Compañeros de habitacion

No era que fuera un desvergonzado completo o un penoso sin control, pero después de escuchar aquel comentario no pudo evitar el que algunos objetos se le cayeran al suelo. Más que nada, el efecto había sido a causa de que el chico que tenía apariencia de inocencia comentara eso. Seguramente si se lo dijera así de la nada a un pervertido seria un tanto contraproducente. Claro, para Alessandro en este caso.

Se rio un poco rejuntando lo que había tirado al suelo. Ya cuando saliera le contestaría al respecto sobre ese comentario, ya que sinceramente, ahora le estaba dando mucha risa, aun mas su propia reacción. En ningún momento pensó que una frase tan sencilla podría haberlo sorprendido así.

No duro mucho en la ducha. En lo que mas batallaba en este caso era lavándose el cabello, por lo que después de darle los cuidados necesarios, termino saliendo a los 20 minutos del baño, ya con todo lo que siempre se ponía encima. Dígase crema, talco, desodorante, lo normal para cuando salía de una buena ducha. Estaba vestido con un pijama normal de seda con tonos oscuros.

Tenía la toalla en la cabeza, secándose el cabello aun. Sabía que por lo menos no podría dormirse hasta que no se le secara completamente. Así que esperaría mínimo unos 10 minutos.

“Acepto la propuesta del masaje, pero déjame decirte que mejor cuides a quien se la dices y a quién no.” Comenta sonriéndole notando como tenia le libro entre las manos. Sin dudarlo se acerco a él, para leer el titulo que decía el lomo de este. “¿Es interesante?” Pregunto leyendo el titulo algunas veces más, pero no reconocía el nombre; seria porque no era muy apasionado de la literatura.

¿Por qué ese nombre relacionado con la película hacia que su mente quisiera recordarlo? Fue cuando lo relaciono todo. ¡Pero claro! El había mirado las películas.

“¡Oh! Ya sé cual es, el payaso ese que asesina a los niños.” Si, justamente era ese, el que se llamaba como “ESO” y aparecía mas contra los que le temían. No había leído el libro, pero algo con esa índole y buena historia –Porque le había gustado la película- le llamo mucho la atención. Por ello es que no dudo en el siguiente movimiento. “Anda, hazme espacio” diciendo esto movió literalmente a un lado a Alessandro, para poderse meter en la cama y leer lo que decía en algunas líneas el libro.

Por ahora no lo hacía de mala fe –o eso creía- tan solo quería leer lo que estaba diciendo, si le decía que era interesante y la película era buena entonces no sería nada malo el ponerse a leer unas líneas.

“¿Y qué pasa? ¿Hay más muertes? ¿Lo matan de manera distinta a lo que sacaron en las películas?” Estaba interesado clavando sus ojos en las letras, aunque algo no pudo pasar desapercibido por sus ojos.
Estos de inmediato habían notado la moneda que tenía en sus manos Alessandro, viendo como jugaba con ella con una mano. Aun estaba afectado por lo que había pasado antes…al parecer. Eso lo preocupo un poco. No se había recostado en la cama, tan solo permanecía sentado pero no se pudo sacar eso de la cabeza.

“¿Quieres…intentarlo de nuevo? Tu sabes, ¿Quieres mostrarme tu poder?” Le sonrió un poco.

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“Vaya” Menciono el chico azul, escuchando como le estaba comentando las diferencias del libro con la película. “Entonces el filme está demasiado censurado, no pensé que fueran tantas las diferencias con el texto, la verdad. Aunque de eso se quejan demasiado de las adaptaciones de los libros, luego dicen que faltaron partes importantes, que nada mas no supieron cómo manejar las cosas…Así como se quejaban de Harry Potter. No soy muy afán de toda esa saga claro, pero en internet se miran demasiadas críticas contra todo eso.” Sonrió.

No le preguntaría mucho del libro, ya después se lo pediría prestado en un descuido –lo robaría unas horas- y después lo leería a ver qué tal estaba. Ya después se cambio por completo el tema. El había pedido que si lo podía intentar de nuevo, usar su poder y el pelinegro parecía que si le hizo caso más animado. Sonrió largamente al notar como el otro había logrado, por fin su poder había servido a como el quería y eso no hizo mas que Liam se sintiera bien por su amigo.

“¿Quieres apostar?” Dijo riéndose un poco mirando como la moneda estaba girando en el aire en espera de que el amo pidiera. “Mientras no hagas trampa y pongas el lado que tu quieras…pido cruz.” Miro como estaba girando y girando la moneda esperando a que el otro la dejara caer.

Miro como la moneda estaba en el aire, moviéndose gracias al poder que le estaba infringiendo Alessandro. El no era apostador, bueno, no mucho a como recordara, pero por lo menos se llegaba a controlar a comparación de muchos gringos que estaban nada mas pegados como idiotas a los casinos o a las apuestas tontas. En si, solo había dicho el comentario para pasar el rato entre los dos y así ver como terminaba la cosa.

Cuando miro que cayo el contrario a lo que el había pedido, nada mas torcio un poco los labios, haciéndose para atrás en su asiento. “Rayos, pensé mas te vale no haber manipulado la moneda.” Amenazo divertido al magnetoquinetico sentándose mejor en la cama, pensando en lo que le acababa de decir. Si, Liam había propuesto una apuesta de diversión, pero al parecer el otro si lo había tomado demasiado enserio. Bueno, de ser el también la estaría cobrando… ¿No?

“De acuerdo, ¿Qué es lo que mandaras?” pregunto curioso por lo que le fuera a pedir y después un tanto ansioso. ¿Qué seria la cosa que le pediría Alessandro? Se miraba demasiado inocente como para pedirle tener sexo en aquella noche, además de que se miraba demasiado virgen a sus ojos. Y no se miraba muy malvado, eso quería decir que lo que le pidiera seria una cosita tierna, o una tontería estilo novatadas de universidad, como salir corriendo en ropa interior. Si, lo mas seguro que le pediría algo así en lugar de una perversidad.

Se quedo esperando a ver qué era lo que le pedía Alessandro. Por unos segundos a como estaba la personalidad del chico imaginaba que le pediría una cosa cualquiera, de esas sencillas que no le importarían dar. Hasta que claro escucho lo que le había pedido y luego con aquella…rara emoción que nada mas causo que se irguiera un poco de mas mirando sorprendido al chico.

¿Un beso? ¿Eso es lo que pedía? Se quedo…bueno si ahora es cuando el poker face, como decían los americanos, estaba pintado en su cara. Italianos pervertidos fue la primera frase que paso por su mente recordando las leyendas urbanas de que todos los italianos iban a esas andanzas, y por supuesto que ahora al parecer el magnético no era la diferencia. Eso era lo que pensaba aun y cuando escucho lo demás dándole una referencia a que había sido una broma y dicho y hecho, tan solo le había bromeado.

Pues si el jugaba el lo haría también, no es que fuera la persona más atrevida del mundo, pero bueno era vengativo, si se lo preguntaban. Fue así como aprovechando que estaban sentados los dos en la cama, volteo a ver a Alessandro de manera más…atrevida, sonriéndole un poco mientras se llevaba el índice al labio inferior. “Si cortamos más rápido con esto, no me importaría dártelo.” Dijo sonriente, casi moviéndole las pestañas mientras por dentro se reia.