Liberación [Privado] [+18]

“Te dije que por favor…” Susurro peligrosamente pasando por encima del bello, llegando a la zona de las ingles. Le abrió las piernas sin cuidado, pasando por encima la punta de la caliente, llegando a rozar ligeramente los testículos pero alejándose rápidamente, tan solo dejándole la sensación de haber pasado. En cambio, la mano si que se daba la vuelta. Tomaba, apachurraba y masajeaba con placer aquellas bolsas, hundía los dedos, para soltar y jalonear a su gusto. Sintió como el líquido pre seminal comenzaba a surgir ayudándole con la lubricación de su mano.

Eso si no lo pudo evitar.

Alargo la lengua lamiendo ligeramente la enrojecida punta, saboreándose el agridulce sabor de aquellos fluidos. –Delicioso- pensó relamiéndose los labios mirando el pene de Damian como si fuera su más dulce y sabroso manjar. Sin evitarlo siquiera, abrió los labios y capturo esa punta succionándola un poco hasta separarlos de un jalón, terminando en un divertido “plop”. No había palabras para describir lo rico que sabía hacer aquello, era bastante…rico que apenas y podía resistirse a excitarse sintiendo como su miembro ya estaba pegándose con fuerza contra la pretina de su pantalón.

Se agacho de nueva cuenta, pasándose unos cabellos tras la oreja y cerrando los ojos volvió a pasar la lengua por la punta, solo que ahora esta se dio una lenta vuelta por la extensión del miembro llegando hasta la base y después subiendo. Hasta el había temblado de sentir las palpitaciones de este mientras lo sentía crecer y endurecerse aun mas, imaginándoselo adentro haciéndolo gemir. Simplemente algo delicioso, como pensó antes.

Cuando la lengua llego a la punta abrió los labios metiéndose el miembro en la boca solo que esta vez ya no se conformo con la punta, ahora estaba metiéndose todo el pedazo al punto de llenársela completamente, hasta donde el miembro le cupiera; lo que ya no entraba estaba siendo atendido por sus manos, las cuales ya estaban haciendo movimientos entre la base y los testículos, acariciándolos, casi mimandolos.

Hundió la pinta de su lengua en la abertura de la punta, chasqueándola un poco, mientras se metía más el pene, comenzando a subir y bajar en un cierto ritmo, claro hasta que sintió la mano en su cabello. No le sorprendió, de hecho ya se había estado tardando en ponerla ahí, cualquiera nada mas le tocaba el pene un poco ya estaban corriéndose en su boca como malditos virginales.

Cerró los ojos sintiendo como estaba ya envistiéndole y simplemente se dejo, haciendo más rápido, más fuerte y abriendo la boca de tal manera que antes parecía un juego de mocosos. Hasta podía sentir como la punta le tocaba la garganta y como se alejaba para hacerlo varias veces. El ritmo ya era más rápido y más rudo. Y él no se dejaría. El mismo marcaba un ritmo incesante con sus manos, haciendo que el masaje fuera tan rudo y rápido sin comparación con antes. La saliva se le estaba saliendo de la boca, corriéndole por las comisuras de los labios, llegándole apenas a la garganta.

Un temblor de excitación más le llego al cuerpo al escuchar las palabras tan obscenas. Se paso la mano por la cara –cuando le dio tiempo de respirar- limpiándose la barbilla mientras su lengua lamia las comisuras en busca de que no quedara nada en ellas. Ante lo que le dijo solo se rio de una manera seductora mirándole con los penetrantes ojos azules, como si brillaran como zafiros. “Me gustara mas cuando estés aquí…” Se puso una mano entre las piernas, llevando sus dedos a la zona donde estaba su ano. “Y me jodas con tantas ganas que me hagas gritar tanto que hasta vengan los profesores.”

No lo negaba, quería ese pedazo de carne en su interior haciéndole gemir y gritar, jadear y sollozar de lo rico que se debía de sentir. Justo después fue que la mano de nuevo volvía a llevarlo a hacerle el oral y sin duda ya estaba regresando a hacerlo, tomándole las arcadas como impulso para hacer más llegadores sus movimientos. Solo que había una diferencia, no tenía los ojos cerrados como antes, ahora sus ojos estaban abiertos, mirando fijamente los de Damian, casi diciéndole ‘mira como me meto tu pene y como me gusta’, entre otras cosa que le estaba dirigiendo en ese momento y tan solo con una mirada.

Las palabras sucias solo lo estaban excitando mas, sintiendo como su miembro ya clamaba por una liberación. No era como los demás amantes que tuvo, esos seudo románticos que pretendían palabras dulces o gemiditos tiernos. No, esto era como se debía, rudo, fuerte y con esa agresividad que hacía que la piel se te enchinara.

Le dio un último lametón a la carne llevándose con la viada de la lengua una larga lamida por su labio superior, al punto de verse vulgar con aquello. Nah, no le importaba, sabía que era un vulgar. Se puso de rodillas llevándose una mano al pene acariciándoselo sin pudor delante del rubio; ya estaba teniendo la necesidad de sacarlo y tener diversión el también, pero sabía que aun no era el tiempo en el que podría tenerlo.

“Rómpeme todo lo que quieras…si puedes.” Le reto con los ojos brillándoles en la locura de su lujuria, esperando a ver si el otro le hacía trizas el pantalón y lo jodia como le estaba prometiendo, pero al parecer tenía otros planes, unos que ya se saboreo antes. Sus manos al ser llevadas a las piernas de este no se quedaron ahí, se movieron como con vida propia y se situó una en cada nalga, jalándoselas y hundiendo sus dedos un poco, sintiendo lo firme de su trasero.

De poderlo le hubiera dicho muchas cosas sobre él, pero ya estaba invadido de nuevo. Cerró los ojos por un momento sintiendo como entraba y salía con tanta fiereza de la boca, primero aclimatándose a las envestidas, pero nada más pudo, volvió a ver a Damian. La imagen era bastante llenadora, Max con los ojos mirándole entre retadora y necesitadamente, con las ropas semi destruidas colgándole a los lados, hincado y sudado. Claro, sin olvidar que habían unos dedos que estaban hundiéndose ahora con fuerza, clavando sus uñas en el trasero de Damian, marcándolo como suyo por lo menos esa noche.

Maldito hijo de puta, o se corría ahora mismo o él lo arrojaba de nuevo al suelo y se empalaba sabrosamente como jinete en potro salvaje.

Lo que menos tenia con el rubio era miedo, le estaba excitando bastante el tenerlo de esa manera, moviendo la cabeza de un lado a otro, peleándose contra las manos que sostenían su cabeza. No podía evitarlo, le encantaba jugar con esa clase de cosas. Si por él fuera estaría usando las dos manos en un incesante masaje contra la carne, simulando una penetración mucho más creíble. Pero por ahora estaban sus manos entradas clavándole los dedos en el trasero sin importarle si le doliera o no, el solamente quería usar eso como mejor apoyo a la hora de resistir como se movía el contrario. No le molestaba, de hecho, la rudeza solamente le gustaba más. Si así le estaba penetrando la boca, ya se imaginaba otras partes.

Sería muy divertida es noche con la esperanza de no terminar todo en solo una posición, si se le comprendía claro.

En dos segundos ya no tenía el miembro en sus labios, soltó por completo a Damian, deleitándose con su figura sintiendo como se relamía internamente. Oda al maldito bastardo que estaba como quería. En otros dos segundos ya estaba en el suelo completamente desnudo delante de su ‘dominador’.

Su pene estaba excitado y rebosante en espera de lo que viniera, con las gotas de pre semen deslizándose por fin en libertad por su tronco, como si estuvieran en una invitación. No pudo evitar retorcerse en el suelo lanzándole una mirada de invitación a su cuerpo.

“Mmm…chiquito…” Susurro en un glorioso jadeo al sentir la lengua recorriéndole. Se mordió el labio inferior cuando se metió su pene, lanzando un gemido de placer ante ello. La sensación de cosquillas internas estaba desplegándose por su cuerpo concentrándose en lo que era la zona abdominal y después bajaba con fuerza convirtiéndose en varias descargas eléctricas que le recorrían todo lo que era su cadera hasta llegar a la punta de su miembro. No se reprimió ni uno solo de sus guturales sonidos con la calidez rodeándole así.

Mínimo el bastardo sabía cómo complacer, no solo como ser complacido. Eso le gustaba aun más que antes.

Lanzo la cabeza para atrás con una enorme sonrisa de placer para levantarla un poco y encontrarse con los ojos del contrario. Lo que hizo fue sonreírle de una manera tan depravada, diciéndole con esta que lo estaba haciendo bastante bien, se notaba mas con el palpitar de su miembro y con cada sonido vulgar que salía de sus labios.

Subiendo y bajando es como se encontraban ahora sus caderas penetrando la boca de Damian, se había acabado la resistencia, el placer lo estaba embargando con cada uno de los movimientos que hacia este. Sus piernas se abrieron automáticamente nada mas los dedos comenzaron a acariciarle, a tentarle de una manera que nada mas le estaban haciendo sentir ganas de tenerlo en ese momento metiéndole los dedos, aunque fueran los 5 a la vez.

El cuerpo le tembló con el solo escucharlo, enloqueciendo al grado de que sus dientes apretaban con fuerza su labio inferior, haciéndole sangrar muy poco en la herida que le había dejado antes el rubio. Ni cuenta se dio que se había mordido tanto el labio ante el placer de la mamada. Quería sentir más, dejarse venir en su boca y embarrarle todo su semen en la cara hasta verlo pegajoso. Pero se le ocurrió otra cosa.

“Tengo una mejor idea…” Jalo el cabello de Damian, levantándolo de la placentera mamada que le hacía –sufriendo porque ya no la sentiría.- e hizo que los dos giraran en el suelo, con Max sentado en su pecho. Se fue bajando poco a poco, al grado de susurrarle, de rosar los labios de este y sonreír contra ellos. “Tengo ganas de otras cosas…” Con esto lo beso fieramente, compartiendo los sabores de los dos en un acto de lujuria y pasión.

Atrás su mano estaba en su propio trasero –el de Max- llevando su mano hasta su trasero, comenzando a separar sus nalgas con los dedos. Fue así como se separo del beso, mirándole de una manera que parecía haber hecho una travesura. Se acomodo de rodillas sobre él, tomando con la mano libre el miembro de Damian, masturbándolo un poco queriendo tenerlo más firme. Cuando supo que era el momento abrió más la mano en su trasero y se fue dejando caer poco a poco, empalándose el mismo.

“¡¡Mmmm!!” Jadeo con dolor al metérselo de aquella manera, pero no podía evitar que una sonrisa apareciera en su rostro mientras su cabeza se inclinaba para atrás así como parte de su tórax. No iba a quedarse con las ganas de sentirlo, por más rico que se la estuviera chupando. Si se iba a venir, lo haría bien, por lo menos la primera vez. Se dejo caer llegando a metérselo por completo sintiendo como estaba ya pegando su trasero con las caderas de este. “Que rico…las tienes como me gusta…” El ronco gruñido no pudo evitarse, mientras ya le estaba mandando esa mirada seductora. Segundos después comenzó a moverse lentamente, aunque sabía que el otro no se aguantaría un movimiento tan lento.

Le sonrió sintiendo como sus caderas estaban siendo atrapadas. “Si vida…” Jadeo. “La cosa es que tu…Mmm, me hagas gritar…no yo…a mí mismo” Se mordió el labio ante los movimientos. Lanzo la cabeza para atrás, aun sosteniéndose con las manos del pecho de Damian, casi sin dudarlo, una de estas la pasó para atrás, posicionándose en la pierna clara, para ejercer mejor presión. Al entrar por completo en su interior llego a estrellarse contra su próstata causándole una buena exclamación de placer.

“Delicioso…” Al punto de írsele la voz por las duras y rudas envestidas. Parecía ser que el primero metérselo a su ritmo fue algo profetizado, pues así le había pasado el dolor más molesto y ahora tan solo estaba el que se mesclaba con el placer, haciéndolo justo como sus palabras habían mencionado antes. Delicioso. Su interior se contraía y dilataba con cada entrada del pene. Sentía como el otro lo estaba haciendo cada vez más rápido, causando que su cuerpo vilmente saltara sobre el otro como si estuvieran haciendo un estilo de competencia a ver quien resistía.

Pero en lugar de alterarse o reclamarle por el dolor que le estaba comenzando a dar, sus ojos escudriñaron a los otros como si los estuviera retando a algo mejor de lo que estaban haciendo. Fue así como pasándose la punta de la lengua por su labio, regreso aquella mano al pecho del rubio tomando un mejor apoyo que antes y se inclino para adelante. No, no fue a besarlo como antes, si no que sus caderas de movieron de tal manera que ahora estaban haciendo un circulo con el trasero, metiéndose y sacándose con cada movimiento el miembro del interior. Sonara tan enfermo como sonara, sabia mover su propio trasero.

Círculos eran lo que formaban las caderas para cuando llegaban hasta abajo se dejaban caer de golpe haciéndole gemir gracias a que daban contra su próstata. Sus manos casi podrían arañar el pecho de este si no fuera porque estaban en otra posición usándole como apoyo para aquel movimiento.

Mientras, su pene aun con vida goteaba líquido preseminal, el cual estaba manchando ya el vientre de Damian. “¿Te gusta así pequeño?” Su voz a pesar de estar afectada por el acto aun sonaba con cierta sorna.

Una lucha de poder, eso es lo que tenían ahora Damian y Max con cada uno de los movimientos. Era como si los dos quisieran impresionarse el uno al otro aunque solo quisieran disfrutarse lo más que pudieran con todas las posiciones que pudieran.

“Aahh siii” Una locura era lo que pasaba entre ellos, compartiendo los sentimientos mas viles y carnales que podían aquella noche. A Max ya no le importaba en este punto si era el vencedor o el vencido, ahora lo que le importaba es que tenía ese pedazo de carne en el y que ahora lo penetraba de manera deliciosa, tan fuerte que hasta sentía la punta mas allá de su estomago. “Si, sigue así, muévete… mas…mas…” Sus jadeos eran fuertes y con necesidad. Las piernas las tenía tan abiertas que casi podría hacer un Split sin necesidad de calentarse y su espalda estaba lejos de protestar ante el roce con el suelo.

Poco le importaba la mano en su cuello, sabía que no lo mataría y hasta se le hacia un tanto excitante la manera en la que lo sodomizaba así. Sinceramente Damian era un excelente amante y hasta ahora no hacia más que complacerlo de una forma vulgar y sin escrúpulos…como le gustaba a él. ”Mas rápido, ¡Párteme en dos!” Jadeo cual estuviera en una película pornográfica pidiendo por que le dieran mas fuerte porque se le enterrara de tal manera que su ano ya no pudiera resistirlo.

El goteo de su pene estaba fluyendo mas, anunciando que se vendría en poco si es que el se dignaba a darle la atención que debía de darle. Obviamente se llevo la mano a su falo, tanteándoselo de tal manera que su mano estaba cubriéndose del preseminal mientras con la otra se sostuvo de la pierna de Damian, sin importarle si estaba usándolas para penetrarle. Y hablando de eso sus piernas ahora ya estaban renegadas y se abalanzaron a enredarse como enredaderas en las caderas del mas alto, haciendo que la penetración fuera más ruda y deliciosa que antes.

Se mordió el labio, sin dejar de ver a Damian a los ojos. Eso ya era un reto personal para él, tener que mirarlo a los ojos y no desistir por mas que quisiera cerrarlos para disfrutar. Era un simple juego que le enardecía mas y mas el cuerpo, haciendo que su próximo orgasmo tan solo le impacientara de manera tan placentera que no había descripción. Si este rubio de que cojia bien lo hacía, su ano pedía clemencia mientras se ceñía con fuerza alrededor del pene, apretándolo y dilatándose con cada paso que hacía. Y le encantaba.

Ni siquiera espero a que le diera aquella orden cuando su mano ya estaba masturbándose fieramente, asemejando las envestidas que le daba, moviéndose con fuerza y con un ardid de deseo. Los gemidos no se hicieron esperar, pues gemía como si estuviera en brama, gritaba y jadeaba con tanta fuerza y deseo que cualquiera pensaría que estaban matándolo. Pero claro que lo estaban matando, pensó el, lo mataban de placer, de deseo, de todo aquello que tanto amaba en el mundo. “¡Mmmm cojeme mas! ¡Así o mas rico! ¡Márcame tanto que nadie más me coja así nunca!” Reto el, desestimando la mano en su cuello. Por un lado si temía que le fuera a ahorcar, pero, sinceramente el podría sacárselo de encima cuando quisiera, así que ese temor quedo por un lado.

Usando el impulso de sus piernas atrapadas, movió la cadera rápidamente en busca de mas contacto, de mas perversión y lo encontró. Justo ahí, en ese lugar le estaba dando tan deliciosamente que su pene ya no lo pudo resistir mas y termino eyaculando con tanta fuerza, que todo el semen se esparció por su vientre manchando a Damian en el proceso. Una exclamación de placer inundo la azotea, dejando a Max completamente manchado y satisfecho, sintiendo como las envestidas seguían en su interior, mas ahora estaba la diferencia de que sus paredes se habían ceñido tanto que apenas dejaba pasar al intruso en el.

Fue uno de los mejores orgasmos que había tenido, sin duda. Se había venido con tanta fuerza que el semen le había llegado a gotear hasta a la mejilla, manchándole de blanco la piel morena. Se llevo los dedos hasta la mejilla, tomando un tanto de su semen, llevándoselo a los labios. Abrió los labios y probó su propia esencia, chupándose los dedos obscenamente hasta que fue volteado de aquella manera. No evito que una sonrisa apareciera en sus labios al ser aun penetrado por el contrario, usando rápido una de sus manos para no darse en la cara contra el cemento. Casi al momento fue que lo capturo con fuerza, atrapándole las manos de aquella manera.

“¡Mmmm!” Gemía sin parar siendo sostenido solo por sus rodillas y por las manos de Damian en sus muñecas, obligándole a someterle de aquella manera. Si, lo confesaba, estaba completamente sometido ante el rubio, ¿Pero saben qué? Le importaba muy poco. El estaba completamente agusto con aquella posición, sin siquiera sentirse como si fuera la victima de un asesino serial. Como había pensado antes, este chico no le daba miedo, lo excitaba a un grado en el que cualquiera de las demás personas que conocía solo era basura a su lado. Era agresivo y hacia lo que le pegaba la gana. Justo como a él. Y eso era lo que más le agradaba.

Con la espalda flexionada, lanzo la cabeza para atrás. No duro en acomodar las abiertas, dándole a su compañero de juegos un poco más de espacio para penetrarlo tan hondo que su próstata se quejara de tantas veces que la punta se estrellara contra ella. Se relamió los labios, sintiendo como el flácido miembro estaba quejándose ya de tanto ajetreo, comenzando a erectarse de nuevo. Sabia que no seria una eyaculación como la pasada, si no que o seria mas rápida o mas lenta, eso dependería de cómo se seguía moviendo el contrario, pero mientras estaría disfrutándolo a morir.

“Si me…encanta.” Gimió sin aliento conforme estaba penetrándolo, dejando que su cuerpo se dejara llevar. Por fin en todo el acto cerraba los ojos, se relamía los labios y se perdía ante ese pedazo de carne en su interior partiéndolo por completo. Le estaba encantando como se la metía de manera tan ruda que de verdad creía que lo iba a terminar partiendo…y por el mucho mejor.

Y así fue como termino el otro. El se quedo sentado un momento en lo que recobraba un tanto el sentir en sus piernas. A su parecer había sido excelente, una perfecta manera para disfrutar con el rubio y de hecho no estaba de mas pensar en que podrían volver a repetirlo, claro, que también con sus reglas, no solo con las de este. Ya se podría decir que estaba preparando mentalmente su revancha, pero claro, él como dominante.

Se levanto tomando un tubo cercano como apoyo y se paso la mano por el cabello, alborotándoselo un poco. En cuanto se puso de pie, el semen estaba comenzando a salirle del ano, escurriéndole entre las piernas, dando un aspecto mórbido al juntarle con el que aun le embarraba el vientre y parte del pecho. Sonrió. Estaba tan sucio que le encantaba el sentimiento. Se paso una mano por el vientre tomando el semen de su cuerpo, llevándose los dedos a los labios y chupándolos por encima.

“ Cojes muy rico. Me encanto…a ver cuando repetimos Damian.” Susurro con seducción, agachándose para tomar lo que quedaba de sus ropas. Obviamente habían quedado despojos, por lo que tendría que llegar semi desnudo a la habitación…si no es que mejor que iba desnudo. Y no era mala idea de hecho.
Se acerco al otro y le robo un beso por encima, sin evitar el reírse con una diversión única.

Después de medio ponerse las prendas encima, se aparto del rubio con una enorme sonrisa en los labios. Bien, lo había disfrutado bastante, aunque la próxima vez no se dejaría tan fácilmente como esta ocasión. Claro que a lo que se refería a no dejarse, no era que sería más difícil, si no que…bueno, eso ya se vería si es que llegaran a repetir alguna vez.

Se encogió de un hombro, volteando a verlo con una sonrisa un tanto traviesa y pervertida en los labios. “Ya nos veremos entonces. Ya por fin se encuentra una diversión en este colegio.” Sin decir más se dio la vuelta por completo, entrando en el edificio. Ahora por lo menos tenia con quien divertirse en esa enfadosa academia y lo mejor del caso es que no tenía que rendir cuentas.

Sin problemas llego a su habitación, donde se durmió sin siquiera pensar en vestirse o arreglarse como se debía. Ya que Terry se las arreglara al día siguiente con todo aquello, por su parte, él solo dormiría y descansaría.