Estudiando En El Parque (Libre)

(con permiso!)

La mañana no había prometido mucho, amaneciendo el día un tanto entumecido bajo el cobijo de las nubes. Por suerte, a la llegada del mediodía, el sol acababa por dejarse ver, cosa que alegró a la morena.
Debido a las recientes operaciones, lucía un aspecto más fuerte que otras veces, con la piel rosada en un tono saludable, sin marcas de cansancio en su mirada y energía suficiente como parar a un tren.
Comprobó que no habían clases, o que al menos, no tenía nada que estudiar o rellenar de actividades que les pusiera el profesorado.
-¡Genial! -Exclamó poniendo sus manos en las caderas tras ver en su tabla un buen vacío- ¡Sus, vámonos a dar una vuelta!

Tras la respuesta de su llamada, Loris se vistió cómoda sin su uniforme escolar, salvo los guantes, y salió con su ardilla en el hombro. Así de paso, aprovecharía para dejar en algún buzón la carta para su padre.
Pieceville, como todas las ciudades, era un murmullo de sonidos, ajetreado como un nido de hormigas.
A pesar de ello, la neoyorkina tenía peores experiencias de ruido en la gran manzana. Y eso no quería decir que siguiera molestándole.
Por eso mismo, Loris solía pasear por el bosque o el parque, siempre que no estuviera por los alrededores de Crusaders.
Había cargado en su bolsa un prototipo del libro de su padre, Thomas Poe. Solía enviarle algún que otro escrito o libro antes de que se publicara para conocer su opinión. Sin embargo, esta vez le había indicado que "era importante para ella". Había analizado la portada donde se leía "Leech" en letras oscuras.
Con sólo el título, la morena entendió que algo tendría que ver con sus poderes. Pero aún no lo leería. Al menos en ese momento no:
El parque lucía unos tonos ocres increíbles, y por ello Loris había tomado su cámara de fotografía.

Mientras su mascota corría por el parque, a vista de curiosos niños o subiendo por las ramas de los árboles, Loris se paró a fotografíar algunos paisajes otoñales que le ofrecía el espacio.
En una de sus tomas, observó que había un individuo que parecía mirar a la cámara, alzando la vista para ver el rubio que cubría su rostro con el cabello y su capucha.
Loris simplemente sonrió y saludó con su mano.

Loris sabía que le había visto, sin embargo, el rubio se acomodó más en el banco, lo que hizo que la morena parpadease un poco.
"Hm, será un chico tímido" Pensó esbozando una suave sonrisa.
Le dio la espalda haciendo algunas fotografías más al lago cuando escuchó a unos niños gritar.
Giró su rostro hacia un lado, donde veía una cometa enganchada en unas ramas. Soltó el objeto, dejándolo colgado en su cuello y se acercó a los pequeños a preguntar si podía ayudarles.
Al parecer, tan sólo querían recuperarla. No era un sitio alto, pero al menos lo suficiente como para que los pequeños no llegaran y se pusieran nerviosos.
Loris sonrió un poco, subiendo con cuidado al árbol hasta desenredar el jueguete y bajarlo a los pequeños, que se mostraban ilusionados.
-Anda, id a jugar ahora a un sitio donde no hayan árboles, si? -Despeinó a uno de ellos y suspiró, para luego mirar a los alrededores- Eh, Suscuachawiskes, ¿dónde estás?

Pasó su mirada por el parque hasta que vio a la ardilla cerca del banco del extraño rubio, observándolo con mirada curiosa.
-Este bichillo... -Rodó los ojos acercándose.

Corrió un poco, casi dando pequeños saltitos de raíz en raíz, acercándose hasta el banco donde vio a su ardilla, que movía la cola de vez en cuando mirando al rubio.
-¡Aquí estas, enana! -Rió parándose, sacando después la cámara para hacerle una fotografía a su mascota.
Loris alzó el rostro al joven del banco, sonriéndole un poco.
-Esta ardilla... A la que una se despista se va por otro lado -Sopló encogiéndose de hombros.
Parpadeó observándolo un rato breve, el suficiente para haber echado un primer vistazo al desconocido. Ladeó la cabeza un poco, achicando uno de sus ojos.
-Hmm... Me suenas de algo... Pero ahora mismo no caigo -Se encogió de hombros.

Chasqueó un poco la lengua para llamar a su ardilla, que tan sólo giró su pequeña cabeza a mirarla para luego volver a mirar con curiosidad al rubio.
Loris volvió a mirarlo, con la misma curiosidad que su animal.
Le parecía extraño que se tapase los ojos de aquella forma con el cabello, preguntándose si ya podía ver bien de esa forma.
Ante la negativa del contrario, se llevó un dedo a la barbilla.
"Tal vez me lo imaginara..." Pensó perdiendo su mirada en el follaje.

Tuvo entonces un pequeño flash, volviéndole a hacer mirar al chico. Recordó el aterrizaje del helicóptero. Por aquél momento, Loris estaba leyendo en la biblioteca para cuando escuchó el sonido y, por mera curiosidad, se acercó.
Entre tantos alumnos es normal no recordar todas las caras, pero sí el contraste de la melena rubia con la capucha de aquél individuo, que siempre se encontraba distante de las aglomeraciones.
-¡Oh, ya sé! -Exclamó- Tu eres de Crusaders... Pues... Ahora sí nos conocemos.
Con una sonrisa tendió su mano enguantada.
-Me llamo Loris