Cantarella [Post de baile] (Terry)

Fue un día cansado. Salió desde temprano a dar las respectivas vueltas por el colegio regresando libros de la biblioteca y después había ido a la ciudad a comprar cosas que necesitaba para su cuidado personal y ¿Por qué no? También aprovecho para comprarse un poco de ropa.

Su corazón latia con fuerza y el no podía controlarlo. Era como si perdiera el aire tan de golpe que le mareara. Cuando Seth se separo de el, se quedo sin movimiento un poco intentando que no se le notara mucho aquello, hasta que escucho lo que le dijo.

“¿Unos que?” Pregunto acercándose rápidamente a Seth mirando que era lo que sucedia. Por segundos se quedo sorprendido, pues se suponía que los policías no debían de entrar ahí, por lo menos no los normales. Pero después se quedo de una pieza al solo ver lo que estaba pasando dentro. Estaban comenzando a atacar a los demás.

“Oh shit…” Apenas dijo sintiendo un poco de temor… ¿Un poco? Mucho, estaba con un poco de miedo cuando observe como estos disparaban sin pensarlo. Su corazón latió con fuerza cuando paso eso, sintiéndose muy nervioso de repente, no tanto por el, si no por el destino de sus compañeros.

Se alzó un poco el parche para observarlo todo analíticamente, situando donde habían militares y donde alumnos. Parecía una mala broma de sus profesores, pero había algo que le resultaba fuera de lugar.
-Terrance -Murmuró- Estos hombres... no son americanos... ¿verdad?
Colocándose de nuevo el parche observó a Rhy, que se disponía a hablar con uno, posiblemente el jefe. Tragó saliva sin valor a parpadear, fijándose en ambos hombres como un felino observando un trozo de carne.
Esperaba que sucediera algo, algo por parte del profesor Terrell que le quitara el mal sabor de boca. Un puñetazo, por lo menos.
Pero simplemente se giró a hablar, y tras unos segundos donde los alumnos se quejaron, entre sorprendidos, nerviosos y confusos, los militares cargaron con sus pistolas contra los chicos. Seth tensó la espalda sorprendido, apretando los dientes.
-¡Oh, joder! -Fue lo más suave que logró pronunciar entre las miles de palabras duras y malsonantes de su cabeza.

Le tembló la mirada, empezando a apretar sus dedos en el cristal en el que se apoyaba. No podía quedarse mirando aquello como espectador.
Estaban disparando a gente que podrían ser sus propios hijos, jóvenes que, esta vez, tenía claro que no habían hecho nada, aunque no sabía qué sucedía dentro, puesto que no podía escuchar qué habían hablado.
Y para colmo, se los llevaban.
Más que por las ganas de pelea, su voz interior le clamaba que tomara acción porque esta vez la gente que necesitaba ayuda no estaba fuera de las paredes del edificio, sino dentro.
Llevó apresurado la mano a la manecilla, dispuesto a abrirla y entrar.

“Temo que no…” Susurro sin poder evitar ver todo lo que sucedía. Ante sus ojos eran tantos los que estaban siendo atacados. Se le seco por completo la garganta, apenas evitando que un gemido de sorpresa. Esas personas… ¿Por qué estaban atacándolos?

Muchas eran las dudas que cruzaban por su mente haciéndole sentir demasiado impotente. El quería entrar, pero el ver que sus compañeros estaban siendo derrotados tan fácilmente le hacia que un miedo interno cruzara por sus venas, como si un frio interno las congelara de golpe. A eso se le llamaba miedo, con todas las letras.

Pero desgraciadamente eso no fue todo lo que paso. Tan solo llego a sus oídos el sonido de la manija moviéndose un poco, su mano, como si tuviera vida, se movió rápidamente hasta la de Seth regresando a su posición normal en la puerta aquella manija.

El no entendió como o porque reacciono de aquella manera. Como es que había reaccionado así tan de golpe o porque lo había hecho, pero apretó con fuerza la mano de Seth, reteniéndole para que no hiciera nada en contra de aquellos. Podría ser la preocupación porque le pasara algo o que no quería que pusiera peor la situación. No lo sabía, lo único que si, era que ahora apretaba con fuerza la mano de este.

Iba a abrir la puerta, entrar corriendo y dar un soberano puñetazo al primero de esos hombres que se le pusiera por delante. Como siempre, su plan era improvisar, dejarse llevar por los impulsos que le diera su cabeza en situación de riesgo.
Lo normal. De no ser porque sobre su mano fue a parar otra, reponiéndole el manillar tal y como estaba. El peligris abrió un poco más sus ojos girándose al moreno.
-Te... ¡Terrance, suelta! -Acabó exclamando- ¡¡Se merecen un par de hostias, nos necesitan!!
El chico apretaba la mano en la suya, notando unos golpes fuertes en el pecho. Aún así, no se podía quedar mirando. Apretó sus dientes con impotencia y le miro.
-¿Que pretendes que haga, Terry?

No lo entendió, simplemente por más vueltas que se dio a si mismo no pudo comprender el cómo su mano solo ejerció más fuerza y lo aparto de la puerta como si su vida dependiera de ello.

”No vayas…” Le pidió en un tono de voz que ni él supo cómo demonios le salió. Sus ojos se centraron en Seth, pensando en que hace unos momentos estaban completamente cómodos y después, cuando se paró la música en cierto momento –seguía negándose que estuvieran a punto de besarse.- todo se convirtió en un caos.

Su mente daba demasiadas vueltas intentando llegar a una conclusión rápida de porque lo había hecho, pero ya, demonios, lo había hecho y tenía la mano de Seth atrapada con la suya y lanzándole una mirada de suplica que él no se dio cuenta a qué horas había salido o ni siquiera se dio cuenta de que la estaba poniendo, mas bien.

Trago duro y después de intentar que su voz se modulara, le hablo fuerte y conciso.

“¿Acaso eres idiota? ¿Quieres ir y que te den un tiro a ti también?... no Raven. No vas así deba de amarrarte aquí mismo con la disque capa o lo que sea que traes de tu disfraz. Tú te quedas aquí y nada de estarse quejando.” Intento que su voz sonara determinada ante la figura del otro y no se oyera muy desesperada en su momento, más bien quería ser imperativo.

Tomó unos segundos para sí. Silencio entre ambos que se quedaba también en sus adentros, sin siquiera poder escuchar sus propios órganos en funcionamiento, siquiera la respiración salir de su nariz con velocidad.
Fue un corto tiempo en el que se alargaron cada porción minúscula del reloj, momentos en los que Seth dio un rápido parpadeo creyéndose haber quedado sordo.
La mano contraria lo separó del pomo, y quedándose en sus dedos aún la forma del hierro.
La voz de Terrance había sonado por unos momentos quebrada, y no pudo evitar sino sentir que algo le comprimía el cuello con una extraña fuerza.
Por mucho que le fuera a negar, al menos el peliplateado sintió por parte del moreno preocupación, o incluso, miedo.
Intentó encontrar respuesta en la mirada contraria, que simplemente brillaba con un tono cristalino digno de la artesanía de Murano.
Inconscientemente, Seth apretó un poco la mano contraria, cerrando los ojos y, tras llevarse la mano libre a una de sus sienes, respirar profundo.

Y paso. Los alumnos fueron capturados, la batalla se hizo llamar en nada. Soldados cayendo, alumnos heridos y los profesores peleando también por salvar a los que podían. Se miro perfectamente cómo se llevaban a algunos alumnos desconocidos y conocidos para ellos, como Derek, el estaba entre los que se estaban secuestrando.

“Demonios…” Susurro con cierta impotencia. Se sentía un cobarde por no entrar, pero si lo hacia Seth también entraría con él y sería peor aun. Tan solo sintió como su mano era apretada por el otro aunque la suya estuviera aflojándose ya. Todo eso demasiado. Pero asi como comenzó termino. Varios chicos habían sido los que secuestraron mientras ellos permanecían en silencio como testigos.

“¿Quiénes…fueron?” Pregunto casi sin voz volteando a ver a Seth, aun sintiendo la calidez de su mano.

Entreabrió sus ojos despacio, mirando tan solo su mano entrelazada en la otra. Era todo extraño, demasiado caótico para su alrededor, pero más, el ruido que podía escucharse más adentro de sí mismo.
Sus dedos se enredaron en unos mechones intentando alejar el desorden de sus pensamientos.
No había comido nada en mal estado, no había ido a la fiesta enfermo...
¿entonces?
"cállate, cállate... ¡¡cállate!!" Le clamaron sus pensamientos a todo aquello que quería explotar dentro.
La voz de Terry le alejó de todo aquello, tomando un respiro ahogado antes de verle, mirar al interior de la escuela y, finalmente, un helicóptero que se elevaba a lo lejos con su característico ruido.
-...No lo sé... -Contestó en un susurro mirando la sombra en la noche- Sólo sé... que esto no es bueno...

Cuando paso todo, sintió como si su pecho se retorciera por completo, haciéndole sentir de muchas maneras en las que ninguna era algo buena. Sentía un pesar en el al ver como los chicos estaban ahora con los profesores intentando ayudarse los unos a los otros con los profesores de back up. Apenas y se dio cuenta de que su mano estaba capturada aun por la de Seth. Claro, hasta que este hablo.

Lo cálida que era esa mano le recorrió cada uno de sus músculos hasta llegar a su pecho, haciéndole sentir como si le cosquillara el interior con fuerza. No entendió como pero su rostro comenzó a tomar un color más oscuro, llegando a uno rojizo. Desvió rápidamente la mirada y separo la mano de la de Seth un tanto incomodo.

“Ahora sí, creo que debemos de entrar.” Le dice dándole casi la nuca, pues no quería que le mirara la cara en esos segundos. “Hay que saber qué es lo que paso…y ayudar en lo que podamos.” Termino susurrando, llevándose la mano con la que había tomado a Seth, un poco escondida.