Plasmando en hojas de papel... [Rai]

Sus pasos resonaban al caminar por los pasillos de la escuela, se dirigió a un lugar que no estuviera desierto.
Era una tarde tranquila, y el viento soplaba suavemente a su alrededor.
No obstante, después de salir del C.A a conocer los alrededores, se encontró con un hermoso lugar lleno de vegetación. Aunque un poco seca debido al otoño, pero no dejaba de ser muy bello. El aire agitaba las copas de los arboles y mecía las hojas hasta llegar delicadamente al suelo.
Encontró un tranquilo lugar donde sentarse. El lugar estaba desierto, si y Umiko no sentía ese escalofriante sentimiento al estar sola, como en muchas ocasiones. Desde que ella tenía memoria, odiaba estar sola, a menos que fuera dentro de cuatro acogedoras paredes. Siempre que la soledad alcanzaba su espacio, todo se tornaba triste y oscuro, algo la ahogaba con desesperación.
Pero en esa ocasión era diferente, ¿Por qué?, lo mas seguro era porque, enfrente de ella, resonaba el movimiento del agua que poseía un precioso lago. Si, esa era la clave, el agua lograba llenarla de un sentimiento de tranquila compañía.
Sacó su cuaderno, el cual cargaba siempre consigo dentro de su práctica mochila, o un bolso en su defecto. Un lápiz, junto con la inspiración que llegaba a ella podrían ser sus mejores aliados al juntarse con las blancas hojas de papel. Sus dedos se movían lenta y suavemente sobre el, unas florecillas brotaban disimuladamente al pasar los segundos y se complementaban con otros trazos que invadían su alrededor.
Amaba hacer eso, esa actividad, junto con tocar su instrumento favorito, era lo que mas le gustaba hacer. Mientras seguía concentrada, tarareaba una canción….

Un recuerdo llegó a su mente, de la nada, empezó a visualizarse a si misma corriendo en medio de la nada. Todo estaba solitario y lo unico que escuchaba era su propio llanto, sus pasos, su soledad. El agua la rodeaba, no encontraba salida de aquel escalofriante lugar, en el cual alguna vez sonrió despreocupadamente. ¿como podía convertirse un hogar en algo tan aterrador?. Sus lágrimas no dejaban de brotar al sentir aquella impotencia invadiendo su cuerpo. Lloraba..desconsoladamente... solo eso.

Abrió los ojos a medio llenar por las lágrimas. Su piel se enfrió luego de ser tocada por el viento, no se sentía bien. El cuaderno cayó al suelo, junto con el lápiz, tenía que hacer algo. Sus manos empezaron a temblar, y su mirada buscó a su alrededor "Alguien...." pensaba repetidamente. "Ayuda.." Una lágrima surcó su mejilla y de pronto el sonido del agua llamó su atención. Rápidamente, aunque fuese a gatas, se acercó a la orilla. Solo Así lograría estar tranquila, seguia temblando ¿porque esa sensación?, hace un momento todo estaba bien. Sabía que el agua estaría fria, y que era profunda, ¿que importaba ya?, odiaba sentirse así y si esa era la solución... lo haría.
Estaba apunto de dejarse caer sobre el agua, la cual la sanaría de aquello....

Ese día no había clases, sin duda alguna disfrutaría de vagar sin rumbo como solía hacerlo hacía pocos años, colocándose los auriculares en las orejas comenzó a caminar lentamente por los pasillos de la academia apenas mirando por donde iba, no le importaba demasiado a donde llegaría, solo deseaba caminar y ejercitar un poco los músculos de sus piernas para desatorarlos de haberse pasado el día anterior sentado en un pupitre acatando clases. Con la mirada casi perdida camino por los largos pasillos hasta salir por una puerta y terminar en el jardín, pero no quería detenerse allí, a cambio continuo caminando tranquilamente alzando un poco la mirada para observar la copa de los árboles mecerse suavemente con la suave brisa otoñal que soplaba jugando con sus blancos cabellos.
-Es un buen día…-dijo sin decirlo para nadie, ni siquiera para el mismo-
Se detuvo unos minutos a observar algunas flores y luego continuo camino hasta que llego a un portón pequeño y algo oxidado que parecía dar hacia otro lugar en la academia, realmente los terrenos de aquella institución eran enormes, por lo que a pesar de que ya llevaba un tiempo allí no terminaba de conocerlos por completo.
-Que mas da…-dijo en un tono ronco-
Quitó las manos de su bolsillo para abrir el portón que cerro detrás de si luego de pasar, volviendo a colocarse las manos en el bolsillo; seguía avanzando con ese andar tan característico de él y que tal vez había adquirido en la calle el tiempo que en esta había habitado. Tal vez a muchos de solo verlo les pareciese un rebelde sin causa que no acata reglas y que solo molesta a los demás, no se podía decir que no fuese algo rebelde, pero estaba acostumbrado a acatar reglas después de todo, la estricta enseñanza de los nobles aún seguía marcada en algunos de los rasgos de su conducta, aunque su propio carácter le ganase más de una vez.
Llegó a lo que parecía ser un lago y se detuvo para observarlo detenidamente, las aguas eran realmente cristalinas y se reflejaban en sus ojos resaltando su penetrante mirada escarlata. Se quedo allí en silencio mientras una suave melodía invadía sus oídos a través de los auriculares, la escena era del todo sumamente relajante y la música acompañaba en perfección. Levantando un poco una pierna pateo con fuerza una piedrita que se encontraba en la orilla del lago y esta voló chocando varias veces con el agua para luego hundirse, dejando a su paso una serie de ondas dibujadas en el azulado líquido, las cuales el peliblanco observo detenidamente ignorando que había comenzado a advertir la presencia de alguien más en aquel lugar.

Solo esperaba a convencerse a si misma que no pasaba nada, que no temiera a la soledad. Pero no, eso era imposible para ella. Se levantó decididamente y se acercó muy cerca de la orilla, empezó a dar un paso mas, con el cual lograría caer al agua que al parecer estaba helada.
Un sonido la distrajo un momento, volteó a un lado y visualizó a una persona. “No estoy sola después de todo…” pensó, pero ya era demasiado tarde y cayó al agua. El frió la invadió hasta los huesos, la sensación de un intenso cambio de temperatura logró despertarla de aquel trance, abrió los ojos grandemente y sintió que la profundidad del lago era mas de lo que se imaginaba. Su cabello se extendía dentro de aquel líquido, la tranquilidad la abrazó totalmente. Cerró los ojos.
“Que tonta soy…” pensaba enseguida. “Odio esta parte de mi…” reconocía mientras rodeaba sus piernas con sus brazos, el peso hacía que llegara hasta el fondo. “¿Qué habrá pensado esa persona?, seguro dirá que estoy loca, sin duda alguna…”
Solo habían pasado unos pocos segundos, pero para ella parecían ser tan largos como horas….

Sintiendo que alguien observaba su anatomía no pudo evitar girar involuntariamente la cabeza para devolver la mirada, fue en ese momento que notó que alguien estaba sobre el agua y que de repente desaparecía en ella, logrando una buena salpicada del azulado líquido mientras que algunas aves salían volando asustados por el brusco movimiento. Se quedo unos segundos viendo el agua con una ceja levantada en espera de la persona de cabello azul saliera del agua, pero pronto noto que las ondas se desvanecían y nada parecía suceder.
-Tsk... ¡demonios!-exclamó con cierto fastidio-
Simplemente el mojarse con lo fría que estaba el agua no le venía para nada en gracia, pero tampoco podía dejar que alguien se ahogara, por más que hubiese sido tan inconsciente de meterse allí sin saber nadar o lo que sea que le hubiese sucedido. Solo atino a correr hacia el lugar quitándose ambas zapatillas de un tirón y lanzarse al agua de un salto, notando que en realidad el lago parecía ser más profundo de lo que dejaba ver, o al menos en el mismo centro de este.

(D20=13+ 2 destreza= 15, paso a describir accion)


Abriendo bien los ojos observo a ambos lados hasta que descubrió a una chica a unos metros, parecía como si dejase que el agua la llevase aunque allí no había corrientes realmente, solo se estaba hundiendo debido a su propio peso. Le hizo algunas señales pero ella no parecía responder, pronto comenzó a sentir el frio del agua “Tal vez debería haber activado mi campo como escudo…” pensó en un segundo, pero ya era tarde para eso, se apresuro en llegar a la chica antes de que comenzara a tragar agua.
Al llegar a ella la tomo de la muñeca y nado hacia arriba rápidamente, el agua realmente estaba fría y sentía que le calaba en los huesos haciendo sus movimientos un poco más lentos por lo que le costó un poco mas de trabajo, no era extremadamente hondo por lo que pudo subir en poco tiempo para luego sacar la cabeza de la chica. Se le quedo viendo seriamente mientras su blanco cabello se desparramaba por todo su rostro y se pegaba a su pálida piel.
-¿Estás bien? ¿Eres tonta o qué?
Si esperar respuesta alguna comenzó a estirarla hasta que salieron a la orilla, en donde se dejo caer al suelo y respiro hondamente para normalizar su respiración que se había agitado un poco por arrastrar a la chica dentro del agua, cuando una leve brisa sopló pudo sentir el frio sobre su cuerpo e inevitablemente un pequeño estornudo escapo de sus labios provocando que frunciera el ceño con una expresión de molestia, no tenia porque resfriarse con eso, después de todo el pertenecía a un país que era bastante frio en sus épocas invernales.

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“Solo un segundo mas...” pensó mientras el sonido del agua penetraba en sus oídos. El agua la abrazaba y ella se empezaba a sentir mejor, ciertamente esa actitud no se asemejaba nada a su forma de ser. Alegre y despreocupada, pero como todas las personas tenía su debilidad. Una tonta, pero escalofriante, debilidad al parecer de la chica. Por mas que trataba superarlo, le era imposible borrar esa sensación y olvidar su pasado… aunque fueran lejanos recuerdos dolorosos, seguían clavados en su corazón, perforándolo cada vez mas.
Sintió que algo rodeaba su muñeca izquierda, y de pronto, un tirón que la jaló hasta la superficie. Inhaló aire serenamente, mientras escuchaba que otra persona lo hacía también. Sus cabellos le cubrían la cara casi completamente, y con dificultad observó que la otra persona que la había ayudado se trataba de un chico. Le preguntó luego si estaba bien o si era tonta. No logró contestar, pues enseguida el chico la arrastró hasta la orilla para salir del agua, se sentaron en el césped.
Umiko escuchaba como el chico normalizaba su respiración, ella ni se inmutaba por aquello, ya que había aprendido a aguantar la respiración bajo el agua por bastante tiempo. Prontamente escuchó al chico emitir un estornudo lo cual recordó a la chica que debía disculparse por el contratiempo ocasionado, pero sobretodo agradecerle por su preocupación.
-Disculpa… perdón por lo sucedido.
Dijo mientras se levantaba del lugar, la brisa hizo que resintiera el frio en el ambiente.
-Te agradezco tu preocupación…esto, Mi... -decía con intento de dejar de temblar- mi nombre es Umiko Messina…
El agua caía a chorros de su ropa y cabello, notaba como tal vez el chico podría estar molesto debido a lo que interpretaba en su rostro. Observó que tal vez era de su misma edad, y tenía unos ojos un tanto peculiares, se preguntaba si se trataba de la misma persona que había visto antes. También pensó que si en un remoto caso el estudiaba en el C.A. … aunque eso lo veía lejano. Eran solo suposiciones suyas.

Luego de restregarse la nariz por unos segundos mientras fruncía el seño se puso de pie sacudiendo sus ropas en vano, para luego escuchar como la peliazul se disculpaba por lo sucedido. Se giro hacia ella con una expresión de pocos amigos mientras la escuchaba agradecerle por la preocupación para luego dar su nombre “¿Umiko?… ¿Qué nombre es ese?... jamás lo había oído” pensó mientras recorría a la chica con la mirada. La peliazul estaba completamente mojada y las ropas se le pegaban al cuerpo al igual que a él, el ambiente era fresco, pero más que eso, la brisa soplando sobre su cuerpo frio y su ropa mojada era lo que enfriaba su piel hasta tal punto de sentirse totalmente helado. Llevándose ambas manos a la cabeza sacudió sus cabellos para intentar quitar un poco de agua mientras respondía a la chica que tenía en frente.
-Eres una inconsciente… pero lo hecho, hecho esta…
Observo como la chica temblaba, claro por mas amante del agua que fuese, el frio no tendría piedad de ninguno de los dos, dando un ultimo sacudón a su cabello bajo los brazos y se acercó a ella hasta quedar a solo escasos centímetros del cuerpo de la chica para inclinarse levemente y clavar sus ojos en los de ella.
-Umiko… no sé si pueda decir que es un gusto conocerte… pero tal vez algo bueno podamos sacar de esto…
Levantando un brazo tomo un mechón azulado del mojado cabello de la chica y lo llevo hacia su rostro, posándolo sobre sus labios sin dejar de mirarla fijamente a los ojos.
-Mi nombre es Kirill Rai von Veltheim… la gente suele llamarme Rai…-dijo bajando un poco el mechón- Y… ¿que crees que puedes darme a cambio de sacarte de alla? -pregunto con un tono bajo soltando el cabello de la chica-
Ciertamente se habia fastidiado de tener que meterse al agua para sacarla cuando ella se habia echado ahi de forma inconsciente y más aun se habia quedado tontamemte hundida como si esperase su muerte, si habia personas que no valoraban su vida tal vez ella era una de esas; si ese fuera el caso ¿que mas daba lo que pudiera suceder?
-No es que me preocupase por ti... simplemente no puedo dejar que alguien se ahogue sin más, pero ya que estas dispuesta a agradecer... que sea de buena forma.
Sabía bien que la chica seguramente se negaría o que posiblemente ni siquiera entenderia de que estaba hablando, despues de todo le veía ese cierto rasgo de chica despistada, a las cuales hay que anoticiarlas a la fuerza porque de otra forma ni se enteran.

Mientras divagaba en su mente, haciendo varias suposiciones sobre aquel chico, sentía nuevamente como se le erizaba la piel al contacto con la brisa otoñal. Observó como el joven se agitaba el cabello con el fin de quitarse el agua de encima, enseguida le dijo que era una inconsciente. “¿Inconsciente?, pero… no hice nada malo…” Pensaba, después escuchó los mojados pasos de aquel chico avisando que se aproximaba a ella, mas y mas cerca. ¿Acaso no iba a detenerse? Sentía ya el atropello cerca, pero este se detuvo antes de que eso sucediera,“Claro, estoy obstruyendo su camino.” Meditó brevemente, pero antes de que se moviera a un lado notó el acto de parte del chico; sus ojos ahora se clavaban en los de ella, y se detuvo a escuchar lo que a continuación diría.
Antes de emitir las palabras a responderle, el chico prosiguió con otro acto un tanto extraño tomando un mechón de su cabello y posicionándolo en sus labios. Escuchó atentamente.
Claro, ella pensaba que seguro habría algo bueno de ese encuentro, sin lugar a dudas podían formar una linda amistad.Su inclinación por llevarse bien con los demás, y el apego de conocer a las personas de forma profunda, la llevaron a esa conclusión. Indiscutiblemente esa chica era todo un caso.

Escuchó de forma atenta su presentación, era un nombre bastante largo a comparación del suyo. Tenía pensado decirle algo como “Un gusto conocerte” ó “encantada”, pero al parecer el chico le evitaba una posible respuesta al proseguir son sus palabras.
Algo a cambio, el chico esperaba algo a cambio por ayudar a Umiko. Sinceramente la chica no necesitaba que la rescataran, pues realmente no estaba en peligro ni atentaba sobre su vida. Al parecer había malinterpretado las cosas, y era del tipo de personas que necesitaba algo en forma de agradecimiento.
Pensó en la posibilidad de retirarle el agua del cuerpo con sus habilidades, pero seguramente se sorprendería por aquello, así que lo descartó. Honestamente no se le venía nada en mente para agradecerle e indagaba su mirada en el verde pasto como si este le fuera a dar alguna idea.
El chico prosiguió con sus palabras y, Umiko dio dos pasos atrás para alejarse del muchacho. Entonces lo volvió a ver a la cara e inclinó su cabeza a un costado, posando una mano suavemente en su barbilla. Tal vez podrían malinterpretarse sus palabras, pero ella no quería pensar mal al respecto, así que salió corriendo del lugar, hasta llegar a su cuaderno. No podía tomarlo en las manos, pero dio unas señales a Rai para que se acercara. Se sentó enseguida del objeto, abrazando sus rodillas, y señaló con la mirada su dibujo casi por terminar. Realmente era bueno, tenía cierta técnica que hacía ver el dibujo como si fuera a cobrar vida propia, el grafito no parecía grafito, si no algún otro material misterioso.
-Bueno, Rai. Tal vez no sea algo normal encontrarte con una chica descabellada que se tira sobre el agua de un lago en pleno otoño, sin siquiera quitarse los zapatos -volteó hacia el deslumbrante cielo, mientras el agua continuaba cayendo al suelo- …pero, al fin y al cabo, no puede ser del todo malo, mira que no tuvimos que esperar hasta verano para nadar en alguna piscina….-dijo mientras reía tontamente- Lo que quiero decir es, no se… tal vez el destino quería que nos conociéramos, perdón, suena tonto ¿verdad?, pero eso es lo que pienso, no creo en las casualidades…-colocó su cabello a un lado y empezó a enrollarlo para sacar el agua de el y dejarla caer sobre una florecilla.
-No se me ocurrió nada con lo cual agradecerte, pero recordé que soy un poco buena dibujando… así que- sonrojándose muy levemente, al parecer por el frío-… podría hacer uno para ti…- esbozando una bella sonrisa.

Sin dejar de mirarla fijamente notó como la chica clavaba sus ojos en el pasto como si estuviese pensando en algo, para luego alejarse dando dos pasos hacia atrás y llevar una mano a su mentón mientras inclinaba levemente la cabeza. Después de unos segundos salió corriendo hacia lo que parecía ser un cuaderno que estaba unos pasos más adelante en el suelo y le hizo al peliblanco unas señas para que se acercara. Sin decir palabra alguna él solo se acercó y observo el punto que la chica señalaba con su mirada, un dibujo bastante bien hecho sobre un blanco papel.
-Ciertamente cualquiera pensaría que estás loca… ya con que tú misma lo reconozcas es suficiente…-dijo sentándose nuevamente en el pasto-…aunque el destino… no sé si crea en eso… me gustaría creer que todos tenemos un propósito en esta vida…
Se quedó unos segundos pensando en lo que había dicho ¿Por qué había dicho eso? no tenia porque hablar de sus pensamientos frente a una completa extraña. Sacándose algunos mechones que se empeñaban por caer sobre sus ojos volvió a mirarla seriamente notando como ella escurría su cabello para luego volver a hablar acerca de sus dibujos.
-¿Y yo para que quiero un dibujo?... no dudo que lo hagas bien, pero con “agradecimiento” me refería a otra cosa…-levantando un brazo colocó dos dedos sobre los labios de la chica-… ¿entiendes a que me refiero? ¿O necesitas que te lo explique en acciones?-acercándose a ella-
Cuando sus rostros estuvieron a escasos centímetros de distancia el peliblanco le clavo su mirada escarlata a la chica, sentía el frio del ambiente casi penetrando en sus huesos, pero eso no lo detendría, solo su misma voluntad lo haría, solo si él lo deseaba; estaba acostumbrado a imponer su voluntad aunque la vida le huibiese dado suro, aunque supiese bien acatar la de los demás, pero si lo hacía no era con sumo agrado. Aún así la chica que tenía frente a él se veía bastante tonta e inocente a su juzgar, casi más que su “hermanita”, y realmente las mujeres que había conocido anteriormente ni se parecían en nada a ninguna de esas dos.

Cuando el chico recién se había sentado en el pasto, parecía haberse vuelto un poco honesto. Sin embargo, luego le contestó algo que le dio a entender a la chica que no quería dibujo alguno. Enseguida, la mano del chico se acercó al rostro de Umiko, dejando dos fríos dedos sobre sus labios. Esta se sobresaltó un poco, pero intento guardar la calma mientras sentía un leve calor en sus mejillas.
“… ¿entiendes a que me refiero? ¿O necesitas que te lo explique en acciones?” pronunció el chico de cabellos claros, mientras se acercaba considerablemente al rostro de la peliazul. Observó detenidamente los ojos carmesíes del joven de aire impotente, mientras intentaba huir de la situación. Entonces, ahí fue cuando cayó en cuenta de lo que buscaba el extraño de nombre Rai.
Su nerviosismo aumentó, tanto como el rubor en su rostro. Entonces abrió bien los ojos, los volvió a cerrar, agachó la cabeza y, acto seguido, intentó levantarse lo más pronto posible. Debido a su posición, el movimiento fue un tato torpe y lo mas probable es que, el golpe que sintió sobre su cabeza, fuera el rostro de aquel misterioso joven.
(Tiro dados para ver la fuerza del impacto contra el rostro de Rai…xD el golpe fue en promedio fuerte D: 11)
Tomó como pudo su cuaderno y su mochila, luego echó a correr. No pudo evitar sentir algo de culpa por si el golpe había sido duro, pero su instinto decía que lo mejor era escapar del lugar.
Sin embargo, su remordimiento fue mas fuerte y, con algo de titubeo volvió al lugar. Tenía que asegurarse de que todo estuviera bien, despues de todo esa persona la había ayudado.
Cuando llegó al no tan alejado lugar, se arrodilló a lado del joven y se acercó a el.
-l-lo siento ¿estas bien?

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Seguía mirando fijamente el rostro de la peliazul encontrándose a escasos centímetros de este, clavando su mirada escarlata en los ojos azules de la chica, tan cerca que podía sentir su helada respiración y notar el fuerte sonrojo que en solo cuestión de segundos había aparecido sobre sus mejillas. Vio como la chica abría bien grande sus ojos para luego cerrarlos fuertemente a la vez que agachaba la cabeza, Rai levanto una ceja, tenía la impresión de que reaccionaria de una forma similar a la ojiverde, y parecía no haberse equivocado, pero de pronto y con unos movimientos algo tambaleantes y erráticos la chica se levanto inesperadamente, sin darle a Rai el tiempo a nada y pegándole con la cabeza en el mentón… (D20=8+2=10)
Luego de que su visión se oscureciera y permaneciera así por unos segundos, se sacudió la cabeza intentando reponerse de aquel golpe para enseguida notar como la chica se acercaba a él. La peliazul se arrodilló a su lado preguntándole si estaba bien “¿Estar bien? ¿Luego de aquel golpe?” pensaba fastidiado con la situación.
-¿Te parece que estoy bien?-se sentó en el suelo tomándose la mandíbula- …primero me golpeas de esa forma ¿y luego preguntas si estoy bien?...pues no, no estoy bien.
Se puso de pie con una clara expresión de molestia para sacudirse los pequeños pastitos que se habían pegado a su húmeda ropa y luego volver a tocarse la mandíbula como si intentase corroborar que esta estuviese en su lugar correcto. Una nueva brisa fresca provocó que el frio se apegara aún más a su ropa enfriándole toda la piel del cuerpo.
-Demonios, ahora me enfermaré por tu culpa…
Ya se sentía completamente fastidiado, se había metido al agua para sacarla y lo único que recibía era un golpe, eso no era para nada amable, realmente había gente desagradecida en el mundo y el parecía toparse con varias de ellos. Volvió a clavarle la mirada por unos segundos y luego comenzó a caminar, no era bueno permanecer más tiempo con esas ropas, lo mejor era entonces buscar un cambio lo más rápido posible.

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El chico parecía malhumorado tras aquel golpe. Era de esperarse, pero Umiko no lo había hecho apropósito. Se levantó y sacudió sus ropas, mientras ella solo observaba si se encontraba bien. No parecía haber sufrido un daño grave, y eso la tranquilizaba.
Se levantó, luego de escucharlo replicar que por su culpa se enfermaría y empezara a caminar. Un soplo de aire hizo que recordara que sus ropas seguían un poco mojadas, entonces decidió hacer algo al respecto. Intentaría tan siquiera mover algo de agua que llevaba encima aquel muchacho, no se sentiría bien si enfermaba por su culpa, así que daría su mejor esfuerzo.
Se acercó a el, sin previo aviso, pues no quería asustarlo de alguna manera. Colocó sus manos enfrente de si misma y empezó a concentrarse en el agua que llevaba Rai en su espalda.
(Tiro dados para ver si logro algo...D1d20:20! exelente!...)
“Por favor… ”
Prontamente el agua empezó a escaparse del algodón de la ropa, así que empezó a dar unos pasos mas para no alejarse mucho de el. Se esforzó por hacer lo mejor posible que pudiera, y de un tirón lo recorrió de arriba abajo y envió el agua hasta el suelo.
Hace tiempo que no practicaba su poder, aunque ella sabía que lo tenía que hacer mas seguido. Sin embargo, esa vez había tenido un golpe de suerte, y no tuvo fallo alguno, probablemente el que el agua cayera por la fuerza de gravedad la ayudó bastante.
Se dio la media vuelta, con el fin de que el chico no se percatara de lo que acababa de suceder, aunque era casi imposible aquello.
Se colocó detrás de un árbol, se recargó y se dejó caer para esperar a que el joven se marchara.

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Seguía caminando con el diablo en la cara cuando de repente comenzó a sentir quela brisa ya no le enfriaba tanto, es más, la humedad parecía estar siendo absorbida extrañamente “¿Qué demonios…?” pensó caminando con el ceño fruncido. Finalmente notó que parecía estar seco y que lo único mojado era su blanco cabello, detuvo su paso y se giro pero no pudo ver a la chica. Observó detenidamente el lugar y tras un árbol le fue posible divisar un mechón de cabello azul, comenzó lentamente a acercarse hacia la chica que al parecer intentaba esconderse de él. Cuando estuvo frente a Umiko la vio sentada en el suelo con la espalda a poyada en el árbol, la tomo de los brazos con ambas manos y de un tirón la puso de pie, luego de verla fijamente por unos segundos comenzó a acercarse a ella y sin decir nada le besó la mejilla durante uno segundos, para luego separarse y mirarla a los ojos.
-Yo si se como agradecer… la deuda fue saldada…
Dicho esto soltó a la chica y se le quedó viendo nuevamente, al parecer ella era capaz de controlar el agua, había escuchado algo acerca de aquel poder de boca de su tío, quien solía contarle anécdotas; puesto que el si trataba con personas que tenían habilidades como ellos.
-Al parecer eres bastante silenciosa… agua del silencio… Umiko, te sugiero que uses tu poder en ti para no enfermarte, no te gustara tomar clases sintiéndote mal.
Dicho esto comenzó a caminar lentamente, estaba claro que la chica se asustaba de él, podría aprovecharse d eso para molestarla, pero en ese momento no estaba de ánimos, solo deseaba escuchar buena música para olvidarse del golpe y demás y relajarse por completo, su habitación era un buen lugar para ello, aunque seguir caminando por los terrenos que rodeaban el lago, también parecía ser una buena idea.

Titiritaba un poco, la brisa parecía molesta en esa situación.
Un suspiro le fue interrumpido al escuchar unos pasos aproximarse “¿será...?” .Prontamente divisó la figura del chico de cabello blanco y en un abrir y cerrar de ojos la había levantado de su lugar. No parecía sorprendido, y en su rostro no se reflejaba emoción alguna.
De pronto, observó como el chico se acercaba a su rostro lentamente, el corazón le empezó a latir con fuerza ¿acaso era miedo?
Sus mejillas empezaron a emanar calor, y rápidamente se extendió por todo su rostro al sentir los cálidos labios del chico sobre su pómulo. Un escalofrío recorrió por completo su epidermis al percatarse de que se encontraba muy cerca del muchacho que hasta lograba percibir el olor de su cabello, que a pesar del chapuzón no se había borrado.
Aquellos segundos le parecieron eternos, no sabía como reaccionar ante la acción de Rai.
Miro atenta los ojos del chico al separarse de su rostro. “Yo si se como agradecer… la deuda fue saldada…” pronunció. Si, en efecto, se dio cuenta de lo que había hecho Umiko.
La soltó. Ella escuchó lo que tenía que decir luego de recibir ese extraño agradecimiento de su parte.
-Agua del silencio…- dijo para si misma, mientras el se alejaba. “se percató del silencio de mi poder…”
-¡E-espera! – Daba unos pasos al frente- eso significa que tu también… ¿estudias en la Crusaders?
No se esperaba tal cosa, pero seguro eso no era simple coincidencia. En ese caso, esperaba llevarse bien con el, ya que seguramente se verían seguido por allá.
-Si es así... espero llevarme bien contigo –acercándose, pero manteniendo su distancia. “Espero que podamos llegar a ser buenos amigos…”

Caminaba tranquilamente observando las aguas cristalinas en las que había caído minutos atrás cuando de pronto escuchó un ¡espera!” dirigido hacia su persona, ¿a quién mas podría ser? Después de todo no había nadie más allí. Detuvo su paso bruscamente cuando la chica apareció frente a él, parecía verse algo asombrada por algo y seguido a eso ella interrogó al peliblanco.
-Claro que estudio en Crusaders… si no ¿Por qué estaría aquí?-dijo secamente levantando levemente una ceja-… mira te seré sincero… no me interesa socializar con las personas de aquí, no he tenido buenas experiencias en la vida, así que… entenderás que prefiera estar solo…
Mientras hablaba Rai había desviado su mirada hacia el cielo, el azul de aquel enorme manto hacía que sus ojos pareciesen más claros de lo que en realidad eran, se veían casi tan claros como cuando activaba su poder. Luego de unos segundos bajó la vista y al volverla a centrar en la chica notó como esta temblaba, claro, ella aún seguía mojada, posiblemente el frío del ambiente la estuviese afectando sin que se diese cuenta, o tal vez no le importase. Por alguna extraña razón el no podía dejarla así, a pesar de su actitud seca y en algunos casos grosera, había aprendido a tratar bien a las mujeres, pero solo a aquellas que se lo merecían. “Esta parece ser una tonta… pero por alguna razón… me cae bien…” pensaba mientras observaba el leve temblor en los hombros de la chica.
-Tonta… te enfermarás…
Extendiendo ambos brazos se acercó unos pasos a ella y rodeándola con sus brazos la apegó a su cuerpo apoyando la cabeza de ella en su pecho, para luego comenzar a fritar sus manos fuertemente sobre su espalda, en un intento tal vez vano de ayudarle a recuperar calor.
-Mira yo soy una abe… yo también tengo una habilidad, aunque es muy diferente a la tuya… puedo generar campos de fuerza que me sirven de protección ante los ataques…
Rai separó una mano de la espalda de la chica y la extendió lo suficiente para que ella pudiese verla, concentrándose en activar su poder logró que sus ojos se encendieran, con un rojo vivo que a algunos tal vez pudiese llegar a asustar…

(D20 Fumbleee, nuu hay suerte u,u)

Intento generar en su mano aquel pequeño campo en forma de esfera con el cual jugaba a veces y que serviría de demostración de su poder, pero al parecer ese no era su día de suerte. Apenas el campo comenzaba a formarse se deshizo inmediatamente y a cambio de eso el peliblanco se ecorvó aun costado para estornudra fuertemente, mientras se alejaba de la chica.
-Tsk... hoy no es mi día...
Dijo bastante fastidiado retrocediendo un poco mas mientras miraba su mano vacía. El hecho de que su poder no le obedeciese le fastidiaba de sobremanera; sin que nadie se enterase unas cuantas groserías en alemán comenzaron a transitar su mente mientras fruncía el ceño notablemente; sintiendo de nuevo aquella picazón tan molesta que lo llevaría a un nuevo estornudo, al parecer sus defensas habían stado algo bajas últimamente y aquel chapuzón solo empeorarían las cosas.

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Como lo había pensado, estudiaba en Crusaders. Tenía sus dudas, puesto que aquel lugar era libre al público, o eso parecía, los límites de la academia habían terminado hacía ya muchos metros.
“¿solo?...”
Lo sabía, para ella también fue dolorosa la vida, para todas las personas lo era, pero para los que eran como ellos sentían más la crueldad en su existencia.
Pero a ella no le agradaba la soledad, le sabía mal, le trataba mal. ¿Cómo puede sobrevivir una persona en total soledad?, la soledad, por mas abrigadora que la viera, suele lastimar mas de la cuenta. Y ella lo entendía mejor que nadie.
-Pero…-dijo, siendo interrumpida por una suave brisa otoñal que recorría su cuerpo, haciéndola temblar nuevamente. Pero eso lo pasaba a segundo plano.
Sintió como la rodeaba entre sus brazos después de haberle dicho que era una tonta y que se enfermaría.
-No te preocupes, tengo buenas defensas –sin saber si eso era cierto, pero su positividad no la abandonaba. Las manos de Rai frotaban su espalda, mientras ella había terminado recargándose en contra de su pecho, sentía el cálido cuerpo del chico que intentaba abrigarla del frio. Algo la hizo sentir mejor, tan siquiera esa extraña sensación se había esfumado y también esa desconfianza con el joven empezaba a desaparecer. No parecía ser mal chico.
Umiko escuchó atenta lo que dijo el sobre su habilidad, no se imaginaba como podría ser ese poder. Como leyéndole el pensamiento, el chico se preparó para hacerle una demostración. La mirada de la chica fue robada ante aquellos brillantes ojos carmesí, tan sorprendentemente bellos. Pero al instante volvió a observar su mano, algo casi invisible parecía querer rodearla y poco a poco tomar forma de esfera. Aunque no duró mucho esto, puesto que al instante esta se deshizo dejando paso al notable estornudo que emitiría el chico.
Se cubrió los labios con sus dedos, para no dejar escapar una risilla al ver su expresión de enojo.
-Debe ser interezante tu habilidad, de hecho es interezante. Seguro que en otra ocasión me la podrás mostrar.
Parecía una persona un tanto malhumorada. Sintió como se alejaba el chico, volviendo a sentir un escalofrío, pero eso no evitó que soltara una sonrisa divertida.
-Espero que no enfermes por mi culpa…-cruzaba sus brazos para evitar sentir el frío- pero, enserio, me gustaría poder ser tu amiga…después de todo, la soledad no es…-un nudo se formaba en su garganta, algunos recuerdos habían visitado su mente, unos recuerdos que desearía no fuesen sus recuerdos.
Sus ojos amenazaban por llenarse, dándose cuenta de esto la chica tomó la mano que había utilizado el chico y le dirigió una sonrisa mientras ladeaba su cabeza a un lado. “Por favor, un amigo nunca está de mas” quiso transmitir con su mirada, aun brillante por las lagrimas que no dejaría salir.

Su rostro claramente denotaba el fastidio que sentía en ese momento, que los poderes no le respondieran podría implicarle correr un riesgo innecesario. Se miro la mano durante unos segundos para luego mirar hacia el lago suspirando levemente, una fresca brisa sacudió sus cabellos suavemente mientras sus cejas volvían a su estado normal; no tenía sentido alguno fastidiarse por eso.
Luego de unos minutos escuchó como la chica le hablaba nuevamente para decirle que su poder seguramente fuese interesante, si lo era o al menos para él, porque gracias a aquellos campos se había salvado de una muerte segura unas cuantas veces, aún así aquellos campos le habían costado el cariño de su familia, si es que así podía decírsele.
-Tal vez en otra ocasión… aunque ya ves… no sé si sea bueno volver a verte…
Cuando miró a Umiko noto como esta se abrazaba con sus propios brazos, al parecer el frio realmente la estaba afectando aunque ella se negara en reconocerlo, aunque dijese lo que dijese sobre sus defensas, eso no estaba bien y sabía que si permanecía mucho tiempo así, terminaría por enfermarse.
-La que terminara enfermando serás tú… ¿y por qué insistes tanto en…?
Sintió como los dedos fríos de la chica tomaban su mano, observándola notó como ladeaba su cabeza con los ojos inundados mientras sonreía levemente, parecía estar a punto de llorar, tal vez ella también tenía un pasado similar al suyo, tal vez ella había sufrido algo similar. “¿Acaso está a punto de llorar por esto?... eso no puede ser posible…” pensó levantando levemente una ceja, no podía entender los sentimientos de la chica pero tampoco quería que se pusiese a llorar. Se quedó viendo fijamente aquellos ojos azules durante casi un minuto, como si quisiera estudiar en su brillo y en lo profundo de su color lo que la chica realmente sentía. Finalmente dejó escapar un suspiro y las facciones de su rostro se suavizaron un poco.
-Por alguna razón me caes bien, si tanto quieres que seamos amigos… está bien, seámoslo… pero de todas formas… sigo sin entender para que quieres amigos… ni que beneficios podríamos sacar de esto...
Levantando un poco la vista observó como el sol aparecía entre las espesas nubes, al parecer el cielo que había estado grisáceo hasta ese momento comenzaba a despejarse. Se acerco nuevamente a la chica y froto sus brazos con ambas manos fuertemente, realmente ella estaba helada, si seguía perdiendo temperatura de esa forma, sin duda alguna resultaría afectada.
-Bien, ya debes estar contenta ¿Por qué no vas ahora a cambiarte la ropa?... de otra forma deberé seguir abrazándote… y no creo que a ti te agrade eso.
Dicho esto dejo de refregar con fuerza los brazos de la chica para volver a centrarse en sus ojos, realmente se veían profundos como una mar, cualquiera podría perderse en ellos sin siquiera darse cuenta, sin decir nada tomo una muñeca de la chica y sujetándola con fuerza comenzó a tironearla para que caminara.
-Iras a cambiarte eso ahora…
Dijo para después detenerse, pues había recordado que la chica tenía algunas cosas allí y además sentía nuevamente aquella picazón, extraña y molesta picazón que finalmente terminó por convertirse en un nuevo y sonoro estornudo.

“Por alguna razón me caes bien, si tanto quieres que seamos amigos… está bien, seámoslo… pero de todas formas… sigo sin entender para que quieres amigos… ni que beneficios podríamos sacar de esto...”
Escuchó luego de haber pasado casi un minuto de penetrante silencio. Su cuerpo resentía el frio que causaba el agua helada que había cubierto por completo su cuerpo.
Rai se acercó a ella y frotó sus brazos para que tomara calor, ella solo lo observaba en silencio, un poco extrañada de su cambiante actitud. Sin embargo, eso la hacía feliz de cierta manera.
-Creo que…-dijo, antes de que sintiera que el chico dejara de friccionar sus brazos.
Volvió su mirada hacia el, su rostro era realmente claro y las diminutas gotas de agua en su cabello reflejaban la luz solar que se escabullía de entre las hojas otoñales de los arboles. De nuevo, los ojos del chico observaban los suyos y ella no podía evitar preguntarse en que estaría pensando aquel joven que había conocido hacía poco tiempo. Pero desgraciadamente sus ojos no revelaban nada más que aquel color rojizo que adornaba su mirar.
Sentía que su temblar no cesaba, pero extrañamente el frío empezaba a desaparecer poco a poco. Su rostro emanaba algo de calor.
Sin aviso alguno sintió que tomaba con fuerza su muñeca y empezaba a caminar. “Iras a cambiarte eso ahora…” escuchó sus palabras mientras intentaba no tropezar, cuando de repente el chico detuvo y ella chocó contra el al no alcanzar a detenerse. Soltó su mano de la de el y casi sin pensarlo lo abrazó, realmente el calor que provenía de su cuerpo era abrigador, cerró los ojos y sintió un leve movimiento a su alrededor, el cual ignoró por completo.
-Gra-gracias por ser mi amigo…-dijo casi en un susurro-Bien-se alejó de el para ir por sus cosas con un paso un poco tambaleante al principio, tal vez sus movimientos fueron demasiado rápidos. Luego de ir por las cosas todo parecía volver a la normalidad, se acercó nuevamente al joven con una sonrisa en sus labios, aun sentía un leve ardor en sus mejillas.

Se quedó de pie esperando que la chica buscase sus cosas para seguir camino, pero de repente vio como ella aparecía enfrente suyo y lo abrazaba sorpresivamente sin que él tuviera tiempo de reaccionar. Se quedó unos segundos mirando la nada para después bajar la vista con un leve movimiento de retroceso, pero que no logró que ella lo soltase. La chica permaneció abrazada al peliblanco durante unos segundos para luego agradecerle por su amistad, Rai solo escuchó aquellas palabras susurradas suavemente sin decir nada, para luego observar como ella se alejaba caminando de una forma algo extraña para ir en busca de sus cosas.
-¿De nada?-dejo escapar casi en un susurro-
Cuando la chica volvió el peliblanco pudo notar en las mejillas de ella un leve rubor que decoraba de una forma muy bonita su blanca piel, la observó fijamente por unos segundos y luego levanto ambos brazos para llevar sus manos hacia su pecho y comenzar a bajar el cierre del abrigo que traía puesto.
-Ponte esto por ahora…
Se sacó el abrigo e inclinándose levemente lo colocó sobre los hombros de la chica y lo acomodó bien de forma que la cubriera perfectamente, o al menos su torso que seguramente sería la parte más sensible al frío.
-Anda vamos…
Dicho esto comenzó a caminar esperando que ella lo siguiese, el camino que se acercaba a la salida de aquellos terrenos era un tanto largo así que igualmente pasarían unos minutos caminando, a Rai o le molestaba caminar, le gustaba hacerlo, había comenzado a olvidarse del frío pudiendo agradecer que al menos debajo del abrigo tenía aquella camiseta negra de mangas largas que siempre solía usar y resultaba ser su favorita.

Le ofreció su abrigo para que no pasase tanto frío, ella asintió y después el joven lo acomodó con cierto esmero.
Antes de que le dijera algo, dejó escapar un notable estornudo, el cual venía acompañado con un desagradable escalofrío.
No obstante, su sonrisa se pintó levemente en sus labios y comenzó a caminar lentamente detrás de el. El calor que guardaba el abrigo era reconfortante, notaba también como llevaba consigo el olor de su nuevo amigo, era de cierta manera encantador.

Mientras recorría con su mirada el paisaje, sentía como su cuerpo se aligeraba un poco al haberse desecho de una parte del agua gracias al efecto de gravedad. Sus cabellos aún seguían desalineados y húmedos, y el viento se empeñaba en recorrer traviesamente el lugar.
A pesar de todo, sentía una incomoda sensación de cansancio y aquel calor en su rostro parecía ir en aumento.
-Que lindo lugar, ¿no te parece? –dijo para romper el incómodo silencio.
Sus pasos eran ahora irregulares, sentía que perdía y recobraba fuerzas conforme caminaba. A lo mejor era por haber entrado a esas aguas de bajas temperaturas, sin embargo, ese calor incómodo parecía empeñarse en invadir todo su cuerpo.

Caminaba tranquilamente y en silencio, solo escuchando el ruido producido por las copas de los árboles al mecerse lentamente y chocar entre sí, el cantar de algunos pajarillos que a pesar del fresco se aventuraban en busca de comida, el ruido del pasto siendo pisado por sus pies, y por supuesto el ruido de los pequeños pasos que caminaban rápidamente detrás de él.
El viento fresco seguía soplando de forma insistente, moviendo sus cabellos y casi despenándolo un poco, pero a la vez secando de forma fría aquellos que aún seguían húmedos por el chapuzón. Giró un poco su cabeza hacia la chica cuando la escuchó decir algo y notar algo extraño en su voz, se detuvo y se giró para observarla; ella caminaba de forma extraña, casi tambaleante.
-¿Te pasa algo?... te ves rara…
Sin esperar la respuesta de la chica se acercó a ella y posando una mano sobre la frente de la peliazul colocó la otra sobre la suya, ambos parecían tener más temperatura de lo normal, sin embargo ella parecía tenerla un poco más alta; después de todo aún seguía mojada.
-Al parecer tienes fiebre…
Dicho esto clavó nuevamente su mirada escarlata en los ojos de la chica y luego recorrió su rostro, como si buscara algún síntoma de que se fuera a enfermar próximamente.
-Creo que deberíamos ir a enfermería.
Dicho esto tomó la muñeca que la chica tenía libre para reanudar el paso, esta vez de una forma un poco veloz, no era conveniente para ella seguir pasando frío y además el deseaba recuperar su abrigo, puesto que la helada brisa había comenzado a colarse en la tela de la camiseta y su cuerpo había comenzado a resentirla también.