Nuevas prendas [libre]

Decir que se había perdido sería decir algo muy tonto… pero era sólo la verdad. Se había perdido en ese maldito centro comercial por el hecho de estar plagado de asquerosos humanos. Jem era muy poco tolerante con la pobre raza inferior, sólo cuando estaba con su gemelo es que los soportaba como si fuesen nada, así que traía a Willy por debajo del saco para apretarlo cada tanto y así controlar su ansiedad de ahorcar gente… como siempre. Jess le había mencionado que iría al centro comercial a comprarse algunas cosas, Jem obviamente le quería acompañar porque ya sabía que como estrellas porno que eran… mucha gente solía reconocerlos por la calle y trataban de lanzárseles encima. El sólo pensar que alguien se le lanzara a Jess, le ocasionó un extraño cosquilleó en la espalda y casi se pone a hacer una rabieta en plena boutique de ese dichoso mall. Se pasó una mano por el cabello y caminó braceando fuertemente, como si de un niño se tratara, hasta que una figura rubia y alta llamó su atención…

—Jess… —susurró con los ojos brillándole de emoción. ¡Por fin lo había encontrado! Se acercó corriendo -como si tuviera nueve años- pero se quedó parado a medio camino cuando vio a Henrik Érickson a su lado “¿Qué están haciendo esos dos juntos?” se preguntó con el ceño fruncido. Dio dos pasos en dirección a los hombres pero se tuvo que detener de golpe cuando vio a Erickson rodeándole la cintura a su hermano, acercando su puto rostro marica hasta la comisura de sus labios… besándolos y lamiéndolos… James se quedó en shock y sus ojos se llenaron de lágrimas, la sangre le hirvió y sacó a Willy de su sacó para enredárselo en el brazo y tenerlo listo para usarlo. El maldito hijo de puta del rubiales ese todavía tenía la osadía de decir que Jason era suyo. ¡Con un carajo que no! “Jason es mío… solamente mío” Una trabajadora de la tienda se le acercó con intenciones de ayudarle, pero cuando vio su rostro colérico y el látigo tan a la vista, se asustó y se fue de largo. La mujer había sido lista, porque en ese lugar iba a correr sangre… de eso se iba a encargar él. Después de algunos minutos de tratar de controlar el fuerte latido de su corazón caminó con los labios unidos en una fina línea y una mano prácticamente morada por la falta de circulación al estar apretando su látigo.

—Sí, su traje es bonito— se acercó interrumpiendo y se puso al lado de Jess, viendo de un rubio a otro como si no hubiera nada más que ver en el mundo— Y no sólo su traje, por lo cual no me extraña que estés de perra arrastrada tocando y proclamando a MI hombre como si fuera tuyo.

Sus fosas nasales estaban abriéndose y cerrándose con rapidez, mientras la sangre seguía hirviéndole. “Anda mátalo… acaba con él de una vez. No será una perdida tan grande para Heresy” se volvió a ver a Willy… —Lo sé Willy, sé que quieres que te use en ese cuello— murmuró. Si las miradas mataran… Glace desde cuando hubiese estado 100 metros bajo tierra.

Jem se quedó parado evaluando la situación como si fuera juez y verdugo. ¿Buen actor? Seguramente imbécil, tarado, cabeza hueca, hijo de puta… Y muy en ello, el otro todavía se reía y se jactaba de hacerle un favor al espantarle a la horrorosa intendenta del lugar. El menor de los gemelos no pudo evitar ponerse rojo del coraje y apretó a Willy con más fuerza con cada una de las frases que el otro maldito rubiales le estaba proporcionando. James ya no estaba pensando en nada más que en enredar a Willy alrededor de ese maldito cuello puñetero y en el de la mujerzuela que según Erickson le coqueteaba a su Jess, hasta que sintió como su consanguíneo le tomaba de la mano y se la besaba, mirándole a los ojos. Derritiéndolo con esa simple y sencilla mirada. Jason estaba tratando de calmarlo, lo sabía, pero la respiración en su pecho no disminuía, muy a pesar de que por lo regular Jess era el único que podía calmarlo. Cuando la otra mano de su hermano le bajó a Willy, lo miró a los ojos y supo que estaba perdido. No había cosa que amara más en el mundo que no fuera Jason Wayland. No había persona que obedeciera más que no fuese su hermano. Asintió apretando los dientes y después de ver con profundo odio a Erickson hizo un ligero puchero mientras este último coqueteaba con otra encargada de la tienda, pidiéndole cosas.

—No es justo, Jess —se quejó en voz baja— Willy de verdad tenía ganas de matar a esa perra arrastrada que se atrevió a decir que eras suyo. ¿Sabes cuánto me dolió eso? Sentí que iba a morir.

Jem enredó sus dedos con los de Jess y se acercó a sus labios para darle un corto beso, que parecía que sería totalmente casto e inocente… hasta que sacó su lengua y mojó todo el contorno de la boca, borrando cualquier rastro de Erickson de su piel. Se hizo para atrás con una sonrisa maliciosa y escupió a los pies de Glace.

—La basura va en la basura.