Día 4 [Post Grupal]

El amanecer hace que escueza ligeramente en los ojos de aquellos que apenas han descansado. Por fortuna, ningún animal os ha atacado esta noche ante el olor de los heridos.
En la lejanía, se perfila un edificio pequeño, de una sola planta. No tiene pinta de servir para vivir, pero tampoco podéis asegurar qué es desde la distancia en la que os encontráis.

El sonido de los campanares lejanos caía en ecos como si gotas de agua se trataran. Cuando quiso situarse, pudo distinguir los perfiles puros de Mykonos. No pudo evitar una enorme sonrisa de júbilo, pero había algo que no le cuadraba.
Se estiró un poco el cuello de la camisa para dejar salir uno de sus hombros, que estaba intacto.
"Estoy soñando..." Se dijo a sí mismo con algo de desilusión.
Fue cuando notó un golpe rápido en la nuca, haciendole quejarse.
"¡¡Hey!! ¿Me acercas la cometa? ¡Se me ha enredado en las hojas!"
Nathan parpadeó ante el grito contrario, logrando tocar en su trenza la cometa enganchada.
-¡Ngh! ¡No son hojas son mi pel-! -Calló de golpe al girarse al grito infantil, viendo a aquella tal Machina tendiendo sus brazos con una sonrisa afable.

Abrió de golpe los ojos, saliendo de aquél sueño tan extraño. No era la primera vez que tenía uno parecido, pero siempre cambiaba la persona que perdía la cometa. Quiso ponerse de pie apresurado, pero notó los pinchazos que le producían las heridas.
-Au... -Se quejó por lo bajo. Casi había olvidado que le habían lastimado, aún así después de haber tenido conciencia de ello en el sueño.
Se incorporó como pudo, haciendo uso de sus lumbares. Tenía los hombros de la camisa manchados de sangre seca, así como lucía las perforaciones, y en las rodillas podía verse unas gasas anudadas. Seguramente las balas las seguiría teniendo dentro, si es que no le habían atravesado completamente, cosa que dudaba.
Suspiró largamente pensativo. Aquellos individuos... También tenían poderes... O eso concluía.
Desconocía que clase de poderes debería tener el conductor, o el último hombre, puesto que quien había atacado todo ese tiempo había sido la chica. Sus brazos... Eran las pistolas.
Parpadeó unos segundos.
"Pero... ¿Cuántos años debería tener?" Se angustió. Sus risas y sus gritos sonaban muy infantiles, debería rondar los 13-14 años como mucho.
Nathan se encogió. No quería pensar en qué clase de acontecimientos tendría que haber pasado una persona para acabar haciendo semejantes trabajos. Pero aún así... Había mostrado una gran maestría.

Él sin embargo, a duras penas acertaba con sus poderes. Se acordó yacer en el suelo en el shock de no lograr moverse, ensuciando la tierra de rojo, y oír todo sin lograr ver nada.
De forma entelada, recordó una cabellera rubia.
"Hey, enano, tu tampoco te vayas a morir...no me jodas la misión"

Giró su rostro a un lado, descubriendo al sudafricano dormir.
"Ian..." Apretó un poco sus labios rememorando el ser levantado y cargado. Hubiera deseado en aquél momento cojersele con fuerza. Pero no había podido.
Le había hecho arriesgarse. Acercó su mano despacio, vacilando un poco, pero acabó poniéndole bien unos mechones del rostro.
-...Gracias -Susurró sonriendo ligeramente.
Entonces se fijo en las tarjetas en el bolsillo contrario. Y tras una pausa, tomó una mirándola.
Tal vez encontraría allí todas las respuestas.

Había hecho lo que podía para cubrir las heridas del griego, sabia que no podía hacer mucho por el, tenia muy pocos conocimientos o habilidades en lo que se refería a primeros auxilios.
Aquella noche no había podido dormir tan fácilmente, a pesar de encontrarse muy cansado por el uso de sus poderes, sostenía la tarjeta entre sus manos, mirándola atentamente.
"Si me uniera a ellos, podría....podría controlar mis poderes por completo, tendría la fuerza que busco" esa idea paseaba por su mente, una y otra vez, hasta que por fin pudo quedarse dormido.

A la mañana siguiente sintió algo o alguien tocando su cabello, frunció el ceño, sin querer despertar todavía. Estaba cómodamente recostado, las horas de descanso y sueño habían recuperado sus energías, sentía una presencia cálida a su lado.
Cierto, se había quedado dormido al lado de Nathan, ya le había pagado el favor que le debía, le había salvado. Parpadeo un par de veces antes de abrir los ojos, frotándolos con su antebrazo.

Se sentó sobre el suelo en el que había dormido, volteo y se topo con la imagen del griego, leyendo aquella tarjeta. Frunció el ceño y se apresuro a quitársela de las manos.
-Esto no es para niños -murmuro con seriedad antes de levantarse- No te muevas mucho o seguirás sangrando -se estiro ligeramente, tenia la ropa manchada de sangre ajena, necesitaba un baño, comida mientras aquellos pensamientos seguían apareciendo en su cabeza.

Guardo la tarjeta en el bolsillo de su pantalón, tenia el presentimiento de que podía necesitarla mas tarde. "Tal vez ya llegue al limite de lo que puedo aprender en la Academia. Tal vez sea hora de un cambio" se dijo mentalmente mientras buscaba algo de comer entre las mochilas, no solo para él.

Levanto la vista y se topo con un edificio que se veía a los lejos, afilo su mirada, tal vez ahí había algo...alguien. Se aseguro de que nadie le siguiera y comenzó a dirigirse hacia aquel lugar abandonado.

Ahogó un pequeño grito por el susto que le produjo el rubio al sacarle de las manos la tarjeta un tanto bruscamente, puesto que no se había dado cuenta de que el contrario ya había despertado.
-¡¡Ah!! -Lo observó con los ojos bien abiertos, encogiéndose luego ante la reprimenda.
De reojo, le vio con manchas secas en la ropa, y no pudo evitar un sentimiento de culpabilidad reflejarse en su rostro.
Se miró de nuevo las rodillas poco después de ver como también el otro miraba la tarjeta. Seguramente, al igual que él, Ian debería estarse planteando algo acerca de los atacantes.
-¿...Qué piensas hac-? -Le iba a preguntar con tono apagado cuando lo descubrió caminando hacia una construcción a lo lejos.
Dio unos parpadeos rápidos, en un balbuceo mudo, poco antes de sentir que su cabeza quería levantarse antes que su cuerpo.
-¡Hey, esper-! -Pero se encogió un poco en su sitio al notar las punzadas- ¡No vayas solo!

Quedó un rato callado en lo que trataba de pensar con lógica
-...¿Y si te atacan? No pareces descansado -Añadió desde su sitio.

Al final se había quedado dormido...no pudo y cerro los ojos.
En la mañana siguiente nuevamente el sonido de la naturaleza africana lo despertó, abrió un poco los ojos cerrándolos rápidamente y colocando un brazo para cubrirse de los rayos del sol, una vez que se acostumbro retiro su brazo y se incorporo mirando a los alrededores, notando a sus compañeros dormidos a excepción de tres, sus compañeros Ian, Nathan y Nisheida.
Ahora que lo recordaba, debía de darle las gracias a Ian por ayudarle, se levanto y empezo a doblar el sleeping bag sin hacer ruido, lo bueno es que ya no le dolía el cuerpo y asi podría dejar de ser una momia.

Una vez que acabo de acomodar el sleeping bag giro su mirada al grupo y noto a dos de sus compañeros hablando, estaban bien, busco con la mirada a Ian y le noto dirigirse a otro lugar fuera del grupo, comenzo a caminar detrás de Ian iguamente sin hacer ruido para no molestar a nadie, es cuando noto aquel pequeño edificio, se detuvo un momento para mirar mejor aquel edificio "de seguro quiere ver que hay en ese lugar" pensó mientras seguía tras Ian.

Suspiró viendo inutilmente como había disuadido al contrario. Su charla y gritos parecían haber despertado a los demás.
Sorprendido observó como el bajito rubio, Ren si no recordaba mal, ya caminaba sin problemas. Parpadeó incrédulo para cuando la sombra de su otro compañero se cernió sobre él.
Nathan alzó su cabeza a Nisheida algo, por no decir bastante, cohibido. Por su cabeza pasaron miles de imagenes de insectos mutilados, y entre eso, las paredes de aquella cabaña pobladas de moscas.
Apretó sus labios encogiéndose sobre si mismo, apartando la vista del mayor para mirarse las rodillas y pasarse los dedos por encima.
Guardó silencio largamente hasta que preguntó por el sudafricano. Nathan alzó su rostro al horizonte y señaló en la lejania el perfil oscuro.
-...Allí... Hay algo... -Murmuró

Se había quedado dormida como piedra. Si, como piedra. A pesar de no haber tenido participación en la batalla, había sido una noche muy difícil para Shion. Los pasados días la peliverde había tenido mucha actividad física, participando en el liderato del grupo, en la busqueda de comida, en la busqueda de madera para la fogata, apoyando al grupo animándoles a seguir hacia adelante, y recientemente, haciéndo cosas básicas para curar a sus compañeros, entre otras cosas.

La noche anterior se había quedado dormida al lado de Nisheida, por lo que, cuando este despertó, pudo haber notado como la peliverde seguía abrazada a su cuerpo, todo con tal de compartir el frío de la noche junto a el. Algo a lo que bien, podrían llamarle "calor corporal".

Sin embargo, este hubo despertado y la dejó en el suelo para que descansara más. Shion no se había percatado de que la mañana ya había llegado, por lo que se quedo durmiendo en el suelo como un inocente angel mientras los demás hablaban de aquella estructura y del camino que había emprendido Ian. Posiblemente despertara por su cuenta más tarde, pero si su asistecia era requerida, eran libres de despertarla, en confianza.

Decidió ignorar a los otros dos chicos, vale, eran compañeros de equipo pero habían ciertas cosas que no podían hacer en grupo porque eran de interés personal. Caminaba tranquilamente, tal vez en parte por el cansancio, o solo porque no tenia prisa por llegar al edificio o por volver.

Sabia que uno de los enanos del equipo le seguía, pero no le dio importancia, podría darle problemas pero iba a ser total responsabilidad del chico, si algo malo pasaba porque el sudafricano no tenia un muy buen presentimiento sobre aquel lugar, aunque esperaba equivocarse.

Se detuvo frente a la entrada del edificio, que de cerca se veía aun mas antiguo de lo que pensaba, paseo su mirada por toda la edificación de una sola planta antes de decidirse y entrar, se encontraba alerta ante cualquier ruido, movimiento o ataque.

"If I could shake it like my sister Kate... Shake it lik-... a b-l... of jelly on a pl-bzzz..."

Una música salía oxidada de una radio del interior, pero parecía perderse en la distorsión. Los veloces dedos dejaron de escribir en el teclado para mirar la radio.
Apretó un poco sus labios antes de aventurarse a mover los botones buscando de nuevo la emisora, recibiendo solo sonidos agudos.
-Tsk, maldita sea... -Se puso en pie- ¿Otro avión más me corta la emisora?
Se pasó por sus cabello rubio los dedos cuando abrió la puerta para asomarse, dando un salto por el susto que le produjo encontrarse justo al frente un joven rubio.
-¡¡Uah!! -Dio un retroceso, tratando de luego tomar la compostura- Quiero decir... ¿Qué?
Se asomó un poco y miró a un lado y a otro. No habían aviones, ni vehículos. Entonces... ¿De dónde demonios salían?
Observó de nuevo al chico que tenía al frente. Estaba sucio, magullado y seguramente deshidratado. Y sus ojos se pararon en un walkie que llevaba en la cintura.
-Conque eso rompió la conexión... -Murmuró. Miró más profundamente viendo acercarse a otro. Tenía la ropa manchada de sangre y aunque podía moverse, tenía aspecto de haber improvisado una cura.- Cielos, pero... ¿Qué habéis hecho? -Bufó llevándose la mano a la nuca.
Hizo su propia suposición. Seguramente serían un grupo de excursionistas que se habían perdido... Y les habían atacado leones.
"Oh, pobres niños..."
Hizo un gesto militante.
-Por favor, pasad. Dejadme curaros vuestras heridas. Soy Stefan Engel. Bienvenidos oficialmente a Camerún.

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Así es. Llegáisteis a la frontera. Stefan os sanará en sus máximas capacidades las heridas y, si le indicáis, os podrá llevar al punto de encuentro con los demás.

Spoiler:

El griego alzó un poco su rostro, afinando la vista. Algo debía estar pasando, pero no podía ver bien. Parpadeó en silencio y por unos instantes se angustió.
Quería ponerse en pie, pero se lastimaría. Por otro lado, no podía esperar a que los demás le ayudaran. Tendría que aprender solo a moverse por sí
(lanzo dados para soportar el dolor y caminar, 10)
Puso sus manos en la tierra y se levantó, apretando los dientes por el dolor, que le humedecía levemente los ojos. Sostenerse sobre sí mismo era como intentar aguantarse en unas endebles y quebrables ramas secas.
Jadeó sintiendo que, al menos, había logrado ponerse de pie.
Empezó a caminar con las piernas temblándole, y apretó sus ojos ligeramente.
"Por favor... que no se me empeoren las heridas..."
Sus pasos eran pesados, lentos y tambaleantes, pero lo estaba consiguiendo, y por la apariencia de sus vendas, la cosa aguantaba.
Llegó hasta una distancia prudente del edificio, agotado, jadeando por el esfuerzo cuando pudo ya ver claramente. Un joven rubio había salido a atender a Ian.
Parpadeó varias veces y se giró a aquellos que estaban atrás
-¡¡¡Eh chicos!!! ¡¡Venid!!
Apresurado, buscó en sus bolsillos un mapa, extendiéndolo ante él.
-S-Señor, por favor... Necesitamos llegar hasta aquí -Suplicó.

El miembro 'Nathan Wence' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'1d20' :

Resultados : 10

En el momento en que se adentro en el edificio escucho...¿ Música? Entonces ahí había alguien, se apresuro a dirigirse justo al lugar de donde provenían las notas, topándose con una persona que al parecer se había sorprendido de verle.
Era normal no creía que encontraran a menudo una persona como él, en ese estado en medio de la nada.

Abrió los ojos al escuchar la amabilidad con que les recibía y sobre todo esas palabras- ¿Estamos en Camerún?...¿Que tan lejos estamos de la ciudad mas cercana? -pregunto con una mezcla de seriedad y cansancio mientras se apoyaba en uno de los muros, deslizándose hasta quedar sentado en el suelo.

Ya estaban en ese país, solo tenían que llegar a alguna ciudad donde pudieran llamar a alguien o buscar a alguno de los maestros que seguramente estarían por ahí, esperándolos.
Cerro los ojos, respirando profundamente- Gracias por la ayuda...-le dijo al oficial con un tono seco.

No caminaba muy rápido pues aun le dolía las heridas por lo que llego un poco después que Ian al lugar, cuando llego noto a otra persona y a Ian, se acerco a ellos mirando el lugar y es cuando logro oír "Bienvenidos oficialmente a Camerún"
-...Camerun?...-

Una sonrisa bastante amplia apareció en su rostro, al fin habían llegado a Camerun?...en realidad llego a pensar por lo menos una vez que no regresaria...pero ahora ese mal pensamiento se había ido por completo.
Se acerco a Ian y se agacho, un poco lento para que no le doliera mucho, pues le vio en el suelo, le coloco una mano en su hombro al verle con los ojos cerrados.
-se encuentra bien joven Ian?...-
Aun que tal vez solo estaba cansado quería estar seguro de que no tenia nada.

A lo poco noto a otro de sus compañeros llegar.

Al poco tiempo, Stefan observó llegar a otros jóvenes más. Parecían bastante desesperados en poder ir a determinado lugar.
Afirmó despacio ante la gratitud del grupo e indicó una mesa mientras acompañaba a uno de los chicos con el brazo hacia una silla.
-Si me dejáis el mapa allí, podré consultar el punto concreto. -Miró de nuevo al rubio- Por otro lado, tengo un Jeep, de modo que con tomarlo os podría llevar sin problemas. Mientras trabajo, podéis intentar contactar con la radio.
Al primero que atendió fue al bajito con una coleta, Ren. Lo sentó en la silla y se sacó los guantes, observando con cierta preocupación los jóvenes. No había ningún adulto entre ellos.
"Solo espero que no sufrieran bajas" Se dijo a sí mismo.
-Bien pequeño, esto tal vez te duela un poco -Le dijo con voz tranquilizante al muchacho, sacándose los guantes para revisar las heridas.
Presentaba algún que otro hematoma. Palpó que no tuviera roturas. Algún esguince tendría. Lo que más le sorprendió fueron las heridas de bala. Suspiró y buscó en un cajón unas pinzas.
Miró seriamente al chico poco antes de colarlas dentro de la carne contraria. Sacó cada casquillo, para luego desinfectar las heridas y coserlas, dándoles un tratamiento, así como ponerles vendas limpias.
-Tendréis que hacer que os curen bien -Comentó- Tengo idea de primeros auxilios y es lo máximo que puedo.

Hizo lo mismo con Nathan y revisó a los demás de magulladuras. Hasta les ofreció guardarse alguna de las balas como recuerdo.
-Nunca está de más recordar que, aunque seamos fuertes, somos vulnerables -Les dijo- Y como tales, cada paso que demos nos traerá un camino u otro.
Sin embargo, otras balas las guardó él. Tal vez investigarían el caso.
Hecho esto, tomó las llaves del Jeep y sonrió al grupo.
-Bien, jóvenes... Vamos allá. -Sonrió ampliamente.

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Se acabó el evento. Por favor, id a postear al Post General y Grupal de Camerún.