lucian fuertes y otros timidos, habia quienes tenian una actitud extraña, en especial un chico rubio y siniestro robo sus miradas en mas de una ocasion, nunca habia visto semejantes expresiones, realmente no sabia que pensar, una extraña sensacion recorrió su columna, escalofrios tal vez o una inmensa curiosidad por preguntarle cual era su poder, o cual era su nombre, pero una voz interna le advertia que no seria una buena idea darle rienda suelta a su curiosidad -como siempre lo hacia-.

Luego, poniendo atencion en los chicos que llegaban de la mision notó a dos personas especialmente heridas, una chica tenia dificultades para caminar por si sola mientras otro lucia vendajes ensangrantados en el pecho, Cassie llevo una mano a su boca por la sorpresa, debia dolerle mucho, pero parecia tener una actitud positiva y alegre, seguramente estaba feliz de haber sobrevivido.

De pronto se puso nerviosa ¿que clase de ventaja podia tener con su habilidad?, ni siquiera sabia bien como usarla.
Una mirada decidida atraveso su mirada, queria llega a ser tan util y fuerte como ellos.
De pronto sus manos se levantaron casi por inercia frente a ella para aplaudir, sus aplausos eran pausados y marcados, y comenzaron a escucharse desde aquella rama, comenzaba a sentir admiración por aquellos chicos, de quienes no olvidaría sus rostros.