Un momento de relax...(priv. Umiko)

El día le había resultado bastante agotador. Había pasado todo el día en la ciudad y, a pesar de haber estado andando casi todo el día, había conseguido adquirir algunos objetos que necesitaba para mantener los dos instrumentos musicales que poseía. Tras arreglarlos un poco y dejarlo todo a buen recaudo, fue a la sala común a relajarse un poco. Todavía no tenía sueño, pero tampoco quería irse por el colegio.

Así que allí estaba, sentado en un sillón con un libro de misterio que también había adquirido aquella tarde. El título le había llamado la atención, y por el momento no se veía nada mal.

Spoiler:

La tarde ya estaba cayendo cuando Umiko había terminado de pasar todo su informe a su computadora, lo había impreso y guardado en un folder para luego entregarlo al profesor.
No le apetecía pasar lo que quedaba del día encerrada en su habitación, así que fue a estirar un poco sus piernas. Aún le sorprendía lo grande que podía llegar a ser la escuela, era para ella extraño hospedarse en un lugar tan lejos de su familia. Bueno… aunque siempre estuvo alejada de sus orígenes, sin embargo su segunda familia logró llenarla de buenos recuerdos y los extrañaba.
Se encontró con una habitación que a simple vista era cómoda, al parecer era para los alumnos.
Recorrió el lugar con la mirada, para de pronto encontrarse con un joven de cabello azul que leía tranquilamente un libro. No quería molestarlo, pero no pudo evitar acercarse a saludarlo.
-Hola –dijo mientras se acercaba- …espero no molestar-expresó con un tono mas bajo.

Spoiler:

Tan inmerso estaba en el libro, leyendo una parte bastante interesante y profunda, que cuando escuchó la voz de la muchacha pegó un respingo casi soltando el libro de golpe. La miró unos segundos notando su corazón ir a mil por el susto, pero poco a poco empezó a relajarse y a respirar más tranquilo.

— Siento si te asusté, no te escuché entrar... — comentó riendo levemente notando algunas gotas de sudor recorrerle la sien. — Y no te preocupes, no me molestas...

Cerró con suavidad el libro, estirándose ligeramente y observando a la muchacha. Realmente no conocía a mucha gente dentro de aquella academia, a la gran mayoría solo le conocía de vista, como aquella muchacha.

— Me llamo Adam — se presentó con una sonrisa, levantándose y tendiéndole la mano, cortés. Lo que menos quería era que la chica se llevara una mala impresión de él desde el principio.

Spoiler:

Notó como el chico pegó un brinquito al escucharla hablar. Al parecer no era el mejor momento para hablarle, pues estaba muy concentrado en aquel libro hace unos segundos atras.
Umiko comenzó a reír un poco tras su reacción.
-N-no, yo, no me asusté -expresó dejando de reír- mucho gusto Adam, mi nombre es Umiko Messina...
Levantó su mano y estrechó la del chico que estaba en frente de ella para luego recorrer con su mirada el lugar, había unas pocas personas mas aparte de ellos. El lugar estaba tranquilo.
-Se ve agradable el lugar, me pregunto si siempre será así de tranquilo.
Se giró en su propio eje, logrando ver el resto del sitio, volvió hacia el chico y terminó por mirar aquel libro que llevaba el muchacho consigo. Se acercó un poco para verlo.
-¿Te gusta leer? -preguntó- , bueno, supongo que si -rascándose la nuca- ¿De que trata?
Se sentó en el sofá mientras esperaba la respuesta de Adam.

Rió también algo torpe, revolviéndose el cabello ante el apuro. Bueno, al parecer no le había causado una mala impresión, y aquello le agradaba.

— Mucho gusto, mademoiselle — observó cómo miraba alrededor y también echó un vistazo. Realmente no se había dado cuenta que no se encontraba solo, tan inmerso que estaba en su lectura, e interiormente se recriminó por ello. Asintió con suavidad ante su pregunta, mostrando una sonrisa algo más amplia.

— Así es, este lugar suele ser muy tranquilo, por ello es perfecto para relajarse — comentó divertido.

Después vió cómo se interesaba por el libro y se lo tendió para que lo viera mejor, apoyando una mano en su cadera.

— Hm... cómo explicarlo... trata de desapariciones y casos policiales, cosas de esas... — rió un poco, era malo explicándose. — Si también te gusta leer cuando lo termine te lo puedo prestar — ofreció con amabilidad.

“Así es, este lugar suele ser muy tranquilo, por ello es perfecto para relajarse” dijo el joven a Umiko, ella asintió con una sonrisa: “Ya veo…”
Adam le mostró el libro mientras intentaba dar una explicación de lo que se trataba, la peli azul sonrió ante la amabilidad del chico que acababa de conocer.
-No suelo leer mucho, de hecho solo muy poco –con algo de pena- pero ese libro no parece aburrido, si no es mucha molestia…-expresó aceptando el ofrecimiento del muchacho-
A Umiko le gustaba mucho ver películas, en especial las de acción, fantasía y suspenso. Tal vez leer libros no fuera muy diferente a ver una película, y el que tenía el chico podría tener uno de esos géneros que tanto le gustaban.

-y…¿desde cuando estudias aquí? –con curiosidad-
Se sentó en el sillón acomodando su falda con tranquilidad.

No perdió su sonrisa mientras hablaba con la muchacha. Era bastante simpática y alegre, cosa que tranquilizaba al francés, ya que cuando llegó allí pensó que tendría problemas con la gente que allí estudiaba, el típico miedo que se tiene cuando se entra a estudiar a algún lugar donde no conoces a nadie. Negó con suavidad, ampliando su sonrisa.

— Para nada, no es ninguna molestia... — aclaró con un gesto de la mano — es más, me alegra que te animes a leerlo, es bastante interesante cuando se empieza.

Después vió a la chica sentarse con delicadeza, sentándose en un sillón cercano al de ella para poder seguir con la conversación con tranquilidad. Ante la pregunta que le hizo se quedó unos minutos pensativo, intentando recordarlo con certeza.

— Pues... si mal no recuerdo fue a principios de octubre, antes de empezar la prueba de África... — se cruzó de brazos mirando a Umiko. — ¿Y tú? Si puedo preguntar, claro... — ante todo la amabilidad y el respeto era algo que ponía por delante a la hora de hablar con cualquier persona.

Despues de sentarse vió como Adam tomaba asiento en un sillón cercano y, luego de unos segundos de pensar, le contestó que había llegado en octubre, poco antes de lo de África.
-Oh si, lo de África... -dijo mientras miraba al muchacho.
El misterioso viaje a África, ese tema aún la llenaba muchas incógnitas, tantas que tal vez algunas no llegara a descifrar nunca.

El joven devolvió la cuestión a la fémina de azules cabellos.

-Claro que si, yo... llegué aquí este verano -recordando su llegada al lugar- ,veo que casi tenemos la misma antigüedad en Crusaders -dibujando una sonrisa en sus labios- ¿de donde vienes?

Miraba con curiosidad el lugar, tan lindo y acogedor cuando de pronto escuchó como llegaba un grupo de estudiantes al sitio, muy animados y risueños.
Umiko escucho al joven de cabello azul, como el suyo, y sonrió.

-Valla, ¡Francia! -expresó con emoción- debe ser muy bello por allá, tan cerca de...-se interrumpió- ah, yo vengo de San Francisco, en este mismo país -sonriendo-

Aquel grupo de jovenes se instaló cerca de ellos, Umiko volteó hacia donde estaban, la mayoría eran hombres y hacían un escándalo con su charla. La peli-azul se rió un poco de ellos pues le parecía que eran muy cómicos.