Cenando... [Privado Rai]

La chica dirigió a Rai dentro de las instalaciones de la academia, sentía como cambiaba el ambiente después de estar rodeado de tantas plantas y árboles, a solo estar rodeado de paredes y puertas, pero Aydan de alguna manera continuaba feliz pues no estaba sola, pronto llegaron al comedor, que era un lugar amplio rodeado de mesas, sillas que tenían un aspecto muy elegante, también tenia al fondo una gran cocina donde ahí trabajaba la cocinera preparando platillos,

-Bueno, solo hace falta pedirle a la cocinera que nos dé algo de comer – dijo sonriendo, felizmente de estar acompañado a su amigo que ahora tenía que considerar su hermano – Que te gusta de comer?…- pregunto repentinamente algo seria, mientras caminaba hacia la barra de la cafetería, donde tenían un repisa llena de alimentos ya preparados. Luego quedo lo suficiente cerca se puso a mirar esperando una respuesta, sin duda alguna su Bruder era algo serio.

Luego de recorrer algunos de los muchos larguísimos pasillos que conformaban la academia finalmente los dos llegaron lo que Rai identificó como la entrada al comedor. Cuando finalmente estuvieron adentro el peliblanco lo recorrió con la mirada, era un lugar muy grande y estaba casi completamente ocupado con mesas y sillas de aspecto muy fino, había ya algunos estudiantes en sus mesas y otros estaban en la fila para pedir su comida. La ojiverde explicó entonces que solo había que pedir algo para comer a lo que Rai asintió con un leve movimiento de cabeza, luego la chica pregunto que le gustaría comer frente a lo que Rai se quedó pensativo por unos segundos mientras observaba el gran menú.
-Veamos, lo que quiero es… gebratene fleisch y kartoffelsalat. Emm carne frita con ensalada de papas…
Hablarle en alemán a la mujer que tomaba el pedido solo la confundiría, sin ánimos de andar dando explicaciones era más fácil hacer la traducción y ya, aunque no saliera exactamente como lo que él quisiera. La mujer anotó todo y luego dirigió su mirada hacia la chica con una amable sonrisa esperando a que ella ordenara, naturalmente Rai había hecho un pedido por lo que debería esperar un poco aún para poder cenar, sin embargo acompañaría a la chica con la presencia hasta que su cena estuviera lista, a no ser que ella pidiese también algo por encargo.

La chica miro como Rai tomaba su orden, y no pudo evitar soltar una risita por hablarle a la cocinera en alemán repentinamente, puesto que a ella también le pasaba muy seguido cuando no conocía las palabras en inglés, y luego sintió la mirada de la mujer hacia ella, pensó un poco al entender la indirecta de que si quería pedir algo,

-No tengo mucha hambre, pero quiero un par de empanadas de calabaza- dijo sonriendo a la mujer, no estaba acostumbrada muy bien a la comida americana, pero había algunos platillos que de verdad le habían gustado, se sintió emocionada de volver a probar esas empanadas que las preparaban muy diferente que en su país natal, miro como la mujer se alejo a preparar los platillos, quizás las empanadas nomas tenía que recalentarlas – Bien, esperemos- le dijo sonriendo para él, sabía que la espera seria incomoda así que empezó por preguntar algo – Rai? Te gusta América?- le pregunto curiosa de saber si al chico le agradaba estar rodeados de gente hablando un idioma diferente, aunque la verdad es que estaba inquieta por que su Bruder hablara mas, y que no estuviera callado todo ese tiempo.

Una vez la chica hizo su pedido de empanadas de calabaza la mujer terminó de anotar todo y se retiró al interior para preparar los pedidos de ambos. Hubo un corto tiempo de silencio hasta que Rai oyó una pregunta por parte de la chica “¿Te gusta América?” le pregunto ella observándolo con sus grandes ojos verdes. ¿Gustarle? No conocía el país ni tampoco le interesaba demasiado, solo el tiempo que estaba allí ya había comenzado a extrañar su ciudad natal, a pesar de que en ella haya pasado por cosas horribles, después de todo ahí estaba toda su vida.
-En realidad no conozco tanto como para que me guste o me deje de gustar…-dijo seriamente sin mirarla-… apenas llegué vine directo hacia aquí.
Observó un poco los alrededores, el ruido de cubiertos y de gente hablando un idioma que no era el suyo natal se hacía cada vez más presente, en los alrededores había personas de diferentes aspectos, casi como si pertenecieran a países diferentes pero en realidad tal vez para algunos era causa de sus habilidades.
-¿A ti te gusta América?
Diciendo esto clavo su mirada en los ojos de la chica como si intentara ver su reflejo en ellos, le resultaba llamativo el color de sus ojos; tan verde y vivo como el mismísimo color de las plantas. Sin dejar de verla se quedó esperando una respuesta de su parte mientras se apoyaba en la mesa de pedidos con una actitud aparentemente tranquila.

Escucho la respuesta de Rai atentamente, su rostro cambio a uno serio pero con una mirada melancólica, pues sintió que le había recordado algo malo a Rai, y no quería ser la culpable de que se sintiera mal, miro que el chico se distraía mirando los alrededores, y ella pensaba muy bien en que decirle tímidamente subió las manos juntandolas cerca de su barbilla como si sintiera frío, pero realmente solo estaba nerviosa por lo que su mente le hacia pensar.

Luego escucho la pregunta de Rai y lo volteo a mirar, como no esperando una pregunta así, luego sintió su fuerte mirada mirando sus ojos verdes, al principio pensó que dejaría de mirarla tras la pregunta, pero después se dio cuenta de que no apartaba su mirada, y comenzó a sentirse nerviosa, y un sonrojo comenzó a aparecer notoriamente, y bajo la mirada,

- P-pues la verdad...- pronuncio casi tartamudeando - Si, me agrada estar aquí, tal vez en las afueras no me agrade la gente, pero esta academia me hace muy feliz - confeso con una leve sonrisa aun mirando el suelo nerviosamente aun con los brazos cubriéndose el pecho.

Esa era la verdad, Aydan no había sido del todo feliz en Alemania, y la verdadera razón porque estuviera en America, era por el simple hecho de que sus padres la querían muy muy lejos, para que ella no decidiera volver, los ojos de la chica comenzaron a inundarse recordando estas cosas. Pero ni ella se daba cuenta de las lagrimas que luchaban por salir, así que no las tomo en cuenta, y permanecía mirando el suelo.

Seguía mirando fijamente a la ojiverde, el chico solía tener esa costumbre de mirar fijamente lo que usualmente incomodaba a quién estaba con él, pero siendo una persona desconfiada sabía que no podía fiarse de nada ni de nadie y que por lo tanto lo mejor era mantenerse alerta y vigilar a quienes estaban cerca, no era que desconfiara demasiado de la chica, extrañamente ella le inspiraba eso, confianza; más bien era como una costumbre suya y de la cual pocas veces se percataba. Notó como la chica lo veía unos segundos y luego de enrojecer notoriamente bajaba la mirada para comenzar a hablar, aún así el peliblanco no retiró su mirada de encima de ella. Aydan finalmente respondió que si le agradaba el lugar, pero más que nada la academia en donde se sentía feliz.
-Claro… entre aberraciones nos entendemos ¿no? -desviando su mirada-… entiendo tu punto.
Rai observó por la puerta que daba a la cocina como las personas que allí trabajaban caminaban rápidamente de un lado para otro con platos e ingredientes en sus manos. Cuando volvió a mirar a la chica inmediatamente se dio cuenta que esta estaba bastante acongojada, con sus manos sobre su pecho estaba dejando caer algunas pequeñas lágrimas plateadas quizás a causa de añoranza o quizás a causa de malos recuerdos. La observó por algunos segundos “Parece ser bastante llorona…” pensó levantando una ceja, pero enseguida se dio cuenta de que no le gustaba verla así, de alguna extraña forma le recordaba a su tía y era como si ella estuviese llorando, además él le había prometido ser su hermano, a pesar de ser totalmente inexperto en el campo se había propuesto aunque sea hacer un mínimo esfuerzo en ello.
-No sé si extrañes nuestro país o prefieras estar aquí, pero no llores tanto… es un desperdicio…-extendió su brazo y colocando una mano debajo de la barbilla de ella le levanto el rostro para con la otra mano secarle las lágrimas-… mejor guarda tus lágrimas para con ellas hacer florecer a las flores más bonitas de aquel invernadero con un calido rocío… guárdalas para ellas que se lo merecen.
Dicho esto se sintió totalmente cursi y bastante incómodo, retirando ambas manos se giró levantando una ceja para luego clavar sus ojos en la puerta de la cocina, su estómago crujía y ya se estaba impacientando demasiado; después de todo el aroma a comida que había en el lugar y el sonido de cubiertos chocando no hacía más que abrir aún más su apetito.

Cuando escucho de nuevo la palabra “aberración” de nuevo se sintió molesta por dentro pero solo frunció el ceño en respuesta ante lo que escucho, se quedo un momento pensando cosas negativas, y aun no se había percatado de que había llorado un poco, hasta que miro una pequeña lagrima caer sobre su mano se dio cuenta de que estaba llorando, inmediatamente reacciono, y estaba a punto de limpiarse cuando el chico, extendió su brazo y sujeto su barbilla para luego limpiar algunas lagrimas que habían escapado de sus ojos, sus mejillas se encendieron mas aun, sintiendo ese leve contacto, lo miro con los ojos muy abiertos, y un sonrojo bastante notorio estaba presente, mientras el chico decía cosas que de verdad hacían que el corazón de Aydan comenzara a latir fuertemente, luego cerró los ojos, mas sonrojada aun que antes y se tallo los ojos con el dorso de su mano, e inmediatamente la chica sin siquiera pensarlo se lanzo para abrazar a Rai rodeándolo del torso,
-P-perdón, tienes razón, no llorare mas- dijo con la voz entrecortada mientras cubría su rostro con el pecho del chico, no sabía porque se había lanzado a abrazarlo, pero sabía que se sentía mas cómoda de esa manera, mejor que siendo observada por el tan fuertemente, su corazón latía fuertemente sin poderlo detener, y continuaba su sonrojo presente sin poderlo retirar, pero no quería alejarse de él.

"Porque estoy tan así de repente? No se que me pasa..." pensaba mientras permanecía ahí quieta, incluso había olvidado el sentimiento de depresión que sintió repentinamente.

Seguía con la mirada clavada en la puerta de la cocina hasta que de pronto sintió un choque y al bajar su mirada algo sorprendido se encontró con la ojiverde abrazándose a él, rodeando su torso con las manos y escondiendo el rostro en su pecho mientras decía que no volvería a llorar. Rai se quedó unos segundos inmóvil sin entender lo que sucedía, había sido muy repentino y sin duda alguna lo había tomado por sorpresa. El peliblanco solía jactarse de saber bien acerca de todo pero en realidad de tener hermanos no sabía nada, y tampoco tenía mucha idea de cómo tratar a una hermana así que luego de pensarlo por unos segundos finalmente levantó sus brazos, mientras colocaba uno sobre un hombro de ella, con el otro acarició suavemente su cabeza enredando levemente aquellos rubios cabellos entre sus dedos.
-Ya… ¿no te dije que no lloraras?... tranquilízate, pronto nos traerán la comida…
Se quedó allí de pie inmóvil con los varazos en el mismo lugar de antes “Esta chica realmente parece necesitar una familia…” Rai sabía o más bien suponía que probablemente un desprecio por parte de la familia resultaría más hiriente para una chica, porque después de todo, las mujeres suelen ser más apegadas a sus familias que los hombres.
-Ya no te preocupes más…-dijo en un tono suave-
Rai se separo un poco de la chica y tomando su barbilla le levanto el rostro para mirarla a los ojos, en ese momento sus facciones se suavizaron, su boca mostro sus dientes pero de forma amable, sus comisuras se arquearon, sucedió en realidad algo que pocas veces sucedía, Rai estaba sonriendo, sonriéndole a la chica con una pequeña pero amable sonrisa.
-Yo estoy aquí…-dijo casi en un susurro-
Viendo la tristeza de aquella niña Rai no podía evitar comparar su historia con la propia, ambos habían sido rechazados por sus padres, ambos habían sido tomados como la desgracia de la familia, pero Rai había tenido la suerte de tener un tío que lo volviese a encaminar, tal vez aquella chica estaba sola en el mundo, tal vez ella se sentía así. Viendo sus ojos humedecidos se prometió a si mismo que cuidaría de ella y se convertiría en la familia que deseaba, estaría a su lado y acudiría siempre que ella lo necesitase.

Pudo sentir como el chico no rechazaba su abrazo después de un momento, comenzó a acariciar su cabello, y ella pudo sentir como ese afecto la hacía sentir feliz de repente, como si realmente era muy necesario que alguien la abrazara, era verdad, su familia jamás la había abrazado o dado algún tipo de afecto, hubiera crecido como una chica caprichosa acostumbrada al dinero, si no fuera porque obtuvo sus poderes que la cambiaron por completo, haciendo que se sincronizara con lo que era la naturaleza. Pero muy dentro de ella no podía ocultar que siempre necesito afecto de algún tipo, ya sea de su familia o de quien sea. Pensaba vagamente esas cosas, pero no debía llorar, el chico le había repetido que no llorara.
De repente escucho al chico decir “Ya no te preocupes” y ella asintió, pero el tomo su barbilla, para mirarla de nuevo de esa manera que izo que de nuevo Aydan se sonrojara demasiado, para luego sonreír amablemente para ella mientras decía “Yo estoy aquí”, la chica se sorprendió bastante al mismo tiempo que su corazón latía con más fuerza, para luego ponerse completamente colorada, dio unos pasos hacia atrás alejándose del chico, para luego bajar la vista avergonzada.
-G-gracias Rai… estaré bien, ya no llorare mas porque e-estas aquí- dijo aun bajando la vista mientras nerviosamente jugaba con el borde de su falda, no podía volver a mirarlo porque sentía que su corazón no soportaría tantos nervios.
-Comida!...- grito intencionalmente de repente subiendo la vista, cuando llego la mujer con los platillos preparados, para evitar que Rai se diera cuenta de su comportamiento – Comamos…- agrego sonriendo pero aun su sonrojo estaba en su rostro, pero iba disminuyendo poco a poco. Tomo su plato con sus empanadas, y camino hacia una mesa del comedor pronunciando un “gracias” a la mujer que los atendió. Se acerco a la mesa cercas de la ventana y se sentó en una silla para comenzar a comer evitando de nuevo al chico.
-Amo las vistas hacia afuera- comento intentando evitar por completo lo anterior, cuando miro que el chico se acercaba junto con ella.

Rai notó como las mejillas de la chica enrojecían velozmente de tal forma que pronto el rubor alcanzó a cubrir su rostro, la ojiverde entonces retrocedió unos pasos y agachando la cabeza agradeció diciendo que no lloraría mas porque él estaba allí, la sonrisa en el rostro del peliblanco fue desapareciendo de apoco mientras pensaba en que tal vez se había excedido con sus palabras a la vez que observaba como ella jugaba de forma nerviosa con el borde de su falda, pero de pronto la chica exclamo “¡Comida!” y fue cuando notó que la mujer volvía ya con los platillos requeridos.
-Que bien… muero de hambre.
La ojiverde agradeció a la mujer y tomando su plato comenzó a caminar hacia una mesa que se encontraba al lado del ventanal, allí se estableció para tomar su cena. Rai se sentó en frente de ella y dio una ojeada al pasaje que la ventana dejaba ver; mayormente naturaleza en estado puro.
-Lo imagino… porque eres tú.
Después de esto tomó sus cubiertos y comenzó a cortar la carne, sentía como su estómago reclamaba aquella comida y sabía que se sentiría bien satisfecho luego de ingerirla. Mientras se llevaba el primer bocado a la boca pensaba en que sabor tendría, naturalmente no sería igual que el de la comida de su tía, pero sabía que podría acostumbrarse gradualmente. Tomó el vaso de jugo que había traído junto con su comida en la bandeja y mientras bebía lentamente estiró sus piernas para relajarse, pero enseguida notó que chocaba con algo.
-Lo siento…-dijo mirando a la ojiverde-… al parecer tengo piernas largas, o el espacio es pequeño.
Volvió a doblar sus piernas y continuó cenando, poco apoco sentía como su estómago se apaciguaba y en ese momento se dio cuenta que había estado en silencio por varios minutos, el de por si no era alguien de mucha palabras así que a veces podía estar mucho tiempo en silencio sin darse cuenta. Levantando un poco la mirada observó a la chica, pero la vio distraída con su comida así que se despreocupó de que hubiera un ambiente incómodo.

Logro distraer al chico de lo sucedido pues parecía que el de verdad debía tener hambre. Caminaron hacia el comedor donde Aydan había escogido la vista hacia afuera, para luego comentar que le gustaban mucho las vistas hacia afuera, y al escuchar el comentario de Rai frunció el ceño,
“Piensa que soy una obsesiva a las plantas? Como puede afirmarlo así?” pensaba algo molesta mientras tomaba su alimento con ambas manos para comenzar a darle una mordida a su empanada, mientras saboreaba el primer trozo sintió que algo choco con su zapato pero antes de bajar la mirada pues no sabía que era escucho que Rai le pedía disculpas, e inmediatamente dedujo que era él, ruborizándose un poco, no comento nada, y siguió comiendo en silencio saboreando el relleno de calabaza de aquellas empanadas, no era muy habladora mientras comía, y parecía que a Rai no le molestaba que se comportara así.
Se termino rápido sus empanadas, pues eran pequeñas, y cuando miro que el chico estaba a punto de terminar su comida también, decidió por fin hablar, pues no quería incomodarlo mirándolo comer,
-Por cierto, cuántos años tienes?- le pregunto repentinamente pues se había quedado con la gran incógnita pues parecía demasiado alto como para ser de la edad de Aydan.

El peliblanco se concentraba en el sabor de su cena mientras la saboreaba en su paladar, se había empeñado de una forma tonta en comparar aquella comida con la que hacia su tía, solo con ella había comido algo que fuera hecho de forma casera y por “una madre” puesto que en su casa siempre cocinaban los empleados, eso no quería decir que sus tíos no tuvieran empleados, si los tenían porque de hecho eran igual de millonarios que su padres, pero en aquella casa el ambiente era diferente; como más cálido y más familiar. Sumido en sus pensamientos seguía mientras estaba a punto de terminar su cena cuando la voz de la ojiverde lo trajo a la realidad con una pregunta que había formulado repentinamente en medio del silencio.
-¿Mi edad?... tengo 17 años…-dijo dejando los cubiertos en la mesa- ¿y tú? –tomó el último sorbo de su jugo y luego volvió a mirarla-… me imagino que tienes 13 o algo así… schwester.
En realidad el podía de alguna forma calcular la edad de la chica debido a que la había visto varias veces en las reuniones familiares y podía tener una vaga idea según lo que sus padres comentaban y criticaban de sus parientes lejanos, pero extrañamente le había parecido entretenido molestarla con algo como eso, aunque eso no quisiese decir que ella se molestaría, solo que no perdía nada en intentarlo, por lo que se le quedó viendo fijamente como solía hacer para ver como ella reaccionaría ante sus palabras y que le diría.

Escucho la respuesta de Rai mirándolo atentamente, para luego escuchar su pregunta, animada estaba a punto de contestar, pero entonces escucho el comentario de Rai, el cual no fue muy agradable para ella,

-No!..- exclamo bastante ofendida frunciendo el ceño, el chico había dado en el punto que hacía que de verdad se molestara, siempre tuvo ese complejo, era demasiado pequeña para su edad – Eres un tonto, tengo quince años…- respondió haciendo un puchero, pero analizándolo bien los trece no estaban muy lejos de los quince, aunque por lo general era la época de crecimiento de los chicos y chicas, y Aydan no había crecido casi nada en todo ese tiempo desde los trece años –Pronto creceré, y estaré mas alta que tu…- dijo en un tono creído, peleando como una niña chiquita. Sin mirarlo mientras se cruzaba de brazos pues aun se sentía ofendida por su comentario.

La ojiverde exclamó un “no” con tono ofendido mientras fruncía el seño notoriamente, Rai solo la observó en silencio, le resultaba interesante ver que al parecer había dado en el clavo “Encontré su punto débil...” pensó mientras veía como la chica se molestaba. “¡Eres un tonto, tengo 15 años!” exclamó después con molestia, a lo que Rai solo seguía observándola en silencio para después escuchar como ella decía que crecería hasta ser más alta que él, eso naturalmente era imposible, porque él tenía 1.88 de altura y ella no parecía ser de aquellas chicas muy altas de las cuales había visto pocas.
-Mira, primero que nada… con lo que dices te comportas como una chiquilla, no llores si luego te comparan con una…-dijo desviando la mirada hacia la ventana-… segundo debes saber que la última flor en florecer siempre será la más bella de todas…-volvió a mirarla a ella-… y tercero… a mí me gusta así como eres, aunque tal vez no te sea de mucha importancia.
Dicho esto se puso de pie con la bandeja en sus manos para depositar el plato y los cubiertos descartables en donde correspondía; un tacho de basura que se encontraba a unos cuantos pasos, más bien cercano a la entrada, luego de eso emprendió camino a pagar por sus alimentos con el pequeño papelito que la mujer le había dado indicando su compra, realmente había disfrutado de aquella comida, o tal vez eso haya sido por el hambre voraz que tenía hacía apenas media hora. Una vez hubo pagado se quedó allí de pie esperando a Aydan, después de todo ella debía de hacer lo mismo así que aunque estuviera haciendo berrinche la acompañaría parte del camino luego, no podía negar el hecho de que su nueva hermanita le caía bien, con berrinches y todos se le hacía simpática, pensaba que en verdad podría legar a quererla como parte de la familia en poco tiempo.

Escucho atentamente el comentario del chico, para luego sentir un cierto coraje, inmediatamente intento incorporarse de la silla para marcharse realmente furiosa, no quería comportarse como una chiquilla, pero siempre terminaba actuando como una, aunque su edad no era correcta para eso, estaba a punto de marcharse, pero luego escucho otro comentario. “La última flor en florecer siempre será la más bella de todas”, se quedo de pie, mirándolo sorprendida, su rostro de molestia había desaparecido, luego escucho lo ultimo y se ruborizo completamente mientras bajaba un poco la mirada.
“Porque dice esas cosas? Por un momento pensé que solo me quería hacer enojar… pero parece que… quiere ayudarme” pensaba mientras miraba sus manos jugar de nuevo con el borde de su falda tímidamente, cuando subió la vista Rai ya se había marchado con su bandeja en manos, lo miro pagando su comida, camino a hacer lo mismo, pago rápidamente y volteo a ver donde estaba, pero el de nuevo se había adelantado, lo siguió hasta donde el chico lo esperaba.
-Rai…- dijo con una voz dulce, pero llena tristeza, como si un de repente fuera a llorar de nuevo – Lo siento… Tienes razón- confeso bajando la mirada, mientras se ruborizaba de nuevo – Al menos debería demostrar ser madura mentalmente- admitió entendiendo a la perfección en que se había equivocado, pero aunque lo comprendiera muchas veces no podía demostrar haber madurado en algún tiempo, era la vida que tuvo, que la hizo una chica co-dependiente de los demás y eso, no estaba bien.

Esperando en la puerta observó como la chica pasaba por el mismo trámite de tirar y pagar y luego se acercaba a él con cierto apuro en sus movimientos, claro de alguna forma él la había dejado atrás. La chica entonces le dio la razón diciendo que al menos mentalmente debería mostrar ser madura, pero mientras hablaba el peliblanco pudo notar en ella una expresión extraña y un cierto cambio en el tono de su voz. Levanto su mano y posándola sobre la cabeza de la chica sacudió sus cabellos con cuidado, intentando animarla de alguna forma.
-Eso es lo que yo digo, si quieres que te tomen como alguien maduro actúa como tal, se que las cosas a veces pueden ponerse difíciles… lo he vivido en carne propia, pero no te desanimes y sigue adelante que tarde o temprano las cosas cambiaran.
Dicho esto quitó la mano de la cabeza de la chica, no recordaba tomar en cuenta que a ella no le gustase el contacto físico, simplemente esa era su forma de actuar y no parecía tener intenciones de cambiarla. Observó el largo pasillo que tenían en frente, por los ventanales se colaba la luz de la luna aunque solo se veía un poco debido a las luces internas, en cambio en el exterior el blanco astro brillaba altivo.
-Te acompañaré hasta donde me sea permitido… si quieres.
Dijo en un tono suave, caro porque los varones no tenían permitid ingresar en la zona de dormitorios femeninos, eran las reglas del colegio y aunque en verdad no le importase demasiado terminaba cumpliendo con ellas. Se quedó allí esperando la respuesta de la chica, casi sin darse cuenta había pasado el día entero con ella y eso era mucho más tiempo del que jamás había pasado con alguien que no fuese sus tíos, realmente parecía caerle bien aquella niña enojona.

El chico coloco la mano sobre la cabeza de la chica, para revolver un poco sus cabellos como muestra de afecto, pues parecía preocupado por el estado de la chica para luego decirle unas palabras de ánimo, ella bajo la cabeza un poco, dejándose tocar el cabello, para luego subir la vista hacia el algo ruborizada, no la desagradaba ser tratada como hermanita, era cálido y la hacía sentir bien, además de protegida.
El chico retiro su mano y comenzó a caminar deteniéndose frente al pasillo donde comento que la acompañaría hasta donde le fuera permitido, ella no entendió bien al principio, se mantuvo en silencio un momento, pero al razonarlo una y otra vez, comprendió repentinamente y se ruborizo por completo,
-E-es noche ya, pero si quieres vamos a un lugar más antes de ir a dormir a nuestras respectivas habitaciones- contesto nerviosa, bajando la vista al suelo, no sabía qué era lo que le pedía a Rai, pero esperaba que aceptara – Quieres ir a la sala común? Esta a las afueras de los dormitorios – sugirió señalando la entrada de la sala intentando evitar su nerviosismo. Parecía en verdad que sentía algo por este chico, pero aun no se daba cuenta de lo que era en verdad, solo sabía que le gustaba estar con él, aunque fuera tan tarde.

Spoiler:

Esperando la respuesta de Aydan vio como de repente la chica se sonrojaba completamente para luego ofrecerle a Rai ir a otro lugar antes de dormir, un lugar llamado sala común, recordaba haber escuchado nombrar el lugar, tal vez hasta pasado por allí, pero no le había dado mucha importancia. La chica miraba el suelo con cierto nerviosismo que parecía escapársele de su capacidad de ocultamiento, el peliblanco se giro y observando el largo pasillo pensó durante unos segundos y luego volvió a mirarla.
-Está bien, vamos ahí… pero primero me daré una ducha… ha sido un largo día. Te veré ahí dentro de media hora ¿quieres?
Dicho esto se dio media vuelta y emprendió camino hacia su habitación, la estación ya había cambiado pero aún quedaban algunos días cálidos que de cierta forma le hacían sudar un poco, una buena forma para tener un buen sueño era darse una buena ducha antes, y a eso se dirigió entonces el peliblanco, saludando a la con la mano levantada mientras se alejaba caminando tranquilamente por los pasillos.

-Continúa en sala común-