Heart's gift... [Priv. Seth Raven]

No sabía que le había hecho cambiar de parecer al proponerse a confesársele ya. Quizás es que era demasiado tonta o estaba demasiado vulnerable… o quizás había sido influencia por todo lo que le habían dicho las personas que la rodeaban… en especial las palabras de Terrance Maxwell... ¡Como fuera!, el punto es que estaba alistándose para la cosa más importante que haría quizás en toda su vida. Hwang Mi Nyu cerró los ojos al contemplar el escenario que había preparado para Seth Raven… y no pudo más que sentir miedo… tenía mucho miedo.

¿Por qué Seth no se daba cuenta lo perfecto que sería estar con ella…? De lo perfecto que sería que se amaran más bien. Sacudió la cabeza y alisó un poco la corbata bajo su saco de chico. “Debes ser fuerte, Mi Nyu”

Sintió su cuerpo temblar. Estaba enojada… y no con Seth, o con Terrance. Estaba enojada consigo misma, por ser tan imbécil y poner sus ojos donde no debía. Por sentirse menos ante el moreno. Por sentir que no era más que una segundona… el premio de consolación para el peliplateado —si es que la aceptaba— ya que Terry había asegurado que no le quería. Era un hecho que si Seth la llegaba a aceptar como ella tanto deseaba, seguramente sería para conformarse… pero la coreana estaba convencida de que se ganaría su amor a como fuera. Tenía pensado luchar con uñas y dientes para poder ser digna para el súperfuerte.

Soltó un grito sordo para liberar la tensión que sentía en su estomago. “¡Vamos Mi Nyu, fighting!” pensó mientras apretaba los puños. Tenía un hueco en el corazón provocado por los nervios que le causaba saber que se le confesaría a Seth. La surcoreana sabía perfectamente que era algo que tenía que hacer desde hacía ya tiempo… pero eso no quitaba que le doliera. Su amor frustrado, el recuerdo de la mirada de Seth a al chico del alter-ego, las palabras de Max resonándole en la cabeza… diciéndole que le pertenecía al súperfuerte en las noches, todas esas cosas le provocaron un súbito mareo y tuvo que aferrarse a sus rodillas. En cuclillas, empezó a carcajearse de repente… se carcajeaba sola y sin motivo, bueno… tal vez era un intento desesperado de sacar la frustración mientras las lagrimas caían a borbotones por sus pómulos. El dolor era en extremo asfixiante, agotador… tenía que liberarlo todo, tenía que confesarlo ya.

Después de algunos minutos de llorar, reírse y gritar sola. Se calmó a como pudo, abrió los ojos para confirmar que todo estuviera listo y se enjugó las lágrimas. Cuando la chica por fin pudo ver claramente, confirmó que la manta en el piso —tipo picnic— estaba lista, la canasta con frutas y los hot dogs —que era una de las comidas favoritas de Seth y que ella previamente había ensamblado— estaban en orden. El pequeño pastel de chocolate que ella misma había cocinado lucía impecable al lado de la canasta de mimbre y los refrescos estaban bien fríos dentro de una mini hielera. Mi Nyu asintió complacida al ver como todo estaba listo y respiró con fuerza para llenar de aire sus pulmones y así poder relajarse.

“En las canchas, porque aquí fue donde me di cuenta de que lo amaba. Los hot dogs, porque sé que le gustan y en nuestra ida a la heladería comió algunos” Se mordió el labio y sacó una pequeña cajita blanca con un moño rojo de la bolsa de su saco. “Y el regalo, porque sé que es algo que a Seth le gustará mucho”. La chica volvió a esconder el regalo y sacó su móvil para checar la hora. Sólo faltaban 3 minutos para el lapso de tiempo en el que había citado al peliplateado. La nerviosa coreana levantó su vista al cielo y contempló por unos segundos la noche plateada… ese día la luna parecía brillar con más gracia que cualquier otra noche y las estrellas parecían más brillantes que nunca. ¿Sería eso una buena señal? La chica cerró levemente los parpados y una corriente de aire frio le hizo estremecer. “Ojala que Seth si venga… ojala que todo salga bien” pensó con angustia mordiéndose los labios.

Ese era el día...
Ese día Hwang Mi Nyu le confesaría a Seth Raven... que lo amaba.

La surcorena comenzó a desesperarse ligeramente. Vio su móvil de nuevo para consultar la hora y se dio cuenta de que Seth estaba levemente retrasado… de hecho con apenas unos minutos, pero eran tantas sus ansias que no podía dejar de contar cada minuto y cada segundo que pasaba. “No te desesperes Mi Nyu junta las fuerzas para cuando tengas que hablarle con la verdad” Cerró los ojos para relajarse y llevarse el aire a los pulmones. El aire refrescaba de forma espectacular… en serio que no podía haber una mejor noche, una mejor noche donde confesar todo lo que su corazón sentía, una noche para odiar o rememorar. Hwang Mi Nyu abrió sus ojos con lentitud y divisó una silueta a los lejos… ¿Sería Seth? Su corazón comenzó a bombearle como loco y se mordió el labio para tratar de calmarse, sus mejillas se encendieron con un hermoso tono rosa. Enfocó su mirada para comprobar que efectivamente… sí era él. Nyu supuso que Seth pensaría que era rara la escena frente a sus ojos, ya que la última vez que se habían visto ella le había dicho que se alejaría de él, más ahora por el contrario ahí estaba ella preparando un picnic especial en su honor. Antes que nada, aunque ella no se le fuera confesar lo hubiera hecho así… mínimo para disculparse por todos los problemas que quizás le hubiese ocasionado y por hablarle como lo había hecho el día de la entrada. La asiática se puso de pie y dio cinco pasos en dirección a Seth.

—Hola —medio gritó para que él alcanzara a escucharla.

La coreana siguió caminando en su dirección, Seth se miraba distinto a los precedentes a su viaje a Bulgaria. De hecho, era como ver a dos diferentes personas en un mismo cuerpo. Mi Nyu se mordió el labio y por un momento se mostró muy dudosa en cuanto a confesársele. Respiró aire fresco y relajó los músculos de su cuerpo antes de atreverse a pararse delante de él y devolverle la sonrisa que de repente Seth le había propinado, claro que la sonrisa de la coreana era tímida y con un ligero rubor. Verlo sonreír era un alivio… un gran alivio.

—Pues… —se mordió ligeramente el labio y se pasó un mechón de su liso cabello castaño por detrás de su oído— esto es un picnic en tu honor. Digamos que es mi manera de disculparme por preocuparte… —contesta agachando su cabeza.


Con un poco más de determinación, la coreana estiró una de sus manos y agarró la del súperfuerte para poder guiarlo a la manta. Cuando vio sus manos juntas, la chica vestida de chico soltó un largo suspiro y como siempre su corazón bombeó con la misma fuerza de una locomotora con un millón de caballos de fuerza. Era tanto lo que latía su corazón que por un momento creyó que su pecho explotaría.

Mi Nyu jaló con las pocas fuerzas que tenía al chico de cabello platinado y le hizo una seña para que se sentara delante de ella en el mandil. Ella por supuesto que estaba nerviosa, pero no pensaba dejar que el miedo le ganara… e incluso, si Seth quería saber porque estaba tan triste, porque ya no sonreía y sus ojos ya no brillaban como siempre… se lo diría. No quería tener miedo, sólo quería hablar con el corazón y por el momento compensar a Seth-Oppa por las molestias.

—Sé que quizás te parezca una escena exagerada, pero creo que soy muy cursi con todo lo que hago—confesó sonrojándose mientras levantaba la mirada y veía los dos hermosos ojos leonidos… dos ojos que ya no portaban parche. La coreana se estremeció ligeramente al recordarse devolviéndole el parche a Terrance Maxwell, pero sabía que ese parche era suyo… y ella no tenía ningún derecho a conservarlo. Lo que sí es que estaba apenada en haber tardado tanto en devolverlo… pero de verdad lo había necesitado para poder cobrar fuerzas después de lo sucedido en la habitación 101 hacía ya casi 2 semanas.— Espero te guste lo que preparé… son hot dogs.

La chica le regaló una tierna sonrisa mientras abría la canasta de mimbre y sacaba unos embases con las verduras para preparar los hot dogs, las salsas y por últimos el pan y la salchicha que estaban ensambladas y cuidadosamente envueltas en papel aluminio. La coreana alistó todo para que se pudieran preparar la comida y después le devolvió la vista a Seth.

—Hey oppa… ¿No crees que es una bonita noche?

Mi Nyu estaba totalmente nerviosa. Totalmente pérdida en los frenéticos latidos de su corazón. Muchos momentos de su vida habían dejado marca en su personalidad y costumbres y la chica estaba segura que ese día no sería la excepción. Relajó la mirada cuando terminó de armar los hot dogs y le tendió un plato a su oppa. Estaba a punto de servirse su propia comida cuando escuchó las preguntas de Seth. Sus manos se detuvieron en seco y sus ojos abiertos como platos se posaron sobre los dos leonidos ojos del de delante.

“Es mejor mantener la distancia Seth-Oppa. Es mejor para usted. Yo...yo sólo quiero lo mejor para usted, es por eso que le digo todo esto. Lo quiero Oppa, lo quiero con todo mi corazón y no soportaría que por mi culpa usted tuviese problemas.”

Mi Nyu recordó con pesar sus palabras y tragó saliva. Ella había decidido no tener miedo y hablar con la verdad… se iba a abrir por completo con Seth. La surcoreana hizo las cosas que estaban delante de Seth a un lado y se acercó gateando a tal punto que prácticamente sus narices rozaban. De repente se echó levemente hacia atrás hincándose con sus dos rodillas dobladas y las plantas de sus pies soportando el peso de sus glúteos. Las manos de la chica se empuñaron en sus rodillas y después de unos segundos agachó la mirada.

“Vamos Mi Nyu… sé franca, sé honesta, díselo… díselo todo”

—Yo… pues… te lo dije porque… —se mordió los labios y suspiró resignada— porque es verdad. Creí que alejándome de ti, estarías mejor —murmuró apenada con la cara aun agachada. ¿Cómo le iba a explicar que todo tenía que ver con lo de que ahora vestía como chico? —Veras oppa yo… —recordó el ataque a su integridad y de repente la garganta se le cerró. Unas inmensas ganas de llorar la volvieron invadir y por más que se había dicho que debía ser fuerte… no pudo contener las lágrimas. Sus mejillas comenzaron a mojarse y sorbió la mucosa que estaba desplazándose de sus fosas nasales.

“Los dedos de Max se movían diestros por sobre la tela de la ropa interior, usando el anular y el índice para separar sus labios vaginales y pasear entre ellos el dedo corazón, llegando hasta el clítoris. Movió ese dedo por sobre la tela, mojándose una pequeña zona de su entrepierna. Quisiera ella o no, era un efecto natural, siempre que se les estimulaba, las mujeres se mojaban. Estaba siendo excitada aun cuando estaba siendo obligada.

—Que lastima, ¿No te gusta? Mira que lo estoy haciendo con todo mi empeño.— se había burlado él sacando los dedos de en medio de sus delgadas piernas y se llevó los dedos mojados a sus labios, chupándolos casi con deguste sin borrar aquella sonrisa sádica de sus labios. —Que deliciosa sabe tu inocencia.”

La chica comenzó a temblar y se abrazó a si misma mientras se mecía levemente. Mi Nyu no tenía intenciones de verse tan vulnerable ante Seth pero verlo ahí delante de ella y recordar que todo lo que le había pasado… le había pasado justamente por estar enamorada de él. Llevó una mano a los labios y gimió.

—Yo… —gimió— me visto asi porque… —“Que deliciosa sabe tu inocencia” —¡porque tengo miedo! ¡Porque ultrajaron mi cuerpo por poner mis ojos donde no debía! —gritó y comenzó a gemir con mayor fuerza. Todo estaba vuelto de cabeza… ella se suponía que iba ahí a abrirle su corazón y sus secretos a Seth con valor y con un rostro sereno… pero no podía. Cada vez que recordaba el suceso de ese fatídico día todo dentro de ella se quebraba… y en un millón de pedazos.

Mi Nyu se estremeció cuando sintió como la estrujaba entre sus fornidos brazos, brindándole tiernas y comprensivas caricias a su espalda. ¿Seth sentía no haberla podido proteger? ¿En serio lo sentía? La chica le rodeó de la misma forma y gimió en su pecho mientras las lágrimas le mojaban ahora el pecho al súperfuerte. Recordar a Max y la forma en que la había humillado la había puesto vulnerable y estaba segura de que quizás terminaría arruinando todo lo que había planeado para el peliplateado. Restregó su cara en el duro pecho y sus manos se apretaron en la chaqueta de Seth.

—Tú no tienes la culpa, no tienes porque disculparte Seth-Oppa —le aseguró ella tratando de controlar los gemidos de su garganta con no muy buenos resultados— Yo debería de saber cuidarme de esta clase de cosas… es sólo que nunca lo vi venir de él… —murmuró en un hilo de voz. Cerró los ojos y suspiró. —Bueno no fue culpa de Terry... M-Max… él es ma….lo —la chica abrió los ojos y de golpe se hizo para atrás. Lo había dicho… había dicho su nombre. No se había dado cuenta de que había abierto la boca de más. La coreana se tapó la boca y comenzó a llorar con más fuerza.

“No voy a poder… no voy a poder decírselo”

La chica se puso de pie, dispuesta a correr al darse cuenta de que todo su valor se había ido a la basura en cuestión de segundos… era mucho más débil de lo que creía.

Estaba muriéndose de la vergüenza, era tan débil como siempre creyó que lo sería. Y ahí estaba, huyendo, llorando, mostrándose tan vulnerable y sensible ante el único hombre con el que quería mostrarse justamente como lo contrario. Ya nada importaba, dudaba volver a tener valor para acercársele de vuelta. El único pensamiento coherente que circulaba por su mente era “Corre, no mires atrás y nunca más lo vuelvas a molestar”.

El aire se fue de sus pulmones cuando sintió que Seth la abrazaba por detrás. Deteniendo su huida. Envolviéndola con sus brazos. Haciéndole sentir más vulnerable y pequeña. Sus ojos se abrieron como platos, mientras el liquido caliente y salino seguía desplazándose por sus mejillas.

—Seth… yo… —la chica se dio la vuelta para quedar frente a él y se apretó a su pecho con todas sus diminutas fuerzas. —…s-soy muy débil, oppa. No pude defenderme. Pero no puedo culparle… fue mi c-culpa— lloró con desesperación, mojándole el pecho, sintiéndose sumamente protegida y segura. Como si sólo estando con Seth, los problemas del mundo se vinieran abajo. No había nadie más que pudiera provocarle esas reacciones a su cuerpo y corazón. Nadie más que Seth Raven, el chico que amaba con todo su corazón.