Después de Bulgaria. [Priv. Nathan][+18]

Después del momentáneo encuentro, que no prometía nada bueno, con aquel extraño estudiante de cabello rubio y mirada retorcida siguió su camino con el griego en sus brazos hasta que llegaron a los pasillos que correspondían a los dormitorios, llego hasta la habitación que corresponde al griego, Ian quería asegurarse de que el menor estuviera por completo tranquilo.

Con cuidado abrió la puerta de la habitación, entrando con lentitud, tomando a Nathan con firmeza entre sus brazos, parecía que no había nadie en el dormitorio por lo que agradecía aquello.



Lentamente y con suavidad bajo al chico de cabello largo, dejándolo de pie sobre el suelo mientras cerraba la puerta y le ponía seguro- Vamos, te ayudare a darte un baño, eso te va a ayudar -ordeno el rubio con voz suave, caminando hasta el baño, abriendo la llave de agua caliente para llenar la bañera. Ian también necesitaba descanso pero no quería separarse de Nathan a pesar de que aquello le hacia sentir débil y molesto consigo mismo.

Se sintió un poco avergonzado. No le era muy normal ser cargado en brazos tanto tiempo, y más si no tenia herido el pie o algo. Miró unos segundos a Ian, para luego observar el pasillo.
Al final, habían ido a parar a su habitación, donde en la puerta había colgados dos placas de madera, parándose a mirar unos segundos la que, con un muñeco de nieve, mostraba el nombre de su compañero de cuarto.
Cuando abrieron la puerta, sus dudas se disiparon: La sala estaba vacía, con olor a limpio y todo ordenado de tal forma que parecía estar lista para la fotografía de un catálogo de muebles.
-Shiro no parece estar aquí -Comentó en voz alta cuando Ian le bajó, colocándose bien el kimono para luego voltearse a ver al mayor, que echaba el seguro en la puerta.
Se quedó unos segundos mirándole. El rubio siempre lucía un gesto serio en su rostro, casi frívolo, aunque él si le había visto variarlo.
Aunque desde que escaparon de Bulgaria, se había mantenido muy recto, tenso... ¿tal vez nervioso?
Giró sobre sí mismo viéndolo caminar hasta el baño, empezando a preparar la bañera. Ambos aún lucían los trajes del baile de Halloween, baile que había pasado hacía ya días. Se veían desgastados, sucios de polvo y alguna pequeña mancha de sangre. Tenía el cabello despeinado y un poco pegado, así como las mejillas un poco sucias.
Ciertamente, necesitaba el baño. E Ian también.
-...También deberías darte un baño -Comentó acercándose hasta el marco de la puerta, acabando por apoyarse en él- ...Quieres... quedarte?

Un sonrojo se dibujó en su rostro, invadiendo sus mejillas e incluso el tabique nasal. Tal vez no lo hiciera expresamente, pero el tono de Ian fue suficientemente delatador, provocando un pequeño estremecimiento en el griego.
Rememoró, una vez más, la sala común, así como las propuestas a la altura de su oído en la fiesta de Halloween.
Y por respuesta, le ofreció una suave sonrisa, ya que eso le causaba al menos más coraje que no tenerlo que decir con palabras.
Cerró con suavidad sus ojos con la carícia, abriéndolos para observarlo una vez más, acariciando una de las manos contrarias. Acercó su rostro al contrario, abriendo con suavidad sus labios para encontrarse con los otros, moviéndose bajo la lengua contraria para asomar la suya y acariciar el labio superior mientras sentía el mordisco, una indicación a que se juntase más a él, tomándolo del rostro para jugar con la lengua contraria, acariciándola, huyendo de ella, vencerla y dejarse vencer.
Entreabrió sus ojos con un suspiro, luciendo los labios rosados y húmedos. Se relamió para recojer ese hilillo de saliva, parpadeando.
Ian siempre tenía una forma de dar órdenes que le recorrían por la espalda como una fuerte descarga.
-Claro... -Susurró abriéndose un poco el cuello del kimono- ¿Te ayudo con el paño?

Nathan sonrió un poco dejando escapar un suspiro de sus labios, desabrochándose el cinturón del kimono mientras caminaba ante la bañera. La prenda estaba un tanto raída, oscurecida por los bajos por el polvo. Olía a sudor y tenía una de las mangas rotas, que había usado como trapo en su momento para limpiar el rostro del sudafricano.
Desde luego, estaba para tirar. Deslizó por sus hombros la fina prenda hasta quedar desnudo, echándola a un lado para luego deshacerse de la ropa interior.
El griego se sentó en el bordillo, metiendo los pies despacio, moviendo un poco los dedos en el agua debido al agradable calor que fluía en cada espacio, esbozándole una leve sonrisa.
Subió sus manos a la cabeza, palpando el recogido tan característico, y deshizo las coletas, así como la trenza, removiendo un poco su melena para que perdiera la forma.
Pasó un poco sus dedos en el cabello, mirando de reojo a Ian, cómo se limpiaba las heridas que aún lucía en el cuerpo. Parecía atormentado en algo, suspirando mientras bajaba la cabeza y apoyaba las manos a cada lado.
Nathan le miró un tanto apenado.
"Vamos, Ian... ¿Porqué no me dices nada?" Pensó bajando un poco su mirada "O... ¿Porqué no lo digo yo? Aunque... No sé qué decir..."
Distrajo su vista en los dedos de sus pies. Se le hacía todo inmensamente complicado.
Qué palabras usar, qué decir, o qué preguntar.
-...¿Estás bien? -Murmuró despacio.

La respuesta le hizo alzar su rostro con sorpresa, apartándosele los mechones que le caían sobre el rostro para dejar asomar sus ojos desorbitados.
-¡¿C-Cómo?! -Preguntó en voz alta incrédulo- ¡¡Claro que me importa!! ¡Me importas, Ian!
Definitivamente, eso no le sonó nada bien. No necesitó una explicación por parte del mayor para entender que no estaba bien.
Tomó aire por los labios viendo como se acercaba hasta él, poniendo sus manos en sus hombros. El griego notó perfectamente la presión en su piel, apretando un poco sus dedos con cierta molestia.
-¡A-Au! -Se quejó por lo bajo con la brusquedad que usó el contrario metiéndolo en la bañera, habiendose dado un ligero golpe en la espalda con la porcelana.
Jadeó observándolo, aún con los ojos bien abiertos, clavándolos en los contrarios, que brillaban de una forma distinta, y en cierto punto, asustaban.
-Ian... ¿qué...? -Murmuró, pero antes de poder decir nada, el mayor lo arrinconó en la tina, removiendo el agua- ¡¡Ah!!
Su rostro quedó completamente helado, casi petrificándose entero cuando Ian aclaró aquél punto.
Sólo compañeros de cama. Sexo. Era lo único que había.
Nathan sintió como se lanzaba a sus labios, pero no era capaz de hacer un gesto, recordando la fiesta, el cómo le abrazó en la cárcel para que dejara de temblar, el cómo se defendían mutuamente. Se tomaron de la mano porque querían huir, ser libres, pero sin separarse. Querían estar juntos.
Pero era el sexo. Sintió su cuerpo débil.
"Cuando salgamos de aquí... Quiero pasar la noche contigo"

"Soy... imbécil"
Nathan apretó sus ojos intentando disipar el nudo de su garganta, que sólo lo logró cuando el sudafricano le mordió los labios, cayéndole unas lágrimas de los ojos.

Su garganta se contrajo ligeramente, dando un pequeño gemido nacido de sus lágrimas, mientras la lengua contraria le asfixiaba. Y sin embargo, él movía la suya, aún con el corazón encogido y punzándole dolorosamente.
Tensó un poco sus piernas cuando Ian lo aprisionó más bajo su cuerpo, dando un sonoro jadeo cuando sus bocas se separaron.
El griego lucía las mejillas ardientes del calor del agua y la compresión del aire en su garganta, así como los ojos humedecidos.
Echó su cabeza atrás con un gemido ahogado, mordiéndose el labio inferior, estremeciéndose con los lametones que iba recibiendo, y fue a peor cuando el mayor empezó a acariciarle sus partes pudientes.
-A-Ah, Ian! -Gimió mordiéndose el labio, mirándolo con los ojos llorosos- Por favor... más lento...
Apretó sus ojos. Notaba la piel palpitarle en cada rojez donde le había mordido o sorbido, y sus pezones erectos llegaban a punzarle.
-...Me... haces daño... -Gimoteó.

Subió sus manos a la boca, cubriéndosela mientras miraba al mayor en aquella actitud. Brusca, distante e incisiva. Nathan recogió sus piernas, sintiéndose insignificante, de nuevo, uno de aquellos insectos cuya efímera existencia terminaba bajo un golpe seco.
Lo miró humedecerse el rostro, y apretó más sus dedos encima de su boca, preguntándose qué le había pasado al sudafricano. O peor... qué le había hecho.
Recordó entonces el disparo a bocajarro al militar.
"¡¡¿Porqué hiciste eso?!! ¡¡¿Porqué?!! ¡¡¿Porqué?!! ¡¡¡Respóndeme!!! ¡¡Él también tendría família e hijos!! ¡¡Él también es humano!!"
"¡¡Te detesto!!"

Nathan no tenía claro sí dijo esas últimas palabras, pero le hizo dar un sonido ahogado abriendo más sus ojos.
"Oh, dios..." Quiso balbucear, pero sus palabras se quedaban atoradas en la garganta.
Tan sólo logró reaccionar cuando el mayor hizo ademán de marcharse, poniéndose en pie en la tina resbalando, lo que logró que al poco que se había puesto de pie diera un gesto torpe.
-¡¡¡Espera!!! -Exclamó, rodeándole con los brazos, apoyando su cabeza en la espalda contraria- ¡No te vayas!
Apretó más sus brazos, que temblaban ligeramente mientras clavaba su frente en la espalda contraria.
-...Lo siento... -Murmuró en un puchero- ...No quise decir esas cosas...

Se hizo una pausa en sí mismo. Cierto que no estaba de acuerdo a cómo había actuado el rubio contra aquél hombre... Sin embargo... Le dolía más el cómo podía perderle.
"Ya es demasiado tarde. Estoy perdido" Se dijo a sí mismo, alzando su rostro al otro, que le alzaba por la barbilla con la mano.
Abrió ligeramente su boca, notando la punta de la lengua ajena perfilar sus labios para luego ejercer más presión para invadir su boca, sin que el griego opusiera resistencia alguna.
Tal vez él no significara nada para Ian. Tal vez tan sólo fuera su compañero, su "mascota" o su "juguete". Pero le quería.
"Me gustas" Dijo su cabeza "Estoy enamorado de ti"
Cerró con suavidad sus ojos, deslizando su lengua sobre la contraria, enredándola para jugar con las puntas, deslizándose a la boca contraria para acariciar sus labios y paladar, dando suaves golpecitos mientras movía sus labios.
El sudafricano era su total perdición, y lo estrechó con sus manos como si quisiera absorvelo con su cuerpo, separándose unos centímetros de los labios contrarios para respirar, y volver a ellos de forma más apasionada, acabando por separarse con un pequeño jadeo, abriendo sus ojos para mirarle de nuevo, con la vista perdida en el verde de su mirada.
Subió sus manos hasta rodear el cuello contrario, siendo alzado por el otro, rodeándole con sus piernas.
No se había podido asear tanto como quisiera, pero al menos se había mojado entero como para no estar sucio.
Las sábanas bajo él se humedecían rápido, exhalando el aire con suavidad de sus labios, observando a los ojos al sudafricano.
"Tal vez... Tal vez no me correspondas... Pero..."
Alzó su mano acariciando el rostro contrario hasta situar sus dedos en la nuca del mayor, incorporándose para besarlo con dulzura, acariciándole el pecho descendentemente mientras le humedecía con la punta de su lengua.
"Voy a ser tuyo esta noche... Y todas las noches que haga falta..."

Enganchó más su cuerpo al contrario al sentir cómo abría los labios, golpeteando la lengua contraria cuando salió de su boca antes de que le invadiera, mezclándose en el aire con la respiración agitada.
Se arqueó delicadamente, alzando un poco su barbilla para que la lengua recorriera más profundo su paladar.
Nathan jadeó profundamente en la excitación, ladeando un poco el rostro. Su piel brillaba bajo la humedad del agua, dejando que las manos del mayor se deslizaran con facilidad por su torso, mientras sus manos llegaban a la cinturilla que hacía la toalla.
-Hmmm...! -Se relamió despacio estremecido por las caricias que murmuraban en su oreja, humedeciéndola, mientras daba un tirón a la toalla para desnudar completamente al mayor.
Lo miró con intensidad y la lanzó a un lado, tomándole las nalgas y masajeándolas, apretando un poco sus dedos mientras delineaba ascendentemente el cuello contrario con su lengua, hasta llegar al oído contrario y dar un soplido antes de morderlo tentadoramente.

El calor se iba apoderando de su cuerpo paulatinamente. Las caricias que recibía en su miembro no hacían más que darle pequeños tironcitos en su bajo vientre, reaccionando en poner erecta esa zona de su cuerpo.
Dio un jadeo abrumado de sensaciones, entreabriendo sus ojos hacia el mayor, que se deslizaba por su pecho con besos y lamidas.
Llevó una de sus manos a los cabellos contrarios, pasando sus dedos por estos, jalando suavemente de ellos, dando un gruñido que parecía un ronroneo.
-Mar...came... -Jadeó en susurros- ah!!
Movió ligeramente sus caderas hacia los lados, con ganas de sentir las manos expertas recorrerle entero.
Fue cuando le soltó y le regaló una sonrisa sensual bajo su antenta mirada, con cierta impaciencia e intriga hacia aquello que sería "nuevo".
Alzó un poco su barbilla, notando en sus labios y luego mejilla el suave calor del miembro contrario. Miró al contrario para sonreírle un tanto tímido, mordiéndose el labio cuando Ian empezó a lamerle con suavidad.
Definitivamente, eso era algo nuevo, y no pensaba decepcionar al sudafricano.
Dio un corto jadeo sobre el miembro contrario, dando primero una corta lamida a la punta, degustando ligeramente. Recorrió con su lengua varias veces la extensión antes de volver a prestar atención al glande, sorbiendo un poco la piel en sus labios.
Podía sentirlo ligeramente húmedo, con un tanto amargo y salado

Acarició las piernas contrarias por el interior del muslo mientras nacía de su garganta un ahogado gemido contra la extensión, volviendo a lamerla como si se tratase de una paleta, llegando hasta la base y sorbiendo un poco las gónadas contrarias, para volver a prestar atención al falo.
Repartió pequeños besos por la extensión, mordiendo con ligereza el glande para con sólo sus labios sorber la punta contraria.
-Ahhh -Gimió por lo bajo presionando su lengua en el agujerito del miembro, así como subía una de sus manos a presionar con cuidado los testículos del mayor.
Tensó un poco sus piernas, deborando el glande, pasando la lengua por la carne contraria sin apenas asomarla fuera de su boca.
Ian movió sus caderas, penetrándolo mientras daba un jadeo asfixiado. Apretó un poco sus ojos al principio, pero trató de relajarse para no atragantarse cuando fuera más profundo, haciendo un ligero vaivén, rozando de vez en cuando con sus dientes la carne contraria, mientras empezaba a mover un poco sus caderas.

-Hmmm...hff...!! -Su cuerpo entero tembló en fuertes estremecimientos, tensando sus piernas así como su espalda.
Ian embestía con bastante fuerza, lo que le obligaba a no detenerse y tener que respirar por la nariz mientras en su boca se iba impregnando el sabor del preseminal contrario.
Sus dedos masajeaban las gónadas contrarias mientras su otra mano se aferraba a una de las nalgas del sudafricano, relajando su boca hasta sentir que el falo no podía llegarle más adentro.
Hizo un pequeño sonido gutural, recorriéndolo con su lengua y apretando sus labios cuando sentía que retrocedía, mamando de tal forma que casi podía sentirse empapado por dentro, tragando a cada momento que encontraba mientras abría un poco más sus piernas notando los dígitos contrarios tantear su entrada, en una pequeña tortura que le hacía sentir incierto cuándo le introduciría uno de los dedos.

Soltó por unos segundos la extensión del rubio para dar un fuerte gemido con la invasión del dedo contrario, estrechando ligeramente las paredes de su interior.
Ian siempre sabía qué hacer y cuando, como si fuera a transmitir las descargas eléctricas que su propio cuerpo creaba al del griego, removiéndolo en las sábanas de placer.
Su aliento rozó el falo, con las mejillas ardientes y la boca húmeda.
-Ian...!! -Gimió entrecortado, elevando ligeramente su trasero.
Si continuaba de esa forma no tenía muy seguro de si resistiría mucho de esa forma, o al menos, lo intentaría.
Elevó su rostro un poco, lamiendo las gónadas despacio, sorbiendo un poco la piel.
Quería excitarlo, demostrarle que era capaz de hacer cualquier cosa, que aunque no fuera especialmente fuerte... Podía hacer algo.