Y Despues De La Tormenta... (Privado: Terry Maxwell)

Estaba completamente seguro que cuando Tyler lo había dejado en el bosque, él había dejado una mueca de fastidio sin poder evitarlo. Y de hecho ni siquiera lo evito, la había hecho claramente con la intensión de dar a entender que NO estaba muy contento con la zona donde estaba ahora.

“Mmm…” De haber sabido que lo dejaría ahí, por lo menos se hubiera hecho a la idea de que debía de caminar un resto antes de llegar a la academia, pero por lo menos tenía una mediana cuartada por si llegaron a verlo saliendo del local, así ya estaba listo y no quedaría como un “criminal” delante de los demás. Porque… ¿Dónde había estado Max? Simple, en el bosque lejos de la ciudad, tan solo caminando. Así de fácil y sencillo.

Se paso el cabello para atrás sintiendo la brisa fresca sobre su piel, claramente por causa del clima otoñal casi invernal. Bajo un poco la mano, notando como en la palma aun quedaba la sangre, ya seca, como muestra de aquello que había hecho. ¿Arrepentido? Claro que no, estaba más que satisfecho después de matar a simples humanos inservibles. Solo eran una escoria del planeta, ni siquiera se podían defender de un simple “mutante” como ellos decían. Pequeños indefensos. Después verían quienes eran la raza dominante en ese planeta. Justo ahí seria cuando la diversión comenzaría.

Fue entonces cuando noto como algo estaba moviéndose entre los árboles. No le había querido tomar atención puesto a que pensó primero que debía de ser un animal común y corriente, pero después de un rato de escuchar el ruido en la misma dirección, no se contuvo y se fue a asomar. Igual, si fuera un animal este terminaría corriendo lejos para que no se le acercara. Pero lo que miro fue lo contrario a lo que el pensó.

Posando una mano en uno de los troncos más cercanos, se asomo observando a una persona escarbando con necesidad en la tierra, como si buscara un tesoro escondido. Alzo la ceja un poco preguntándose quién demonios era aquel, para después reconocerlo. Era el rubio con el que se había acostado hace poco. Este chico… ¿Cómo se llamaba? Damian, creía el. Alzo una ceja por dos razones. Una porque si, parecía que si era su nombre y porque dos, ahora estaba mirándole de una manera poco convencional.

“¿Soy yo o estás muy ocupado en este momento?” Menciono al ver las garras que tenía en las manos, no dándole buena espina.

Continuo recargado en el tronco del árbol, apretando un poco los ojos como si quisiera saber que era lo que estaba pensando hacer aquel individuo; obviamente cuando escucho el tono con el que le hablo no pudo más que fruncir ligeramente el ceño. A él nadie le hablaba de aquella manera y aunque fuera un hombre sexual que le llamara la atención, primero debía de tomar el control de la situación.

“Modera un poco tu tono precioso.” Le dijo con cierta tonalidad mostrándose un tanto peligroso. No estaba en pose de ataque, de hecho ahora mismo se encontraba cruzándose de brazos, dejando caer una parte de su cuerpo contra el tronco de aquel árbol. “Estoy aquí porque se me da la gana. Simplemente. Y temo que ahora es una…curiosa casualidad que nos encontremos.” Sin poder evitarlo recordó como habían cogido en la azotea de aquella academia, llegando a sonreír de lado un tanto perverso con el simple recuerdo. “Bueno, tal vez pueda ser oportuna.”

Lo final lo menciono con un cierto tonito dando a un doble sentido. Pero bueno, por ahora su curiosidad quería ser saciada. Se merecía un premio después de estar haciendo sus “maldades” en la ciudad.

“¿Dime cariño, que es lo que estás haciendo tu en este lugar? No te miras como si buscaras un momento de relajación.”

“No me tientes.” Susurro con una sonrisa divertida, no retante, pero sí bastante ansiosa de entrar en acción si el otro lo incitaba. Achico un poco los ojos mirando de arriba para abajo al rubio, pensando varias veces en lo que quisiera hacer aquel con las navajas que tenía en las manos y después en cierto comentario que le había mencionado el anterior líder de heresy. Debía de llevar a una persona más ¿No?

Se llevo una mano –la de la sangre seca- a la barbilla sin detener su paso, como si Damián le causara el mínimo miedo a su ser, mirándole fijamente. Podría ser, el conocía a muchas personas en la academia pero ninguno quedaba en el perfil que le habían mencionado, por lo menos no al estilo que se necesitaba, según sabia. En cambio, ese podría quedar…lo malo es que solo le conocía de cogida, no sabía cómo era de otra manera.

“Digamos simplemente que la persona con la que estaba no tuvo tiempo de llevarme a la academia. Ya sabes, citas esporádicas que terminan…de improvisto.” Ya estaba más cerca de Damián, mirando las navajas. “Lindas. Aunque me gusta más una que ya conocía de ti.” Le guiño el ojo. “Dime, ¿Por qué vienes a por ellas? ¿Ya admiten armas en la academia y no me di cuenta?”

No conocía al 100 por ciento a Damián, de hecho no lo conocía ni a un 20 si es que se ponía a pensarlo, pero algo en él sabía que no le haría nada. Por lo menos no por ahora. A su parecer si, era un sujeto que se mantenía en un estado inestable todo el tiempo. Y si, también después de unos meses no lo miraba con vida, pues en la mente de Max aparecía una imagen de que claramente iban a terminar asesinando al rubio. Simplemente, era una lástima.

Fijo los ojos ante lo que había escuchado. “¿Ya no estarás en la academia?” Pregunto directamente. Eso si le había llamado la atención. El como Max muchas veces había intentado irse de ahí, pero con el tiempo las comodidades que le daba aquel lugar le daban una muy buena razón para no poner el pie fuera del establecimiento. Claro que ahora se quedaría por una razón más poderosa, dígase el que estaría mirando que sacar con la fachada de ser un alumno.

Ese mismo pensamiento lo mando a cavilar sobre lo pasado hace unos segundos, si se había pensado en Damián para aquello y ahora mucho más después de saber que no estaría en la academia, pero primero debía de saber algunas cosas más, como si tendría o no cosas que hacer después, dígase, irse lejos de ahí. Si le decía y luego se largaba no le serviría de nada. “Y dime, ¿Es un secreto o ya tienes entre tus planes que haras?”