Lectura... Reflexión (Libre)

Aquella mañana de Sábado, Emma despertó más pronto de lo normal.
Se asomó al salón en búsqueda de la figura endormecida de su hermano, pero no yacía ni en la cama ni en el sofá. La joven, guardando un bostezo en su mano, alzó una ceja. Le era extraño no encontrarle durmiendo, para después despertarlo con el olor a tortitas, dibujándole en los labios una sonrisa de adorable idiota.
"Puede ser..." Se encamino a la nevera y, entre la tabla de horarios, lista de la compra y otros papeles, vio una nota:
"Negocios en la ciudad vecina. ¡Cuidate, hermanita!"

Suspiró largamente. Había olvidado que Mathias había salido anoche rumbo a la ciudad. Así pues, estaba completamente sola... Y la casa estaba limpia. Parpadeó mirando el exterior y sonrió con suavidad.
Tras asearse y desayunar, tomó un vestido de color oscuro y salió afuera.

Hacia muy buen tiempo como para quedarse en casa, o ir a un cine o centro comercial. La mayoría de jóvenes -y eso incluía a sus compañeros- estarían en la playa o piscina. Le hubiera gustado ir, pero los inconvenientes superaban más sus ganas y confianza. Por ese motivo había decidido ir a leer un rato en la calma del bosque.
Y para cuando llegó... Se quedó quieta con la sorpresa. Aunque el bosque no estaba totalmente destruído, podía ver aquellos árboles que habían caído, ennegrecidos, muertos. Los pájaros cantaban tenuemente.
Emma había olvidado por completo la noche en que se proclamó el incendio. Con firmeza en sus manos, empezó a mover las ruedas de su silla para avanzar.
"Es una gran pena..." Pensó con la angustia palpitando en su pecho "Era precioso... igual que ellas..." Su mirada se paró en algunos restos rojizos. Mariposas que habían sido pasto del fuego. Apretó sus labios con suavidad, recordando el titular del periódico que señalaba a los "sobrenaturales" como probables culpables.

Mathias se preocupó diciéndole que fuera con cuidado, que no se acercase demasiado a ellos o a la academia, edificio por el que a veces tenía que pasar por delante para ir al liceo a estudiar música si necesitaba un atajo.
-...¿Crees que pudieron hacerlo? -Se preguntó a sí misma observando el paisaje.
Acabó negando, oyendo un canto diminuto y tímido. Parpadeó hasta ver en su falda un pajarito que la miraba fijamente, con curiosidad.
-Hola lindo -Sonrió amorosamente, acabando por silvarle como saludo.

Si bien sus compañeros preferían tener actividades distintas, a el para nada le hacia gracia, ir a tostarse a la playa, cuando era fin de semana, solía pasarlo curioseando mecanismos de objetos raros de la tienda de su tío, escribiendo pequeñas teorías del movimiento, en fin nada normal para un chico de su edad.

Aunque cuando se daba la oportunidad iba a pescar en las costas frías y ver a las focas acercarse cuando las alimentaba con la recompensa de su paciencia en la pesca.

Hoy no tenia muchos ánimos de salir y recordó haber escuchado que existía un bosque, le llamaba la atención, peor oyó que este había sido victima de un incendio, eso no le era grato, se podría decir que su concepción de sensibilidad y apreciación de lo que el consideraba hermoso era bastante raro, no obstante aquella parte de el se sintió acongojada con el destino de dicha extensión vegetal.

Después de alistarse ya estaba rumbo hacia aquel lugar que ahora mostraría sin vergüenza los calcinados troncos de lo que eran sus habitantes vegetales. - "Oh min Gud! arraso con todo..."- Pensó al ver el estado de la arboleda totalmente abrasada, pocos árboles habían sobrevivido.

A medida que avanzaba miro el suelo que parecía ser adornado con cadáveres de mariposas, sofocadas por el calor intenso, se agacho y tomo una, para luego guardarla en una cajita de metal que tenia en su bolsillo, siguió caminando hasta que se detuvo al ver una escena muy adorable, una chica que estaba en una silla de ruedas y un pajarito en su falda, parecía que estuvieran conversando. Sonrió para sus adentros y se acerco de manera tranquila para no alarmar a la joven mas adelante.

Con cuidado, acercó su mano despacio al gorrión, acariciándole la cabeza con cuidado.
Desde pequeña, era usual que los pájaros se le acercaran sin ninguna muestra de miedo y, por una parte, su maliciosa mente le decía que era porque sus piernas estaban tan muertas como las ramas de un árbol.
Suspiró despacio con cierta tristeza, oyendo lejanamente el canto inocente del gorrión que se desplazaba a saltitos en sus extremidades.
-Si al menos pudiera tener alas como tú... -Murmuró observando perdida al animalillo.
Fue cuando este se puso tenso y salio volando, observándole sorprendida.
-¡Eh, espera! -Miró unos instantes al cielo cuando le dio la sensación que había alguien tras ella, por lo que volteó a mirar con cierto susto.

Muy bien por la cara de miedo de la chica, asumió rápidamente que la había asustado, se dijo a si mismo 'Dumme' por haber alarmado sin motivos a la chica que estaba en aquella silla de ruedas, de manera lenta se fue acercado mas, hasta llegar a su lado y alzar una mano en son de saludo, dándole una tímida pero amable sonrisa.

- Hei.... disculpa si te he asustado... no era mi intención- se excuso con su ingles con un marcado acento nórdico, porque aun no podía hablar de corrido el idioma local, aun tenia ciertas lagunas sobre el ingles, o a veces olvidaba que hablaba en noruego y claro, todos le miraban con cara de no haber entendido ni jota.

-Lamento espantar tu amiguito, se veían en una amena conversación desde lejos.... - acaricio un árbol cercano sintiendo pena por el ser vegetal y su carbonizada existencia ahora.