De Narvik a la habitación 110

Había llegado pasadas las 18 hrs. si bien había estado algo nervioso durante todo el viaje, de alguna manera se sentía aliviado, el ya estar en tierra firme le dio seguridad, no obstante parte de el añoraba su querida Noruega.

Traía consigo un bolso azul con motivos noruegos, como un troll bordado siendo apaleado por algunos vikingos, ademas de una maleta algo grande de color negro, a simple vista se veía bastante compacta y durable, después de arrastrar dicho equipaje, termino en el lobby del lugar, en el cual conoció a un chico que amablemente le ayudo a subir la maleta negra hasta su habitación.

Después de despedirse de su nuevo-futuro amigo, miro el numero sobre su puerta, toco con calma esperando a ver si había alguien mas dentro, al no obtener respuesta ingreso de manera silenciosa y casi imperceptible, notando que efectivamente no había nadie dentro. Aunque el hecho le pareció algo extraño, paso dentro, jalando su equipaje con menos dificultad, comenzando a desempacar, poniendo sobre su cama lo que para el era decoración básica, mas que nada algunos objetos antiguos que parecían costosos y finos, regalos de su tío.

Tras dejar casi todo en orden, puesto que aun no sabia donde poner sus adornos, sonrió algo satisfecho, su habitación no era tan iluminada, si no se prendían las luces, pero tampoco era un pequeño cuarto oscuro, seria agradable, bien, la única incógnita clave en esos momentos era, el con quien compartiría la habitación, si bien conocía el nombre, ese dato no le daba muchas pistas de como seria la personalidad del otro.
Se dejo caer aun lado de sus adornos aun sobre su cama, mientras cerraba los ojos, pensando, o mejor dicho queriendo imaginar a su futuro compañero.

Me había retrasado ya bastante, aun no caía la obscuridad del todo, pero amenazaba ya con caer, mientras caminaba hacia los dormitorios fue recordando lo que había hecho durante el día, distraído en sus pensamientos recordó algo en particular, se había pasado por las oficinas por algunos papeles que no había entregado, y una de las secretarias le había comentado que ya no estaría solo en la habitación por lo que tenía que empezar a hacerle espacio a su nuevo compañero, no es que ocupara toda la habitación, pero tal vez si me había extendido un poco en ella – “ya veremos qué es lo que pasa” – me dije en mi mente caminando ni rápido, ni despacio si no a mi paso normal.
Después de unos minutos que me tarde en llegar a la habitación, lo logre, metí la llave y abrí como si no supiera nada de mi nuevo compañero, al entrar observe que las luces estaban semi apagadas y a un chico recostado en la cama que tanto tiempo estuvo desocupada, parecía dormido o muy sumido en sus pensamientos, supuse que vendría muy cansado y decidí dejarlo descansar, así que me camine hacia mi cama con paso suave para no hacer ruido, me di curiosidad lo adornos y todo lo demás sin darme cuenta que por andar de curioso choque con uno de sus adornos que se encontraba en suelo haciendo demasiado ruido, volteé a verlo de inmediato para ver si no se había despertado

Ahí esta el tendido sobre la cama comenzando a sumirse en su imaginación, cuando escucho un ruido y el crujido de lo que podía reconocer que era la miniatura tallada en caoba del Big Ben de Londres, que era funcional, ya que esa miniatura era un reloj en si.

Abrió de manera precipitada los ojos y sentándose rápidamente, mirando su pequeño reloj, tallado en caoba, una pequeña reliquia del siglo 19, su mecanismo interno era a base de péndulos, tuercas y resortes. Un pequeño tic en su ojo apareció, parecía como si la pisada le hubiera dolido mas a el que al objeto inanimado, repentinamente se lanzo sobre su reloj mirándolo preocupado, había sido descuidado al dejarlo momentáneamente en el suelo, lo palmeo un poco y con rapidez inspecciono, gracias al cielo seguía casi intacto.

Después de cerciorarse del estado de su reloj miniatura alzo la vista al otro chico, sus ojos se fijaron con detenimiento, en un análisis superficial parecía una persona agradable, pasando por alto el hecho de que piso su antigüedad.

- Ummm ... He-.. Hola... eres Tsuikimori? - Pregunto algo dudoso, no fuera algún amigo de su compañero de habitación que había ido a buscarle

Al ver que se levantaba y se lanzaba sobre el objeto, solo pude quedarme ahí parada si decir nada observando como el chico revisaba el estado del pequeño reloj, dude un momento en si agacharme junto a él o solo seguir caminando fingiendo que no había pasado nada, pero la verdad lo segundo últimamente ya no iba conmigo, así que me puse al lado del chico que no pasaba de los 15 años, poniéndome de rodillas
- Si, soy Tsukimori – respondí antes de todo – Oye cuanto lo siento no era mi intención, no me fije que había algo tirado, es que no te quería despertar… - daba y daba más que escusas la verdad pues nada de lo que le había dicho era mentira – perdón – fue lo último que dije
Mede mirándolo con curiosidad esperando tal vez una mala contestación del chico o tal vez alguna salida de furia, no sabía que poder tenia, pero podría ser difícil escapar de él en un lugar muy pequeño como ese.

Escucho atentamente sus disculpas y excusas, no obstante el tenia parte de culpa en lo que le sucedió a su reloj, suspiro antes de sonreír de manera calmada al que parecía mayor que el.

- No te preocupes.... fue mi culpa en parte por dejarlo al paso, ademas por suerte no se ha malogrado...umm... - Miro al otro y luego se levanto tendiéndole una mano de manera gentil para que se parara. - Soy Swithin Frisk R. ...... si mi nombre te resulta problemático puedes llamarme por mi segundo nombre que es Valentine..... vengo de Noruega, de antemano me disculpo si a veces se me sale el hablar en Noruego..... creo que esta claro que seré tu nuevo compañero verdad?...... espero poder llevarnos bien Tsukimori Len -

Aguardo en silencio la respuesta del otro, aunque si no quería el otro podía no tomar su mano, no se ofendería por ello.

Lo escuche observando mas el reloj que tenía en las manos, realmente le me parecía muy raro que tuviera todo tipo de curiosidades como esa, pues al ver todo el cuarto adornado con esas cosillas que daban un poco de mas alegría a aquella agria habitación, pues por mi parte solo la había adornado con unas cuantas fotos, pero las paredes habían permanecido tal cuales hasta aquel momento
- Un … un gusto Valentine – dije cuando por fin me di cuenta de que se había parado y que me extendía la mano, la tome sin vacilación pues de no haberlo hacho habría sido de mala educación – Noruego, eh – deje cuando por fin estaba de pie – bueno por mi parte puedes llamarme solo Len y también espero que podamos convivir en paz aquí, aun que te debía de advertir que mi humor es algo cambiante, y que no te acerque cuando este enfadado – le advertí más en forma de broma que de seriedad

Sonrió de lado ante el comentario bromista del que seria su nuevo compañero, asintió de manera afirmativa para dar a entender que si había comprendido, mirando como se levanto noto, que quizás le llevaría unos centímetros de mas, pero bueno estaba ligeramente acostumbrado a ser algo bajito, aun si era un nórdico.

- Vale, procurare no acercarme, aunque dudo que puedas llegar a lastimarme realmente.... si es que me ves alguna vez mirando a la nada es solo porque estoy pensando de manera profunda - Comento, yendo a dejar el reloj sobre el escritorio que parecía libre, miro su reloj y sonrió grande antes de darse la vuelta y colocar en una mesita un cuerno de la abundancia de solamente fruta.

Se giro a su compañero sonriendole de manera amable, mientras apuntaba con su dedo el canastillo con forma de cuerno lleno de frutas que a la vista parecían apetitosas - Si gustas puedes comer de ahí, son frescas y maduras, por lo que deben estar dulces, quizás se vea raro que a un chico le gusten los dulces.... pero sinceramente no me interesa si la gente murmura sobre ello - hablo con una tajante franqueza, tomando un racimo de uva dejando otro poco ahí por si el otro se animaba a comer de las frutas, comenzó a caminar hacia su cama mientras comenzaba a comerse una por una las uvas de buena gana, y es que estaban bastante dulces, por inercia una vez en su cama meció las piernas de manera ausente.