Caminando y Explorando ( Priv. Jace )

Jace venía caminando por el pasillo sin hacer nada en especial. No se terminaba de adaptar a esa maldita escuela de fenómenos. Era sumamente raro, ni siquiera sabía porque había tomado la decisión de ir a Crusaders si odiaba seguir ordenes, pero internamente Jace se sentía un poco solo... creyó que quizás al estar rodeado de gente y contagiarse de sus alegrías podía estar bien. Giró por un pasillo cuando de repente un rubio se estampó con él y se fue a dar de bruces contra el suelo.

—¡Carajo! —silbó por lo bajo.

Levantó la vista y vio a un rubio de ojos azules disculpándose y tendiéndole la mano. Obviamente fue una mano que rechazó. Podía sentir su pena y no le simpatizaba la idea te tocarle para sentirla más fuerte. Se puso de pie solo y se sacudió las posaderas.

—De que estoy bien... estoy bien o por lo menos eso siempre escuchó por parte de las chicas, pero si lo que quieres saber es si me lastimé, no, no me lastimé pero ten más cuidado.

—Y si que debes tenerlo —bufó exasperado— no puedes andar por ahí corriendo y tumbando gente a diestra y siniestra... y menos si entre esa gente estoy yo.

Se acomodó el flequillo y vio que el chico rubio estaba parado ahí... como si esperara algo de él. Jace frunció el ceño sin tener idea de lo que el ojiverde quería.

—¿Qué? ¿Se te perdió algo o qué? —chasqueó la lengua— ¡Ahhhh... lo tengo! Se te perdió el cerebro con el golpe. Lo siento, pero ahí si que yo no puedo ayudarte.

Jace sonrió con sarcasmo... como casi siempre lo hacía, era parte de su ser decir comentarios malintencionados o incluso hirientes, estaba acostumbrado a que siempre tenía que ser así. Él mismo se había dicho que iba a intentar cambiar en crusaders, pero le era sumamente difícil dejar de lado su forma de ser.

¿Por qué el tipo le estaba sonriendo? Digo, Jace lo estaba tratando del trasto y este aún así le sonreía y quería saber su nombre. Que sujeto tan más raro y peculiar pensó Jace para sus adentros, pero supuso que como todo en esta vida... a la gente le encanta que la maltraten.

—Soy... —dudó dos segundos y prosiguió— Herondale, Jonathan Christopher Herondale. Jace, para acortarlo.

Se encogió de hombros y dio dos pasos. Si el tipo esperaba que le preguntara por su nombre, no lo iba a hacer porque simplemente no le interesaba. Regresó la vista al rubio y sonrió de medio lado para inmediatamente darle la espalda y tratar de retomar el camino por donde iba.

Jace se detuvo cuando escuchó que el rubio seguía hablándole ¿Por qué rayos seguía hablándole? Regresó la vista intrigado. El rubio dijo algo así como que ya lo había visto en el baile de Halloween. La verdad es que Jace no recordaba haberlo visto en ningún otro momento, además que en la fiesta de Halloween sólo había estado de entrada por salida. Aquel tipo de eventos no eran lo suyo. Hizo una mueca y se encogió de hombros. El rubio le preguntó por cómo le parecía la academia y Jace comenzó a percibir sentimientos extraños proviniendo del chico. El ojiverde arrugó el ceño y se desconcertó al sentir grandes ondas de curiosidad provenientes del rubio. ¿Por qué podría tener alguien curiosidad en conocerle? Jace no tenía nada bueno que mostrarle a nadie. Con una expresión cautelosa le miró a los ojos.

—¿La academia? Pues… no es más que un circo de fenómenos. Todos somos unos fenómenos —escrutó la mirada del rubio y levantó la barbilla como si le estuviese mostrando que era superior— Por cierto… ¿quién rayos eres y por qué te aferras en hablar conmigo?

¡Ya qué! Parecía que el rubio no le iba a soltar, mínimo quería saber con quién estaba tratando y que buscaba de su persona.

Jace sonrió torcidamente y sacudió su cabeza en pose de negación. Jace estaba siendo poco educado como siempre y Evan —como acababa decirle que se llamaba— se estaba aferrando a seguir hablándole porque creía que era único. La verdad es que Jace no pudo evitar sonreir, esa frase ya la había escuchado muchas veces por parte de chicas que estaban dispuestas a abrirles las piernas… pero jamás de un hombre. Levantó una ceja y vio el rubio con cierta diversión mientras seguía hablando.

—Sé que soy interesante y sé aún más que todos me quieren conocer “muy a fondo”, pero lamento decirte que ese es sólo un privilegio que muy pocos pueden obtener —Jace sonrió de lado e hizo un desdén con la mano—. Nos veremos por ahí… admirador mío —dijo dándole la espalda y siguiendo su camino. Evan… controlador de reflejos, no tenía mucha noción de conocimiento sobre ese poder, pero quizás era interesante. Se fue con una sonrisa en los labios… después de todo, Jace adoraba ser admirado.