Ignorando las reglas. [Priv. Nathan +18]

Igual que el mismo trato tenía un artesano con su creación, el griego acarició los costados del torso contrario, memorizando los relieves de este, contorneando el tatuaje y, finalmente, acariciando en círculos los pezones contrarios.
Suspiró profundo observando al contrario. La luz que irradiaba la televisión iluminaba medio rostro del mayor, marcándole más si hacía falta sus rasgos. Era helénico.
Arqueó su espalda con un estremecimiento, acogiéndole en sus brazos observando las atenciones dadas por la boca contraria en sus pezones.
"Ian..." Quería nombrarlo, repetir su nombre una y otra vez... Pero algo le decía que si lo hacía despertaría como quien despierta de un sueño.
Tan solo paseaba sus dedos por la espalda contraria con la misma fuerza que deseó en su día abrazarse a ella, delirante.
Gimió mientras sus pezones endurecían entre la mezcla de frío y calor, moviendo levemente sus caderas cuando sintió el friegue, extasiado mientras sentía que hasta el endurecer le producía molestia.
Lo quería. Lo deseaba. Más, más veces y más profundamente.
Se retorció levemente cruzándose con la otra mirada al sentir su voz.
-N.... N-No... enten-hm... entendí... -Susurró entrecortado mordiéndose un poco sus rosados labios.
Y despacio, perdía sus últimas prendas. Alzó un poco el trasero, ayudando al rubio a desnudarle, juntando un poco sus piernas en cuando se sintió desnudo ante el contrario.

Su cuerpo se estremecía suavemente mientras los dedos de Nathan recorrían su espalda, aferrándose a ella y marcando la piel, cosa que no molestaba en lo absoluto al sudafricano, solo querían seguir devorando aquella delicia que se ofrecía sumisamente a él.

Una sonrisa burlona se dibujo en sus labios cuando le escucho murmurar, la idea era esa, que no pudiera entenderlo, seria demasiado humillante para el rubio que el otro pudiera entender todo lo que murmuraba mientras se encontraba perdido en el profundo deseo de poseerlo.

Relamió sus labios lentamente, humedeciéndolos mientras admiraba el cuerpo desnudo que exponía bajo su anatomía, soltó una suave risa irónica al verle cerrar las piernas.
-...No hagas eso...no te avergüences nunca de tu cuerpo...-susurro con la voz ronca debido a la excitación mientras sus manos abrían suavemente aquellas torneadas piernas y se inclinaba dejando su rostro hasta la evidente excitación del griego.

Tomo el miembro con una de sus manos, moviendo su mano suavemente mientras sus dedos rozaban la sensible piel, hacia algo de presión sobre la base y rozaba el glande con la punta de sus dedos sintiendo como el pedazo de carne crecía y palpitaba entre sus caricias.
Sus labios dejaban suaves besos sobre su vientre bajo antes de levantar la mirada para observar al peliverde, relamiendo sus labios, humedeciéndolos.

Dejo su cara tan cerca de su entrepierna que casi la tocaba con sus labios pero antes de decidirse a hacerlo, soplo suavemente sobre la punta para después sacar su lengua, dando unos suaves toquecitos con el apéndice húmedo sobre el frenillo y el pequeño agujerito del centro.
Deslizo sus labios desde la cabeza por todo el tronco de la erección mientras su mano derecha le apretaba firmemente por la base, rozo con sus dientes la piel para después humedecer la carne con su tibia lengua.

Tenia un delicioso saber amargo que le hacia querer devorar mas de él, beso la punta con suavidad, moviendo su lengua en círculos sobre el glande antes de comenzar a meter el miembro dentro de su boca, lentamente, mientras relajaba su garganta para engullirlo por completo.

Podía sentir la mirada contraria inspeccionarle, con el mismo sentimiento que tiene un autor presentando su obra. Sus piernas temblaron ligeramente del nerviosismo, mientras Nathan inclinaba ligeramente su cabeza.
"No... no es vergüenza..." O sí, no lo tenía claro. A su ver, se sentía más nervioso que no otra cosa.

No tenía muy claro qué estaba a punto de hacer, y sin embargo, un especie de morbo interior le impulsaba a seguir para comprobar hacia dónde llevaba todo aquello. Qué sería, cómo sería.
Su cuerpo se estremeció por enésima vez cuando las manos contrarias presionaron ligeramente su miembro. Estaba muy duro, y le dolía; y sin embargo, aquella presión le producía cierto desahogo.

Se cruzaron las miradas, y observó al mayor relamerse. En su rostro brilló la lujuria, lascivia. Llegó a sonrojarse ante la expresión contraria, dando un largo suspiro al notar el aliento contrario en su miembro.
-Ah... -Gimió por lo bajo ante el roce de la lengua- Nh... N-No, d-deb... debe... s-ah... saber mal... mh

Pero le hizo caso omiso. Echó un poco su cabeza hacia atrás, se sentía agradable, pasando sus dedos por el cabello del sudafricano, jugando con cada mechón, mientras su pecho se movía rítmicamente de arriba abajo.

Mientras el miembro del peliverde entraba en su boca, su lengua se deslizaba por toda la extensión, respiraba tranquilamente por la nariz para evitar ahogarse, dejaba que la cabeza de la erección rozara su paladar y lo frotaba con el interior de sus mejillas, succionando lentamente al mismo tiempo que sus manos acariciaban el interior de sus muslos y sus testículos.

El sabor no era para nada despreciable, sobre todo le excitaba el escuchar los sonidos que salían de la boca del menor ademas de sentir los estremecimientos de su cuerpo, cerro los ojos con tranquilidad mientras esos dedos jugaban con su cabello.
Comenzó a mover su cabeza por la dureza ajena, poco a poco, iniciando un vaivén de arriba a abajo, rozando la piel superficialmente con sus dientes, para luego acelerar el ritmo al sacaba y metía ese miembro en su boca.

Al llegar a la punta la presionaba con sus labios, dejando que sus dientes acariciaran el frenillo, pasando su apéndice húmedo y tibio sobre el agujerito del centro de su glande, que era mucho mas sensible.
Necesitaba sentir el sabor de Nathan explotando en el interior de su boca, bebiendo cada gota de semen, sin dejar rastro alguno por lo que seguía dándole sexo oral, devorando su erección cada vez de manera mucho mas intensa.

Sus dedos acariciaban la piel de su escroto, sabia que el griego estaba demasiado concentrado en el placer que su boca le proporcionaba por lo que con lentitud dejo que sus dedos se deslizaran hasta su entrada, acariciándola en círculos de manera superficial.

La boca contraria se cernía a su alrededor cálida y húmeda, propiciándole una presión que se moldeaba a sus formas. Nathan ladeó su rostro apretando un poco sus dientes en el labio inferior.
Sus dedos apretaron un poco el cabello contrario, moviendo tímidamente sus caderas, con algo de miedo de ser demasiado brusco.
Tenía la sensación de ir y derretirse de un momento a otro, acariciando levemente con su pie la espalda contraria. Cerró suavemente los ojos para dejarse llevar. No tenía en mente si algún profesor los descubriría, si Ian no debería fumar con la edad que tenía o si habían atrapado a la asesina en la película.
Olvidó por un largo tiempo el posible miedo, o respeto, que le infundía el contrario. Sus carnes temblaban en pequeñas descargas, sintiendo un cosquilleo entre sus nalgas. ¿Le estaba tocando por...?
Entreabrió de nuevo los ojos un tanto delirante.
-Ian... -Jadeó ronco en un susurro imperceptible.
No quería que le escuchara nombrarle, a pesar de él desear repetirlo hasta la saciedad.

Bajo el ritmo al que subía y bajaba por su miembro, acoplando el vaivén de su boca al movimiento de las caderas del menor, moviendo su lengua en círculos con suaves roces por toda la extensión, bebiendo la mezcla deliciosa de su saliva con el liquido pre-seminal del otro.
No le importaba si les descubrían, lo que pasaría después del sexo, ni nada mas, hacia tiempo que su mente se había desconectado y solo se dedicaba a dar y recibir placer.

No tenia que ser un genio para saber que esa seria la primera vez de Nathan y por algún extraño motivo, el sudafricano quería que lo disfrutara, que no sintiera miedo o dolor de lo que iba a pasar por lo cual estaba poniendo todo de su parte para hacer que el menor estuviera lo mas cómodo posible.
Saco el miembro de su boca, tomándolo con firmeza por la base con su mano libre-...Shhh, relájate...intentare ir lo mas lento que pueda -murmuro con la voz engrosada por el placer, con la respiración agitada.

Saco su lengua dejando suaves lametones en el glande, presionaba con ella sobre el frenillo, aplicando un poco mas de firmeza sobre el agujero que dejaba salir aquel liquido casi transparente de delicioso sabor salado.

Con sus dientes tomo el suave pedazo de piel que cubría la cabeza, rozándolo mientras uno de sus dedos se abría paso por el interior de su ano, entrando con lentitud, acariciando las paredes internas sin dejar de complacerlo de manera oral, ensanchando la estrecha cavidad que le recibiría, deslizaba suavemente su dedo de dentro a afuera, atento a cualquier gesto o reacción de dolor de parte del griego.

Suspiró despacio, arrastrando el aire en sus labios. Ian podía parecer rudo, pero le estaba tratando con una delicadeza increíble.
Era extraño. Nunca hubiera imaginado a Ian tratar a alguien así, y más si ese alguien era Nathan. Pasó sus manos despacio del cabello al rostro contrario para acariciarlo cariñosamente mientras sentía la lengua contraria recorrer el largo de su excitación.
Sus dedos pasearon por el contorno de la mandícula contraria, echandole unos mechones del flequillo a un lado menos incómodo. Destensó suavemente sus caderas, sintiendo la pequeña invasión en su cuerpo. Era una sensación extraña, un tanto incómoda, que le hizo alzar levemente su trasero del sofá, sintiéndose la frente ligeramente húmeda, cayéndole algun que otro mechón de sus cabellos verdes por el rostro, así como su trenza estaba un poco deshecha.

Los dedos del griego, jugaban suavemente con su cabello y acariciaban parte de su rostro de manera delicada, haciendo que algunos suspiros escaparan de sus labios mientras su boca disfrutaba deslizándose por el miembro del peliverde, succionando suavemente la punta, pasando su lengua por la deliciosa, caliente y palpitante piel de la entrepierna del otro.

Dejo que un segundo dedo se deslizara en el interior del cuerpo de Nathan, haciéndole compañía al que ya entraba y salían de su estrecha entrada, la erección entre las piernas del sudafricano punzaba y dolía por lo que no quería esperar mucho mas, los juegos delicados tenían que terminar en ese mismo instante.

Alejo su boca de la dureza ajena mientras sus dedos entraban y salían del esbelto cuerpo hundiéndose mas y mas profundo, moviéndose en círculos dentro de él, haciendo algo de movimiento de tijera para ensanchar el agujero, tentaba las paredes del interior, rozando con la yema de sus dedos, buscando el lugar dentro de Nathan que le llevaría rápidamente al clímax.

Subió su rostro hasta el de su amante, encajando sus bocas e iniciando un beso apasionado, moviendolos lentamente y dejando que su lengua acariciara sus labios, succionando ligeramente el labio inferior ajeno antes de invadir su boca, entrelazando sus lenguas al mismo tiempo que sus dedos entraban con mas fuerza en el cuerpo de Wence, embistiendo mas profundo y con mas rapidez.

El cuerpo del rubio se estremecía de manera casi imperceptible, al mismo tiempo que su cuerpo se cubría de una fina capa de sudor, cada que sus lenguas chocaban y se rozaban, besando con mayor intensidad al menor con cada segundo que pasaba, rozando su nariz en la mejilla contraria aspirando su aroma profundamente y sin dejar de mover sus dedos.

Se tensó dando un ligero gritito. La introducción del segundo dedo lo tomó por sorpresa, notándose en la dureza de su miembro. Ahora, se sentía más angosto que antes.
-¡Ah! -Gimió tensando sus piernas, poco antes de que el sudafricano subiera a su altura.
Lo miró con los ojos entrecerrados, delirante de placer, temblando de vez en cuando por los masajes que los dedos contrarios producían en su interior.
Acarició su cuello, sus orejas, su rostro. Le sonrió con los labios dando otro corto jadeo, tomando los labios contrarios.
Recorrió la forma de estos con la punta de su lengua, dando un suave mordisco en el inferior, tentadoramente. Dejó que la lengua contraria fuera en busca de la suya, haciendo presión con sus labios alrededor de esta. Sabía ligeramente amargo.
Gemía ahogadamente en su garganta, hasta que lo hizo un poco más fuerte, abriendo sus labios para dejarlo escapar. Había sentido una ligera descarga en uno de los roces, haciendo que la piel de su bajo vientre se tensara.

Dejaba que el menor guiara el beso, jugando con su boca, respondiendo cada erótico roce de esa deliciosa lengua y labios mientras sus dedos seguían jugando en su interior. Una sonrisa se curvo en sus labios cuando sintió el temblor en el cuerpo del menor y aquel gemido tan excitante. Había encontrando el lugar que buscaba.

Su mano libre se deslizo entre sus cuerpos, tomando ambos miembros, masturbandolos juntos, acariciándolos de manera lenta y firme con su mano mientras sus dedos aumentaban la intensidad con la que entraban en su cuerpo, rozando aquel suave y abultado punto que sobresalía dentro del griego dándole mucho placer.

Sentía su miembro palpitando de manera dolorosa y placentera, tenia la respiración agitada, apenas podía mantener el ritmo de los apasionados besos que compartían. Una gota de sudor resbalo por su nariz, cayendo en el rostro del menor.
-...No...no aguanto mas... -murmuro con la voz ronca que expresaba su necesidad, manteniendo su mirada afilada en el rostro del peliverde, mirándolo con lujuria y deseo, se relamió los labios.

Empujo sus dedos con mas fuerza en su interior antes de sacarlos sin previo aviso, soltando sus erecciones, mientras se acomodaba sobre su cuerpo, entre sus piernas para poder penetrarlo.
-...¿Estas listo? -pregunto el sudafricano al mismo tiempo que tomaba sutilmente las torneadas piernas, del chico que se encontraba debajo de su anatomía, enredando una en su cintura y acomodando la otra sobre uno de sus hombros. Su erección rozaba la entrada de Nathan con suavidad, dándole un respiro para lo que seguía.

Ladeó suavemente la cabeza, apretando los ojos mientras degustaba los deliciosos labios contrarios. El rubio hizo más bruscos los movimientos en su interior, lo que provocaba que interrumpiera sus besos para gemir, apoyando su frente en el hombro contrario, mientras sentía que un poco de saliva se le escapaba por la comisura del labio.
-Ah... Ian... -Gimió arqueando su espalda, repartiendo besos por el cuello contrario, sorbiendo un poco de piel de la mandíbula contraria, acariciando con su nariz la mejilla del mayor, que tan bien olía- hmm... sí...
Su falo se tensó dejando gotear un líquido un tanto más blanco. Rodeó la espalda contraria con sus brazos, pasando sus uñas levemente por esta mientras le acariciaba con la lengua uno de los pezones.
Estaba a punto de correrse, le faltaba muy poco...

Pero entonces Ian sacó los dedos de su interior, y dejó de masturbarle, lo que le dejó a medio camino. Alzó su rostro, cayéndole una gotita del sudor contrario en la frente. Y aquél rostro volvía con esa expresión que le hacía sentirse sumiso. Sumiso... pero de una forma agradable.
Sintió un cosquilleo en su entrada, así como voluntariamente rodeaba la cintura del mayor con una de sus piernas. Apretó un poco sus labios, subiendo su mano a apartarle unos mechones de cabello.
-Sí... lo estoy...

Le gustaba escuchar los gemidos, sentir los temblores placenteros del cuerpo ajeno mientras le brindaba placer, le daba una extraña sensación de dominio que le fascinaba y le excitaba, relamió sus labios cuando la boca del griego se alejo para dejar salir mas de aquellos deliciosos sonidos.
Un suave escalofrió placentero recorrió su espalda cuando escucho su nombre salir de esos labios en un tono tan erótico, mientras el menor seguía consintiendo su cuerpo, excitándolo aun mas.

El olor corporal natural de Nathan se mezclaba con el olor a sexo logrando que surgiera un aroma aun mas delicioso. Sabia que el otro estaba a punto de venirse y el se encontraba en una situación similar, pero no quería que terminara, todavía no, quería que llegara al clímax una vez que estuviera dentro de él, embistiendo esa estrecha entrada, buscando mas de aquel placer que ambos deseaban.

Sus manos tomaron al griego de las caderas con firmeza, asintió en silencio al escucharle decir que estaba listo y segundos después de eso comenzó a empujar sus caderas, abriéndose paso con su miembro erecto por el interior de su entrada, se inclino sobre el cuerpo del peliverde, gimiendo de manera ronca y baja, cerrando los ojos con fuerza.
-...E-eres...muy...estrecho...-dijo en voz baja, con la respiración agitada, el sudor resbalaba por su cuerpo y sus manos se aferraban a la piel, dejando sus dedos marcados.

No quería hacer de la penetración algo mas doloroso o prolongarlo por un tiempo innecesario por lo que entreabrió los ojos dejando que su mirada se enfocara en el rostro en el chico que se encontraba bajo el. Tomo aire profundamente antes de embestir con fuerza y rapidez, terminando de entrar en el cuerpo de Nathan, dejando escapar de sus labios un gruñido placentero.

Se mordió el labio estirando su cabeza mientras clavaba un tanto más fuerte los dedos en la espalda contraria, marcándola. La invasión le dolía, sintiéndola como si fuera a partirse en dos en cualquier instante.
Las pieles del griego temblaban, tensando y destensándose.
Respiró agitada y sonoramente, entreabriendo sus ojos ligeramente húmedos.
"Es... de... demasiado... grande..." Pensó dando un jadeo profundo ladeando el rostro sin soltar al mayor.
Volvió a abrazarse con tal de aferrarse mejor al contrario, procurando de no volver a clavarle las uñas.
-Ah-ahh... Theós... Den... Den écho̱... -Jadeó hondamente en griego. Le producía mucha vergüenza que le oyera decir lo que estaba pensando.
La última embestida le hizo dibujar en su espalda una curva perfecta. Le dolía, era cierto, pero por otra parte, se sentía extasiado.

Dejo escapar un quejido al sentir como las uñas del griego se clavaban en su espalda, dejando pequeños arañazos sobre su piel pero no le molestaron, mas bien los agradeció, el dolor le había sacado del intenso placer en el que se había hundido, dándole la claridad para esperar un poco mas quedándose quieto dentro del griego.

Se inclino sobre el rostro del peliverde, acariciando la mejilla del menor con la punta de su nariz, aspirando su aroma antes de llevar sus labios sobre sus ojos, dejando un beso sobre cada uno de los parpados, lamiendo algunas lagrimas que humedecían su rostro. Seguía preguntándose que significaban las palabras en griego que había pronunciado el otro.

Las expresiones de Nathan, junto con sus sonidos entre dolorosos y placenteros ademas de los movimientos de su cuerpo, eran un regalo a la vista e Ian no quería perderse ninguno de ellos, le miraba fijamente, queriendo grabar la imagen y toda la situación en su memoria.

Su erección era rodeaba por el cálido y húmedo interior del griego, le presionaba de manera deliciosa logrando que palpitara aun mas dentro de él, con ansiedad, necesitaba moverse y hundirse en lo mas profundo del cuerpo de Nathan.

-...Katjie... -jadeo con suavidad, extasiado con la sensación-...Voy...voy a moverme...-murmuro, tomando de la cintura al menor con una de sus manos mientras su mano libre rodeaba el miembro del griego. Le había dado el tiempo que creía necesario para que pudiera recuperarse de la invasión.
Retiro casi por completo su miembro del interior de Nathan para volver a empujar sus caderas, entrando de nuevo, iniciando con las embestidas lentamente para no lastimarlo al mismo tiempo que aferraba con fuerza su mano a la entrepierna de chico de cabello largo.

Dejó de morderse el labio lentamente, tomando un gesto más relajado en su rostro mientras notaba las suaves caricias en este por parte del mayor. Suspiró despacio entreabriendo los ojos ligeramente, notando los besos y cómo le recojía aquellas pocas lágrimas.
Entonces... Lo sintió. Estaba realmente bien, y todos aquellos pensamientos de si estaba haciendo lo correcto o no desaparecieron.
Acarició con ternura la espalda contraria afirmando con suavidad, dibujando en sus labios levemente una sonrisa, jadeando cuando sintió el miembro practicamente fuera.
Esta vez, decidió mover un poco las caderas de su parte. Tal vez de esta forma no le doliera tanto. Y así fue, jadeando un tanto ronco, el falo entró con más facilidad en su interior, así como su miembro volvía a tensar la piel impaciente.
-Ah-au... Ian... -Habló sofocado, con la voz ida de placer- A-Así... vo... voy...

La verdad, no quería. Quería aguantar hasta que el rubio llegara al orgasmo, pero todas aquellas caricias, friegues y roces eran demasiado para su cuerpo, que hasta entonces, había sido intocable.

El roce de aquellos dedos sobre su espalda, suave y tierno, hizo que su corazón se moviera de forma muy extraña antes de sentir como la calidez de su cuerpo aumentaba. No entendía esas emociones, era muy diferente a todo lo que había sentido anteriormente, tal vez era porque el griego era alguien muy diferente a él.

Nathan comenzó a mover sus caderas, haciendo que el rubio se detuviera por un segundo mientras un delicioso y placentero escalofrió recorría su columna vertebral, casi como un corrientazo de energía eléctrica, dejo salir un jadeo con voz ronca al mismo tiempo que una de sus mano sostenía al griego por la cintura, reanudando las embestidas, entrando lentamente pero con bastante fuerza, rozando su erección hasta lo mas profundo del interior del peliverde.

Cada que le penetraba sentía como su miembro era presionado con fuerza por los músculos del interior del griego, empujando su erección aun mas adentro. Se inclinaba sobre el cuerpo ajeno, rozando sus narices y dando besos fugaces a los apetitos labios del menor, delineandolos con su lengua mientras su mano se mantenía sobre la entrepierna de Nathan, sin dejar el vaivén de sus caderas dentro de la anatomía ajena.

-...Ah...ha-hazlo...puedes v-venirte...Nathan -ordeno, con la respiración agitada, dejando salir un gemido con la voz ronca mientras la mano sobre el miembro ajeno comenzaba a moverse, masturbandolo con rapidez, sin dejar el ritmo al que le penetraba.

Jadeó entrecortado, escapando algún que otro gemido placentero de sus labios. Había dejado de dolerle, y despacio subió sus manos por la espalda contraria.
-I-Ian... hmm... -Estrechó un poco más sus caderas a las contrarias, haciendo algo de presión con sus dedos en la nuca contraria, masajeándole.
Acarició despacio la mejilla contraria con su nariz antes de rozarla con la otra, sonriendo bajo los labios contrarios. Acarició sus mejillas alzando un poco el mentón para darle un beso de forma tierna.
Repitió varias veces el beso, relamiéndose con suavidad. Acabó por entreabrir sus labios ante el contacto de la lengua contraria en sus labios, pero básicamente, porque no podía resistir más.
-¡¡Ah-ahmmm... Ian!! -Se arqueó un poco más contra el cuerpo contrario.
Acabando por correrse, se estrechó un poco más entorno al miembro contrario, salpicándose ligeramente el vientre con el líquido seminal.
Su cuerpo se removía agitadamente, siguiendo el ritmo contrario con sus caderas.

Las suaves caricias del griego, derretían poco a poco el corazón helado de Ian, podía sentir la ternura que transmitían los besos, los roces y caricias del menor.
Los besos de Nathan le desarmaban completamente, no podía pensar o hacer algo mas que corresponderlos con la misma emoción al mismo tiempo que se hundía mas y mas dentro de su deliciosa anatomía.

La respiración agitada de ambos se entremezclaba, llenando el ambiente de sonidos placenteros, cuando la boca del peliverde se alejo de sus labios y fue cuando escucho el gemido del otro justo en el momento en que llegaba al orgasmo, manchando parte de su vientre así como la mano del sudafricano que le masturbaba.

Dejo escapar un gemido con voz ronca, sentía como las paredes interiores del griego se cerraban con fuerza, oprimiendo su miembro, chasqueo la lengua maldiciendo en neerlandés, clavando sus dedos en la carne de su cintura.
Tuvo que detener el vaivén de sus caderas para evitar venirse antes de tiempo, recuperando algo de su control, respiración con dificultad mientras los estremecimientos del cuerpo ajeno le erizaban cada centímetro de la piel.

Abrió sus ojos, afilando su mirada, observando el cuerpo de Nathan con hambre, lleno de lujuria porque quería probar mas y tenían tiempo de sobra, aunque no lo tuvieran, el rubio no iba a detenerse.
-...Ya quedaste satisfecho tu...katjie -relamió sus labios mientras sus manos, incluso aquella que se encontraba manchada del semen de su amante, le tomaban por la cintura con fuerza, sacándolo del sopor del orgasmo, empujándolo hacia el brazo del sofá con algo de brusquedad, dejando casi sentado al griego sobre aquella parte del mueble para tener un angulo diferente.

- Sin embargo... -susurro en el oído del menor -Esto apenas empieza -dijo con la voz ronca, lamiendo el contorno de su oreja, mordiendo con suavidad el lóbulo antes de dejar que su lengua invadiera e l interior de su oído con suavidad.
Mientras se entretenía con eso, dio un fuerte empujón con sus caderas, penetrándolo de manera profunda, atrayendo el cuerpo del peliverde hacia el con ayuda del agarre de sus manos, había reanudado las embestidas esta vez con mayor fuerza e intensidad, gimiendo en voz baja al sentir la deliciosa estrechez del griego.

Nathan echó su rostro a un lado, sacudiéndose los mechones de cabello que caían sobre sus ojos. Su lengua humedeció sus labios ligeramente mientras su pecho se movía aún de arriba abajo.
"De... Delicioso..." Pensó acariciando levemente sus piernas en el cuerpo contrario.
Como si se tratase de una pluma, Ian no tuvo dificultad en levantarlo sobre el reposabrazos, apoyando sus manos en el extremo para mantenerse el equilibrio.
Descibró su mirada: Hambre, lujuria, excitación. Recorría con su mirada pecaminosamente el cuerpo del griego, que parpadeaba respirando por sus labios entreabiertos en un intento de recuperar el aire.
Ya casi había olvidado... Tal vez él sí hubiera llegado al orgasmo, pero aún Ian quedaba. Sonrió levemente, cogiéndose con un poco de fuerza en el respaldo para así no perder el equilibrio, echando su cabeza atrás volviendo a notar el vaivén del mayor en su interior.
Gimiendo por lo bajo, movía sus caderas al ritmo hasta quedar sentado sobre el otro, pasando sus brazos alrededor del cuello contrario para morderle suavemente el labio sin dejar de moverse.

Sus labios demandantes se apoderaron de la boca del menor, devorándola con intensidad, acariciando esos carnosos labios del griego con su lengua y sus dientes, tirando con suavidad del labio inferior antes de invadir su boca con su lengua, deslizándose sobre el apéndice ajeno, entrelazándolas en un roce erótico.

Sus manos se aferraban con firmeza a la cintura de Nathan mientras embestía su interior con fuerza, clavando su erección hasta lo mas profundo de la anatomía del peliverde, estremeciéndose de excitación cuando su erección era deliciosamente oprimida por las paredes de su interior.

En algún momento termino sentado con el griego encima de el, ayudándolo con la penetración, sintiendo los brazos del otro chico rodear su cuello y jugar con sus labios; al mismo tiempo que empujaba sus caderas, golpeando ese interior de manera deliciosa, deslizo una de sus manos entre sus cuerpo, rodeando el miembro del peliverde, masturbandolo lentamente y con firmeza, sintiendo como crecía de nuevo dentro del agarre de su mano.

Llevo sus labios de nuevo hasta el oído de su acompañante-...katjie -mordió sutilmente la parte superior de su oreja- Ponte a cuatro -ordeno con la voz ronca por el placer mientras sostenía al griego por la cintura con una mano, evitando que se moviera, deteniendo las embestidas por completo.

Acarició con delicadeza la lengua contraria, enrollándose a ella con algo de hambre, deleitándose del húmedo roce. Para cuando quiso darse cuenta, ya volvía a tener una erección marcada. Había perdido la noción del tiempo y, extrañamente, no le importaba.
Por no decir que, si fuera por él, pararía el tiempo para estar todo el que quisiera en aquél preciso instante. Jadeó separándose de la boca contraria, quedando entre sus labios y los de Ian un hilito de saliva que recogió con la lengua.
Enganchó su pecho de tal forma que sentía el palpitar del contrario, estremeciéndose ante la petición contraria, acompañada del mordisco.
-A... cuatro... -Jadeó en un susurro.
Movió lo que pudo sus caderas para salir, gimiendo por lo bajo al sentirle fuera. Lentamente, le dio la espalda, apoyandose en sus manos sonrojado para quedar a cuatro. Giró su cabeza despacio para mirar al otro unos instantes y, desviando la mirada, llevó una de sus manos a una de las nalgas para apartarla un poco, dando via libre a su entrada.

El ambiente alrededor de ellos estaba cargado de un aroma sexual, así como la temperatura se había elevado considerablemente, sofocando al rubio pero eso era lo que menos le importaba en ese momento.
Sonrió de manera lasciva cuando escucho susurrar al griego, un suave jadeo de protesta salio de su boca justo en el momento en que el menor se movía, sacando su miembro del interior de su cuerpo para acomodarse en la posición que le había pedido.

Su mirada se encontraba fija en el hermoso cuerpo del menor, atento a cada movimiento, soportando la agonía de verlo y tenerlo tan cerca, sin estar en su interior, relamió sus labios cuando vio como Nathan mostraba de manera descarada su entrada que se encontraba dilatada y humedecida por el liquido pre-seminal del rubio así como un fino y casi imperceptible hilo de sangre.

Se acomodo detrás del peliverde, rozando la cabeza de su miembro en aquella entrada, poniéndose en posición para empujar sus caderas con fuerza, penetrándolo de una sola vez.
-...nghh...katjie... -gimió con la voz ronca, aferrando sus manos a la cintura del mas joven, gracias a la nueva posición podía llegar aun profundo en su interior. Se inclino suavemente sobre la espalda del griego, dejando besos húmedos por la piel a su alcance al mismo tiempo que reanudaba las embestidas, golpeando de manera fuerte y salvaje dentro del cuerpo ajeno, buscando el desahogo de todo aquel placer que palpitaba en su miembro erecto.

No sabía bien qué estaba haciendo. Conociéndose, jamás se hubiera visualizado en semejante pose, y más mostrando de aquella manera sus partes más pudientes.
Notó en su espalda la mirada del rubio, observándole de tal forma como si fuera una persona que hacía días que no comía ante un suculento postre. Mordiscos que, simplemente, se hacían con un contacto visual.
Le estaba devorando con la mirada.
En poco tiempo notó de nuevo el roce en su entrada, moviendo incoscientemente de forma suave su trasero en el falo, escapándosele un profundo jadeo. Las manos contrarias le oprimían las caderas, y el griego apretó un poco sus dedos en el cojín del sofá.
Arqueó su espalda ante la estocada profunda, gimiendo porque, a pesar de no ser la primera, podía sentir aún el grosor, igual que como llegaba a rozarle la próstata.
Solamente relajó su espalda bajo los dientes contrarios, moviéndose al compás contrario mientras se mordía entrecortado el labio inferior.
-Perissótera parakaló̱ ... Thélo̱ perissótera... -Gimió suplicante.

Spoiler:

El cuerpo, los movimientos y los sonidos que dejaba escapar el griego le estaban volviendo loco, si bien no era su primer amante, el peliverde rápidamente se había hecho un lugar único e imborrable en la memoria del sudafricano.
Se inclino pegando su pecho ligeramente sudado con la espalda del menor, rozando las pieles con cada penetraciones mientras su lengua, labios y dientes degustaban con intensidad la nuca del griego, dejando marcas que sabia que no se desvanecerían en días.

Escuchaba las palabras que gimoteaba el menor con un tono erótico, llevo una de sus manos sobre sus labios, cubriendo la boca del griego con la palma de su mano sin dejar de embestir de manera violenta contra aquel frágil cuerpo, había perdido todo el juicio y en lo único que pensaba era en seguir jodiendo aquel cuerpo que tanto placer le estaba provocando.

La entrada del menor se estrechaba y apretaba su erección cada que entraba con fuerza en el, succionandola aun mas profundo en su interior, sus caderas golpeaban contra el trasero de Nathan, entrando y saliendo con mayor velocidad, deslizo la mano de su boca por su pecho hasta apresar en su mano la nueva erección de su compañero, masturbandolo lentamente en contraste con las penetraciones.
-...ahh...de nuevo estas a punto de venirte, katjie -susurro con la voz ronca y la respiración agitada con sus labios pegados al oído del peliverde.

Entrecerró los ojos bajando levemente su cabeza, dejando espacio en su nuca para los labios contrarios. Imaginaba su piel marcada en cada rincón donde Ian había besado, jadeando entrecortado. La tibia mano contraria le acarició hasta llegarle a los labios, cerrando los ojos y abriendo un poco su boca.
Lamió con suavidad los dedos contrarios, apresándolos en sus labios con suavidad, sorbiéndolos con delicadeza. Estaba en el más puro éxtasis, temblando, tensándose y destensándose con cada embestida.
Bajó un poco su cabeza gimiendo en un susurro, percatándose como de nuevo iba a volver al orgasmo gracias a aquella mano experta.
Giró su rostro hacia atrás, encontrándose con los labios del sudafricano, y sin mediar palabra, los besó con suavidad, apreciando la textura de los labios contrarios.