Un pequeño tiempo de descanso... (Ian)

Era un día realmente hermoso, el sol brillaba en lo alto y la brisa veraniega acariciaba su rostro suavemente mientras hacía danzar de forma gentil sus largos cabellos. Alina caminaba tranquilamente por los verdes pastos que componían el suave suelo de los jardines de Crusaders llevando en su mano una pequeña jaula que en su interior contenía un pequeño animal peludo que corría en círculos de una forma muy alegre.
Observando los alrededores eligió un bonito lugar que se veía muy cómodo en la base de un gran árbol, la tenue sombra cubría el lugar haciéndolo perfecto para descansar, en los costados había plantas muy verdes llenas de flores de todo tipo, pero en ese lugar lo que más abundaba eran las rosas rojas que parecían estar muy bien cuidadas, seguramente algún talentoso jardinero se encargaba de mantenerlas vivas, radiantes y esplendorosas.
Se sentó a la sombra del árbol apoyando la jaula en el suelo y abrió la puertita cuidadosamente dejando que el pequeño erizo saliera a explorar el ambiente. El pequeño animal miro los alrededores y rápidamente corrió hacia ella hasta subirse sobre sus piernas y de cierta forma cubrirse con las ropas de la chica.
-Hay Dill… me haces cosquillas…-acariciando al animal- ¿tienes miedo?... es un lugar muy grande, lo sé… pero acostúmbrate porque te traeré aquí a pasear ¿sí?-sonriéndole al pequeño erizo-… para que tomes sol.
Con el pequeño erizo acurrucado entre su ropa y mientras lo acariciaba cerró sus ojos para sentir la brisa acariciarle el rostro nuevamente, era una sensación muy agradable y hasta algo refrescante, comenzó a cantar suavemente una canción mientras seguía acariciando la cabeza de su pequeño amigo.

Fue hasta su habitación y dejo sobre su escritorio el libro que había sacado de la biblioteca, tenia planeado leerlo antes de dormir, recordó que había quedado con la chica para que le mostrara aquel peludo y seguramente simpático animal.

Pero tal vez aquello no era tan buena idea, el no quería relacionarse con gente, no con personas hipócritas que creían conocerlo pero que en realidad no sabían nada de el, ni de lo que era la vida. Dio un largo suspiro "No tengo otra opción...debo ir, tengo curiosidad" pensó para si mismo antes de deslizar su mano por su cabellera en un gesto de puro nerviosismo para luego salir de su habitación en dirección al Jardín de la academia.

En cuanto estuvieron en su campo de visión, admiro de forma sincera los Jardines, nunca dejaban de sorprenderle, eran hermosos y siempre se encontraban tan bien cuidados.
Buscaba con la vista a la chica pero una voz bastante bonita llamo su atención por lo cual se dejo guiar por su oído, topándose con la jovencita a la que estaba buscando.
-Por fin te encontré...-comento con tranquilidad, acercándose y sentándose a su lado.

Seguía cantando pasivamente mientras acariciaba la cabeza del pequeño erizo hasta que de pronto sintió que alguien se sentaba a su lado y al abrir los ojos se encontró al rubio que terminando de acomodarse le decía “Por fin te encontré”.
-H-Hola, no creí que fueras a venir…-sonriendo levemente-… este es un hermoso lugar ¿verdad?
De pronto sintió bajo sus manos las espinas de su amiguito levantarse un poco y recordó el porqué de que el chico estuviese ahí, sin dudarlo levantó ambas manos dejando al descubierto al pequeño animal.
-Mira… te presento a Dill, uno de mis mejores amigos…-dijo mientras tocaba la nariz de la criatura suavemente-… tal vez se asuste un poco, es la primera vez que lo traigo aquí.
Alina colocó suavemente sus manos debajo de la panza del pequeño animal y lo levanto con delicadeza hasta llevarlo a la altura de su rostro.
-Pórtate bien ¿eh?-juntando su nariz con la del erizo-
Después de decir eso, lo acomodó de una forma tal que el rubio pudiera verlo con claridad y de cerca mientras sonreía observando las púas de su pequeño amigo levantarse un poco debido a la presencias de quién para él era extraño.

-Te prometí que vendría, y siempre cumplo lo que prometo -comento con un poco de rudeza el rubio, era verdad, lo único que consideraba sagrado en la vida era una promesa por lo cual no las daba a la ligera a menos que las fuera a cumplir.
No contesto a la pregunta de la chica aunque el lugar, ciertamente, era hermoso pero no quería desarrollar una relación mas allá del compañerismo con esa chica, las amistades no eran algo que le interesara o en lo que confiara.

Sin poder evitarlo al ver como Alina mostraba al pequeño erizo, una ligera sonrisa se dibujo en los labios del sudafricano, era un animal pequeño en tamaño y en edad, seguramente apenas era una cría. Observaba como la chica interactuaba con el animalito, de una manera muy natural y supuso que ella debía ser una buena persona para llevarse también con una criatura como esa- Dill es un buen nombre para este amigo -comento tranquilamente.

Rió en voz baja al ver como el pequeño se ponía nervioso ante su presencia- Calma, Dill...no te haré daño, ni a ti, ni a tu amiga Alina -susurro acercando su mano hasta el erizo, acariciando con suavidad su cabeza y su mentón con sus dedos- Es muy lindo, yo solo conocía a los erizos africanos -comento sin despegar la vista de Dill que parecía disfrutar de los mimos.

El rubio había dicho que Dill era un buen nombre para el pequeño, ella realmente también lo creía así, le gustaba ese nombre además por recordarle a su amigo, pero también por resultarle tan tierno como le resultaba aquel erizo. El chico intentó tranquilizar a la pequeña criatura diciendo que no le haría daño ni a él ni a su dueña, pero al oír esto Alina se asombró bastante demostrándolo en la forma en que abría sus ojos y levantaba sus cejas “¿Cómo sabe mi nombre?” pensó bastante confusa, con la situación, ella no tenía ni idea de cómo se llamaba quién estaba a su lado. Observó como el chico acariciaba al erizo y como éste parecía acostumbrarse a sus dedos, mientras mimaba al pequeño animal el rubio dio que el solo conocía a los africanos “Al parecer solía tratar seguido con los animales…” pensaba mientras sonreía observando a su pequeña mascota.
-Por cierto… soy Alina… aunque pareces saberlo… esto… ¿Cómo es tu nombre?... si quieres decírmelo…
Alina observó unos pajarillos descender al suelo y arrancar algunos pastitos del suelo, seguramente con buen utilidad hogareña. Se quedó un rato viendo a los pequeños animalitos, la brisa que soplaba dejando en sus oídos un suave sonido lograba relajarla mucho, ese lugar sin lugar a dudas era muy pacífico, perfecto para una tarde tranquila, perfecto para leer un buen libro en cuyas páginas pudiera perderse por un tiempo.

Al ver que el pequeño animal poco a poco tomaba mas confianza con el, por fin pudo dejar que su mano se deslizara por la suave capa de púas que le cubría, grabando la textura que tenia, en verdad era un erizo muy bonito y parecía ser la mascota perfecta aunque se le hacia algo triste que tuviera que permanecer encerrado en una jaula.

Escucho las palabras de la chica y fueron como un balde de agua fría, había sido un estúpido y había revelado que conocía el nombre de su compañera, antes de salir de la biblioteca había revisado el libro de visitas por simple curiosidad.

-Mi nombres es...Ian y no tengo problemas en decírtelo -comento con seriedad, con cuidado tomo al pequeño Dill entre sus manos, para acercarlo a su cara, sin dejar de acariciar su espalda con su mano mientras el animalito olfateaba el rostro del sudafricano sacándole de nuevo una sonrisa- ¿Te gustan mucho los animales, no? -pregunto de forma neutral a Alina sin despegar la vista del erizo que ahora parecía divertirse sobre las piernas del rubio.

El rubio dijo que se llamaba Ian mientras en su rostro no se denotaba expresión alguna, después tomó a Dill en sus manos acercándolo a su rostro mientras acariciaba su espalda. El pequeño erizo comenzó a olfatear el rostro del chico y a ella le dio mucha ternura ver como movía su pequeña nariz. Por más extraño que pareciera el rubio sonrió, esto suavizaba notablemente su rostro y parecía otra persona, “Seguramente es de esos que no sonríen mucho…” pensó mientras veía como trataba al pequeño animalito. Una pregunta por parte de quién estaba a su lado le sacó una sonrisa.
-Si, como ya ves mi argumento si era verdadero… adoro a los animales porque me han hecho compañía desde que tengo memoria… porque las otras personas no han querido llevarse bien conmigo…
Se quedó pensativa un rato mientras acomodaba los cabellos que el viento se empeñaba en hacer volar a través de la caricia de la bisa veraniega, realmente no tenía buenos recuerdos con otras personas, no tenía muy buenos recuerdos de su infancia a no ser el tiempo con sus padres y con todas las mascotas que había tenido y adorado durante toda su vida.
-Disculpa por eso…-dijo en vos muy suave-… no tienes por qué oír eso.-observando al erizo en las piernas del chico- A ti también te gustan mucho ¿verdad?
De alguna forma ella podía notar eso, aunque él solo tuviera expresiones secas y frías, la forma en que trataba a Dill dejaba ver cuánto quería en realidad a aquellas hermosas criaturas, tal vez le había pasado algo similar cuando era más joven, tal vez también para él la única compañía habían sido los animales.

La respuesta de la chica le confundió un poco, ella parecía haber vivido algo similar a su infancia pero a diferencia de él, Alina no había terminado convirtiéndose en una persona que odiaba a los humanos y su vida...Ella era demasiado dulce y tierna, el tipo de persona que mas odiaba porque siempre los había sentido falsos e hipócritas pero esa chica era diferente.

Acariciaba de manera ausente al pequeño erizo, rascando suavemente por debajo de su hocico, adormeciendo al animal que descansaba y de vez en cuando, roía sus pantalones aunque eso era lo que menos le interesaba.
Levanto una ceja con curiosidad, "Si, demasiado ingenua..." pensó el rubio- As, yo me crié en una reserva para animales en Sudafrica, mis abuelos administran el parque para turistas y los animales han sido mi única compañía -comento con tranquilidad, sin mirar directamente al rostro de la jovencita.

En sudafrica siempre había vivido muy solo, ni siquiera había tenido el amor y cariño de sus abuelos, mucho menos de su madre. La solución a su falta de amigos y familia, fue muy simple, acepto de buena gana la compañía de los animales sobre todo los huerfanos y heridos que debían ser cuidados por los trabajadores del parque. El aire movió algunos de sus mechones sin embargo, eso no le inmuto, le dio una sensacion extra de tranquilidad y calma en aquellos Jardines.

En unos segundos de silencio el rubio siguió acariciando a Dill hasta que le contó a ella que había vivido con sus abuelos en una reserva de animales en Sudáfrica, era natural entonces que toda su vida hubiera tenido contacto con todo tipo de animales, y estos siempre habían sido su compañía.
-Pues tuviste suerte… alguien me dijo una vez que los animales son los mejores amigos, porque ellos nunca te despreciarán o huirán de ti por lo que eres… y es verdad…-observó unos gorrioncillos bajar y caminar en pequeños saltos sobre el piso-… lo he comprobado yo misma, aunque también es bonito tener amigos… -sonriendo levemente-… pero solo cuando son amigos de verdad.
Una suave brisa comenzó a jugar de repente con sus cabellos, ella se los acomodó y luego extendió un brazo para colocar sus dedos sobre las púas de su erizo.
-Parece que hiciste un nuevo amigo…-sonriéndole al rubio-… puedes verlo cuando quieras, simplemente ven a buscarme.
Luego de haber dicho eso se apoyó suavemente sobre el tronco del árbol, era un respaldo natural muy cómodo, en ese momento se sentía rodeada por la naturaleza y sentía como si perteneciera a ella al igual que los pajarillos e insectos que por allí andaban dando vueltas. Una mariposa de alas naranjas y negras se acercó revoloteando de forma tranquila y se sentó sobre su mano extendiendo su piquito, ese que usaba para alimentarse, Alina solo sonrió y la observó con detenimiento permaneciendo inmóvil y en silencio. Luego de unos segundos levantó la mirada y observó el cielo, se encontraba cubierto de un extraño color naranja que anunciaba el atardecer, pronto el sol se oculltaría.
-Tal vez sería mejor volver... pronto anochecerá...
Dijo en un tono suave aún observando el cielo y luego la mariposa que había salido volando debido a la vibración que su voz había producido.

Asintió en silencio, aun acariciando al erizo con suavidad, haciendo que se terminara por dormir sobre sus piernas- Los animales son las únicas criaturas puras y sinceras...a mi no me interesa ser amigo de los humanos, todos son una bola de hipócritas -comento sin ninguna pizca de vergüenza, sin importarle que ofendiera a la chica que se encontraba a su lado.

Sonrió ligeramente mientras sus dedos se deslizaban por la suave capa de púas que se extendía por la espalda del animalito- Lo se, tomare en cuenta tus palabras, me gustaría pasar tiempo con un amiguito como este -susurro con tranquilidad.
Desvió su mirada hasta el suelo, estaban siendo rodeados por muchos pajaros que se acercaban atraídos seguramente por Alina, se notaba que tenia un aura especial para atraer a aquellos animales y eso demostraba que era una buena persona.

-Seria bueno que regresaran, yo me quedare aquí un poco mas, me gusta este lugar y el ambiente que tiene -susurro, aspirando profundamente, cerrando los ojos.

El rubio dijo que le gustaría para más tiempo con Dill, eso era algo lógico, aquel pequeño erizo era extremadamente adorable yal parecer bastante sociable por lo que era muy agradable tratar con él. Después de unos segundos de silencio Ian dijo que el aún permanecería allí un rato más, a lo que ella asintió con un movimiento de cabeza y una leve sonrisa. Se puso de pie y sacudió un poco su uniforme para luego ponerse en cuclillas frente a Ian y tomar suavemente a Dill de entre sus manos, el erizo estaba completamente dormido por lo que no vio ningún inconveniente en llevarlo sobre su pecho hasta a habitación.
-Bien. Fue un gusto hablar contigo Ian… aunque tengas esa opinión… gracias por tu tiempo.-sonriendo levemente-
Dicho esto se inclinó algo más para tomar su jaula y luego se irguió girándose y provocando que su cabello volara de repente con la brisa. La noche estaba cayendo y al parecer sería una bonita noche, Alina debía preparar aún algunas cosas antes de ir al comedor.
-Seguro nos volvemos a ver en algún lado… adiós.
Luego de decir esto comenzó a caminar lentamente mientras con su mano sujetaba al pequeño animalito, no podía evitar sonrojarse al verlo porque le parecía demasiado tierno y sentía unas ganas inmensas de abrazarlo, pero ahora que Dill se había relajado lo dejaría dormir tranquilo durante el trayecto hacia la habitación. Una suave brisa acariciaba su rostro mientras caminaba, definitivamente había sido un lindo día.

Spoiler:

Estiro con cuidado sus brazos para entregarle al pequeño erizo que seguía durmiendo e intentaba no moverlo demasiado para que no despertara bruscamente, se alivio un poco al ver como la chica lo acomodaba sobre su pecho y en ese estado, seguramente iría mas cómodo ahí que en la jaula.
-No sientas lastima...estoy muy bien y no tienes nada de que preocuparte -susurro con su seriedad habitual, Alina le agradaba pero no quería hacer amistad con nadie, solo seria complicar su vida de manera innecesaria.

Sin ser muy consiente, levanto su mano, en un gesto despedida- Seguro -murmuro antes de ver como la chica de cabello largo se alejaba, dejándole solo en los Jardines, aspiro profundamente y se recargo en el tronco del árbol, cerrando sus ojos para disfrutar de la fresca brisa que se dejaba sentir, acariciando su rostro
No pudo evitar una sonrisa algo irónica- Al menos ya conozco el nombre de alguien -murmuro para si mismo.

Spoiler: