Conociendo el centro comercial...[Cerrado]

Luego de haberse puesto de acuerdo los dos amigos se encontraron en la puerta de la academia y emprendieron camino hacia el centro comercial, el cual era famoso por ser grande y tener muchas novedades y variedades a las cuales prestarle atención. La entrada misma al lugar era llamativa y colorida, realmente parecía que invitara a entrar y pasar un buen rato recorriendo la infinidad de tiendas que seguramente había en el interior.
Alina observó a quién estaba a su lado, el peliceleste también miraba la entrada y lo que parecía haber más adentro.
-Bueno, aquí estamos… ¿A dónde vamos primero? Tal vez… podríamos hacer una recorrida al lugar…
Habiendo expuesto su pequeña idea se quedó esperando la respuesta de quién la acompañaba para saber que será lo primero que harían en aquel enorme lugar…

Llegando a la entrada del centro comercial, Daigo miró atentamente el edificio.
Era de varios pisos y de un diseño muy llamativo. Dentro se percibía el movimiento de la gente yendo de un lado a otro, disfrutando del lugar y sus servicios.
Miró a Alina, quien le proponía recorrer el complejo comercial. Con una sonrisa y actitud animada, el muchacho la invitó a entrar haciendo un ademán para priorizar el paso de su amiga, como un caballero.
- Bien, entremos. Visitemos las tiendas. El lugar es enorme, hay mucho por recorrer.
Así entraron al lugar. Mirando efusívamente su entorno, Daigo comprendió que había muchas posibilidades y opciones: tiendas con los más variados artículos exibidas en las vidrieras.
- Alina...¿dónde quieres ir primero?...
Mirando a su compañera, el jóven esperó la respuesta.

Daigo extendió su brazo en una clara señal de invitación para que ella entrara primero, a lo que Alina respondió con una leve inclinación y luego cruzó la gran puerta mirando hacia los pisos superiores y como se veía la cabeza de las personas que por ellos circulaban. El peliceleste dijo que visitaran las tiendas ya que tenían mucho por recorrer y no se equivocaba, apenas dieron unos pasos dentro del lugar ella se quedó algo pasmada observando lo grande que había resultado ser “Creo que podría pasar un día entero recorriendo este lugar…” pensaba mientras miraba el largo pasillo altamente concurrido que se encontraba frente a ellos. Alina escuchó a su amigo preguntándole a donde ir, y se quedó pensativa por un rato, ya que era un chico había tal vez lugares a los que no le interesase entrar, como ella quería ser justa debía elegir un lugar que le gustase a ambos.
-¿Qué te parece si vamos a la zona de regalos regionales?
Una vez hecha la propuesta se quedó esperando la respuesta de quien la acompañaba, ese lugar tal vez era una buena idea y además allí podría conseguir algún regalito para sus amados padres…

La propuesta de Alina sin duda era interesante.
- Claro, vayamos a la zona de regalos regionales.
Daigo caminó por los pasillos del centro comercial en compañía de su amiga.
Maravillado, veía a los clientes recorrer el lugar con muchos bolsos de sus compras en las manos y a los niños sonriendo felices en compañía de sus padres.
Al llegar a la vidriera, miró los productos que se exibían. Al parecer Alina miraba uno con mucho interés.
El jóven la observó y de inmediato, pensó en hacerle un favor gentilmente:
- ¿Quieres que te compre alguno?.
Le preguntó.

Daigo accedió diciendo que le parecía una buena idea y entonces ambos emprendieron camino al mencionado lugar, al llegar se detuvieron en la vidriera en la que Alina comenzó a examinar las cosas que allí se exhibían, había muchas cosas muy variadas y muy lindas, pero ella prestó mayor atención a un pequeño adorno de dos conejitos que vio en la parte de arriba, eran blancos y pequeños, casi tan hermosos como conejitos reales. Mientras estaba distraída con aquel pequeño adorno escuchó la voz de su amigo ofreciéndose a comprarle algo.
-¡Ah! no es necesario que te molestes…-sonrojándose levemente-…pero muchas gracias por la intención, que lindo eres…-sonriendo levemente-… yo lo compraré para mi padre que ama los conejos como yo, aquel que esta allá arriba… esos conejitos…
Alina le enseño a su amigo el adorno con forma de dos conejitos que estaban en la primera estantería y luego se acercó a la puerta haciéndole señas para que la acompañara hacia adentro.

Daigo escuchó la respueta de su amiga y luego le invitó a pasar a la tienda.
Le había señalado un adorno de dos conejitos, y le había indicado que eran para su padre.
"Umn...también le podría regalar algo a mis padres..."
Con este pensamiento, el jóven entró al negocio con Alina.
Examinando los artículos, buscaba con la mirada algo que le interesara.
Lamentablemente no tenía la suficiente experiencia en comprar obsequios.
antes de que Alina hablara con el empleado que atendía el lugar, daigo se le acercó y le pidió un favor:
- Umn...Alina...no sé que comprar...también quiero regalarle algo a mi madre...¿qué crees que le gustaría?.

Daigo pareció decidirse a querer regalarles algo a sus padres también por lo que Alina decidió quedarse un rato esperando mientras observaba otros adornos muy bonitos en una estantería llena de variedades. De pronto el peliceleste se acercó a ella diciéndole que quería un regalo para su madre pero no se le ocurría que, pidiendo de este modo el consejo de ella.
-Mmm yo no conozco a tu madre así que no sabría decirte con seguridad, pero…
Camino unos pasos observando todo lo que allí había, tanto en estanterías como en el suelo y en las paredes, hasta que finalmente se detuvo frente a un cuadro que pintaba en si imagen el bosque de la ciudad en la que ahora habitaban, había sido pintado bastante antes del incendio y realmente parecía capturar la vida y la vegetación que en aquel bosque había habitado pacíficamente durante años.
-¿Qué te parece este? Es muy bonito… y tiene colores muy vivos…
Señalando el cuadro con su dedo índice se quedo esperando la respuesta de su amigo para saber si le agradaba o si deberían seguir buscando…

Daigo miró que su amiga le señalaba un hermoso cuadro en donde se apresiaba el paisaje del bosque de los alrededores de la ciudad.
Sin duda, ese sería un buen regalo, algo que le permita a su madre tener en cuenta a su hijo, viendo una parte del lugar donde él se encontraba y así recordarlo.
- Si, me gusta...lo compraré. Gracias por la ayuda Alina.
En ese momento, el vendedor se acercó a ambos para preguntarles qué necesitaban.
Alina habló primero.

Alina se sintió contenta de que su recomendación haya sido de utilidad y tomada por su amigo quien finalmente se decidió por el cuadro.
-De nada… es un placer.-sonriendo levemente-
El vendedor deseoso de hacer una venta se acercó a ellos con una sonrisa amable y un cierto brillo en los ojos, hablando acerca de los artículos elegidos hizo recomendación de algunos otros también. Alina pensó que estaría bien comprar también un recuerdo para su madre, entonces eligió un pequeño reloj con la forma de una enredadera llena de flores, parecía ser un trabajo artesanal y estaba muy detallado y elaborado.
-Me llevaré estos dos.-dijo al fin-
Una vez elegidos los obsequios, pago por ellos y espero a que fueran envueltos para luego ser colocados en la pequeña bolsa en donde los transportaría hacia su habitación en la academia. Después se dedicó a esperar a su amigo y cuando estuvieron fuera del negocio quedaba pensar a dónde irían entonces.
-El salón de juegos me parece una buena idea… si estás de acuerdo.
Habiendo hecho una propuesta solo restaba esperar la respuesta, se sentía feliz de salir a pasear con un amigo, nunca antes lo había hecho y podía darse cuenta que era realmente agradable.

Luego de que Alina eligiera sus obsequios para sus padres, Daigo compró el cuadro que le había recomendado.
Más tarde, su amiga le propuso ir al salón de juegos.
- ¡Claro!...es una buena idea...me encantan los juegos de arcade.
El muchacho tenía afición por los videojuegos, le fascinaba. Y era mejor aún en buena compañía.
Caminaron hasta el salón lleno de atracciones. Daigo miró entusiasmado las máquinas llenas de luces, colores y sonidos.
- Alina...¿Qué juego quieres jugar primero?.
Preguntó con una sonrisa.

Alina se sintió contenta cuando Daigo expresó que le gustaban los juegos, sabía que debía buscar algo que le gustara ambos; no podía llevarlo a ver ropa de vidrieras pues se aburriría sin remedio. Caminaron unos minutos y luego llegaron al salón de juego, estaba bastante concurrido e inundado de luces de colores y de dulces olores.
Daigo pregunto al fin a que juego ella quería ir primero, luego de observar un rato los que tenía a su alrededor se terminó decidiendo por uno de careras.
-Ese de allá se ve divertido, y podemos jugar juntos.
Se trataba de aquellos juegos en los que el asiento y el control mismo parecen ser parte de un coche, lo que le da un realismo bastante importante seguramente logrando entusiasmar a quienes lo jugaban. Ella quería probar uno de esos ya que nunca había tenido oportunidad de ir a juegos como esos, solo algunas veces con su padre, pero nunca con algún amigo.

Daigo vió la elección de alina: Jugar al "Daytona U.S.A." un simulador de carreras, bastante famoso y entretenido.
Le encantaba los simuladores.
- ¡Bien!...buena elección Alina. Vamos, juguemos un team match.
Ambos se sentaron uno al lado del otro y activaron el crédito. El muchacho miró a su amiga y con una sonrisa le preguntó:
- ¿Sabes usar los controles?...si tienes alguna duda, dímelo.
La carrera estaba por comenzar, los autos estaban en pocición, aguardando el aviso de largada.
Daigo ya tenía experiencia en este tipo de juegos, había participado en varios torneos.
La máquina anunciaba el inminente comienzo de la carrera. "Start your engines!"
Daigo tomó la palanca de cambio y poniéndola en primera, se preparó para pisar el acelerador.
- Ya casi, si quieres instrucciones dímelo.
Alina se dispuso a contestarle.

Se sentaron en el juego y Alina lo observó bien, recordaba haberse subido a una cosas de esas pero no estaba segura si recordaba cómo usarlo. Ambos activaron el crédito requerido por la máquina y la cuenta regresiva dio inicio, Alina se quedó viendo la pantalla en silencio por unos segundos, luego observó los controles que le pertenecían.
-Emm… esto…-sonrojándose un poco-… realmente no sé si recuerdo cómo usarlos…
Notó como su amigo parecía tener mucha experiencia en ese tipo de juego, como conclusión, le gustaban, pero por otro lado ella no estaba muy segura de cómo se manejaba.
-Supongo… que si pudieras explicarme un poco seria de mucha ayuda…
Dijo al fina bastante sonrojada, se sentía bastante tonta ya que ella misma lo había eligió, pero el sentirse nula frente a la maquina no le ayudaría a divertirse y esa era su intención.

Alina amablemente pidió una explicación. Daigo la notó un tanto ruborizada. Si bien la carrera estaba por comenzar, el muchacho no dudó en darle una explicación a su compañera. La miró y con una gentil sonrisa le comentó:
- Bien, a tu derecha tienes la palanca de cambio, hay 5 velocidades: 1º, 2º, 3º, 4º y 5º. También está la reversa, pero en un simulador de carreras no es necesario. Debes en empezar en primera y paulatinamente ir aumentando las velocidades de una forma creciente presionando el acelerador. Es importanta que alternes las velocidades en las curvas. Puedes usar el freno como complemento: Al llegar a una curva cerrada baja la velocidad mientras doblas y frena un poco para no chocar con los bordes de la pista. Luego, al llegar a una recta puedes aumentar. La función del volante es simple y obvia: doblar. Espero te sea de ayuda...y buena suerte Alina.
Pensaba que era divertido jugar a ese juego con su amiga. Aunque veía que ella no tenía mucha experiencia, pudo darse cuenta de que tenía un don para el rápido aprendizaje y un espíritu muy competitivo.
Ya faltando segundos para la largada Alina le contestó.

El peliceleste amablemente le dio a Alina una explicación bastante detallada que le ayudó a entender y a recordar como funcionada, aún así no se tenía demasiada fe pero solo quedaba intentarlo, después de todo lo importante era divertirse.
Ella intentó recordar todas las indicaciones que le habían sido dadas para poder al menos desempeñarse de mediana forma poder sacarle la diversión a ello.
-¡Muchas gracias!-dijo con una amplia sonrisa-
Pronto la cuenta regresiva llegó al final y la carrera comenzó, Alina hizo lo mejor que pudo y se divirtió bastante en su intento, era como estar corriendo la carera realmente. Naturalmente el ganador fue su amigo que ya tenía mucha más experiencia en el asunto que ella, pero no se desanimo para nada, porque se había divertido bastante y más de lo que esperaba.
-¿Qué te parece si vamos a tomar algo?... hace calor y tengo algo de sed…
Preguntó ella con una sonrisa cuando ambos bajaban del juego, el día era realmente cálido y su cabello la acaloraba un poco más, por lo que decidió enrollarlo un poco mientras esperaba la respuesta de su amigo.

Daigo ganó la carrera, Pero debía reconocer que su amiga había competido muy bien.
Después de terminar con el juego, Alina lo invitó para ir a tomar algo.
- ¡Claro!, me parece una exelente idea, también tengo sed.
Caminaban por el complejo comercial. Llegaron a una escalera mecánica y subieron al primer piso.
Todo el lugar estaba lleno de restaurantes y bares con los más variados tragos y menúes.
- Tal vez también quieras comer algo...yo invito.
Daigo esperó la respuesta para proceder a elegir el local donde irían.

Luego de ponerse de acuerdo ambos salieron del sector de juegos a caminar nuevamente por el centro comercial en busca de un negocio en el que pudiesen adquirir una refrescante bebida. Luego de llegar a una escalera mecánica se subieron en ella terminando así en el primer piso, allí había mayormente restaurantes de todo tipo con menús muy variados, bares con muchas clases distintas de bebidas alcohólicas compuestas por infinidad de ingredientes.
Luego de unos segundos de observar el lugar Alina escuchó una invitación por parte de su amigo, ir a comer tal vez sería buena idea puesto que ya era mediodía y eso podía verlo claramente en el reloj pulsera que llevaba en su muñeca izquierda.
-Si, me parece buena idea…-dijo sonriendo-… ya es medio día después de todo.
Observando los alrededores un poco más encontró un restaurante muy pequeño pero de aspecto hogareño y acogedor, levantando su brazo señaló el lugar con el dedo índice para advertirle a su compañero.
-¿Qué te parece ese lugar?
Una vez dicho esto se quedó a la espera de la respuesta de su amigo mientras sentía os dulces y deliciosos aromas que parecían invadir el ambiente rápidamente.

A Alina le pareció buena la propuesta y aceptando señaló un restaurante que se encontraba en un rincón del complejo.
Parecía pequeño en comparación con los demás locales, pero tenía un aspecto interesante.
Caminaron hasta allí y eligieron la mesa. Era circular, con un mantel blanco, adornada con motivos coloridos.
Hecho esto, Daigo se adelantó a correr la silla servicialmente para que su amiga se sentara.
- Bien, veamos qué ofrece la carta o el menu del día.
Al tomar asiento, Daigo levantó la mano para llamar al mozo. Éste, desde dentro del local se aproximó a la mesa. Llevaba un traje de etiqueta, compuesto por una camisa blanca, chaquetilla gris y pantalones negros.
Ya estando cerca de ellos, dijo amablente:
- Buenas...bienvenidos, ¿qué se les ofrece?.
El jóven observó a Alina, dándole a entender que podía ordenar primero.

Daigo amablemente le corrió la silla a Alina para que ella se sentara, el se caracterizaba por ser amable y eso era algo que le agradaba mucho de su amigo, sabiendo que debían ordenar Alina tomó el menú y lo observó cuidadosamente, todo lo que allí servían se veía delicioso y le estaba costando decidirse por algo, la indecisión que era ya un rasgo suyo tampoco le ayudaba demasiado. Cuando el mozo llegó sintió aún más presión al notar que le había indicado que ella ordenara primeo, algo sonrojada hizo su pedido suspirando largamente luego.
-Soy bastante indecisa…
Diciendo esto casi sin darse cuenta esperó a que su amigo terminara de hacer su pedido para así poder seguir hablando de algún tema de interés que sea mutuo, mientras esperaba observaba hacia abajo las personas caminar velozmente, algunas con bolsas, otras con chicos y otras con parejas. Mientras observaba a quienes andaban de paseo no pudo evitar sonrojarse al ver una pareja que se enontraba muy abrazada y cariñosa, casi instantáneamente desvió la mirada hacia sus manos abriendo los ojos un poco más en señal de estar sorprendida con su propia reacción.

Daigo esperó a que Alina ordenara, dándose cuenta de que no decidía miró la carta para ordenar él primero. La variedad de platillos era numerosa. Entradas, platos principales, postres, bebidas, todo se veía apetitoso.
Había nombres que le resultaban interesantes. Tampoco podía decidir. Sentía la mirada del mozo que esperaba. Guardando esperanza de que Alina se decidiera, la observó de soslayo.
Nuevamente dirigió su mirada a la carta. Pasó un momento y levantó la mirada al mozo para decir con determinación:
- Está bien, me decidí, quiero...una porción de Chateaubriand, por favor.
El mozo tomó nota en su libreta, y luego preguntó:
- Bien, ¿y para tomar?.
El jóven contestó rapidamente:
- ...Simple: un jugo de naranja.
Después de eso su amiga ordenó. Parecía algo tímida, viendo a la gente paseando por el lugar.
Se decidió a hablarle:
- Alina, no me has contado de tu familia, o sea, además de padre y madre ¿tienes hermanos?

Daigo ordenó al mozo y después de eso le hizo a ella una pregunta que le hizo ver que a pesar de ser amigos aún no conocían mucho de la vida del otro.
-No tengo hermanos… soy hija única…-dijo con una sonrisa-… no sé si eso sea una ventaja o una desventaja… -rascándose la mejilla-
El mozo llegó con las bebidas para ambos y de forma ágil pero suave colocó los vasos correspondientes en frente de cada uno, Alina había pedido un jugo de frutilla, pareciera que se encaprichara en las cosas rojas o rosas, pero era solo pura casualidad, o más bien el gusto por la fruta que ella tenía.
-¿Y tú tienes hermanos?-pregunto a quién la acompañaba.
Un cierto murmullo se hizo más presente, como la hora de almorzar estaba en su punto pico el lugar se había llenado de gente, ya o quedaban mesas vacías y de todos lados se podían escuchar distintas tonalidades de voces hablando amenamente de diferentes temas de conversación.

Alina le contestó que era hija única.
Daigo pensó que tal vez tuvo una infanmcia muy solitaria. Tal vez era una teoría de la causa de su timidez.
- Yo si tengo hermanos, somos cuatro, tres varones: Shiro, Kyo, Kohaku y mi hermana Saya.
Somos una familia numerosa.
La charla seguía amenamente. El jóven disfrutaba tanto hablar con su amiga que no se daba cuenta del murmullo y el movimiento del centro comercial.
Luego de tomar un sorbo de su jugo de naranja, el muchacho preguntó:
- ¿Qué tipo de música escuchas?.

Escuchó con atención mientras su amigo le contaba acerca de su familia numerosa, ella no sabía lo que era tener hermanos puesto que siempre habían sido solo ella, sus padres y sus mascotas. Hablaban de temas variados pero de interés mutuo, como tenían algunos gustos en común esto sin lugar a dudas facilitaba la comunicación. De pronto Daigo le preguntó qué tipo de música escuchaba, ella pensó por unos momentos y luego se dispuso a contestar.
-En cuanto a música tengo un gusto muy amplio, puedo escuchar todo tipo de canciones… solo hay algunas pocas excepciones que no me agradan, pero no soy muy cerrada en eso… supongo que también depende de mí humor o de cómo me sienta en el momento, hay días en que tengo ganas de escuchar música lenta y tranquila y hay otros en los que tengo deseos de alguna canción más movida.
Hizo una pausa para tomar aire y le dedicó una leve sonrisa a su amigo mientras escuchaba el murmullo creciente en la mesa detrás de ella, el lugar estaba totalmente lleno de gente disfrutando de deliciosos platos.
-¿Y a ti? ¿Tienes algún tipo de música que prefieras?
Luego de formular su pregunta tomó su vaso y bebiendo un sorbo infló levemente sus cachetes casi sin darse cuenta debido al líquido que invadía su boca, mientras miraba a su amigo esperando una respuesta saboreaba el dulce y característico sabor de la frutilla.

Realmente era agradable charlar con ella. Más aún cuando anunció a cerca de sus gustos musicales. Ante la pregunta, Daigo respondió:
- Mis gustos también abarcan muchos estilos musicales. Me encantan todo tipo de melodías. Aunque no depende de mi estado anímico, a veces es en viseversa, aunque suene raro.
Bebió nuevamente el jugo de naranja. El ruído de los cubiertos de los comensales del restauranta inundaba la atmósfera.
- He escuchado rumores en la academia de que te gusta cantar...¿es cierto?. si es así, ¿podrías hacerlo ahora?...me gustaría escucharte.
El jóven observó atentamente a Alina, quien le respondería.

Daigo expresó sus gustos dejándole saber a ella que eran similares a los suyos; a él también le gustaban muy variados estilos musicales, solo que resultaba a la inversa de su estado de ánimo, justo lo opuesto a lo que le sucedía a ella. Luego de beber un sorbo más de su jugo de naranja hizo una pregunta que la dejo sorprendida logrando que sus ojos se abrieran más que de costumbre. “¿Cantar aquí?… no podría hacer eso…” pensaba mientras sus pálidas mejillas comenzaban a cubrirse de un tenue color rosado.
-S-Si me gusta cantar pero… no creo poder hacerlo aquí…-clavando la mirada en la mesa-… hay tanta gente.
Alina seguía bastante avergonzada ¿Como él había sabido eso? Tal vez la había escuchado cantar en aquellos paseos que daba por el jardín, sentía que podía cantar para él, después de todo eran amigos, pero no le resultaba posible en un lugar tan lleno de gente.
-Tal vez en otro momento… cuando estemos solos.
Dicho esto volvió a beber un sorbo de su jugo, para intentar olvidarse de sus sonrojo sintiendo el dulce gusto de la frutilla en su boca.
Continuaron hablando amenamente por un largo tiempo más, hasta que al final decidieron regresar a la academia porque ya se estaba haciendo tarde, Alina había disfrutado sin duda pasar el día junto a su amigo, ese era seguramente un buen recuerdo que podría guardar.