Dejando las calibre 45 [Libre]

Allí se encontraba ella, frente a las puertas de las oficinas de los docentes y directora, después de que le hicieran entender el peligro de portar armas de fuego dentro de la academia, con el dolor de su alma se había dispuesto a entregar bajo cuidado sus preciosas calibre 45.

Dudo si llamar a la puerta o entrar simplemente, había notado en su trayecto la seguridad del lugar, cámaras, que quizás con un pequeño pulso electromagnético podían ser evadidas, pero no estaba allí para pensar en como lograr burlar las dichosas cámaras, miro las cajas que llevaba en manos, eran algo pesadas, por su contenido metálico, alzo la mirada hacia las puertas, luego de suspirar incontables veces, como si fuese a una audiencia de juicio por homicidio, porque así era como se sentía, toco con sus nudillos la dichosa puerta en cuestión, aguardando a que le abrieran, aunque si no pasaba nada iba a tener que entrar, no es que estuviese ocupada, pero le daba lata tener que perder mucho tiempo en lugares poco provechosos como consideraba que eran estas oficinas.

Rodó los ojos mientras aguardaba, frunció el ceño hastiada, miro el picaporte y lo giro, notando que estaba o mal, o echado llave, se llevo una mano al rostro cubriéndolo parcialmente, sin muchas ceremonias forcejeo un poco con la chapa y finalmente la puerta condenada se abrió, ingresando tranquilamente dentro, espera poder terminar esto de la dejada de sus armas lo mas rápido posible.
Nada ni nadie, bufó notoriamente cabreada, dando un taconazo de molestia con su bota, camino un poco mirando a todas partes en busca de señales de vida docente, pero al parecer habían decidido fastidiarle el día no apareciendo o eso parecía reflejar la actual situación.

Después de un largo día de clase, Rhy esta a gusto con los resultados obtenidos. Decide darse una vuelta por las oficinas para escribir el reporte de lo sucedido.

Al acercarse nota como la puerta ah sido abierta, -"Espero que sea Madison, hace tiempo que no la veo"-, entra con un poco de sospecha y anhelo, pero reconoce el perfume (o la falta de) a primera instancia y distingue que no es el de su conocida. -"¿Un infiltrado?"- Se transforma en una pequeña plaga de moscas, para detectar al presente.

Envía una a cada oficina, y se da cuenta que una joven esta caminando como que en busca de algo, distingue el aroma a pólvora denotando considerable peligro. -"¿Sera una alumna o un enemigo?"- Se pregunta asimismo mientras hace a las moscas regresar y se destransforma justo detras de la incauta.

-Identifícate y no intentes nada extraño- le dice mientras la mantiene bien vigilada por la espalda.

Mientras buscaba vida en el planeta de los docentes, escucho un zumbido y pensó en insectos instantáneamente, al escuchar dicho ruido se quedo quieta, al cesar los zumbidos giro la cabeza, casi al mismo tiempo que la voz de un hombre se hacia presente rompiendo el silencio que había antes.
Era bastante alto, rubio y de piel algo bronceada, ok, bastante bronceado, según ella. Frunció el ceño ante la imperativa del otro, a ella nadie le hablaba así a no ser su padre cuando jugaban a las misiones terroristas.

- De que mierd* estas hablando? .... creo que te estas confundiendo- Replico en un tono bastante agresivo, no le gustaba que otros le exigieran cosas sin motivo alguno, dio unos pasos hacia adelante y puso sus cajitas como si fuesen el tesoro mas grande del mundo en un escritorio, hecho aquello se sentó campantemente sobre dicho mobiliario mirando al mayor y cruzando con gracia una pierna de manera algo varonil. - Para comenzar yo llegue antes a este lugar, es de educación que el que llega segundo se presente no crees gigantón?... -

En su mirada se notaba la filosidad de su personalidad algo explosiva y violenta, no obstante la seguridad que tenia en ella misma era también notable, no había vacilaciones en su tono de voz, así que ella movió al pie al aire esperando a que el "intruso" hablara de una vez, porque sino se cabrearía de que le hicieran perder aun su precioso tiempo.

Nota que es simplemente una joven que lo mas probable sea una alumna, pero no baja la guardia, sus viajes y las capacidades que puede llegar a tener cualquier persona le hacen dudar de todos los desconocidos.

La presente le contesta de modo agresivo mientras deja la fuente del olor a pólvora en un escritorio. -"Chica ruda ¿eh? esta bien, bailemos"-.
-¿Mala educación dices? ¿Entonces como le llamas al hecho de entrar a un lugar que se encuentra cerrado con llave?, por mera lógica, se le llama intrusión, por lo tanto y por seguridad alguien con acceso a ese lugar tiene que dar con las intenciones de tal intruso y conocer su identidad... mas cuando el intruso viene armado.- Le contesta mientras toma las cajas, sin dejar de quitarle la vista de encima.

-Ahora que esta eso claro y tu indirecto armamento removido, explícate ¿que haces aquí y quien eres?- Da la indicación en un tono serio, pero sin llegar a gritar.

Rodó los ojos algo fastidiada con esa pequeña explicación del mayor, a tiempo que suspiraba de manera grave y cansina, asumió que era un docente al tomar sus cajitas amadas, aunque siempre cabía la posibilidad de que fuese un ajeno a la academia y se estuviera aprovechando de la situación.

- Estas muy equivocado pseudo 'Mareep', yo no sabia que estaba echado llave este ambiente, solo pensé que la chapa andaba trabada, como suele suceder, y si no me diera la put*CENSORED* gana de responderte que vas a hacerme?..... Nadie me asegura que no seas un intruso haciéndose pasar por un docente -

Afilo la mirada entrecerrando los ojos, ese tipo la estaba comenzando a enfadar en verdad, no respondería hasta que el otro se presentara, sin embargo estaba con los sentidos alerta en caso de tener que tomar acciones drásticas ante la posibilidad de un ataque.

Nota el fastidio de la presente sin tomarle importancia a sus comentarios.
-"Solo es una chiquilla malcriada con pésimo carácter, si fuera infiltrada no estaríamos simplemente conversando"- piensa asimismo hacia la necedad de la alumna de no ceder.

Saca la cartera para mostrar su licencia... de docente, evitando confundirla con su licencia para matar ya que son considerablemente parecidas, enseña su nombre, Rhy Terrell.

-Soy Rhy y sere tu maestro de ahora en adelante así que acostúmbrate. Bienvenida a Crusaders y bla bla bla- le dice mientras se da la media vuelta y se dirige con las cajas hacia su cubiculo.

Miro la credencial atentamente como si la examinara comprobando que no era una falsificación , sin embargo el maestro le da la bienvenida y demás chácharas innecesarias, sus ojos se fijaron en sus amadas armas, al final termino siguiendo al maestro 'ovejita' hasta su cubículo.

Tenia algunas preguntas respecto a sus calibre 45, y es que realmente las amaba, era como el tesoro de su joven vida, claro después de su hermosa sniper, noto como el mayor dejaba sus cajitas sobre su escritorio, a las cuales no les quito la vista ni por un segundo. - Entonces..... docente 'Mareep'... usted las tendrá bajo resguardo? ... Pregunto, porque necesitan mantenimiento, las armas de fuego son como las katanas, necesitan un cuidado especial y amor, dedicación y uso ... oye 'Mareep'.. crees que si tengo un docente conmigo me dejen ir a un campo de tiro?... lo que mas rápido se oxida es la puntería si no se la practica-

Inflo las mejillas aguardando que el otro le respondiera sus interrogantes, no estaría tranquila sin saber sobre el mantenimiento de sus bebes.

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