Pasando el rato. [Libre]

Se encontraba libre de actividades ese día, por lo cual estaba completamente aburrido y para evitar el aburrimiento, fue directo a la biblioteca de la academia, recorría los estantes repletos de libros, sin la menor intención de hablarle a alguno de sus compañeros que se encontraba por ahí haciendo tarea o perdiendo el tiempo como el mismo lo hacia.

Un libro llamo su atención, tenia una cubierta negra y en el lomo tenia escrito con letras doradas "El origen de las especies. Darwin", siempre le había llamado la atención ese tipo de temas, tal vez ahí estuviera la respuesta a porque ellos tenían poderes y el resto del mundo no...Ellos eran diferentes, únicos y no entendía porque tenían que preocuparse por la vida de los humanos normales, esos sujetos si que eran una molestia, el no tenia intenciones de protegerlos.

Con pereza deslizo sus dedos por el lomo del libro para tomarlo, abriéndolo en la primer pagina, leyendo con atención la introducción, quedando de pie ahí mismo, en el pasillo con estantes llenos de libros.

Había decidido ir a la biblioteca para buscar información que le fuera útil para tratar a su nuevo amigo, aquel erizo tan tierno y adorable, sabía que en aquella inmensa cantidad de libros debería haber alguno que le diera la información correcta y necesaria.
Cuando ingresó al lugar notó que estaba lleno de personas “Está bastante más concurrido de lo normal” pensaba mientras recorría los pasillos en busca de la sección de naturaleza. Mirando un titulo tras otro, una portada tras otra comenzaba decepcionarse de no encontrar el material requerido “Con toda esta cantidad de libros… debe haber algo… algo que hable sobre el hábitat de los erizos y su alimentación…”. Sin poder encontrar nada decidió ir a donde se encontraba la bibliotecaria a pedir algunas instrucciones, la mujer amablemente le dio una sección posible y un tema de libros con lo cual el material en el que buscar se redujo bastante.
Más alegre y entusiasmada busco la sección indicada y comenzó a mirar los títulos hasta que llego a una hilera frente a la cual había un chico ojeando un libro de Darwin “Su teoría es fascinante…” pensó de repente al recordar lo que su tutor le había enseñado hacía ya unos años. Siguió observando los nombres y al alzar la vista descubrió el libro que buscaba pero este se encontraba justo en frente del chico que tenía el libro de Darwin, por lo que no le quedaría más opción que pedirle permiso aunque él tuviera cara de pocos amigos.
-Amm disculpa… ¿me permitirías?... el libro que busco esta allí…
Sin saber por qué la expresión que aquel chico la asustó bastante y no pudo evitar sonrojarse levemente al sentirse algo nerviosa, pero no le quedaba más que esperar su respuesta, lo hiciera en la forma que lo hiciera…

Spoiler:

Mantenía una mano dentro del bolsillo de su pantalón mientras que la otra sostenía el libro, las paginas estaban bastante llenas de letras, era un tema extenso pero lejos de aburrir al rubio, le parecía algo sumamente interesante...ya que la palabra, 'divertido' era algo desconocido en el vocabulario de Ian.

Tan concentrado esta que no noto la presencia de una chica que estaba a su lado hasta que esta se decidió a hablar y como no estaba poniendo atención, tuvo que decir en voz baja.
- ¿Que dijiste? -pregunto con un poco de brusquedad, debía parecer un estúpido al estar tan distraido como para no escuchar lo que la chiquilla había dicho, solo esperaba que no fuera alguna idiotez o entonces si le fastidiaria el momento.

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El rubio respondió con una brusquedad que acompañaba a la expresión de su rostro, el solo tono de su voz le provocó a ella un leve temblor, tal vez le traía algún mal recuerdo de aquellos días en los que todos la trataban de la manera más hostil posible. Pero no se daría por vencida, ya que necesitaba ese libro. “Tal vez si lo saco de ahí con mi poder… pero si estiro muy fuerte podría pegarle en la cabeza…” pensaba algo indecisa, definitivamente no era una buena opción, si aquel chico se enojase tenía la extraña sensación de que no pasaría nada bueno.
-Esto… si te pudieras correr un poco…-subiendo un poco el tono de su voz-… para poder sacar el libro que necesito…
El rubio no parecía tener intenciones de moverse o al menos esa era la impresión que a ella le daba, teniendo el libro tan cerca sería muy frustrante tener que esperar a otro momento para tomarlo “Debo hablar con convicción…” pensaba mientras observaba a quién estaba frente a sí, esperando a que reaccionara de alguna forma…

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Frunció el ceño al ver como la chica al lado suyo temblaba como un animal asustado, y eso que había tratado de sonar neutral, usualmente no estaría de humor ni siquiera para contestarle, sin poder evitarlo una sonrisa arrogante, muy pequeña, se dibujo en sus labios.

Al escuchar su petición fue cuando cayó en cuenta que se encontraba obstruyendo una parte de los estantes y seguramente ahí se encontraba el libro que la chica estaba buscando- Creo que esa no es una forma amable de pedirlo...deberías decir: Por favor -comento antes de volver su vista a las paginas de su libro.
No es que fuera un maldito, aunque si lo era, era simplemente que el hecho de ser amable, poner una sonrisa idiota y ver la vida de forma positiva como si todos vivieran en un asqueroso mundo rosa...no le gustaba, no era hipócrita cuando algo le enfadaba o le parecía mal, simplemente lo decía. Y la actitud tan tímida y humilde de la chica le sacaba de sus casillas, bien pudo llegar, quitarlo y tomar su libro después de todo, el era el que estaba estorbando.

Alina se quedó viendo al rubio con la sorpresa dibujada en el rostro “¿Amable? ¿Acaso no he sido amable?” pensaba mientras inflaba levemente los cachetes, la arrogancia de aquel chico comenzaba a molestarla e inevitablemente esto se vio reflejado en la manifestación involuntaria de sus poderes; había logrado dominarlos bastante sí, pero aún corría el riesgo de que se le salieran de control si tenía emociones fuertes. Apenas vio el colgante de su cuello flotar en el aire lo bajo con su mano utilizando un movimiento veloz “Siempre he sido amable… toda la vida… muchas veces no me sirvió de nada… pero aún así…”
-Entonces... ¿podrías por favor moverte un poco para que pueda tomar el libro que necesito?... serán solo unos pocos segundos ¿Si?
¿Qué extraña sensación despertaba en ella la actitud de aquel chico? Nunca había sentido eso, ¿sería enojo tal vez? lo seguro era que su actitud dejaba mucho que desear si de amabilidad se hablaba.

Ver las reacciones de la chica fueron la mejor recompensa, se merecía eso y mas, no solo por molestarlo sino también por llegar a hablarle con ese tonito, con esa actitud tan dulzona y tímida. Afilo un poco su mirada al ver como la chica poco a poco perdía el control de si misma y manifestaba parte de sus poderes.
"Así que es una telequinetica...mmm demasiado poder para una niña asustadiza" pensó para si mismo, casi con satisfacción, el quería ser el mas fuerte de sus compañeros.

Seguía sin apartar su rostro del libro abierto, solo miraba de reojo a la chiquilla- Bueno, ahora que has preguntado, puedo darme el lujo de negarme, a menos que me des un buen argumento. Este lugar es muy cómodo, las mesas están ocupadas con idiotas que no saben que en una biblioteca se busca paz y tranquilidad -dijo en voz baja. No mentía, a eso iba a la biblioteca, a relajarse y estar en un lugar tranquilo pero cuando había muchos alumnos, esa tranquilidad se rompía, volviéndose un lugar igual de fastidioso que el resto de la academia.

“¡No se mueve!” pensó bastante frustrada mientras apretaba los puños, sus ojos ya habían cambiado de color y su cabello había comenzado a elevarse “Contrólate Alina… contrólate…” pensó intentando calmarse y controlar aquello que se le estaba escapando sin permiso. Suspiró largamente mientras cerraba los ojos, nada lograba en enojarse con aquel chico, tal vez solo empeorar las cosas, además ella no era así y no tenía por qué dejar que eso la sacara de sus casillas, algo tan imple. Realmente quería aprender sobre el hábitat de aquel pequeño animal que ahora daba vueltas y correteaba en una jaula dentro de su habitación, solo de pensar en él se llenaba de ternura y tenía la imperiosa necesidad de aprender a tratarlo como él se merecía.
-Si lo sé… la biblioteca debería ser pacífica… no se que haya sucedido… pero realmente lo era cuando vine la primera vez…-observando a un grupo de alumnos pasar hablando en voz alta-… ¿Pides un buen argumento?
Alina tomó un libro que estaba frente a ella y comenzó a ojear las páginas llenas de imágenes de animales de todo tipo, ella los amaba a todos y a cada uno de ellos.
-Mira, no sé si sea un buen argumento, pero… durante toda mi vida los únicos que me han hecho compañía han sido los animales… sin importar lo que yo fuese o lo que pudiera hacerle a los objetos… ellos han sido mis únicos amigos… cuando todos me ignoraron, me temieron o me odiaron…-observando la imagen de un gato jugando con un ovillo de lana-… ahora tengo un nuevo amigo… un pequeño y tierno erizo que hace poco ha llegado a mi vida… el libro que no me dejas tomar contiene información de cómo tratar con ellos y acerca de su hábitat…-cerrando el libro-… yo solo quiero lo mejor para él… pero…-colocó el libro en su lugar y luego dejó sus dedos sobre la tapa mientras observaba los demás libros-… supongo que a ti eso te parecerá tonto, tenerle aprecio a los animales debe ser tono para ti ¿verdad?-suspiro largamente y luego dejo caer su brazo-… no tengo porque aburrirte con esto, no ha de ser un buen argumento para ti.
Alina suspiro largamente, estaba segura que aquel chico le contestaría de forma arrogante nuevamente, ya había comenzado a rendirse, no valía la pena discutir con él por algo como eso, simplemente debía esperar a que se marchase o volver en otro momento, era tan simple como eso, no había necesidad de problema alguno, teniendo esto en mente esperaba su respuesta una vez más.

Escucho atentamente las palabras de la chica, sin moverse y sin hacer algún gesto con su rostro, simplemente mantenía la vista fija en las paginas del libro que sostenía en su mano, sin embargo, no le fue difícil sentirse identificado con las palabras de la chiquilla.
En su niñez, los únicos amigo que había tenido eran los animales, e incluso las 'bestias salvajes' a las que los humanos normales no se acercaban, eran todos ellos sus compañeros...los únicos que había visto su enojo, su tristeza y sus pocas alegrías.

"Así que un erizo..." pensó antes de soltar un suspiro, que sonaba algo fastidiado, cerro con fuerza el libro en su mano antes de tomar un libro que estaba justo enfrente del, se giro para observar a la joven delante de el.
-Toma, esto es lo que quieres ¿no? -le extiende el libro- Fue un buen argumento, aunque no se si es mentira o verdad. No puedo comprarlo hasta que vea al erizo con mis propios ojos -comento sin una pizca de amabilidad, era una forma muy brusca de pedirle que le mostrara al pequeño animal.

Luego de un suspiro con tono fastidiado el rubio cerró el libro de golpe provocando que ella pegara un pequeño salto por no estar viendo y asustarse levemente con el ruido. Se giró para observarlo y notó que por primera vez la estaba viendo directamente hecho que por alguna extraña razón la puso nerviosa, tal vez porque su mirada se le hacía demasiado penetrante y hostil. El rubio extendió su brazo dándole a ella un libro que al observar notó enseguida que se trataba del libro que ella quería.
-Gracias…-dijo casi en un susurro mientras tomaba el libro-
Después de eso el rubio dijo que aquel había sido un buen argumento pero no podría creerle a menos que viera el erizo “Por lo menos logré que me diera el libro…” pensaba algo aliviada “Tal vez le gusten los animales a pesar de su actitud…”. Alina apenas estaba acostumbrando a su pequeño amigo a pasear por afuera de la jaula y regresar a ella con su llamado, debido a esto pensaba en esos días sacarlo al jardín para que se airee un poco y disfrutara un poco del hermoso verde que abundaba en los jardines de la academia.
-¿Quieres verlo?-dijo al fin con una leve sonrisa-… ahora lo estoy acostumbrando a salir de la jaula, para que luego pueda pasear con el…-observó el libro en sus manos y lo abrió viendo las primeras imágenes-… lo llevaré al jardín… si quieres puedes venir.
Se quedó viendo al rubio con algo de curiosidad, parecía ser la persona más arrogante y fría del mundo pero ¿le gustaban los animales? Tal vez no era tan frio después de todo.

Ni siquiera respondió al agradecimiento de la chica, no tenia porque hacerlo, había hecho lo que quería y no por ayudarla a ella, sino que lo hacia por aquel pequeño animal salvaje que seguramente necesitaba muchos cuidados.
-Si quiero verlo, entonces te iré a buscar al Jardín para que me lo muestres -comento con seriedad- ¿Esta bien? -pregunto para confirmar la invitacion de la joven que le parecía que le había tomado demasiada confianza con el, cosa que le parecía extraña y bastante preocupante.

- ¿Que me ves? -pregunto con hostilidad al ver como la chica se le quedaba viendo de manera muy fija y no le gustaba, le hacia sentir como cuando era niño y la gente se le quedaba viendo como si fuera un fenómeno extraño. Acomodo el libro de Darwin debajo de su hombro- Nos veremos mas tarde -susurro en forma de despedida antes de alejarse del lugar en el que se había encontrado de pies, estático, saliendo del pasillo, directo a la puerta de salida de la biblioteca, no sin antes pedir prestado el libro que había llamado su atención.

Estaba algo confundida y sin saber que pensar, su actitud era muy extraña pero eso a fin de cuentas era su manera de ser, ella sabía bien que había personas así y aquel rubio no sería el primero ni el último.
-Si está bien, puedes venir si quieres…
De pronto el rubio pareció verse ofuscado, seguramente por la mirada curiosa de la pelirosa, pero no podía evitarlo, le llamaba la atención simplemente por ser así como era “Es tan… tan… no sé como describirlo…” pensaba para sus adentros.
Con un “Nos vemos más tarde” el rubio se despidió con la misma arrogancia de siempre, pero a ella ya no le asustaba tanto ¿Qué había cambiado? No lo sabía, tal vez el simple hecho de que se preocupase por un erizo pequeño e indefenso había modificado su forma de ver la arrogancia que portaba.
-Nos vemos…
En un susurro dejó escapar esas palabras que sabía que él no escucharía para luego observar el libro que tenía en las manos, ya no le temería, le trataría de forma normal, no había razón de temer porque simplemente era así.
Con una sonrisa pintada en sus labios se acercó a la bibliotecaria para pedir prestado el libro que necesitaba y así poder leerlo profundamente en la tranquilidad de su cuarto. Quería aprender todo lo que le fuera útil para cuidar a su adorado Dyl, ese pequeño a migo que la llenaba de ternura; saldría de la biblioteca para ir en su busca, para alimentar su regordeta pancita una vez más.

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