Gotta be somebody (libre)

Las nubes apenas cubrían el cielo desnudo, rodando deprisa bajo las corrientes de aire que rompían el mosaico del cenit.
Escrutó con su mirada el cielo, adivinando las figuras que tomaban las nubes, deshaciéndose en cuestión de segundos.
Le recordaba demasiado el mar, sus crestas albinas peinando la superficie transparente, que se vestía de cielo, semiocultando las maravillas que habían a metros, quizás kilómetros de su superfície.
Joshua cerró los ojos, tomando aire por sus labios pausadamente mientras el aire le apartaba unos mechones de la frente.
No llevaba mucho tiempo que había llegado en la academia, pasando casi como un fantasma entre los demás a pesar de su aspecto extraño.
Miró a su alrededor, visualizando más allá de sus pupilas a su madre colocarle bien el jersei.
"Quédate. Aprende todo lo que necesites y luego vuelve. Sabes que te queremos y te esperaremos"
"Eso no quiere decir que estéis lejos... ¿Cuántos kilómetros hay de aquí a Australia? ¿cientos? ¿miles?"
Se miró las manos unos instantes encogiéndose de hombros. Aunque sólo fuera un año, les añoraba. Pero no era algo que debiera lamentar: Se haría fuerte, volvería y la vida seguiría.
-Para ello... Debo lograr fuerza -Miró los bastones, apretando sus puños.

Su curiosidad le había llevado hasta allí, perdido en aquel inhóspito lugar, sin conocer a nadie y con la muerte de su madre aún en su cabeza, un recuerdo que no podía evitar. Caminaba como un alma en pena por aquel paraje que parecía un campo de entrenamiento y no había demasiada gente por allí. Sólo a lo lejos pudo ver a aquel joven de pie pensativo, como esperando a alguien. Su curiosidad le llevó a observar los movimientos de aquel chico, así como su apariencia, no se fiaba de nadie y menos alguien a quien no conocía. "¿Será de fiar?" Preguntas sin respuesta, al menos por ahora no las tenían y tal vez sí las tuviesen más adelante, cuando hablase con aquel chico.

Se ocultó detrás de un árbol a esperar a ver lo que hacía, a lo mejor buscaba relajación y si él le hablaba seguramente la rompía y no quería que aquel chico la pagase con él. Llevaba muy poco tiempo en aquel lugar y no quería enemigos tan pronto, al menos no hasta que no hiciese algo malo. "¿Qué haces ahí tan solo?" No paraba de pensar, miles de osas pasaban por su mente, su familia, su madre, el enfado de su padre. Todos los pensamientos torturaban su mente y su corazón, a pesar de que por fuera no mostraba sus sentimientos estaba completamente destrozado por dentro después de lo ocurrido.

El pelirrojo buscó en sus bolsillos un pequeño carrete de vendas que empezó a anudar en sus manos, con tal de protejerse los dedos.
Hizo tensión ayudándose de los dientes, moviendo sus dedos para comprobar que la circulación no estuviera cortada.
Hecho esto apretó los puños y empezó a golpear la madera, con poco resultado comparado con otros alumnos de la escuela.
A los diez golpes empezó a oir un pitido, y con la respiración algo agitada, llevó su mano la cintura, donde llevaba un dispositivo.
-Hmm -Bufó pasándose la mano por el cabello- No es muy fuerte... La media de velocidad de un golpe de boxeo podría equivaler bien usada a el golpe que recibe una pelota de tenis... Pero esto...
Suspiró mirando el palo de entrenamiento. Tendría que hacerlo más fuerte. Colocó de nuevo el dispositivo en la cintura y volvió a dar unos cuantos golpes, hasta que sintió una presencia.
Joshua giró su rostro, viendo a un chico observándolo.

Observaba cada movimiento del chico, parecía estar entrenando y era, a su parecer, bastante fuerte con respecto a él. No tenía la pinta de estar muy contento con los resultados de su entrenamiento, cosa que no llegó a comprender, él estaría más que satisfecho con los golpes que le había dado a aquel palo de entrenamiento. Al pasar unos segundos observó como paraba y miraba aquel dispositivo. "¿Qué será eso?"

Poco tiempo tuvo a reaccionar cuando de pronto aquel joven se giró y le vió allí de pie mirándolo. No supo cómo reaccionar por lo que decidió quedarse allí sin moverse, el miedo había inundado su cuerpo, si a aquel chico le molestaba su presencia quizás vendría a atacarle, cosa que él no quería, no estaba preparado para pelear, nunca lo había hecho y tenía miedo a ello.

Ajustó los guantes que llevaba puestos evitando así que se le saliesen en el caso de tener que huir si aquel chico intentaba atacarlo. Le había costado mucho encontrar esos guantes y no quería perderlos por nada en el mundo pues eran su única vía de escapatoria para evitar tocar cualquier objeto o persona directamente con sus manos.

Joshua arrugó un poco el ceño. Al principio, le había dado la sensación de haber estado ante una extraña imagen mental de un tipo salido de los libros de Poe o Lovecraft:
Un tipo alto, delgado, vestido totalmente de negro con abrigo largo y sombrero, guantes, y el único color asomándose eran los ojos amarillentos. El desconocido tan sólo se colocó bien los guantes y siguió allí quieto, mirándole.
Aguantó un tiempo más la mirada, no sin evitar sentirse tenso ante la situación.
¿Acaso tenía algo en la cara para que la gente le mirara raro? ¿Nunca habían visto a alguien entrenando? ¿O pelirrojo? ¿O moreno?
Porque, ciertamente, el otro era bastante pálido de piel.
El australiano acabó bufando, cruzándose de brazos.
-¿¿Ocurre algo?? -Preguntó un tanto distante.

Oyó las palabras de aquel chico por lo que decidió acercarse lentamente a él, era un extraño, pero al fin y al cabo le había hablado, así que no iba a dejarle sin respuesta. Al llegar cerca de aquel joven pelirrojo se quedó mirándolo fríamente de arriba a abajo deteniéndose por un segundo en las vendas de sus manos, seguramente las usaba para entrenamiento.
- No ocurre nada, sólo miraba

Su voz era claramente la de un chico joven, aunque su aspecto demostrase algo contrario a lo que en realidad era. Se cruzó de brazos sin dejar de mirarlo y fijando su mirada en los ojos del chico como si esperase algo o una respuesta por parte del chico. Aunque no le dió tiempo, ya que volvió a hablar pocos segundos después.
- ¿Estabas entrenando?

Un joven extraño. Había terminado por avanzar hasta su posición hablando, lo que demostraba que no, no era un producto de la imaginación.
El australiano no pudo evitar tensarse unos segundos observando con cierta desconfianza al contrario.
La gente nunca mira por mirar, simplemente. Clavó su mirada en la contraria, aguantándola hasta que volvió a hablar.
Parpadeó, y volvió a mirar el tronco para luego el dispositivo de su cintura, que anunciaba que pronto pitaría de nuevo, por lo que le dio al botón para empezar de nuevo.
-Sí, entreno -Respondió- ¿Venía a entrenar?

Miró aquel dispositivo que llevaba el chico y luego volvió a alzar la vista hacua los ojos de su interlocutor. No iba allí para entrenar, no conocía a nadie de allí y simplemente tenía curiosidad por conocer gente, así como saber si era el único con poderes en el mundo o si alguien le podría explicar lo que le pasaba.
- No, no vengo a entrenar

Aquel chico era intrigante, aunque no parecía tener a simple vista ningún poder ni ser peligroso no debía fiarse, todo el mundo oculta siempre algo y aquel joven que tenía delante no iba a ser menos. ¿Cuál sería su poder en caso de tener alguno? ¿Por qué parecía tan decepcionado con los resultados de su entreno cuando acabó de hacerlos anteriormente? Preguntas que no iban a responderse solas, claro estaba, debía preguntarlas si quería saberlas, pero no quería tampoco molestar a aquel pelirrojo que parecía tener fuerza necesaria como para ganarle en una pelea.

Pasó un ligero silencio en el que el viento agitó algunas hojas secas que reposaban en el suelo.
Joshua torció un poco el labio, en un gesto de intentar no mostrarse incómodo ante el desconocido.
Era un alumno, era obvio aquello, pero igual que otros humanos, no le infudía confianza alguna. Notó la mirada sobre sí mismo, y entonces su rostro reflejó el gesto del nervio, sacando de nuevo el dispositivo, tecleando unod botones y volviéndolo a situar.
-Hm... Ya veo... -Fue el único comentario que dio, con la voz un poco baja mientras volvía a girarse al tronco.
Con uno de sus dedos se recolocó una pequeña ventosa que llevaba en el brazo contactado al dispositivo y se dispuso a volver con la tanda.
(lanzo dados de fuerza para entrenamiento: 4 + 1 fuerza, 5. Prosigo)

A pesar de las vendas, el contacto era duro, y al llevar unos cuantos puñetazos se vio obligado a parar, aspirando aire con sus dientes apretados y mirándose los nudillos, cuyos vendajes estaban ligeramente enrojecidos.
-Shit -Murmuró

El miembro 'Joshua Irwing' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'1d20' :

Resultados : 4

Observaba los movimientos del chico, notando cómo se había hecho algo de daño al impactar contra aquel palo de entrenamiento. Lo miró con una relativa frialdad dibujada en el rostro, como si no le importase que el chico se haya hecho daño al atacar. Optó por colocarse a su lado para ver mejor sus movimientos y aquel curioso aparato que llevaba.
- ¿Puedo preguntar qué es eso?

Al decir aquello señaló el dispositivo que el joven llevaba y que por lo visto le era de mucha ayuda a la hora de entrenar. Se cruzó de brazos sin apartar sus dorados ojos del chico, quizás a él le molestase eso, pero no lo hacía con la intensión de incomodar a su interlocutor, todo lo contrario, quería saber más cosas de él, ya que aún no sabía si tenía poderes o no.

Ignorando que aquél extraño y, porque no, espeluznante personaje seguía a su lado observando sus movimientos, Joshua deshizo un poco las vendas de sus manos, tratando de sacárselas con cuidado. Notaba la zona dañada un tanto sensible, seguramente se había hecho daño.
Y efectivamente, tenía unas raspadas con algo de sangre, lo que hizo que volviera a quejarse por lo bajo. Por hoy, su entrenamiento parecía haber acabado.
Tomó el aparato en su mano; no sólo había acabado, sino que, sin embargo, no había logrado usar nada más que dos números más de la fuerza antes usada.
Alzó su rostro al escuchar al otro, tomando un gesto un tanto más serio.
-...Un medidor. -Contestó un tanto seco- Suele usarse en clases de surf para calcular la fuerza de cada brazada al nadar, pero tiene el mismo efecto para medir la fuerza y velocidad de un puñetazo.

Miraba a aquel joven interesado en lo que le contaba y acordándose que aún no se habían presentado, algo que siempre le resultaba útil saber, el nombre de la persona con la que hablaba. Suspiró levemente mirando por unos instantes a su alrededor en busca de alguien que pudiese oir lo que hablaban y, al no encontrar a nadie, se decantó por hablar con aquel chico.
- Por cierto, no nos hemos presentado. Mi nombre es Syrus, ¿y el tuyo?

Había demasiadas preguntas en su cabeza y muchas de esas preguntas no tenían respuesta aparente, o al menos no parecía que aquel chico se las pudiese responder. Estaba tan metido en sus pensamientos que por momentos parecía no oir los sonidos que la naturaleza hacía en aquel lugar centrándose únicamente en lo que el chico le fuese a contestar.

Analizó por una vez más el comportamiento del chico extraño. Parecía buscar cualquier tema, y sobretodo, miraba de vez en cuando alrededor.
Tal vez, ¿se estaría escondiendo de alguien? ¿En la Academia?
Entornó los ojos para cuando el otro chico se presentó a nombre de Syrus.
Joshua parpadeó un par de veces, escuchando el sonido del viento arrastrar el canto de algún tímido pájaro.
Suspiró manteniendo la postura de su mirada. Si bien no se fiaba, el australiano tenía unos buenos modales.
Vaciló un poco, acabando por rascarse sus dos pecas del pómulo.
-No, aún no nos hemos presentado. Yo soy Joshua -Tendió su mano con un gesto neutro en su rostro- Es un placer, Syrus.
Se encargó de apagar el dispositivo, haciendo una leve pausa. Si se trataba de alguna clase de interrogatorio, no dejaría el honor al muchacho de ser el único en hacer preguntas.
-¿Qué te trae por la academia, Syrus?

Joshua, ese era el nombre del joven, un nombre que intentó grabar a fuego en su mente para no olvidarlo y conseguir así conocer mejor a aquel joven pelirrojo que lo miraba como analizándolo, como si pudiese leer la mente, aunque el miedo no se apoderó de él esa vez, si pudiese leer la mente sabría cómo se llamaba sin necesidad de decírselo él.
- Vengo buscando ayuda...

No dijo para qué, claro estaba. No conocía del todo a aquel chico y no sabía si tenía o no poderes y no quería ser visto como un bicho raro al tener poderes y ser el único. Debía siempre cuidar sus palabras, cosa que hacía muy a menudo y no dejaba cabos sueltos, al igual que intentaba siempre evitar dejar algo en entredicho creando así confusiones innecesarias.

Joshua se mantuvo en silencio, observando la nada del horizonte unos instantes.
Estaba claro que algo raro había en todo eso. Aquél tal Syrus, si es que se llamaba así, aparecía de la nada, en el mismo lugar que él, casualmente de paso y ahora buscaba ayuda.
Lo miró de reojo echándose unos mechones de cabello lejos de la frente, alzando una ceja.
-Vaya, ¿en serio? -Preguntó haciéndose el desinteresado, siguiéndole un poco el juego- Tal vez en recepción sepan qué decirte...

"En recepción..." Era una buena idea, pero no conocía nada de aquel lugar salvo algunos lugares sueltos por lo que no iba a arriesgarse y menos yendo solo. Además, en recepción quizás no pudiesen responderle a sus preguntas, algo que seguramente sí podría un profesor, aunque no conocía a ninguno de aquella Academia y menos como para ir a buscarlo y contarle sus problemas.
- No creo que allí puedan ayudarme, la que necesito es algo más complicada...
No iba a contarle todo de buenas a primeras, eso lo tenía claro, pero bueno, ligeramente dejaba caer detalles para ver si a aquel chico llamado Joshua se le ocurrían más formas o ideas de quién o cómo podrían ayudarle.